domingo, 12 de junio de 2011

ESTADOS UNIDOS PREPARA UNA INTERVENCION EN SIRIA

Siria se desliza hacia la guerra civil
Por Barry Grey
11 de junio 2011

En medio de continuas protestas, el aumento de la represión del Estado y la presión creciente de los Estados Unidos y las potencias europeas cada vez hay más indicios de que Siria se está deslizando hacia una guerra civil. Ya con miles de refugiados que fluyen desde el noroeste de Siria hacia Turquía y las amenazas de intervención israelí, la crisis del régimen baazista está teniendo un impacto cada vez más desestabilizador en todo el Oriente Medio.
Los Estados Unidos y sus aliados europeos están tratando de explotar cínicamente el levantamiento popular contra el régimen del presidente Bashar al-Assad para romper la alianza de Damasco con Irán o avanzar hacia una política de cambio de régimen. A pesar de que Washington, Londres y París llueven bombas sobre Trípoli y otras ciudades de Libia, matando e hiriendo a miles de civiles y soldados, santurronamente denuncian a Assad por matar a su propio pueblo.
El viernes la televisión estatal siria anunció que había sido lanzada una acción militar contra la ciudad rebelde de Jisr al-Shughour en el noroeste del país, a 12 millas de la frontera turca. Según los informes unos 5.000 soldados y decenas de tanques se congregaron en las afueras de la ciudad, normalmente ocupada por 50.000 habitantes, pero ahora abandonada en gran medida ante la inminencia del esperado asalto. Algunas fuentes de noticias dijo que las fuerzas de seguridad sirias estaban arrestando a unos 3.000 hombres que habían permanecido en la ciudad.
El lunes pasado el gobierno afirmó que hombres armados habían matado a 120 agentes de seguridad en la ciudad el día anterior y prometió tomar represalias. Muchos informes, sin embargo, indican que hubo un tiroteo entre las fuerzas leales a Al-Assad y un número considerable de policías y soldados que se negaron a disparar contra los manifestantes y se amotinaron.
La ciudad suní, situada en una zona de pueblos cristianos y musulmanes alauí, tiene un historial de oposición al régimen baasista que está dominado por miembros de la secta minoritaria alauita, incluyendo a la familia Assad. Algunos informes dicen que la rebelión comenzó en la policía sunita, al negarse a obedecer órdenes de los funcionarios alauitas de disparar contra la multitud de manifestantes.
En 1980 el padre de Bashar al-Assad, Hefez al-Assad, envió tropas a Jisr al-Slughour para sofocar un levantamiento dirigido por los Hermanos Musulmanes.
Antes de la represión gubernamental un creciente número de residentes de al-Jisr Slughour y la región circundante buscaron refugio en la frontera con Turquía. Los medios de comunicación turcos informaron el viernes que cerca de 4.000 personas habían entrado en Turquía. El Gobierno turco autorizó el jueves la construcción de dos campos de refugiados que podrían albergar hasta 10.000 personas. Hay informes de que Ankara teme que el flujo de refugiados podría convertirse en una inundación de hasta 1 millón de sirios.
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, dijo el jueves que seguirá permitiendo que los refugiados de Siria entren en Turquía y, en un marcado cambio de su estrecha alianza anterior con Assad, denunció el “salvajismo” del régimen y sugirió que podría apoyar una resolución de Naciones Unidas condenando sus acciones.
Más ominosamente las autoridades turcas han negado un informe del veterano periodista Robert Fisk, publicado el 30 de mayo en el diario británico The Independent, donde dice que el ejército turco ha elaborado planes para enviar varios batallones de soldados turcos a Siria para construir una zona "segura" para los refugiados sirios dentro de la propia Siria. Se informa que el plan intenta prevenir una inundación de kurdos sirios a la región kurda de Turquía, en el sureste del país.
El asalto a Jisr al-Shughour coincidió con las protestas generalizadas contra el régimen tras las oraciones del viernes, que una vez más se juntaron con una violenta represión. Al menos 28 personas murieron en las manifestaciones de todo el país.
