jueves, 19 de mayo de 2011

"EXCEPTO EL PODER TODO ES ILUSION"

El lunes 16 de mayo comenzó la campaña electoral para las decisivas elecciones del Estado de México, que serán el próximo 3 de julio de 2011.
Hasta hace pocas horas el panorama parecía decidido de antemano: el Partido Revolucionario Institucional (PRI), gracias a una inteligente apuesta política, declinó todas sus candidaturas a favor de Eruviel Ávila, ajeno a la tradicional casta gobernante de la dinastía Atlacomulco. Nada podía impedir su triunfo electoral y el consiguiente allanamiento del camino a la presidencia del país para el actual gobernador Enrique Peña Nieto, en las próximas elecciones nacionales de 2012.
Por su parte el candidato del partido de gobierno, el Partido Acción Nacional (PAN), a la gubernatura de Estado de México, Luis Felipe Bravo Mena, arrancó su campaña rumbo a las elecciones de julio con ausencia de los dirigentes de su partido: ni Gustavo Madero, el líder nacional, ni los coordinadores de las bancadas en el Congreso decidieron prestar atención a la principal elección del país antes de las elecciones presidenciales del año próximo. No es falta de visión política, los gobiernos panistas agotaron al país al punto de agotar a sus dirigentes. La crisis de disolución del PAN es la crisis de su política de gobierno. Los últimos 12 meses de gobierno del presidente Felipe Calderón serán una sangría solitaria, su partido no tendrá la suficiente voluntad de solventar semejante masacre democrática y es probable que la propia ciudadanía mexicana comience a morder los talones del perro herido. La primera experiencia del pasado domingo 8 de mayo en el Zócalo capitalino fue una demostración de fuerza que no golpeó, pero que dejó claramente expresada la posibilidad de derrumbe de todo el sistema social mexicano si la sociedad civil logra sacarse la venda de los ojos.
Frente a la fortaleza del PRI y la debilidad del PAN, el comportamiento del PRD no auguraba un buen desempeño, tras los complicados entreveros pre-electorales que venía protagonizando.
Sin embargo, en la tribuna que apoyaba al candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en el Estado de México, Alejandro Encinas, se mostraron juntos el alcalde de la ciudad de México, Marcelo Ebrard, el fundador del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, el actual presidente del PRD, Jesús Zambrano y Andrés Manuel López Obrador.
Percibiendo la trascendencia del instante político los medios de comunicación respondieron con los descalificativos que hacen memoria de los desacuerdos, desplantes y enfrentamientos que constituyen la única materia común entre todos esos dirigentes. Al mismo tiempo comenzaron las desmentidas de que Bravo Mena decline su candidatura a favor de Encinas, interesante desmentida apenas 12 horas después del acto de lanzamiento de la campaña. El PRD queda muy agradecido. Con estos y otros datos es de prever que la ola de rechazo a la foto del palco perredista del lunes 16 se incremente con el paso de los días. Y cuantas más verdades muestren los medios, más claramente expresarán la desesperación con que infructuosamente tratan de construir una mentira.
Es probable que esa tribuna del desacuerdo hayan comenzado a repasar una vieja lección de la política que la izquierda mundial se empeña en olvidar: “excepto el poder todo es ilusión”.
¿Las demandas que la ciudadanía no logra organizar, expresar e imponer serán expresadas por esta parte del sistema político mexicano? ¿Existe la posibilidad de que la supuesta desarticulación del movimiento “No más sangre” permita que la participación electoral sea el mecanismo de institucionalización del mismoreclamo?
Nocreo que sea hora de tirar los viejos manuales y comenzar a escribir otros nuevos, no hay nuevas preguntas en el horizonte político, pero sí están cambiando los actores que dictan las respuestas. Un inconveniente es que hemosdejado de prestar atención y dar su merecida importancia a lo que ha sucedido apenas una semana atrás en el Zócalo. No es Javier Sicilia lo que importa, sino lo que se ha desencadenado a partir de él, un movimiento que probablemente tarde mucho en superar la figura iniciática, pero que desde su origen promete dirigirse hacia otros lugares más ambiciosos y urgentes, un movimiento que cuanto más quieto esté más peligroso ha de volverse.
Ese proceso casi imperceptible, pero comprobable en el intercambio de mails entre las madres en las horas de marcha o durante la estancia en CU, las pocas pero reales conversaciones entre algunas madres en el Zócalo antes del acto, no son más que las primeras gotas de un aguacero que después de un largo día llegará a todo México.
Y la inteligente jugada de la tribuna del PRD no hace más que recoger la humedad de las primeras lluvias, olfatear el ozono en el aire y probar si pone un presidente en México, en la frontera con Estados Unidos, en el centro del mundo.

No hay comentarios: