lunes, 21 de mayo de 2012

HABLANDO DE ANGOLA

La geopolítica de Angola: una excepción a la geografía africana
07 de mayo 2012
http://www.stratfor.com/analysis/geopolitics-angola-exception-african-geography

El África subsahariana es una región hostil para el desarrollo humano. Desiertos, mesetas escarpadas, montañas cubiertas de selva, costas pantanosas, tierras elevadas y áridas dominan la mayor parte de su terreno. Estas barreras impiden casi todo tipo de expansión económica significativa en muchas partes del continente, exceptuando la franja costera del Sur de África.
Sin planicies arables, los excedentes agrícolas no se pueden crear fácilmente. Sin ríos navegables, los bienes no pueden ser transportados a los mercados potenciales de forma barata. La mayor parte de la geografía del África subsahariana es la antítesis de la generación de capital. Sin embargo, la región necesita de grandes volúmenes de capital para compensar sus deficiencias. Como resultado, la región -similar a otros lugares donde el capital es una gran demanda pero hay poca oferta- se ve acosada por la pobreza generalizada.



Otro producto del suelo africano es la falta de unidad política. Las mismas barreras geográficas que inhiben la generación de capital también inhiben la interacción humana. La formación de identidades comunes entre poblaciones que están separadas por selvas y montañas -características que dividen más que unen- es difícil. El resultado en la mayor parte del África subsahariana, como en otras regiones del mundo que enfrentan similares desafíos climáticos y topográficos, es la desunión de las identidades.
Angola es uno de las pocas posibles excepciones del continente a esta generalidad geográfica. El país tiene barreras externas robustas que lo protegen de otros poderes, mientras que las insignificantes barreras internas lo convierten en uno de los pocos Estados africanos capaces de estar unidos en una sola nación.

La geografía
La mayor parte del país es una elevada sabana semiárida. Sólo dos regiones, ambas ubicadas en el oeste de Angola, tienen suficiente agua para una agricultura abundante. Naturalmente, estas regiones, el Valle del río Kwanza y el altiplano central, o la región del "planalto" (la palabra portuguesa para "meseta"), son el hogar de las dos etnias dominantes de Angola: la Mbundu y la Ovimbundu, respectivamente. Como era de esperar, estos grupos fueron los principales beligerantes en la guerra civil del país, que terminó en 2002.
El río Kwanza, que se encuentra con el Océano Atlántico a unos 50 kilómetros (31 millas) al sur de Luanda, la capital, es el único río notable de Angola. El valle del río ofrece el único acceso fácil al interior del país. El Planalto es el granero del país. Con una altitud media de 1.000-1.700 metros (3.300-5.600 pies) sobre el nivel del mar, el Planalto es lo suficientemente alto como para captar la lluvia y mitigar el calor del sur de África.
En general, cuanto más lejos se viaje de estos territorios centrales, la tierra se vuelve menos útil. Eventualmente, una transición topográfica hacia una de las más claras y eficaces barreras geográficas del continente. Las selvas de la cuenca del Congo se encuentran al norte de Angola. El desierto de Namib se extiende al sur. La frontera oriental no es muy distinta, pero la tierra se hace cada vez más agreste y árida a medida que uno se aventura al este. La gran mayoría de los angoleños vive en la mitad occidental del país.


