18 de junio 2011
Esta semana, el sindicato IG Metall (Unión Industrial de Trabajadores Metalúrgicos), acordó la eliminación de 142 puestos de trabajo en la fábrica gráfica König & Bauer (KBA) en Frankenthal, en el estado alemán de Renania-Palatinado. El martes por la noche la empresa y el IGM firmaron un acuerdo marco que básicamente equivale a cerrar la planta Frankenthal.
Según el acuerdo:
• La producción de máquinas de plegado se trasladará a Würzburg.
• En Frankenthal la compañía se re-convertirá en dos nuevas empresas.
• Se eliminarán 142 de los 650 puestos de trabajo, con mayores reducciones que se anunciarán posteriormente.
• Las dos nuevas empresas operarán hasta el año 2016. Después de esa fecha la producción en Frankenthal se puede terminar por completo, es decir que la empresa estará sujeta al mecanismo de "cierre a plazos". Precisamente los trabajadores han tratado de evitar este escenario mediante la huelga.
Los trabajadores de la planta han estado en huelga durante seis semanas, llevando a cabo manifestaciones en Frankenthal y en toda la región. El vocero del IG Metall, Gunter Hoetzl, dijo que el acuerdo es "un compromiso adecuado". Mientras hace posible el despido de cientos de trabajadores el sindicato festeja que han logrado mejores condiciones de indemnización para los trabajadores despedidos.
Hace apenas 10 años más de 1.200 obreros trabajaban en Frankenthal. Cuando la división de impresión de huecograbado fue vendida, significó la pérdida de la mitad de la fuerza de trabajo. Al resto de los trabajadores se les aseguró que al menos 605 puestos de trabajo quedarían a salvo hasta finales de 2011. Con el nuevo acuerdo incluso esa promesa se ha roto.
El martes, los trabajadores de KBA Frankenthal se manifestaron en el aeropuerto de Frankfurt, donde las negociaciones se estaban llevando a cabo. Sólo a dos autobuses se les permitió viajar a las instalaciones del aeropuerto y la seguridad insistió en que los trabajadores podían usar sus banderas y gorras rojas sólo en el lugar que les fuera asignado de acuerdo al recorrido.
La tensa atmósfera reinante y el ruido de las trompetas y clarines hizo imposible cualquier tipo de discusión razonable. Al parecer los dirigentes sindicales habían organizado la manifestación para que los trabajadores se "desahogaran".
Sin embargo los trabajadores en protesta hablaron con la WSWS acerca de las consecuencias del cierre de la KBA Frankenthal. Dijeron que "prácticamente no tenemos ninguna posibilidad de encontrar un nuevo puesto de trabajo", según dijo uno de ellos. Otro señaló: "los jefes resuelven sus problemas sobre la espalda de sus empleados".
Los presentes reaccionaron positivamente ante la idea de una cooperación internacional entre los trabajadores contra los ataques de las empresas globales. Uno de los trabajadores habló sobre las protestas de los trabajadores de Estados Unidos a principios de este año en Wisconsin.
El 90% de los trabajadores de la KBA Frankenthal son miembros del sindicato y el 95% había acordado iniciar una huelga indefinida. Pero ahora fueron entregados por el sindicato, que ha aceptado el cierre gradual de la planta de Frankenthal. En las últimas décadas de estrecha colaboración con los empleadores, IG Metall ha firmado todo tipo de compromiso y ha traicionado los intereses de los trabajadores una y otra vez.
IG Metall han dicho repetidamente que sus manos están atadas. "El comité de los trabajadores no puede prever las medidas" que tomará la administración, escribió en su página web el IG Metall-Ludwigshafen Frankenthal. "Sólo se puede negociar un plan social que alivie las dificultades y desventajas sociales".
Helga Schwitzer, miembro de la junta general de IGM, explicó que la reducción de puestos de trabajo no se pudo evitar ya que "en nuestro sistema económico los propietarios tienen toda la autoridad".
Los dirigentes sindicales también han obstaculizado sistemáticamente los intentos de los trabajadores de vincular sus luchas con las de los trabajadores de otras plantas. Las huelgas de las imprentas y de los periodistas se llevó a cabo al mismo tiempo que la disputa de la planta de impresión Frankenthal. En Frankfurt, por ejemplo, las imprentas y los editores de la Societätsdruckerei Frankfurter Rundschau y el diario Frankfurter están involucrados en una disputa laboral.