La ofensiva más mortífera ocurrió en Maarat al-Numan, un pueblo cerca de Jisr al-Shughour, que se encuentra 33 millas al sur de Alepo, la segunda ciudad de Siria, en la carretera a Damasco. Informan que los helicópteros artillados sirios dispararon ametralladoras para dispersar las grandes protestas grandes contra el gobierno. Es la primera vez que se informa del uso de la fuerza aérea contra este levantamiento que lleva tres meses de duración.
La Associated Press informó que las fuerzas de Assad también dispararon proyectiles desde tanques en la ciudad después de que miles de manifestantes abrumaron a los oficiales de seguridad y quemaron la Corte de Justicia y la policía.
Cuatro personas fueron asesinadas por las fuerzas de seguridad en el distrito Qabun de Damasco, la capital, mientras que dos más fueron asesinados en la zona de Bosra al-Harir, en la provincia sureña de Daraa, donde comenzaron los disturbios. Se reportó que otros cinco manifestantes fueron asesinado a tiros en la localidad costera de Latakia y once más fueron muertos en la provincia de Idlib.
Se reportaron pequeñas manifestaciones en Alepo, por primera vez desde que comenzaron los disturbios.
En una señal de desorden de lo posible, las fuerzas de seguridad se retiraron del centro de la ciudad de Hama en la noche del jueves, permitiendo que decenas de miles de manifestantes desbordaran la plaza Assi, en el centro de la ciudad. El viernes pasado las tropas mataron a 67 manifestantes en Hama, en uno de los más sangrientos incidentes de la sublevación.
Mientras tanto, las potencias occidentales intensifican su presión sobre el régimen de Assad en dos frentes. Francia y Gran Bretaña, con el apoyo de Alemania y Portugal, continuaron presionando para que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas emita una declaración condenando a Siria por sus medidas represivas. La resolución, redactada por París y Londres, pide que el régimen sirio lleve a cabo reformas políticas y libere a los presos políticos, pero no llega a convocar una acción militar o sanciones adicionales.
Lo que sí hace, sin embargo, es demandar acceso "humanitario" para los sirios amenazados por la violencia, una disposición lo suficientemente amplia y vaga como para que sirva de pretexto a una intervención futura.
Con el apoyo de Washington, los franceses y británicos tienen el objetivo evidente de obtener la aprobación de una resolución que podría ser utilizada como una cuña para una acción futura y más directa. Se enfrentan a la oposición pública de dos miembros con derecho a veto del Consejo de Seguridad, Rusia y China. Además, Brasil, Sudáfrica y la India han expresado sus reservas.
Mientras tanto, otro organismo de la ONU, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), ha volcado su peso contra Siria. El jueves, el consejo de dirección del OIEA votó a favor de elevar un informe al Consejo de Seguridad sobre un supuesto intento sirio de construir un reactor nuclear secreto en su desierto oriental.
El consejo de 35 naciones aprobó una resolución respaldada por Occidente donde se acusa a Siria de violar sus obligaciones emanadas del tratado nuclear con la construcción del reactor de Dair Alzour, que fue destruido por aviones de combate israelíes en septiembre de 2007. En rechazo a años de negativas por parte de Siria, el OIEA concluyó en un informe el mes pasado que era "muy probable" que un reactor nuclear se esté construyendo en el lugar, en parte destinado a la fabricación de bombas de plutonio.
La resolución abre la vía a sanciones de la ONU u a otras medidas punitivas. La votación de 17 a 6 refleja la amplia oposición en el consejo de gobernadores. Los seis votos "no" incluyen los de Rusia y China. Once países se abstuvieron, mientras que otro no estuvo presente.
Mientras Estados Unidos no llegó hasta la fecha a exigir la renuncia de Assad, con lo que ha hecho en los últimos días se acerca a esa posición. En línea con recientes declaraciones del Presidente Barack Obama y de la secretaria de Estado Hillary Clinton, el secretario de Defensa, Robert Gates, dijo en un seminario en Bruselas, "creo que todos deben preguntarse si Assad todavía tiene la legitimidad para gobernar su propio país".

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