28 de junio 2011 | 1536 GMT
El anuncio de Obama
El presidente Barack Obama anunció el 22 de junio que la reducción de fuerzas de Estados Unidos en Afganistán comenzará en la fecha prevista de julio. Unos 10.000 soldados saldrán a finales de año y la definición de cuáles tropas y a qué ritmo se hará la retirada en 2011 quedará a discreción de los comandantes militares, de acuerdo al reporte del 26 de junio. Un total de 33.000 soldados, esencialmente la cantidad que se incrementó a finales de 2009, están programados para salir del país durante el verano de 2012. Mientras que los asesores militares salientes del presidente -el secretario de Defensa Robert Gates, el presidente de la Junta de Jefes del Estado Mayor, almirante Mike Mullen y el Comandante de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad y Fuerzas de Estados Unidos y Afganistán, general David Petraeus- han emitido advertencias de que habían esperado una lenta reducción moderada, el ritmo no fue inesperado ni completamente fuera de sintonía con sus recomendaciones y el enfoque en la actual estrategia de contrainsurgencia.
Sin embargo, Obama ha hecho más que revelar detalles sobre el plan de retirada de los Estados Unidos. Tiene un nuevo conjunto de consejeros entrantes que se harán cargo de Afganistán (incluido el teniente general de Marines John Allen, quien ha aprobado oficialmente el plan de retiro actual). Petraeus, el arquitecto de la estrategia de contrainsurgencia de Estados Unidos en Afganistán, se ha mudado a la CIA. Y lo más importante es que en su anuncio definió la guerra casi exclusivamente en términos de Al Qaeda en lugar de la insurgencia talibán y aseguró que Estados Unidos está ganando. Todo esto significa que Obama ha ampliado sus opciones para acelerar la retirada a partir de 2012.
Sin embargo un cambio en la retórica no cambia la situación táctica inmediata sobre el terreno. La contrainsurgencia contra los talibanes afganos sigue causando estragos, al igual que el conflicto fronterizo con los militantes que penetran el santuario y se aprovechan de las ventajas de ambos lados de la frontera entre Pakistán y Afganistán.
El presidente Barack Obama anunció el 22 de junio que la reducción de fuerzas de Estados Unidos en Afganistán comenzará en la fecha prevista de julio. Unos 10.000 soldados saldrán a finales de año y la definición de cuáles tropas y a qué ritmo se hará la retirada en 2011 quedará a discreción de los comandantes militares, de acuerdo al reporte del 26 de junio. Un total de 33.000 soldados, esencialmente la cantidad que se incrementó a finales de 2009, están programados para salir del país durante el verano de 2012. Mientras que los asesores militares salientes del presidente -el secretario de Defensa Robert Gates, el presidente de la Junta de Jefes del Estado Mayor, almirante Mike Mullen y el Comandante de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad y Fuerzas de Estados Unidos y Afganistán, general David Petraeus- han emitido advertencias de que habían esperado una lenta reducción moderada, el ritmo no fue inesperado ni completamente fuera de sintonía con sus recomendaciones y el enfoque en la actual estrategia de contrainsurgencia.
Sin embargo, Obama ha hecho más que revelar detalles sobre el plan de retirada de los Estados Unidos. Tiene un nuevo conjunto de consejeros entrantes que se harán cargo de Afganistán (incluido el teniente general de Marines John Allen, quien ha aprobado oficialmente el plan de retiro actual). Petraeus, el arquitecto de la estrategia de contrainsurgencia de Estados Unidos en Afganistán, se ha mudado a la CIA. Y lo más importante es que en su anuncio definió la guerra casi exclusivamente en términos de Al Qaeda en lugar de la insurgencia talibán y aseguró que Estados Unidos está ganando. Todo esto significa que Obama ha ampliado sus opciones para acelerar la retirada a partir de 2012.
Sin embargo un cambio en la retórica no cambia la situación táctica inmediata sobre el terreno. La contrainsurgencia contra los talibanes afganos sigue causando estragos, al igual que el conflicto fronterizo con los militantes que penetran el santuario y se aprovechan de las ventajas de ambos lados de la frontera entre Pakistán y Afganistán.
