Grupo militante Sendero Luminoso de Perú
04 de mayo 2012
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Análisis
El ejército peruano anunció a finales de abril que llevaría a cabo una operación contra el grupo militante Sendero Luminoso en el Valle del río Apurímac y Ene (VRAE). La operación fue anunciada como una respuesta al secuestro, el 9 de abril, de 36 trabajadores relacionados con el proyecto de gas natural Camisea. Formado en la década de 1960 como un movimiento político maoísta, Sendero Luminoso tiene una larga historia de actividades militante en Perú. Después de la detención en 1992 del fundador de Sendero Luminoso, Abimael Guzmán, el grupo se fragmentó en dos facciones, y sus filas se redujeron desde decenas de miles a unos pocos miles de combatientes. La primera facción de Sendero Luminoso opera en el valle del río Alto Huallaga y está muy involucrado con el cultivo y tráfico de drogas, aunque mantiene su lealtad a las enseñanzas ideológicas de Guzmán. El grupo del Huallaga ha sufrido una serie de contratiempos después de varios años de lucha contra la policía peruana. Como resultado, el gobierno declaró el 5 de abril el exterminio de Sendero Luminoso en el valle del río Alto Huallaga y anunció que iba a centrar sus esfuerzos en la lucha contra la segunda facción de Sendero Luminoso. Esta segunda facción más fuerte del grupo Sendero Luminoso opera en la región del VRAE en las laderas orientales de la Cordillera de los Andes en la zona sur-central del Perú. Aunque no carece totalmente de motivación ideológica, la facción del VRAE ha abandonado explícitamente las enseñanzas de Guzmán y está profundamente involucrado con la producción de pasta base de coca y la venta a los traficantes de drogas internacionales, principalmente de Colombia. Con una mayor atención del grupo sobre el tráfico de drogas, ya no concentra sus esfuerzos en instigar el cambio político en el Perú. En cambio, la preocupación principal de la facción del VRAE es proteger su lucrativo procesamiento de la droga y las actividades de contrabando frente a la interferencia del gobierno. El reto para las fuerzas de seguridad peruanas es proteger una importante infraestructura económica, mientras lucha contra militantes de Sendero Luminoso que combaten en su propio territorio y están profundamente inmersos dentro de la población local. A pesar de que los éxitos recientes contra Sendero Luminoso en el norteño valle del río Alto Huallaga han demostrado la capacidad de la Policía Nacional del Perú en contra de los militantes, la superposición geográfica de la zona de cultivo de coca del VRAE con la infraestructura de gas natural del proyecto Camisea produce una escalada en la situación para Perú y podría llevar a Lima a buscar una mayor coordinación de seguridad con Estados Unidos o Colombia.
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