Según el acuerdo:
• La producción de máquinas de plegado se trasladará a Würzburg.
• En Frankenthal la compañía se re-convertirá en dos nuevas empresas.
• Se eliminarán 142 de los 650 puestos de trabajo, con mayores reducciones que se anunciarán posteriormente.
• Las dos nuevas empresas operarán hasta el año 2016. Después de esa fecha la producción en Frankenthal se puede terminar por completo, es decir que la empresa estará sujeta al mecanismo de "cierre a plazos". Precisamente los trabajadores han tratado de evitar este escenario mediante la huelga.
Los trabajadores de la planta han estado en huelga durante seis semanas, llevando a cabo manifestaciones en Frankenthal y en toda la región. El vocero del IG Metall, Gunter Hoetzl, dijo que el acuerdo es "un compromiso adecuado". Mientras hace posible el despido de cientos de trabajadores el sindicato festeja que han logrado mejores condiciones de indemnización para los trabajadores despedidos.
Hace apenas 10 años más de 1.200 obreros trabajaban en Frankenthal. Cuando la división de impresión de huecograbado fue vendida, significó la pérdida de la mitad de la fuerza de trabajo. Al resto de los trabajadores se les aseguró que al menos 605 puestos de trabajo quedarían a salvo hasta finales de 2011. Con el nuevo acuerdo incluso esa promesa se ha roto.
El martes, los trabajadores de KBA Frankenthal se manifestaron en el aeropuerto de Frankfurt, donde las negociaciones se estaban llevando a cabo. Sólo a dos autobuses se les permitió viajar a las instalaciones del aeropuerto y la seguridad insistió en que los trabajadores podían usar sus banderas y gorras rojas sólo en el lugar que les fuera asignado de acuerdo al recorrido.
La tensa atmósfera reinante y el ruido de las trompetas y clarines hizo imposible cualquier tipo de discusión razonable. Al parecer los dirigentes sindicales habían organizado la manifestación para que los trabajadores se "desahogaran".
Sin embargo los trabajadores en protesta hablaron con la WSWS acerca de las consecuencias del cierre de la KBA Frankenthal. Dijeron que "prácticamente no tenemos ninguna posibilidad de encontrar un nuevo puesto de trabajo", según dijo uno de ellos. Otro señaló: "los jefes resuelven sus problemas sobre la espalda de sus empleados".
Los presentes reaccionaron positivamente ante la idea de una cooperación internacional entre los trabajadores contra los ataques de las empresas globales. Uno de los trabajadores habló sobre las protestas de los trabajadores de Estados Unidos a principios de este año en Wisconsin.
El 90% de los trabajadores de la KBA Frankenthal son miembros del sindicato y el 95% había acordado iniciar una huelga indefinida. Pero ahora fueron entregados por el sindicato, que ha aceptado el cierre gradual de la planta de Frankenthal. En las últimas décadas de estrecha colaboración con los empleadores, IG Metall ha firmado todo tipo de compromiso y ha traicionado los intereses de los trabajadores una y otra vez.
IG Metall han dicho repetidamente que sus manos están atadas. "El comité de los trabajadores no puede prever las medidas" que tomará la administración, escribió en su página web el IG Metall-Ludwigshafen Frankenthal. "Sólo se puede negociar un plan social que alivie las dificultades y desventajas sociales".
Helga Schwitzer, miembro de la junta general de IGM, explicó que la reducción de puestos de trabajo no se pudo evitar ya que "en nuestro sistema económico los propietarios tienen toda la autoridad".
Los dirigentes sindicales también han obstaculizado sistemáticamente los intentos de los trabajadores de vincular sus luchas con las de los trabajadores de otras plantas. Las huelgas de las imprentas y de los periodistas se llevó a cabo al mismo tiempo que la disputa de la planta de impresión Frankenthal. En Frankfurt, por ejemplo, las imprentas y los editores de la Societätsdruckerei Frankfurter Rundschau y el diario Frankfurter están involucrados en una disputa laboral.
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