Cuestiones transfronterizas
El combate transfronterizo a lo largo de la porosa frontera ha sido una creciente fuente de tensión entre Afganistán y Pakistán en el último mes. Las fuerzas paquistaníes afirman que militantes afganos cruzaron la frontera y atacaron un puesto de control de seguridad y varias aldeas en el Alto Dir, Bajaur y las agencias tribales de Mohmand en la provincia de Khyber-Pakhtunkhwa (ex provincia de la Frontera Noroeste) el 1° y 16 de junio, respectivamente. Un portavoz del comandante talibán paquistaní Maulana Fazlullah, sin embargo, se atribuyó el 17 de junio la responsabilidad de la incursión del 1° de junio en el Alto Dir. Las autoridades afganas, por el contrario, han dicho que Pakistán ha disparado durante las últimas tres semanas unos 450 cohetes hacia las provincias afganas orientales de Kunar y Nangarhar, matando a 36 personas, incluidos 12 niños y provocando el desplazamiento de unas 700 familias afganas.
Los ataques de militantes en la zona fronteriza entre Afganistán y Pakistán no son nada nuevo. Sin embargo las tensiones entre Islamabad y Kabul por este tipo de ataques se están intensificando. Karzai dijo que discutió sobre la "andanada de cohetes" en Afganistán con el presidente paquistaní Asif Ali Zardari el 25 de junio en una conferencia contra el terrorismo en Teherán. Al mismo tiempo, un portavoz del gobierno afgano advirtió que Afganistán podría responder a la matanza de su población civil y que se "defendería".
El comandante policial de la zona oriental afgana fronteriza, el brigadier general Aminullah Amarkhel, culpa a las fuerzas de seguridad paquistaníes de llevar a cabo el bombardeo como un método para asegurar la frontera afgano-paquistaní y ha ido tan lejos como buscar en repetidas ocasiones el permiso de Karzai para responder a los ataques. De hecho, la policía afgana atacó varios puntos de control en Pakistán en la noche del 22 de junio.
Amarkhel etiquetó los 450 kilómetros (280 millas) de frontera a lo largo de las provincias afganas de Nangarhar, Kunar y Nuristan como "una casa sin puerta". Ambos lados de la frontera son un refugio para militantes de distintos grupos talibanes, Al Qaeda y otros grupos que se mueven a través del terreno fronterizo accidentado y aislado con pocas restricciones. Estos combatientes seguirán siendo un problema tanto para Kabul como para Islamabad mucho tiempo después de que Estados Unidos y sus aliados se hayan retirado después de una década de guerra allí.
Los ataques de militantes en la zona fronteriza entre Afganistán y Pakistán no son nada nuevo. Sin embargo las tensiones entre Islamabad y Kabul por este tipo de ataques se están intensificando. Karzai dijo que discutió sobre la "andanada de cohetes" en Afganistán con el presidente paquistaní Asif Ali Zardari el 25 de junio en una conferencia contra el terrorismo en Teherán. Al mismo tiempo, un portavoz del gobierno afgano advirtió que Afganistán podría responder a la matanza de su población civil y que se "defendería".
El comandante policial de la zona oriental afgana fronteriza, el brigadier general Aminullah Amarkhel, culpa a las fuerzas de seguridad paquistaníes de llevar a cabo el bombardeo como un método para asegurar la frontera afgano-paquistaní y ha ido tan lejos como buscar en repetidas ocasiones el permiso de Karzai para responder a los ataques. De hecho, la policía afgana atacó varios puntos de control en Pakistán en la noche del 22 de junio.
Amarkhel etiquetó los 450 kilómetros (280 millas) de frontera a lo largo de las provincias afganas de Nangarhar, Kunar y Nuristan como "una casa sin puerta". Ambos lados de la frontera son un refugio para militantes de distintos grupos talibanes, Al Qaeda y otros grupos que se mueven a través del terreno fronterizo accidentado y aislado con pocas restricciones. Estos combatientes seguirán siendo un problema tanto para Kabul como para Islamabad mucho tiempo después de que Estados Unidos y sus aliados se hayan retirado después de una década de guerra allí.
Deserción en los talibanes paquistaníes
El Tehrik-i-Taliban (TTP), o los talibanes paquistaníes, es uno de estos grupos. El TTP es una agrupación de casi una docena de entidades militantes que opera en la región fronteriza y tiene su mirada puesta en Islamabad. Una de estas entidades, liderada por Fazal Saeed Haqqani (en otros lugares reportado como Fazal Saeed Utezai) y que se hace llamar Islami Tehrik-i-Taliban (TTI), parece que se separó del grupo.