Una empinada escarpa que surge de la llanura costera del país, separa a la mayor parte del territorio de Angola del mar, dividiendo bruscamente entre el interior y esa estrecha llanura. Aunque relativamente pequeña, la llanura se ensancha, extraordinariamente para los estándares africanos, en la región alrededor de Luanda y la desembocadura del río Kwanza. Aquí, a 210 kilómetros, la llanura costera se encuentra en su parte más ancha y más fértil. Hacia el sur, la llanura se estrecha con rapidez y, finalmente, desaparece en el desierto cerca de la ciudad de Lobito, más o menos a mitad de camino por la costa hasta la frontera con Namibia.
Las opciones marítimas de Angola se ven limitadas en número y en alcance (similar al resto del África subsahariana). Luanda, la parte más desarrollada del país, tiene un puerto bajo, pequeño y lleno de gente. Lobito, sede del único puerto potencial de aguas profundas del país, se encuentra al borde del desierto y tiene poca comunicación con el interior del país como para aprovecharlo para el comercio. La ciudad del sur de Namibe tiene un puerto, pero está rodeada por el desierto y está esencialmente a un mundo de distancia de Luanda. Por su parte, el río Kwanza sólo es navegable para pequeñas embarcaciones.
Angola tiene una significativa pieza adicional de territorio: el enclave de Cabinda, que se encuentra al norte del río Congo y de la delgada franja costera de la República Democrática (RDC). Aunque los portugueses trataron al principio a Cabinda como un protectorado separado, finalmente el territorio cayó bajo el control administrativo del gobernador colonial de Angola. Después de la independencia de Angola en 1975, Cabinda se mantuvo sujeta a Luanda a pesar de los reclamos locales de independencia. Cabinda no es el núcleo territorial de Angola. Sus habitantes no se encuentran entre los grupos étnicos más grandes de Angola. Sin embargo, además de sus recursos naturales, el enclave ofrece una base a Luanda para intimidar a los Estados vecinos, un principio clave de la política de Relaciones Exteriores de Angola.
A pesar de sus desventajas marítimas, Angola está bendecida geográficamente en comparación con la mayoría de los Estados africanos. Como se mencionó, la mayoría de las barreras geográficas de Angola, tales como la selva del Congo y el desierto de Namib, son externas. Así que a diferencia de la mayoría de los Estados africanos, Angola tiene el potencial de unificarse bajo una sola bandera. Y aunque Angola nunca será capaz de generar el capital suficiente para convertirse en un Estado rico, su capacidad para unirse ya está permitiendo que se convierta en una potencia regional en el futuro.

El centro de poder de Angola
Poco de la historia colonial de Angola es relevante en la discusión sobre la actual Angola y su futuro. Aunque los portugueses estuvieron presentes en la región durante la mayor parte de los últimos cuatro siglos, no reformaron fundamentalmente las culturas locales como lo hicieron los británicos en África del Sur o los franceses en el sureste de Asia, por no hablar de los emprendimientos más "exitosos" de las colonias americanas. Los desafíos regionales planteados por el acantilado costero, las tribus hostiles y las enfermedades tropicales significan que, incluso en el siglo 20, era muy raro que los recaudadores de impuestos portugueses ejercieran influencia sobre el interior del país. Además, Portugal fue uno de los más pobres colonizadores europeos y carecía de recursos para invertir en Angola.
Portugal ganó inicialmente el control de Angola porque Lisboa era el poder imperial que lo descubrió. Pero sólo Portugal conquistó Angola, ya que las otras potencias coloniales no la querían. A diferencia de los interminables conflictos imperiales alrededor del mundo en busca de más espacio valioso, Angola experimentó un solo choque de este tipo (con los holandeses en la década de 1640), que a su vez era esencialmente secundario dentro de un mayor conflicto de implicancia global. Como resultado, Angola nunca se desarrolló. En lugar de ello el país fue utilizado por los portugueses para conseguir esclavos, quienes procuraban ser cambiados por oro de otras potencias regionales o eran enviados a las plantaciones más rentables en otros emprendimientos coloniales de Portugal, como Brasil o Santo Tomé y Príncipe. En consecuencia, a diferencia de otras colonias que heredaron un mínimo de infraestructura y la educación de la colonización, Angola emergió casi de la misma forma como Portugal la encontró en la década de 1400: sin desarrollar, dividida por las rivalidades étnicas y separada del mundo exterior.


