La decisión del Banco Popular chino de elevar las tasas de interés por tercera vez este año es una continuación de la política de ajuste gradual del gobierno central. Esta política tiene como objetivo ajustar las condiciones monetarias e intentar alejar los temores inflacionarios y la fiebre especulativa. Sin embargo, se espera que la inflación comience a disminuir y con ello llegan señales en los últimos meses de que el debate político chino está avanzando hacia políticas de distensión y re-aceleramiento del crecimiento. Mientras semejante política previene una fuerte caída del crecimiento, crece el riesgo de inflación y, fundamentalmente, de la inflación alimentada por el malestar social.
Análisis
El 6 de julio el Banco Popular de China (PBC) elevó las tasas de interés de referencia por quinta vez desde octubre de 2010 y por tercera vez en lo que va del año 2011. A partir del 7 de julio la tasa de depósitos a un año pasó de 3.25 a 3.5%, y la tasa de préstamos a un año pasó de 6.31 al 6.56%. La medida fue ampliamente anticipada en medio de expectativas de que el índice de precios al consumidor de junio llegaría al máximo nivel en tres años. Cuando el PBC aumenta las tasas, no tiene el mismo impacto en las condiciones monetarias y de crédito que en una economía occidental, porque los cupos de crédito del gobierno, no las tasas, son el determinante más poderoso de asignación del crédito en el sistema. Por otra parte, la explosión de crédito no bancario en los últimos años ha permitido la expansión del crédito, incluso fuera de la cuota del gobierno.
Sin embargo, crecen las críticas de que la política de ajuste gradual del gobierno central para alejar los temores de inflación, de los cuales esta última subida de tasas es una continuación, ha comenzado en los últimos meses a ahogar a los bancos y las empresas. La medida hará que la tasa de interés esté un poco más arriba de la inflación, aumentando los costos del crédito para los prestatarios, lo que podría ser problemático para algunos. Sin embargo, la situación fundamental sigue siendo la misma. La tasa de interés creciente no llevará a cortar el acceso al crédito a las empresas de propiedad estatal. Las tasas reales de interés de los depósitos siguen siendo negativas. Es decir, la tasa de los depósitos de ahorro se mantiene en alrededor de 2 a 2.7% inferior a la inflación, que registró un 5.5% en mayo y pudo haber golpeado alrededor del 6.2% en junio, por lo que los depositantes todavía tienen más incentivos en gastar su dinero o invertirlo en sectores no bancarios, presionando todavía más al alza de precios.
El propósito de tales aumentos de las tasas es estrechar un poco las condiciones monetarias para intentar alejar los temores inflacionarios y la fiebre especulativa. Lo que el gobierno central no hace es cambiar radicalmente su postura: aumento de tasas muy por encima de la inflación para dar resultados positivos a los depósitos (aumentar la riqueza doméstica) y fortalecer a las favorecidas empresas estatales pagando más por el capital para que se esfuercen por utilizarlo eficazmente. Es posible que el gobierno pueda ir mucho más lejos en el ciclo de ajuste hasta el punto que empuje las tasas pasivas reales a territorio positivo, pero no lo ha hecho todavía y está actuando con cautela por temor a causar una mayor desaceleración económica. Por lo tanto, en relación con las tasas de interés, el reequilibrio tan anunciado aún no ha comenzado.
La última alza en el tipo de interés atraerá más atención a la política de restricción de China y a los riesgos asociados con el exceso de ajuste. Con una inflación de más del 6%, el ajuste debe todavía continuar por un tiempo más, podría haber todavía más alzas de tasas en el actual ciclo de ajuste. Sin embargo, se han visto señales en los últimos meses que el debate sobre la política china está avanzando hacia políticas de aflojamiento y reaceleramiento del crecimiento. Esto se debe a que se espera que la inflación comience a disminuir, tal vez tan pronto como en julio, mientras que las amenazas al crecimiento son cada vez más fuertes, tanto a nivel nacional como en el extranjero. Se está considerando la adopción de nuevas medidas fiscales de impulso al crecimiento, incluso el aceleramiento de la construcción de viviendas sociales.
De hecho, una fuente del sector financiero chino sugirió recientemente que el ciclo de ajuste finalizará en la segunda mitad del año y dio conocimiento de los detalles específicos de lo que la relajación de la política podría ser similar. La fuente habló de algunas provincias occidentales que han comenzado a sentir la presión del endurecimiento de la política central que han empezado a tener problemas para adquirir financiamiento para continuar los proyectos de desarrollo que se iniciaron como parte del paquete de estímulo de todo el país en el período 2008-2010. El resultado es que las autoridades están estudiando la manera de canalizar más préstamos bancarios hacia esas provincias. La fuente añadió que un ciclo de relajamiento posiblemente incluya la reducción de las tasas de encaje que los bancos pueden prestar, la eliminación de normas de ajuste en determinados sectores industriales y facilidades regulatorias en los sectores financiero e inmobiliario. Una política como ésta echa combustible a la inflación y específicamente anima a los gobiernos locales a tomar préstamos de riesgo y también lleva al aumento de los precios de la propiedad –dos de los principales problemas para la estabilidad financiera a largo plazo que el ciclo de ajuste ha tratado de abordar-, pero impediría una dura caída del crecimiento. Sin embargo todavía no ha sido adoptada una relajación de la política. La inflación tiene que mostrar signos de retroceso antes de que pueda ser adoptado una política de relajación, y en lo que va del año el gobierno no ha sido capaz de ponerse al día con ella. Una reunión importante de política económica que se llevará adelante en julio arrojará luz sobre el pensamiento de los principales líderes.
