viernes, 10 de febrero de 2012

ESTRATEGIA DE DISUASION IRANÍ EN EL ESTRECHO DE ORMUZ

La estrategia de disuasión iraní en el Estrecho de Ormuz
http://www.stratfor.com/analysis/irans-deterrence-strategy-strait-hormuz

Resumen
Los ejercicios navales iraníes previstos para febrero ponen de relieve una estrategia que es a la vez política y militar: para disuadir un ataque, Irán debe fortalecer la percepción de que posee la fuerza suficiente para cerrar el Estrecho de Ormuz. Y tiene que perfeccionar continuamente sus propias tácticas, las capacidades y procesos de comando y control a fin de mantener esa percepción. Sin embargo, los ejercicios tienen el riesgo de exponer sus debilidades operacionales y las tensiones en curso significan que un paso en falso podría derivar en un conflicto.

Análisis
La Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (IRGC) ha programado llevar a cabo ejercicios navales en el Estrecho de Ormuz a finales de este mes como parte del séptimo ejercicio "Gran Profeta", el último de una serie de ejercicios que se remontan a 2006. La Guardia Revolucionaria ya ha iniciado maniobras en tierra (Hamiyan-e Velayathave) más al interior. Este año se abrió con la finalización de los ejercicios navales velayat-90, seguidos por las maniobras realizadas en tierra cerca de la frontera con Afganistán (Shohaday-e Vahdat).
Cada ejercicio pone de relieve la necesidad de Irán de aumentar la credibilidad en sus capacidades militares. Una fuerte percepción de que Irán no sólo podría iniciar y sostener la acción en el Estrecho de Ormuz refuerza la credibilidad en su capacidad de disuasión frente a la acción militar de Estados Unidos. Sin embargo, con buques de guerra estadounidenses ubicados en el Golfo Pérsico y en la región, Irán debe impulsar esas percepciones con cuidado para evitar revelar vulnerabilidades operacionales o encender chispas hacia una escalada involuntaria.
Los ejercicios Gran Profeta son guiados por los más comprometidos ideológicamente Guardianes de la Revolución, que han estado involucrados en algunos de los más agresivos comportamientos recientes de Irán –el hostigamiento de sus cañoneras a la USS Hopper (DDG 70), al USS Port Royal (CG 73) y al USS Ingraham (FFG 61), mientras estaban en tránsito por el estrecho en enero de 2008- y algunas exhibiciones abiertas de fuerza militar.
Tal vez el reciente incidente más notorio tuvo lugar en 2008, durante el tercer ejercicio Gran Profeta. Los Guardianes de la Revolución organizaron un lanzamiento simultáneo de varios misiles balísticos y cohetes de un modo claramente diseñado más como un truco de relaciones públicas que como un ejercicio táctico representativo. Después de que uno de los misiles no pudo ser lanzado, Irán publicó fotografías que muestran al lanzamiento como todo un éxito. Las imágenes ocuparon un lugar destacado en los periódicos de todo el Occidente.
El incidente refleja la naturaleza inherentemente política de los ejercicios militares que son tanto una demostración como un proceso que busca refinar la capacidad militar. La percepción de la capacidad militar está en el centro tanto de la guerra como de las relaciones internacionales. Y mientras que un pequeño grupo de expertos siguió la noticia posterior de la falsificación de Irán, la amplia distribución de las fotos alteradas mejoró las percepciones. Por lo tanto, Irán pudo haber considerado que la falsificación fue un éxito. Es probable que en las próximas maniobras aparezcan oportunidades adicionales de fotos manipuladas.

La estrategia de disuasión de Irán
En general la estrategia militar de Irán se basa en la disuasión. No puede rechazar una campaña concertada y sostenida de ataques aéreos llevados a cabo por los Estados Unidos. Y pese a los múltiples desmentidos y significativos esfuerzos de desinformación, Teherán asume que el castigo de un ataque de Estados Unidos sería grave. Si Estados Unidos tiene buena información de inteligencia (lo que no está garantizado, debido a los desmentidos continuos y la campaña de desinformación que Irán está llevando a cabo), puede lograr el factor sorpresa y puede sostener una campaña aérea de largo alcance. Teherán debe tener en cuenta la posibilidad de que su programa nuclear podría retroceder por toda una generación. Existe la apreciación de que la fuerza aérea israelí no puede atacar con eficacia el enorme objetivo que representa Irán. Y Estados Unidos debe considerar la posibilidad de que sin los tres factores antes mencionados, un ataque sin éxito podía fracasar en hacer retroceder el programa de Irán más que por unos pocos años.
Por lo tanto Teherán debe asegurarse que Washington siempre encontrará que las consecuencias de un ataque serán más costosas que el comportamiento actual de Irán. El arsenal de misiles balísticos de Irán y sus activos clandestinos en toda la región sirven a este propósito. Sin embargo, el cálculo real tiene que ver con el flujo constante de petróleo crudo a través del Estrecho de Ormuz. Aunque la mayoría de este petróleo no fluye hacia los Estados Unidos, una perturbación de los mercados del petróleo podría desestabilizar seriamente la economía norteamericana en medio de una crisis económica mundial. Este es el centro del factor de disuasión de Irán.

El equilibrio de la percepción y el riesgo
La tarea de Irán sería mucho menos compleja que el desafío de los militares de Estados Unidos de mantener el Estrecho de Ormuz abierto para que grandes y lentos petroleros cargados de crudo transiten en forma segura. Pero la presencia naval de Estados Unidos frente a las costas de Irán es significativa. La capacidad de Irán para dirigir y coordinar eficazmente las operaciones militares en el estrecho es un desafío serio. Cuanto más fuerte sea la percepción de que Irán puede tanto iniciar una acción en el estrecho como mantenerla, la disuasión será más creíble.
Estas dinámicas militares complejas y en constante evolución requieren reajuste permanente de las tácticas y los conceptos operacionales. Y requieren de mando y control. Para este fin, el CGRI ha hecho hincapié en operaciones independientes y autónomas una vez que se dé la orden para iniciar hostilidades. Esta es una norma importante, pero que requiere una formación considerable.
Irán debe lograr un equilibrio. Mientras perfecciona sus capacidades, Irán debe tener cuidado de no exponer los puntos débiles en la práctica operativa, lo que perjudicará la percepción occidental respecto a las capacidades de Teherán. Las fotos trucadas en los periódicos occidentales tienen éxito en alterar el pensamiento público, pero los militares de Estados Unidos supervisan la actividad de Irán con un ojo más sofisticado.

La dinámica de la Guerra Fría
Un intento de interrumpir el tráfico en el estrecho es la más potente opción militar de Irán. Al igual que la dinámica de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética, ni Washington ni Teherán quieren la guerra, pero el riesgo de cometer errores de cálculo y entrar en una escalada posterior es importante. Al igual que en la dinámica nuclear real entre las dos superpotencias, cualquier cambio en el intento de Irán de cerrar el Estrecho de Ormuz, significa que la estrategia de disuasión de Irán ha fracasado. Una política arriesgada magnifica los problemas de control tanto negativos como positivos. Se debe evitar un uso no autorizado de la fuerza por parte de los comandantes de línea dura (control negativo). Y debe asegurarse de que sus órdenes se pueden comunicar adecuadamente y ser ejecutadas (control positivo).
En este punto no es probable que un conflicto en el Estrecho sea el resultado de una acción iniciada deliberadamente por parte de uno u otro lado. Al contrario, el riesgo principal es una escaramuza o incidente que se intensifique después de un malentendido o un error de cálculo.

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