sábado, 2 de julio de 2011

TODAVÍA NO, PERO SÍ. DE AFGANISTÁN (LENTAMENTE) AL MAR DE CHINA

Las disputas marítimas y los objetivos de Manila a largo plazo
30 de junio 2011 | 1209 GMT
 

Resumen
Un portavoz de Defensa chino dijo el 29 de junio que la cooperación en defensa entre Estados Unidos y Filipinas "no debe ser dirigida contra ninguna tercera parte, ni perjudicar los intereses de terceros" y reiteró la postura de Pekín de que Estados Unidos debe mantenerse al margen de las disputas territoriales en el Mar del sur de China. La afirmación es en parte una respuesta al ejercicio naval conjunto en curso entre Estados Unidos y Filipinas, destinado a demostrar la interoperabilidad entre las dos fuerzas navales. Una estrecha alianza con Washington significa que Manila puede ganar influencia diplomática en las negociaciones con Pekín y, a largo plazo, seguir con sus planes de 15 años de modernización del que hoy es el país militarmente más débil del sudeste de Asia.

Análisis
Un portavoz de Defensa chino dijo el 29 de junio que la cooperación en defensa entre Estados Unidos y Filipinas "no debe ser dirigida contra ninguna tercera parte, ni perjudicar los intereses de terceros" y reiteró la postura de Pekín de que Estados Unidos debe mantenerse al margen de las disputas territoriales en el Mar del sur de China.
La afirmación es en parte una respuesta a los 11 días de maniobras militares conjuntas de los Estados Unidos y Filipinas denominado "
Cooperation Afloat Readiness and Training" (CARAT), que comenzó el 28 de junio en la isla filipina sudoccidental de Palawan. De acuerdo con un comunicado de prensa de los militares norteamericanos, 800 marineros de Estados Unidos, dos destructores de misiles guiados -el USS Chung-Hoon (DDG 93) y el USS Howard (DDG 83)- más el buque de buceo y salvamento USNS Safeguard (T- ARS 50) están participando en el ejercicio. Asimismo, participan 300 marineros filipinos y el destructor escolta norteamericano de la Segunda Guerra Mundial Raja Humabon BRP (PF-11), el buque insignia de la flota de Filipinas.
El ejercicio anual naval, establecido en el marco del Tratado de Defensa Mutua entre Estados Unidos y Filipinas de 1951, está destinado a mejorar la interoperabilidad entre las dos fuerzas navales y fortalecer la cooperación militar global entre los dos países. Este año el ejercicio se lleva a cabo en medio de las constantes tensiones con China sobre las islas Spratly en el Mar Meridional de China (o el Mar del Oeste de Filipinas, como Manila comenzó oficialmente a llamarlo a principios de junio). Estados Unidos y Filipinas insisten en que el ejercicio fue planeado hace mucho tiempo y es parte de un régimen anual no relacionado con la disputa territorial. Sin embargo, las maniobras navales conjuntas ofrecen a Manila un poco de consuelo después de una ambigua respuesta norteamericana a las últimas demostraciones de preponderancia China en las aguas disputadas.
Las tensiones estallaron a principios de marzo después que se informó que dos barcos de patrullaje chinos acosaron a buques sísmicos de Filipinas cerca del Banco Reed (más tarde rebautizado por Filipinas como Banco Recto). La presidenta filipina Benigno Aquino, dijo en una conferencia de prensa a principios de junio que Manila había documentado hasta siete incidentes de incursiones chinas en las aguas territoriales de Filipinas en menos de cuatro meses, incluyendo uno a fines de febrero en el que un barco chino supuestamente abrió fuego contra pescadores filipinos, cerca del Atolón Quirino (conocido en Filipinas como el atolón de Jackson), un atolón de Spratly que Manila reclama como territorio filipino. Beijing afirma que los hechos denunciados no fueron verificados o son exagerados e insistió en la soberanía de China sobre las Islas Spratly.
El Departamento filipino de Asuntos Exteriores también dijo que presentó dos protestas ante la embajada china alegando que los buques de guerra chinos estaban descargando materiales de construcción e instalando una cantidad de postes de acero y una boya cerca del arrecife de Iroquois y del Banco Amy Douglas, dentro de las 200 millas de la zona económica exclusiva (ZEE) de Filipinas que son reclamadas por Manila. Además, Manila ha protestado contra el plan de Pekín de colocar una plataforma de perforación en aguas profundas –la Marine Oil 981, que llegará a los 3000 metros- en un área no especificada en el Mar Meridional de China. Manila afirma que su destino es las Islas Spratly.
Las controversias no son infrecuentes en el Mar de China Meridional. China se convirtió en más asertivo en 2007, Beijing se posiciona en la creciente necesidad del país de suministros de energía y en el deseo de integración territorial. El cambio de comportamiento chino no pasó desapercibido para sus vecinos, pero la respuesta inicial de Manila no fue ni rápida ni agresiva. Filipinas optó por tratar de calmar la situación, lo que generó críticas internas. Manila, por ejemplo, presentó una protesta contra Beijing en la ONU dos años después que Malasia y Vietnam.

