Un cambio tectónico en Europa Central
13 de mayo 2011 | 0437 GMT
http://www.visegradgroup.eu/
En la reunión del jueves 12 de mayo, los ministros de Defensa de los Cuatro de Visegrad (V4) -una agrupación regional integrada por la República Checa, Hungría, Polonia y Eslovaquia- decidió crear un frente común de batalla. La decisión es significativa, pero también esperada. Significativa porque demuestra que los estados V4 están dispuestos a elevar su alianza flexible al nivel militar y de seguridad, esperada porque desde hace mucho tiempo se prevé que estos países se verían obligados a tomar los asuntos de seguridad en sus propias manos dada la renuencia de la OTAN a centrarse en la cuestión específica que a ellos les preocupa: el resurgimiento de Rusia en el ámbito post-soviético.
Las dos principales instituciones europeas de política y de seguridad son la Unión Europea y la OTAN. Ambas instituciones han nacido en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial, que devastó Europa. Se desarrollaron a la sombra de una inminente confrontación con la Unión Soviética que amenazaba con volver a tal devastación. La proximidad de los intereses nacionales para formar una estrategia común de seguridad no era perfecta durante la Guerra Fría, pero era simple, especialmente cuando había divisiones acorazadas soviéticas a punto de atacar Europa Occidental a través de la llanura del norte de Europa y de la Brecha de Fulda.
La Guerra Fría y el recuerdo de la Segunda Guerra Mundial actuaron como un sujetalibros que mantuvo juntos a los estados europeos en la metafórica estantería. Cuando ambas fueron erosionadas en la década de 1990, los libros no se vinieron debajo de inmediato. En cambio la directiva de expandir la OTAN y la UE se convirtió en un fin en sí mismo, dando a ambas organizaciones una razón de ser en la década de los 90s. Los Estados se mantienen unidos por la inercia, al igual que los libros se mantienen en posición vertical, incluso después que el sujetalibros es eliminado, por el simple hecho de haber permanecido en el mismo estante durante mucho tiempo.
El problema para Europa es que una serie de factores han sacudido esa unidad desde mediados de la década de 2000. Las dos nuevas condiciones más importantes son la aparición de una mentalidad independiente en Alemania y el resurgimiento de Rusia como una potencia regional. Mientras que Rusia no plantea la misma amenaza que durante la Guerra Fría, los centroeuropeos siguen viendo a Moscú como una amenaza a la seguridad y preferirían que la OTAN tratara a Rusia en esa perspectiva. Alemania ve a Rusia como una oportunidad de negocios y como un exportador de energía barata y limpia. Los dos puntos de vista chocaron por última vez en los debates sobre el Nuevo Concepto Estratégico de la OTAN, produciendo un comunicado en gran medida incomprensible sobre la misión de la alianza. Hay otros temblores. Estados Unidos, el garante de las estructuras de seguridad europeas, ha pasado los últimos 10 años totalmente obsesionado con Medio Oriente y por lo tanto es incapaz de evitar la divergencia de intereses en el continente europeo.
Por lo tanto la OTAN, como era de esperar, es incapaz de encolumnar los intereses de seguridad nacional hacia una media común mientras que la UE no ha logrado – en forma espectacular en Libia- crear una política exterior coherente, también como era de esperar. Los países europeos tienen divergencias dentro de las agrupaciones de enfoque regional. Los dos casos más prominentes son los países nórdicos, que están cooperando estrechamente con los Estados del Báltico, y la V4. Las preocupaciones de los bloques de seguridad respecto a las intenciones de Rusia tienen sus raíces en geografías diferentes. Los países nórdicos y los estados bálticos se enfocan en la región del Mar Báltico, mientras que el V4 se refiere a la fuerza de Moscú sobre los tradicionales estados fronterizos de Belarús, Ucrania y Moldavia. Los dos bloques regionales nos recuerdan las placas continentales primordiales que se separaron de Pangea. Las placas tectónicas de Europa, unidas desde hace 60 años por las condiciones geopolíticas, han comenzado a separarse.
Polonia es el país clave para las dos placas tectónicas. Comparte la costa del Mar Báltico con los vecinos nórdicos hacia el norte, entre los que percibe a Suecia como socio estratégico. Pero sus raíces históricas están muy arraigadas en la vertiente norte de los Cárpatos, un accidente geográfico que comparte con los otros miembros del grupo V4. Esto también pasa por ser más el más comprometido aliado de los Estados Unidos en Europa Central, así como el país más poblado de la región y la economía más dinámica. Por lo tanto Polonia podría potencialmente actuar como un pivote de la divergencia de las dos placas tectónicas del núcleo central europeo y como una espina en los diseños de seguridad nacional del propio Moscú.
