lunes, 6 de junio de 2011

TERCER DICTADOR ARABE EXPULSADO: SALEH DEJÓ YEMEN

El presidente de Yemen huye hacia Arabia Saudí
Por Patrick Martin
06 de junio 2011


El presidente Ali Abdullah Saleh de Yemen huyó el domingo por la mañana y se refugió en un hospital militar de Riad, la capital de Arabia Saudita, terminando aparentemente así con 33 años de gobierno autoritario. Estuvo acompañado por una media docena de funcionarios del gobierno, todos ellos presuntamente heridos en la misma explosión del viernes en una mezquita en el complejo presidencial en Sanaa, la capital yemení.
Junto a Saleh, en lo que parece ser un exilio a largo plazo, se reportó la presencia de 31 miembros de su extensa familia. Sin embargo, su hijo Ahmed y varios de sus sobrinos, que son están a cargo de la élite de las fuerzas militares especiales y de los servicios de inteligencia, se quedaron en Yemen, aferrando todavía las riendas del poder.
El vice-presidente del país, Abd al-Rab Mansur al-Hadi, se hizo cargo como jefe de Estado. Su primera reunión, incluso antes de las conversaciones con el ejército de Yemen y con el hijo de Saleh y sus sobrinos- fue con el embajador de EE.UU. en Yemen, Gerald Feierstein, quien así aparece como el que de hecho tomará las decisiones en Sanaa.
Saleh no ha renunciado formalmente, un paso que según la Constitución del Yemen requeriría una nueva elección presidencial dentro de 60 días. Pero decenas de miles de yemeníes se reunieron en Change Square (Plaza del Cambio) en las afueras de la Universidad de Sanaa y en otros sitios de protesta en todo el país, para celebrar su partida.
Saleh es el tercer gobernante árabe que es expulsado en el Oriente Medio y en África del Norte por el movimiento de masas que surgió por primera vez en Túnez. Se une al ex presidente tunecino Zine el Abidine Ben Ali, también en el exilio en Arabia Saudita, y al ex presidente egipcio, Hosni Mubarak, ahora encarcelado en un hospital militar en la localidad de Sharm el-Sheik.
Las circunstancias que rodean la eliminación de Saleh de Yemen son turbias y susceptibles de múltiples interpretaciones. La versión oficial del gobierno de Yemen es que las fuerzas de la milicia tribal controlada por la familia de Sadiq al-Ahmar, jefe de la tribu de Hashed, la más grande del país, lanzó cohetes al complejo presidencial durante las oraciones del viernes, matando a 11 miembros de la guardia de Saleh e hiriendo a otros altos funcionarios del gobierno, incluyendo a Saleh, el Primer Ministro Ali Mohammed Mujawar, un viceprimer ministro, el gobernador de Sanaa y los principales líderes del parlamento títere del país.
Los medios de comunicación occidentales en gran medida se han hecho eco de este relato, que sólo difieren en si fue un cohete o un proyectil de mortero el que infligió el daño. Un versión de McClatchy News Service, sin embargo, toma nota de las contradicciones de la historia oficial. El informe dice lo siguiente:
"Saleh fue herido el viernes, junto con numerosos funcionarios de alto nivel en una explosión que se produjo en la mezquita de Yemen dentro del complejo presidencial. La causa de la explosión aún se desconoce. Las autoridades yemeníes inicialmente culparon del ataque a las fuerzas leales a la poderosa familia Ahmar.
"La familia Ahmar, sin embargo, negó la culpabilidad. Algunos han argumentado que el ataque contra el complejo presidencial fue un trabajo interno. El complejo de Saleh es ampliamente considerado como el edificio más seguro en la capital, se encuentra en el sur de la ciudad, lejos de la zona norte de Hasaba donde se han concentrado los enfrentamientos".
Esta lectura de los acontecimientos sugiere varias posibilidades, incluyendo un intento de golpe interno dentro de las fuerzas armadas yemeníes, tal vez instigado o dirigido por Arabia Saudita, que se ha manifestado abiertamente en contra del gobierno de Saleh a raíz de su negativa en tres ocasiones a cumplir con los acuerdos que implicaban su renuncia, negociados por el rol dominante de Arabia en el Consejo de Cooperación del Golfo.
Por otra parte, la autoría del ataque estadounidense al complejo de Saleh no puede ser descartada. La CIA ha disparado misiles desde aviones no tripulados Predator hacia numerosos objetivos en Yemen, el más reciente en el lugar donde la agencia creía que localizaría a Anwar al-Awlaki, el ciudadano de EE.UU. que se ha vinculado a Al Qaeda en la Península Arábiga, la filial de Al Qaeda activa en Yemen y Arabia Saudita.