La experiencia de los Mbundu se erige como la excepción a la explotación portuguesa. Luanda se encuentra donde está por varias razones: está cerca de la desembocadura del río Kwanza, el único río importante de Angola, donde la llanura costera es más amplia y el escarpe de la costa es por lo menos desalentador. De este modo, la capital es el único lugar a través del cual el interior de Angola puede interactuar con el mundo exterior. También es el lugar más rico en capital en 3.000 kilómetros hacia cualquier dirección. Para el colonizador portugués en busca de esclavos o como punto de lanzamiento para el Lejano Oriente, Luanda era una base de operaciones lógica en la región. Entre el acceso que otorga al Valle del río Kwanza y la anchura relativa de la llanura en ese momento, Luanda se convirtió para los portugueses en el único corredor fiable para la penetración hacia el interior pero incluso entonces sólo podría hacerlo a lo largo del valle del río. Los portugueses establecieron otras bases costeras e hicieron otros intentos de penetrar en el interior de Angola, pero el corredor de Luanda / Kwanza era el único que usaron de manera habitual.
En consecuencia, los Mbundu recibieron los pocos beneficios de la experiencia colonial. ¿Qué infraestructura construyeron los portugueses en estas tierras? ¿Qué oportunidades de comercio surgieron en su territorio? Todo lo que enlaza con el mundo exterior estaba anclado en la ciudad de Luanda. Y cuando se fueron los portugueses, todas estas cosas fueron suyas, casi exclusivamente.

Guerra civil
Para todos los propósitos prácticos, la guerra civil de Angola, desarrollada entre 1975 y 2002, fue el segundo capítulo de la guerra nacional por la independencia, que comenzó en 1961. Tres facciones en gran medida étnicas, cada uno respaldada por una variedad distinta de patrocinadores extranjeros, libraron la mayor parte de los combates. Cada grupo tenía sus ventajas y desventajas, pero en última instancia sólo los Mbundu, representados por el Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA), se vieron favorecidos por la geografía, la capacidad de generación de capital y el acceso internacional suficiente como para lograr la victoria.
Los Bakongo, representados por el grupo extremista Frente Nacional para la Liberación de Angola (FNLA), operaban desde el noroeste de Angola. En su mayor parte los Bakongo habitaban el enclave de Cabinda, que fue protegido de la guerra por su aislamiento geográfico. Sin embargo, sin un río o un puerto en territorio angoleño y superados en un número de 2 a 1, fueron un blanco fácil para los Mbundu. El FNLA contó con apoyo de retaguardia en Zaire, pero cuando fracasó el ataque inicial del grupo sobre Luanda, era sólo cuestión de tiempo antes de que los Mbundu, con una ventaja geográfica, eliminaran la amenaza de los Bakongo. El FNLA fue derrotado en 1976, un año después de la independencia de Angola. En ese momento los Mbundu se concentraron en sus rivales verdaderos, los Ovimbundu.
Los Ovimbundu, representados por la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA), eran adversarios formidables. Ellos también tenían algunas ventajas geográficas distintivas. Aunque en general en Angola no existen barreras naturales para el movimiento interno, la región del Planalto siempre dio a los Ovimbundu un paragolpes razonablemente sólido contra la invasión. Sin embargo, la barrera demostró ser más efectiva durante el período colonial que durante la guerra civil, cuando la tecnología moderna de transporte tales como aviones y vehículos motorizados permitió al MPLA penetrar en las tierras de los Ovimbundu.
Pero la geografía de las tierras de los Ovimbundu siempre proveyó al grupo de ventajas significativas. El Planalto es grande (unos 75.000 kilómetros cuadrados, ligeramente más grande que Irlanda) y remoto (no hay ríos importantes que faciliten el acceso a la región), y ocupa la estratégica tierra alta de Angola. Portugal carecía de la mano de obra para hacer algo más que ocupar las ciudades sobre el río Kwanza, dejando las zonas rurales de las tierras altas de los Ovimbundu en gran medida alejadas del comercio de esclavos. El Planalto también contiene la mayor porción de la tierra cultivable del país, con un clima y un suelo ideales para el maíz, que fue introducido por los portugueses para alimentar a los esclavos. Al estar aislados de la trata de esclavos y con una dieta de altas calorías por el maíz, los Ovimbundu experimentaron un auge de población. En el momento en que comenzó la guerra, el grupo representaba el 37% de la población total del país, en comparación con sólo el 25% de los Mbundu.
Sin embargo, los Mbundu ganaron la guerra, en gran parte porque desde su ubicación en Luanda, eran el sucesor legal de Portugal y controlaban la mayoría del comercio lícito. Las sanciones internacionales obligaron a los rivales de los Mbundu a trabajar a través de intermediarios, contrabandistas y lavadores de dinero, mientras que los Mbundu podían simplemente hacer sus pedidos con normalidad y tenían los que necesitaban entregado libre en Luanda sin recargo por mora. Para los artículos tales como gasolina y armas, esta ventaja aparentemente pequeña resultó fundamental.
Así que después de 27 años y con 500.000 vidas perdidas después de la independencia, el MPLA salió victorioso en 2002. Debido a que el MPLA es el único gobierno que el Estado independiente de Angola ha conocido, esta monografía no describe tanto los imperativos de Angola, sino más bien los del MPLA, que gobierna al país desde el núcleo Mbundu.