Haqqani dirigió las operaciones de los TTP en la zona de Kurram de las Áreas Tribales bajo Administración Federal (FATA), así como los campamentos de entrenamiento a combatientes de Afganistán y se reporta a Hakeemullah Mehsud. Él ha sido el objetivo de los ataques de los aviones no tripulados en las FATA y el gobierno paquistaní ofrecía una recompensa de más de 60.000 dólares por su cabeza cuando se anunció el 27 de junio su deserción de la TTP, junto con un grupo de 500 combatientes. Este tipo de proceso no siempre es significativo y refleja las frecuentes maniobras oportunistas más que un cambio sustancial en las lealtades. En cualquier caso, sería un error ver esta deserción como una buena noticia para los Estados Unidos. Haqqani justificó su ruptura con el TTP señalando que los ataques que está realizando el grupo matan un número significativo de civiles paquistaníes. Anunció que centraría sus esfuerzos no más cerca y con discernimiento en los militares paquistaníes y los objetivos de seguridad, sino específicamente en las fuerzas de Estados Unidos.
Sin embargo, la división no es exactamente un rotundo respaldo al gobierno de Pakistán. Es poco probable que el TTI renuncie a su oposición absoluta al gobierno de Pakistán, especialmente teniendo en cuenta la continua cooperación entre Islamabad y Washington y la forma en que eso facilita la guerra en Afganistán.
El rol de Islamabad está claro, pero no se puede descartar que haya habido una mano del gobierno en la formación del TTI. Sería muy importante que el gobierno paquistaní se muestre capaz de convertir a una facción de los TTP y alejarlos de los objetivos pakistaníes -y más aún que demuestre la capacidad de forjar una facción pro-Islamabad dentro del campo militante. La pregunta interesante es si habrá más reorientaciones como la del TTI y si esas reorientaciones se traducirán en una reducción de la violencia contra el Estado paquistaní por primera vez en muchos años. Si es así, sería reducir la tensión de la insurgencia doméstica interior en Pakistán, sin dejar de expandir la influencia de Islamabad en los grupos centrados en Afganistán.
La creación del TTI no es suficiente por sí sola para marcar un cambio importante en la realidad de la frontera. Habrá que esperar para ver su significado, pero es un hecho digno de mención.
Haqqani dirigió las operaciones de los TTP en la zona de Kurram de las Áreas Tribales bajo Administración Federal (FATA), así como los campamentos de entrenamiento a combatientes de Afganistán y se reporta a Hakeemullah Mehsud. Él ha sido el objetivo de los ataques de los aviones no tripulados en las FATA y el gobierno paquistaní ofrecía una recompensa de más de 60.000 dólares por su cabeza cuando se anunció el 27 de junio su deserción de la TTP, junto con un grupo de 500 combatientes. Este tipo de proceso no siempre es significativo y refleja las frecuentes maniobras oportunistas más que un cambio sustancial en las lealtades. En cualquier caso, sería un error ver esta deserción como una buena noticia para los Estados Unidos. Haqqani justificó su ruptura con el TTP señalando que los ataques que está realizando el grupo matan un número significativo de civiles paquistaníes. Anunció que centraría sus esfuerzos no más cerca y con discernimiento en los militares paquistaníes y los objetivos de seguridad, sino específicamente en las fuerzas de Estados Unidos.
Sin embargo, la división no es exactamente un rotundo respaldo al gobierno de Pakistán. Es poco probable que el TTI renuncie a su oposición absoluta al gobierno de Pakistán, especialmente teniendo en cuenta la continua cooperación entre Islamabad y Washington y la forma en que eso facilita la guerra en Afganistán.
El rol de Islamabad está claro, pero no se puede descartar que haya habido una mano del gobierno en la formación del TTI. Sería muy importante que el gobierno paquistaní se muestre capaz de convertir a una facción de los TTP y alejarlos de los objetivos pakistaníes -y más aún que demuestre la capacidad de forjar una facción pro-Islamabad dentro del campo militante. La pregunta interesante es si habrá más reorientaciones como la del TTI y si esas reorientaciones se traducirán en una reducción de la violencia contra el Estado paquistaní por primera vez en muchos años. Si es así, sería reducir la tensión de la insurgencia doméstica interior en Pakistán, sin dejar de expandir la influencia de Islamabad en los grupos centrados en Afganistán.
La creación del TTI no es suficiente por sí sola para marcar un cambio importante en la realidad de la frontera. Habrá que esperar para ver su significado, pero es un hecho digno de mención.
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