La juventud que participa hoy en la acción “El viernes del castigo” en la plaza Tahrir de la capital egipcia declaró que resta confianza a los actuales dirigentes del Interior y exigió las dimisiones y la reforma del ministerio, comunicó el corresponsal de RIA Novosti.
La acción fue organizada en respuesta a los disturbios ocurridos en Tahrir en la noche del 28 al 29 de junio, en que más de un millar de personas recibieron heridas, agentes del orden público en su mayoría.Cada una de las partes del conflicto expone su versión de lo sucedido. Los policías insisten en que intentaron impedir el estallido de unos desórdenes aún más serios y un asalto a la sede del Interior. Los movimientos juveniles afirman que los agentes de orden ponían trabas a la realización de una procesión pacífica y hasta arrestaron a unas madres de las víctimas de la revolución del 25 de enero.
Mientras las autoridades procuran aclarar lo ocurrido, los jóvenes revolucionarios ya dictaron su sentencia al Interior. “La acción de hoy es una “tarjeta roja” mostrada a los funcionarios del Interior con su titular a la cabeza. ¡Basta ya!”, dijo a RIA Novosti un participante de la acción.
Otros representantes de las nuevas autoridades de Egipto también recibieron las últimas advertencias. Para el 8 de julio está fijada una protesta en El Cairo. Los movimientos juveniles del país demandan redactar sin demora y promulgar la Constitución de Egipto, trabajo que no se ha acometido todavía.
En la acción de este viernes participan unas cinco mil personas. En la plaza Tahrir fue leído el tradicional sermón del viernes, en que un famoso imán exhortó a convertir Tahrir, símbolo de la revolución del 25 de enero, en “una zona verde de paz”.
Con esa idea se solidarizaron de lleno, en particular, Los Hermanos Musulmanes y los salafíes, que se negaron rotundamente a participar en la acción e invitaron a los jóvenes a buscar nuevas formas de protesta y de expresión de opinión.
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