Imperativos geopolíticos

1: establecer el dominio sobre el núcleo Mbundu
El núcleo Mbundu es el bien raíz más importante de Angola. Abarca la capital, el único puerto importante, el único río importante y casi todo el mejoramiento de infraestructura del país. Casi todos los vínculos con el exterior pasan a través de él o existen únicamente dentro de su territorio.
Mientras que el conjunto de Angola está protegido por barreras externas, el núcleo Mbundu está expuesto hacia el interior de forma extraordinaria. Su geografía lo hace vulnerable a la invasión desde todos los lados, sin formidables barreras naturales a los ejércitos invasores. Atrapada por el Bakongo en el norte y el Ovimbundu hacia el sur, el Mbundu primero debe establecer su dominio alrededor de Luanda y el curso inferior del río Kwanza para evitar que los Bakongo y los Ovimbundu compartan una frontera común. Esta frontera facilitaría una alianza Bakongo-Ovimbundu, un objetivo inicial de la FNLA y la UNITA durante la guerra civil. Suponiendo que los Bakongo pudieran aprovechar la renta petrolera de los yacimientos en la costa de sus territorios, el poder económico de los dos grupos combinados, la producción excedente de alimentos (a partir de las ricas tierras agrícolas del núcleo Ovimbundu) y la población (en combinación duplican a los Mbundu) podría crear una amenaza que los Mbundu tendrían problemas para resistir.

2: dominio sobre las tierras angoleñas de los Bakongo
Cuando uno se enfrenta a múltiples amenazas desde diferentes direcciones, el movimiento más lógico es trabajar para eliminarlos en orden a la proximidad geográfica y los menores costos, expandiendo constantemente la propia base de recursos y seguridad. Para poner este imperativo en un contexto familiar, en la Segunda Guerra Mundial Alemania eliminó primero las amenazas planteadas por los Países Bajos y Francia antes de pasar a la Unión Soviética.
Los Bakongo representan la amenaza más obvia para los Mbundu porque habitan en la zona de población más cercana al núcleo Mbundu. A diferencia de los Ovimbundu del sur, los Bakongo no están protegidos por las tierras altas. En los primeros días de la guerra, las fuerzas del FNLA llegaron a 32 kilómetros de Luanda. Esto obligó al MPLA contrarrestar la ofensiva con todo lo que tenía, incluyendo a las recién llegadas tropas cubanas, que demostraron un valor incalculable. En los próximos dos años, el MPLA había empujado al FNLA fuera de Angola hacia su zona de apoyo de retaguardia en el Zaire (hoy República Democrática del Congo).
Al establecer el control sobre las tierras de los Bakongo, los Mbundu no sólo eliminaron una amenaza y redujeron el conflicto a una guerra de un solo frente. También obtuvieron el control indiscutible sobre un recurso de valor incalculable económico: la producción de petróleo en la costa de Angola. Aunque los Bakongo nunca controlaron la producción de petróleo (durante el colonialismo, los portugueses administraban la industria desde Luanda y subcontrataban la producción a empresas petroleras internacionales), su presencia en Cabinda, combinada con la carrera para suceder a los portugueses en el poder, obligó a la los Mbundu a avanzar contra el FNLA .


