sábado, 11 de junio de 2011

EN EL PODER, PERO NO EN EL GOBIERNO: HAMAS

El dilema estratégico de Hamas
10 de junio 2011 | 0334 GMT

Hamas está considerando la opción estratégica de no afiliarse directamente a la Autoridad Nacional Palestina (ANP), incluso si gana las elecciones, informó la AP el jueves. Citando fuentes anónimas del movimiento, la agencia de noticias dijo que la idea, que ganó la mayoría en las últimas sesiones de los líderes de Hamas realizadas a puerta cerrada, facilitó el acercamiento con el movimiento rival Fatah en mayo. Este enfoque de no intervención se basa en dos líneas ideológicas y pragmáticas de razonamiento.
"Por un lado Hamas no puede cambiar su estatus de movimiento radical con una milicia. Al mismo tiempo, el grupo no puede permitirse el lujo de quedar fuera de la corriente política".
Para Hamas, según los informes, esta estrategia es una manera de seguir fiel a su posición de negarse a reconocer el derecho de Israel a existir, mientras al mismo tiempo no hace que los palestinos paguen el precio del aislamiento. Además esto permite a Hamas no tener que cargar con el peso del gobierno, lo que le ha significado costos al grupo en términos de apoyo popular. Hay, sin embargo, evidencia que sugiera que de hecho el grupo ya decidió adoptar esta nueva estrategia.
En realidad esto no es un nuevo enfoque. Se trata cómo enfrenta Hamas en este momento un dilema estratégico que lo ha desafiado desde su fundación. Por un lado Hamas no puede cambiar su estatus como movimiento radical con una milicia. Al mismo tiempo el grupo no puede permitirse el lujo de quedar fuera de la corriente política.
Este dualismo está ligado al hecho de que en su núcleo Hamas ancla sus raíces en la ideología de los Hermanos Musulmanes, que tratan de alcanzar el poder a través de la política democrática. Pero debido a la ocupación israelí y al status subnacional de los territorios palestinos, Hamas se ha dirigido hacia la lucha armada, cuando oficialmente la rama palestina de la Hermandad Musulmana se convirtió en Hamás en 1987.
Hamas no puede comportarse únicamente como una fuerza política porque no hay un Estado palestino, lo que significa que tiene que participar en la lucha armada. Pero debido a esto es un paria internacional y Al Fatah domina la corriente política. Hamas no puede permitir que eso ocurra, por lo que se aventuró a la política al competir en las elecciones legislativas de 2006, aunque no dio por terminada su condición de movimiento armado en la lucha contra Israel.
Hamas obtuvo 74 de los 132 escaños en el Consejo Legislativo Palestino (Fatah sólo 45), una victoria que el movimiento islamista palestino no esperaba, Hamas no estaba preparado para gobernar la ANP. Por ello solicitó un gobierno de coalición a pesar de tener la cantidad de votos suficientes como para formar su propio gobierno.
Poco después de su formación la coalición de gobierno se encontró con problemas. Los enfrentamientos armados entre los dos grupos rompió en dos la Franja de Gaza y la Ribera Occidental a finales de 2006 por varias razones. Internamente Hamas quedó atrapado entre la gobernabilidad y su status como un movimiento de resistencia. Los desacuerdos entre Hamas y Al Fatah, con este último controlando la presidencia de la ANP, persistió. Y la presión internacional sobre la ANP fue muy fuerte, mientras Occidente e Israel alentaban a Al Fatah a expulsar a Hamas del gobierno.
Ante el temor de que la Autoridad Nacional Palestina estuviera a punto de deshacerse de ellos en el gobierno e incluso hacerse con el control de Gaza, Hamas adopta una medida preventiva y toma el control de Gaza, expulsando a Al Fatah y a las fuerzas de la ANP en junio de 2007. Desde entonces hemos tenido una guerra civil entre Al Fatah y Hamas, con esta última en estado de sitio en Gaza. La Operación Plomo Fundido de Israel en 2008-09 asestó un nuevo golpe a Hamas. La flotilla turca en 2010 no ayudó a romper el asedio de Gaza ni facilitó el fin del aislamiento de Hamas.
Pero con los disturbios árabes surgió un nuevo entorno político en toda la región y el núcleo dirigente de Hamas ve una apertura por la que puede mejorar su status como un importante jugador palestino. Sin embargo se enfrenta a una fuerte resistencia interior contraria a la idea de participar en la corriente política. Incluso los que se desplazan hacia las negociaciones no son capaces de renunciar a la resistencia armada, pero también saben que no hay vuelta atrás. Así Hamás se mantiene atrapado entre la lucha armada y la participación política, como ha sucedido en los últimos cinco años, una situación que muy probablemente no cambiará en el corto plazo.

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