La importancia de China, la respuesta de Manila
A principios de este año Manila comenzó a cambiar sus tácticas, respondiendo rápidamente y en voz alta a los movimientos de China. En los días anteriores a la visita del ministro de Defensa chino, Liang Guanglie, a Manila, el recién nombrado jefe de las Fuerzas Armadas de Filipinas (AFP) citó diversas fuentes que decían que aviones de combate chinos habían invadido el espacio aéreo de Filipinas (una afirmación que resultó ser falsa). Manila también envió al BRP Raja Humabon al Mar del Sur de China -el gobierno negó que el destructor escolta fuera enviado a la zona en disputa- y anunció que desplegaría un gran buque patrulla clase Hamilton, el BRP Gregorio del Pilar (PF-15), que Filipinas compró a Estados Unidos unos días después del incidente en el Banco Reed en marzo. Las quejas de Filipinas sobre China han sido claramente corroboradas por Vietnam, otro demandante en la disputa sobre las islas Spratly y Paracel. Vietnam recientemente presentó una serie de denuncias contra Pekín después de que barcos patrulleros chinos cortaran los cables de investigación de un barco de exploración petrolera vietnamita en la ZEE de Vietnam. Sin embargo, no hay evidencia de que Hanoi y Manila estén colaborando para hacer frente a la asertividad china, lo que podría deberse en parte a su propia superposición de reclamos territoriales.
Quizás en un intento de acabar con la tensión, Pekín y Hanoi han llegado a un acuerdo, anunciado por Pekín sin ninguna explicación de detalles, para buscar una solución pacífica a los conflictos en el Mar Meridional de China.
Funcionarios vietnamitas han pedido un enfoque bilateral para resolver el problema, algo que favorece claramente a Beijing, en parte porque quiere que los países reclamantes permanezcan divididos. Pero Vietnam es probable que esté jugando en ambas partes. La calma temporal de Hanoi sugiere un interés común a largo plazo, compartido con Filipinas, en una lucha colectiva contra China. A diferencia de Vietnam, que ha explorado petróleo en su zona económica exclusiva y ha hecho de su economía marítima una cuestión de política nacional, Filipinas está interesada en el potencial a largo plazo para el desarrollo de los recursos de petróleo y gas en sus aguas territoriales. Hasta ahora Manila no se ha dado cuenta del beneficio económico de las islas en disputa y sólo ha establecido el control sobre algunos islotes.
Mientras tanto la carencia en Filipinas de grandes embarcaciones pesqueras comerciales hace que sea difícil explotar las riquezas de los recursos pesqueros en la zona controvertida. En este punto, las pretensiones de Manila sobre las Spratly están más orientadas a establecer la integridad territorial que en la obtención de una ganancia económica real. Filipinas también tiene una alianza única con Estados Unidos, mediante el Tratado de Defensa Mutua de 1951. Siendo el país militarmente más débil entre los países del sudeste asiático y confiando en equipo militar heredado de los Estados Unidos, Manila no puede llevar a cabo respuestas militares audaces frente a la asertividad de China. Sin embargo, está demostrado que la alianza con Estados Unidos ayudará a Manila a ganar influencia diplomática en las negociaciones con Pekín. Desde la perspectiva de Filipinas el papel de Estados Unidos en el conflicto es muy importante.