El petróleo siempre encuentra un comprador en los mercados internacionales. La empresa compra las armas y la lealtad. Sirve de garantía para los préstamos de los países que no tienen exigencias en materia de buen gobierno. Da al gobierno libertad para actuar como lo estime conveniente y, en el caso de Angola, dotó al MPLA con los recursos para luchar (y ganar) una demoledora guerra larga. El petróleo se convirtió en la principal exportación de Angola el año antes de la independencia, a pesar de una producción inferior a los 200.000 barriles diarios día durante la década siguiente.
Dicho sea de paso, la industria del Petróleo de Angola produjo uno de los más grandes ironías de la guerra: el MPLA apoyado por los soviéticos utiliza soldados cubanos para proteger los activos de petróleo operados por Estados Unidos de los militantes de la UNITA respaldados por Estados Unidos, para que el petróleo –que se utiliza para alimentar las economías occidentales- pudiera financiar el respaldo de los soviéticos al gobierno en la lucha contra los rebeldes apoyados por Estados Unidos.

3: Aprovechar el Nordeste (las provincias de Lunda)
Si bien sus batallas con el FNLA no fueron fáciles, el MPLA se benefició de una serie de ventajas que hicieron que el resultado estuviera relativamente asegurado. Sin embargo, los Ovimbundu eran un enemigo mucho más fuerte que el FLNA. El MPLA simplemente carecía del tamaño de fuerza necesaria para luchar una dura batalla contra un enemigo como la UNITA, que era capaz de desplegar un ejército de base étnica más grande que el de los Mbundu. El MPLA necesitaba ampliar su zona de control con el fin de debilitar a la UNITA, sin luchar contra el grupo en territorio Ovimbundu. La solución consistía en apoderarse de las provincias de Lunda, al norte de Angola. Aunque estaban situadas fuera del núcleo Ovimbundu, estas provincias fueron fundamentales para que la UNITA armara su estrategia financiera de guerra.
La ubicación geográfica del núcleo Ovimbundu puede haber proporcionado a la UNITA su mayor fuerza –los recursos humanos-, pero los suministros y las armas también son necesarios en la guerra. Asegurar las armas es caro en un país con poca infraestructura moderna y pocas plantas industriales, en particular sin acceso al capital o sin un puerto decente. Tal fue el caso de la UNITA durante la guerra civil. Así que el grupo intentó obtener fondos mediante el establecimiento de control sobre los depósitos aluviales de diamantes en las provincias de Lunda. Los diamantes aluviales pueden ser extraídos a mano con trabajadores poco calificados y el alto coeficiente valor-peso de los diamantes hizo que fueran ideales para el contrabando fuera del país a cambio de material de guerra que tanto necesitaban.


Sin embargo, puesto que los diamantes aluviales, por definición, se encuentran cerca de la superficie, están dispuestos en cantidades limitadas. Así que los diamantes se volvieron más difíciles de encontrar a medida que la guerra continuaba, y las fuerzas de la UNITA tuvieron que desparramarse en busca de ellos. Esto hizo que los combatientes de la UNITA se volvieran más vulnerables a las cada vez mejores equipadas fuerzas del MPLA y la UNITA cayó rápidamente en una ineficacia de combate. En la década de 2000, las fuerzas del MPLA fueron capaces de barrer las franjas menos protegidas de las llanuras de Lunda, dispersando y destruyendo a las fuerzas de la UNITA. Por otra parte, la región aún tenía una gran cantidad de diamantes incrustados en formaciones geológicas de kimberlita, que requieren más habilidad y el uso de equipo de extracción. Esto concedió al MPLA una nueva fuente de ingresos que sólo ellos -con capacidad de capital más elevado y acceso a los mercados occidentales- pudieron aprovechar.
Con la pérdida de las provincias de Lunda, la UNITA no tenían bienes para intercambiar. El grupo se enfrentó a una elección: continuar una guerra que podría resultar en la destrucción nacional o pedir la paz. El ex líder de UNITA, Jonas Savimbi, eligió luchar. Sin embargo poco después de la muerte de Savimbi y su adjunto en el año 2002, la UNITA entró en conversaciones de paz con el MPLA y la guerra terminó. Una paz precaria comenzó, que dura hasta la fecha.

