El ministro de Comercio de China, acompañado por unos 80 empresarios, visitó a Débora Giorgi. Quieren destrabar el comercio de aceite de soja y traen bajo la manga inversiones por US$ 14.000 millones. Análisis de Alejandra Gallo.
La ministra de Industria, Débora Giorgi, recibió a su colega de Comercio de China, Chen Deming, preocupado por las trabas que la política argentina ejerce sobre el comercio de soja. A pesar de ello, las dos delegaciones coincidieron en que "ambos Gobiernos miran para adelante" y buscan nuevas oportunidades de negocios.
Así definieron fuentes oficiales el clima que imperó en la reunión del funcionario chino con el canciller argentino, Héctor Timermann, que recibió a Deming en el Palacio San Martín. El principal escollo a destrabar es el diferendo que provocó que Beijing dejara de comprar aceite de soja a la Argentina. La agencia internacional Bloomberg señaló que, como gesto de buena voluntad, el gobierno de Hu Jintao podría concretar la compra de entre 200 y 300 mil toneladas de ese producto luego de este viaje oficial. No obstante, el equipo nacional deberá dar explicaciones por la aplicación de licencias no automáticas a los productos chinos, una medida que también generó mucho malestar en el gobierno brasileño.
El canciller argentino convocó a los empresarios y dirigentes más importantes del país a la comida de honor para homenajear al ministro chino. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner participará del encuentro. Fue ella misma quien gestionó la actual visita del ministro de Comercio durante el viaje a China que hizo a mediados del año pasado.
China anunció inversiones por más de 14.000 millones de dólares en la Argentina. Con cerca de 1.400 millones de habitantes, China se convirtió en la segunda economía del mundo y uno de los principales compradores de alimentos de todo el mundo, un negocio en el que el Argentina quiere participar.
Ambos países comparten la preocupación por los precios de los alimentos. En China, en el último año se encarecieron sólo 5% después de muchos esfuerzos del gobierno. Aunque Cristina Fernández de Kirchner prefiera definirla como "puja de precios", al Gobierno argentino también le preocupa la inflación en los supermercados. La diferencia con China es que hasta el cuestionado INDEC admitió que el costo de la canasta básica acumuló un incremento superior al 12% en el último año.
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