Dieciocho miembros del parlamento de Islandia sobre un total de 63 bancas presentaron el pasado 31 de mayo una resolución para dar por terminadas las vinculaciones de su país con la OTAN. Los 15 legisladores del Partido de la Izquierda Verde, el tercero más grande de Islandia, apoyaron la resolución, así como tres independientes. Islandia no tiene ejército permanente y compromete pocos recursos en la OTAN, pero tiene una posición geográfica clave como guardián de la brecha Groenlandia-Islandia-Reino Unido, un cuello de botella para la actividad de submarinos rusos en el Atlántico durante la Guerra Fría y sirve como un punto estratégico de abastecimiento de combustible y base logística para las operaciones de la OTAN en Europa continental y el Atlántico norte. A pesar del fuerte apoyo aparente en el Parlamento, el proyecto de ley parece ser un truco de publicidad interior de la Izquierda Verde, que ha experimentado fuertes divisiones internas en el último año. A pesar de esto, existe la posibilidad de producir graves consecuencias para las perspectivas tácticas y estratégicas del Atlántico norte. Islandia entiende el valor de su posición geográfica en la OTAN y no dudará en aprovecharlo tanto en los ámbitos nacionales como internacionales.
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