4: reprimir sin piedad la disidencia interna
Gobernar Angola fue un reto enorme para los Mbundu, que representaban sólo una cuarta parte de la población total del país. Un sistema político democrático y multiétnico simplemente no era una opción para ellos, los Mbundu serían superados en número y quedarían en minoría frente a aquellos a quienes derrotó. Del mismo modo, compartir la riqueza del país no era una opción, ya que los Mbundu ganaron la guerra en gran medida debido al control de las corrientes de ingreso al país, y poca actividad económica se destaca en Angola más allá del petróleo y los diamantes (ambos todavía controlados por los Mbundu) que se realizan en el núcleo Mbundu. La ocupación directa del resto de Angola también es imposible. Siendo una minoría en el país que gobiernan, los Mbundu simplemente carecen de la población requerida para patrullar constantemente la integridad de Angola.
En cambio, los Mbundu mantienen el control mediante la intimidación de la oposición con un riguroso servicio de seguridad interna. Una extensa red de informantes locales plantados entre los no-Mbundus es una herramienta eficaz en este sentido, al igual que su robusto grupo paramilitar vestido de negro conocido como "ninjas", el cual hace cumplir brutalmente la voluntad del Estado. Para mantener sus ganancias provenientes de la guerra, el MPLA constantemente debe enfrentar la voluntad de todos los no-Mbundu que resisten al Estado, hasta que las poblaciones opositoras eligen identificarse con los Mbundu.
Estas políticas se aplican con firmeza en todo el Planalto, sede de la mayor cantidad de Ovimbundu. El miedo al MPLA y las tácticas de eliminación se aplican a fondo en Cabinda. Como un enclave Cabinda requiere una presencia de seguridad más grande de lo normal por parte de los Mbundu para poder mantener el control, por lo tanto esta es una zona fuera del núcleo Mbundu que el MPLA patrulla exhaustivamente. El MPLA ha mantenido siempre las fuerzas de seguridad en Cabinda en una cantidad de decenas de miles de personas para eliminar la resistencia a su gobierno, a pesar de que la población total es de tan sólo 350.000 personas.
La "Mbunduzation" de Angola no se puede completar en una generación. Pero la geografía de Angola, con pocas barreras significativas para el movimiento interno, da los Mbundu la oportunidad de tener éxito dado el suficiente tiempo. Esta estrategia se asemeja mucho a la de la temprana Rusia, que Moscú aún no alteró 300 años más tarde.