13 de mayo 2011 | 0437 GMT
http://www.visegradgroup.eu/
En la reunión del jueves 12 de mayo, los ministros de Defensa de los Cuatro de Visegrad (V4) -una agrupación regional integrada por la República Checa, Hungría, Polonia y Eslovaquia- decidió crear un frente común de batalla. La decisión es significativa, pero también esperada. Significativa porque demuestra que los estados V4 están dispuestos a elevar su alianza flexible al nivel militar y de seguridad, esperada porque desde hace mucho tiempo se prevé que estos países se verían obligados a tomar los asuntos de seguridad en sus propias manos dada la renuencia de la OTAN a centrarse en la cuestión específica que a ellos les preocupa: el resurgimiento de Rusia en el ámbito post-soviético.
Las dos principales instituciones europeas de política y de seguridad son la Unión Europea y la OTAN. Ambas instituciones han nacido en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial, que devastó Europa. Se desarrollaron a la sombra de una inminente confrontación con la Unión Soviética que amenazaba con volver a tal devastación. La proximidad de los intereses nacionales para formar una estrategia común de seguridad no era perfecta durante la Guerra Fría, pero era simple, especialmente cuando había divisiones acorazadas soviéticas a punto de atacar Europa Occidental a través de la llanura del norte de Europa y de la Brecha de Fulda.
La Guerra Fría y el recuerdo de la Segunda Guerra Mundial actuaron como un sujetalibros que mantuvo juntos a los estados europeos en la metafórica estantería. Cuando ambas fueron erosionadas en la década de 1990, los libros no se vinieron debajo de inmediato. En cambio la directiva de expandir la OTAN y la UE se convirtió en un fin en sí mismo, dando a ambas organizaciones una razón de ser en la década de los 90s. Los Estados se mantienen unidos por la inercia, al igual que los libros se mantienen en posición vertical, incluso después que el sujetalibros es eliminado, por el simple hecho de haber permanecido en el mismo estante durante mucho tiempo.
El problema para Europa es que una serie de factores han sacudido esa unidad desde mediados de la década de 2000. Las dos nuevas condiciones más importantes son la aparición de una mentalidad independiente en Alemania y el resurgimiento de Rusia como una potencia regional. Mientras que Rusia no plantea la misma amenaza que durante la Guerra Fría, los centroeuropeos siguen viendo a Moscú como una amenaza a la seguridad y preferirían que la OTAN tratara a Rusia en esa perspectiva. Alemania ve a Rusia como una oportunidad de negocios y como un exportador de energía barata y limpia. Los dos puntos de vista chocaron por última vez en los debates sobre el Nuevo Concepto Estratégico de la OTAN, produciendo un comunicado en gran medida incomprensible sobre la misión de la alianza. Hay otros temblores. Estados Unidos, el garante de las estructuras de seguridad europeas, ha pasado los últimos 10 años totalmente obsesionado con Medio Oriente y por lo tanto es incapaz de evitar la divergencia de intereses en el continente europeo.
Por lo tanto la OTAN, como era de esperar, es incapaz de encolumnar los intereses de seguridad nacional hacia una media común mientras que la UE no ha logrado – en forma espectacular en Libia- crear una política exterior coherente, también como era de esperar. Los países europeos tienen divergencias dentro de las agrupaciones de enfoque regional. Los dos casos más prominentes son los países nórdicos, que están cooperando estrechamente con los Estados del Báltico, y la V4. Las preocupaciones de los bloques de seguridad respecto a las intenciones de Rusia tienen sus raíces en geografías diferentes. Los países nórdicos y los estados bálticos se enfocan en la región del Mar Báltico, mientras que el V4 se refiere a la fuerza de Moscú sobre los tradicionales estados fronterizos de Belarús, Ucrania y Moldavia. Los dos bloques regionales nos recuerdan las placas continentales primordiales que se separaron de Pangea. Las placas tectónicas de Europa, unidas desde hace 60 años por las condiciones geopolíticas, han comenzado a separarse.
Polonia es el país clave para las dos placas tectónicas. Comparte la costa del Mar Báltico con los vecinos nórdicos hacia el norte, entre los que percibe a Suecia como socio estratégico. Pero sus raíces históricas están muy arraigadas en la vertiente norte de los Cárpatos, un accidente geográfico que comparte con los otros miembros del grupo V4. Esto también pasa por ser más el más comprometido aliado de los Estados Unidos en Europa Central, así como el país más poblado de la región y la economía más dinámica. Por lo tanto Polonia podría potencialmente actuar como un pivote de la divergencia de las dos placas tectónicas del núcleo central europeo y como una espina en los diseños de seguridad nacional del propio Moscú.
* El nombre Visegrad hace referencia al castillo donde el grupo se constituyó por primera vez, en el año 1335. La versión moderna del grupo data del año 1991 y la reunión constitutiva se hizo en el mismo castillo, el mismo día 15 de febrero.
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