Conquista de los Estados Unidos
A principios de junio Manila emitió un comunicado expresando su confianza en que Washington cumpla con su compromiso en virtud del tratado de defensa y ayuda a un aliado en peligro de extinción. La embajada de Estados Unidios respondió diciendo que Estados Unidos estaba preocupado por las tensiones en la región, reiterando el estándar de la política de norteamericana de "no tomar partido en las disputas territoriales regionales". Durante una visita en junio a Washington, el secretario de Relaciones Exteriores de Filipinas, Albert del Rosario, dijo que quería que Estados Unidos afirmara que las áreas en disputa en la zona del Mar de China Meridional están bajo el tratado de defensa. Washington respondió diciendo que los Estados Unidos se comprometen a "apoyar" la defensa de Filipinas y que le proporcionaría armas, pero no aclaró si Estados Unidos estaba obligado por el tratado a acudir en defensa de Filipinas si el territorio reclamado en las aguas en disputa fuera atacado.
Una presencia naval estadounidense en el Mar de China Meridional se ajusta a la estrategia a largo plazo de Estados Unidos en la región del Asia-Pacífico, sobre todo ahora que Estados Unidos ha anunciado su política de nuevo compromiso. Sin embargo, debido a sus múltiples obligaciones en otras partes, Estados Unidos todavía no está listo para escalar su involucramiento en la región y no confía en enfrentarse directamente a China. Manila, sin una clara garantía de Estados Unidos, debe calcular cuidadosamente su enfrentamiento actual. Sin embargo Manila puede aumentar su reivindicación territorial, convocando a al asistencia de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático. La disputa actual también permite que Filipinas intensifique su plan de 15 años de modernización militar, que aboga por la reforma de la AFP y la actualización de sus equipos. Pero fortalecer los lazos estratégicos con Estados Unidos también tiene un riesgo político para Manila, que había transitado por una cautelosa línea entre China y Estados Unidos. La presencia de Estados Unidos en el país -en la actualidad hay cerca de 500 norteamericanos, entre personal de apoyo y asesores- ha demostrado ser un tema polémico en el país, ya que algunos políticos y una parte sustancial de la población cree que la presencia de larga data de Estados Unidos no ha llevado a que Filipinas obtenga un beneficio real. Sin embargo, evitar que una única potencia domine la región es un imperativo estratégico para Filipinas, y Manila buscará la ayuda de una potencia extranjera para evitar tal escenario.
El Mar Meridional de China no sólo proporciona a Filipinas una ruta de abastecimiento estratégico para mejorar su seguridad y soberanía, también tiene recursos potenciales como para satisfacer las necesidades de energía del país a largo plazo. Una solución diplomática de la controversia territorial es la solución preferible a corto plazo, a pesar de que más escaramuzas son inevitables. Con Estados Unidos y China cada vez más presentes en la región, las tensiones son en gran parte una prueba del poder de negociación entre Estados Unidos y China. Ambos países tienen que actuar con moderación y tratar de evitar errores de cálculo. Sus esfuerzos influirán en el comportamiento de los países más pequeños involucrados. Cuanto más se comprometa Estados Unidos, más influencia ganará Filipinas en la lucha contra China. Sin embargo la última cosa que necesita es quedar atrapada entre estos dos gigantes.

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