Es importante recordar que incluso si la inflación disminuye, se mantendrán los problemas que tiene Beijing con la inflación alimentada por el malestar social. En primer lugar, una política de relajamiento asegura que la inflación no se reducirá mucho. En segundo lugar, el pueblo todavía debería luchar contra el rápido aumento de precios del año pasado, aunque el ritmo de crecimiento de los precios se desacelere en el segundo semestre de este año. Pero si la dirección está convencida de que la desaceleración económica es el mayor peligro de la segunda mitad del año, y no la inflación, entonces se hace necesario proceder al reaceleramiento de la economía. Después de todo, la transición del liderazgo en el año 2012 ya ha comenzado a afectar las carreras de los gobiernos provinciales, empresas públicas y otras organizaciones, por lo que hay poco interés en la prolongación de las políticas de ajuste que puedan desencadenar una fuerte desaceleración.
Sin embargo, crecen las críticas de que la política de ajuste gradual del gobierno central para alejar los temores de inflación, de los cuales esta última subida de tasas es una continuación, ha comenzado en los últimos meses a ahogar a los bancos y las empresas. La medida hará que la tasa de interés esté un poco más arriba de la inflación, aumentando los costos del crédito para los prestatarios, lo que podría ser problemático para algunos. Sin embargo, la situación fundamental sigue siendo la misma. La tasa de interés creciente no llevará a cortar el acceso al crédito a las empresas de propiedad estatal. Las tasas reales de interés de los depósitos siguen siendo negativas. Es decir, la tasa de los depósitos de ahorro se mantiene en alrededor de 2 a 2.7% inferior a la inflación, que registró un 5.5% en mayo y pudo haber golpeado alrededor del 6.2% en junio, por lo que los depositantes todavía tienen más incentivos en gastar su dinero o invertirlo en sectores no bancarios, presionando todavía más al alza de precios.
El propósito de tales aumentos de las tasas es estrechar un poco las condiciones monetarias para intentar alejar los temores inflacionarios y la fiebre especulativa. Lo que el gobierno central no hace es cambiar radicalmente su postura: aumento de tasas muy por encima de la inflación para dar resultados positivos a los depósitos (aumentar la riqueza doméstica) y fortalecer a las favorecidas empresas estatales pagando más por el capital para que se esfuercen por utilizarlo eficazmente. Es posible que el gobierno pueda ir mucho más lejos en el ciclo de ajuste hasta el punto que empuje las tasas pasivas reales a territorio positivo, pero no lo ha hecho todavía y está actuando con cautela por temor a causar una mayor desaceleración económica. Por lo tanto, en relación con las tasas de interés, el reequilibrio tan anunciado aún no ha comenzado.
La última alza en el tipo de interés atraerá más atención a la política de restricción de China y a los riesgos asociados con el exceso de ajuste. Con una inflación de más del 6%, el ajuste debe todavía continuar por un tiempo más, podría haber todavía más alzas de tasas en el actual ciclo de ajuste. Sin embargo, se han visto señales en los últimos meses que el debate sobre la política china está avanzando hacia políticas de aflojamiento y reaceleramiento del crecimiento. Esto se debe a que se espera que la inflación comience a disminuir, tal vez tan pronto como en julio, mientras que las amenazas al crecimiento son cada vez más fuertes, tanto a nivel nacional como en el extranjero. Se está considerando la adopción de nuevas medidas fiscales de impulso al crecimiento, incluso el aceleramiento de la construcción de viviendas sociales.
De hecho, una fuente del sector financiero chino sugirió recientemente que el ciclo de ajuste finalizará en la segunda mitad del año y dio conocimiento de los detalles específicos de lo que la relajación de la política podría ser similar. La fuente habló de algunas provincias occidentales que han comenzado a sentir la presión del endurecimiento de la política central que han empezado a tener problemas para adquirir financiamiento para continuar los proyectos de desarrollo que se iniciaron como parte del paquete de estímulo de todo el país en el período 2008-2010. El resultado es que las autoridades están estudiando la manera de canalizar más préstamos bancarios hacia esas provincias. La fuente añadió que un ciclo de relajamiento posiblemente incluya la reducción de las tasas de encaje que los bancos pueden prestar, la eliminación de normas de ajuste en determinados sectores industriales y facilidades regulatorias en los sectores financiero e inmobiliario. Una política como ésta echa combustible a la inflación y específicamente anima a los gobiernos locales a tomar préstamos de riesgo y también lleva al aumento de los precios de la propiedad –dos de los principales problemas para la estabilidad financiera a largo plazo que el ciclo de ajuste ha tratado de abordar-, pero impediría una dura caída del crecimiento. Sin embargo todavía no ha sido adoptada una relajación de la política. La inflación tiene que mostrar signos de retroceso antes de que pueda ser adoptado una política de relajación, y en lo que va del año el gobierno no ha sido capaz de ponerse al día con ella. Una reunión importante de política económica que se llevará adelante en julio arrojará luz sobre el pensamiento de los principales líderes.
Es importante recordar que incluso si la inflación disminuye, se mantendrán los problemas que tiene Beijing con la inflación alimentada por el malestar social. En primer lugar, una política de relajamiento asegura que la inflación no se reducirá mucho. En segundo lugar, el pueblo todavía debería luchar contra el rápido aumento de precios del año pasado, aunque el ritmo de crecimiento de los precios se desacelere en el segundo semestre de este año. Pero si la dirección está convencida de que la desaceleración económica es el mayor peligro de la segunda mitad del año, y no la inflación, entonces se hace necesario proceder al reaceleramiento de la economía. Después de todo, la transición del liderazgo en el año 2012 ya ha comenzado a afectar las carreras de los gobiernos provinciales, empresas públicas y otras organizaciones, por lo que hay poco interés en la prolongación de las políticas de ajuste que puedan desencadenar una fuerte desaceleración.
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