La descripción del ataque a la mezquita del complejo presidencial de Saleh fue explosión repentina, al parecer procedente de la nada, un objetivo que como señala McClatchy, era "ampliamente considerado como el edificio más seguro en la capital", relativamente lejos de la zona de guerra. Esta descripción es perfectamente compatible con un ataque desde un Predator.
Saleh fue sin duda un objetivo potencial para ser eliminado eliminación del poder por sus antiguos patrocinadores, los Estados Unidos, que consideraban su obstinada negativa a dejar el cargo como un obstáculo para sus maniobras políticas y diplomáticas dirigidas a contener el movimiento político en Yemen y evitar que se convierta en una explosión revolucionaria que podría extenderse a lo largo de la península arábiga, rica en petróleo.
Si se trata de una operación americana, el papel decisivo lo habrá jugado probablemente John O. Brennan, jefe de asesores de la Casa Blanca en la lucha contra el terrorismo, que viajó a Arabia Saudita y a los Emiratos Árabes Unidos esta semana para discutir la crisis en Yemen. Brennan había sido programado para regresar a EE.UU. el viernes, pero retrasó su regreso después de la explosión que hirió a Saleh. Habló directamente con el vicepresidente Al-Hadi el sábado, según un informe del Wall Street Journal.
Brennan pasó 25 años en la CIA, sobre todo en el Oriente Medio, incluida su posición como jefe de estación en Riad, Arabia Saudita, antes de convertirse en jefe de gabinete del director de la CIA, George Tenet, y luego director del Centro Nacional de Contraterrorismo. Él fue la elección inicial de Obama para dirigir la CIA pero retiró su postulación antes de enfrentarse a las preguntas sobre su historial de apoyo a las rendiciones y la tortura de “sospechosos” de terrorismo hechas por la CIA. Obama luego lo colocó en un puesto de la Casa Blanca que no requiere confirmación del Senado.
Sea cual sea la procedencia del ataque del viernes en el complejo presidencial, la salida de Saleh no acabará con la violencia en Yemen. Un cese al fuego mediado por Arabia Saudita entre las fuerzas pro-Saleh y Al-Ahmars duró sólo unas pocas horas el sábado, antes de que los intercambios de disparos de artillería se reanudaran en la parte norte de la capital. Una bomba explotó en la sede de la primera división blindada de Yemen en Sanaa, matando a dos e hiriendo a 15.
Las unidades Pro-Saleh se retiraron de Taiz, una gran ciudad en el altiplano central de Yemen, donde las fuerzas de seguridad masacraron a decenas de manifestantes desarmados el 31 de mayo. Informes de prensa dijeron que milicianos tribales armados habían entrado en la ciudad y que los tanques y soldados uniformados habían sido retirados el sábado. Decenas de hombres armados atacaron el palacio presidencial en Taiz el domingo, informó la Associated Press, matando a cuatro soldados.
La AP también informó de la emboscada a un convoy militar en el sur de Yemen, con la muerte de nueve soldados. Además los combatientes en contra del gobierno atacaron un puesto de control militar en la ciudad sureña de Adén. Después de que la noticia de la salida de Saleh llegó a esta ciudad -antigua capital de Yemen del Sur independiente- las fuerzas militares se retiraron de las posiciones que tenían allí.
El ejército de EE.UU. sigue de cerca las actividades de las fuerzas militares de Yemen, en particular las unidades antiterroristas de élite que han recibido la mayor parte de los $ 200 millones en equipamiento y capacitación del Pentágono en los últimos cuatro años. Según un portavoz del Pentágono, el coronel David Lapan, entrenadores militares de EE.UU. permanecen incrustados dentro de estas unidades de Yemen, pero estaban tomando "las precauciones necesarias". Afirmó que "no hay evidencia de que alguna de las fuerzas de lucha contra el terrorismo que ha entrenado hayan sido [desplegadas] contra los manifestantes desarmados".
En un comunicado citado por el Washington Post el portavoz del Pentágono pareció reconocer que el derrocamiento de Saleh era un hecho consumado y reiteró: "Nuestro interés común con el gobierno de Yemen en la derrota de Al Qaeda va más allá de una persona"

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