martes, 28 de junio de 2011

SIGUEN LOS PROBLEMAS EN CHINA

La policía reprime huelgas en China
Por John Chan
27 de junio 2011

Las autoridades enviaron a la policía para poner fin a dos importantes huelgas de los trabajadores en la provincia sureña china de Guangdong la semana pasada. Lejos de ganar concesiones en los salarios y las condiciones, el resultado de los ataques indica que el régimen de Pekín no puede tolerar ninguna acción industrial que pueda encender las luchas, como sucedió con olas huelgas de la automotriz Honda hace un año.
La ofensiva se produjo apenas dos semanas después de que trabajadores migrantes de la confección en Zengcheng, capital de la provincia de Guangzhou, habían protagonizado varios días de protestas, rompiendo los edificios del gobierno y enfrentándose con la policía, contra la violencia policial, la discriminación oficial y el alza de los precios.
Una huelga de cuatro días de 4.000 trabajadores de una fábrica de bolsos de propiedad surcoreana en Panyu, distrito de Guangzhou, terminó la semana pasada cuando la policía detuvo a seis trabajadores. Las trabajadoras migrantes de las provincias del interior representan el 80% de la fuerza laboral de Simone Ltd., una empresa que abastece a marcas internacionales de alta gama, como Michael Kors, DKNY, Burberry y Kate Spade.
La sede en Hong Kong del South China Morning Post informó que los trabajadores en la planta de la empresa Hualong pararon el pasado lunes, exigiendo mejores salarios y el fin de los abusos en la gestión. "Se vio una fuerte presencia policial fuera de la planta, mientras los trabajadores decían que por lo menos una mujer y un hombre fueron golpeados por guardias de seguridad local el martes", señaló el periódico. "Hubo también un gran atasco de tráfico fuera de la fábrica y las imágenes fueron publicadas en sitios web de microblogs".
Los trabajadores dijeron al periódico que su promedio salarial mensual básico era sólo de 1.100 yuanes (u$s 169), el salario mínimo para las ciudades industriales satélites de Guangzhou. Exigían un aumento de 1.300 yuanes debido al rápido aumento de los precios. Un trabajador de sexo masculino de 26 años de edad de la provincia de Hunan explicó: "De nuestro salario la empresa descuenta 200 yuanes para la seguridad social y 100 yuanes para gasto de alimentos si cenas en el interior de la planta. La comida es como la basura y no apta para el consumo humano, pero no tenemos otra opción".
Los trabajadores dijeron que tenían que trabajar durante 12 horas al día, sólo podían usar el baño una vez cada cuatro horas y se les prohibió el uso de agua potable, excepto en los descansos. Un joven trabajador varón de Chongqing dijo que la administración trataba a los trabajadores como "menos que seres humanos" y agregó: "los administradores hombres entran en los baños de mujeres en cualquier momento, ya no podemos contener nuestra ira".
La mayoría de los trabajadores regresaron a trabajar por la mañana del jueves, sin ningún tipo de concesiones por parte de la administración, pero unos 900 de ellos permanecieron en huelga. Más de seis huelguistas fueron detenidos por la policía la tarde del pasado jueves, durante una riña. Los administradores de Simone repartieron avisos amenazando a los trabajadores y advirtieron que aquellos que no regresaron a trabajar perderían sus contratos de trabajo.
El South China Morning Post informó: "una mujer trabajadora de 20 años de edad fue tomada del cuello, golpeada y arrastrada por unos hombres después de decirle a un funcionario que deje de tomarle fotografías". Su colega de 18 años de edad le dijo al periódico: "son matones, sáquennos fotos, de todos modos hacen de nosotros lo que quieren". Un joven trabajador de sexo masculino fue perseguido por varios agentes en medio de la multitud y finalmente lo tiraron al suelo antes de llevarlo.
El resentimiento subyacente entre los trabajadores sigue sin resolverse. Un trabajador de 19 años de edad explicó que simplemente estaban exigiendo un aumento salarial de acuerdo a lo que ganaban muchas fábricas cercanas. Un trabajador de 29 años de edad, de Guizhou, que tenían el dedo aplastado por la maquinaria desde hace dos meses se quejó porque la empresa se había negado a pagar los costos médicos debido a que podría haberse lastimado deliberadamente para reclamar una indemnización.
También el jueves pasado, mientras la policía quebraba la huelga de Simone, cientos de policías fueron enviados a la planta de propiedad japonesa Citizen Watch, en Dongguan, otra ciudad fabril importante de Guangdong, para poner fin a una huelga que 2000 trabajadores llevaban adelante desde hacía 10 días. Según la revista Asiaweek, de Hong Kong, , los huelguistas se vieron obligados a regresar a trabajar bajo estricta vigilancia policial.
La huelga había estallado después de que la dirección obligó a los empleados a trabajar un fin de semana sin ningún pago extra por un apagón del miércoles anterior, que había detenido la producción y había sido considerado como "un día de descanso". Dadas los frecuentes cortes de energía en los últimos meses, esto provoca furia entre los trabajadores que regularmente están obligados a hacer horas 5-6 horas extra al día. Sus salarios también son retenidos si llegan con 10 minutos de retraso y si carecen de elementos básicos de seguridad, como guantes.
El 13 de junio miles de trabajadores protestaron bajo una intensa lluvia frente a la sede del gobierno local del municipio de Chang'an contra la violación de la empresa Citizen Watch a las leyes laborales. Más de cien policías fueron enviados e intervino el Departamento de Trabajo del gobierno.
Después de que la compañía hizo una vaga promesa de "mejorar" la reprogramación de los días hábiles unos 600 empleados volvieron al trabajo. El pasado martes la dirección amenazó con retener los salarios de tres días por cada día de huelga, obligando a la mayoría de los huelguistas a volver al trabajo. Sin embargo unos 200 trabajadores del departamento de pulido se mantuvieron desafiantes hasta la operación policial del jueves.
La falta de cualquier concesión a los trabajadores en huelga es un agudo contraste con las huelgas del año pasado en Honda. Honda respondió inicialmente a una huelga en su planta de transmisiones en Foshan, cerca de Guangzhou, rechazando los aumentos salariales y exigiendo que los trabajadores firmaran una promesa de "no huelga". Sin embargo, en un intento por contener la situación, la empresa ofreció un aumento limitado de salario. Este acuerdo alentó a los trabajadores en otras fábricas de Honda y también en compañías de automóviles y empresas de electrónica a tomar medidas similares, creando una ola de huelgas que obligaron a Beijing a subir el salario mínimo en todo el país.
El régimen estalinista chino quedó en gran medida atrapado con la guardia baja por los ataques de hace un año. Ahora, sin embargo, en medio de la agitación revolucionaria en el Medio Oriente, una nueva caída en la economía global y un aumento de la inflación en China, Beijing está decidido a cortar cualquier movimiento de los trabajadores.
Durante los disturbios de este mes en Zengcheng, 6.000 policías paramilitares con vehículos blindados, atacaron a más de 10.000 trabajadores, arrestando formalmente a por lo menos 19. La semana pasada la policía ofreció "recompensas" de hasta 10.000 yuanes en efectivo, así como derechos a la inscripción local en hogares urbanos, a los trabajadores migrantes que proporcionaran información sobre presuntos manifestantes.

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