5: Establecer un cordón de Estados tapones
Con la guerra terminada y con una consolidación interna que es una tarea a largo plazo, el MPLA también necesita asegurarse de que las fronteras de Angola no se conviertan en un problema. Aquí hay tres preocupaciones:
En primer lugar, la población relativamente pequeña de los Mbundu implica que Angola no puede desplegar una fuerza militar tan grande como lo sugiere su población total. Angola tampoco puede participar en los tradicionales ataques militares o tácticas de defensa porque no puede confiar en la mayoría de su propio pueblo para priorizar lo que los Mbundu consideran que son los intereses de Angola. Por lo tanto, Luanda debe evitar en primer lugar que surjan conflictos transfronterizos a gran escala.
En segundo lugar, el MPLA no puede permitir que las potencias extranjeras utilicen a los vecinos de Angola como escenarios para un ataque (como Sudáfrica utilizó a Namibia, en varias ocasiones durante la guerra civil angoleña). Angola carece de la fuerza -tanto económica como militar- para participar en una guerra amplia contra un gran y bien financiado enemigo. Por lo que su mejor estrategia es asegurar que las potencias extranjeras no puedan utilizar los territorios inmediatos como bases de avanzada.
En tercer lugar, no hay escasez de tensión con base étnica en Angola, firmemente arraigada en la historia y generosamente enriquecida con el derramamiento de sangre reciente. Llevará la mejor parte de un siglo o más para elaborar una identidad "Angola" que pueda prevalecer sobre los movimientos de resistencia interna. Hasta entonces, los Mbundu deben ser proactivos en prevenir que los grupos nacionales busquen ayuda cercana. Este imperativo se complica por el hecho de que el sistema de gobierno del MPLA mediante la supresión, naturalmente empuja a los enemigos internos del MPLA a hacer precisamente eso.
Si bien hay pocas barreras a la circulación dentro de Angola, la mayoría de sus regiones fronterizas son lo suficientemente robustas para resistir el patrullaje dada la limitación de las fuerzas militares de Luanda. Esto complica aún más las cosas al hacer de las regiones fronterizas una escenografía ideal para el descanso y el reclutamiento de grupos opuestos al MPLA. Por ejemplo, aunque el MPLA derrotó al FNLA al principio de la guerra civil, el FNLA se refugió en el Zaire y lanzó desde allí represalias por años. De hecho, los cuatro países limítrofes de Angola -Namibia, Zambia, República Democrática del Congo y la República del Congo (en la frontera con Cabinda)- apoyaron al FNLA, la UNITA, o ambos, en varios momentos durante la guerra civil angoleña.
Los vecinos de Angola no necesitan ser conquistados y el MPLA no quiere conquistarlos. La asimilación de cada uno de los diferentes y hostiles grupos étnicos de Angola es una tarea de un siglo de duración en sí misma. Lo último que necesita el MPLA es un reto mayor, especialmente un desafío geográfico como las selvas del Congo. ¿Cómo puede el MPLA convencer a sus vecinos de que mirar hacia fuera no es importante para su interés, siempre y cuando su interés esté protegido? Esto se puede hacer a través de la diplomacia, el soborno, las amenazas, incursiones en la frontera, o trabajando desde el cuarto imperativo del MPLA, la aplicación del aparato de inteligencia de Angola.
Separado de provincias poco pobladas del sur de Angola por el desierto de Namib, Namibia fue el estado más hostil a la operativa del MPLA durante la guerra y el refugio elegido por las fuerzas de la UNITA. Sudáfrica ocupó Namibia, conocido en ese entonces como África del Sudoeste, hasta su independencia en 1990 y utilizó al país para entrenar a las fuerzas de la UNITA y poner en marcha sus propios ataques contra el MPLA. Con poco espacio para el compromiso, el MPLA ayudó a diseñar el derrocamiento del gobierno de Namibia que estaba apoyado por Sudáfrica. Después de la independencia de Namibia, el grupo militante Organización Popular del Sudoeste Africano (SWAPO), al que el MPLA albergaba en su lucha contra el aparato del apartheid en Namibia, tomó el poder. Hoy en día Namibia no es exactamente un estado satélite de Angola, pero su gobierno es extremadamente amable con el MPLA.
Zambia, otra antigua sacristía para las fuerzas de la UNITA, colinda en sus poco pobladas regiones del sudeste con Angola. Zambia plantea al MPLA una amenaza militar convencional menor que Namibia. A pesar de que fue mucho más lejos del núcleo de Ovimbundu, las contribuciones de Zambia a la UNITA fueron críticas en otra forma. Sin la complicidad de Zambia en sus operaciones de contrabando, la UNITA no habría podido sacar diamantes afuera o ingresar armas a Angola. En consecuencia, una vez que la UNITA se enfrentó a la derrota, las fuerzas armadas de Angola realizaron una serie de atentados con bombas de bajo nivel en las principales ciudades de Zambia, incluyendo un ataque en 1999 a la única refinería de petróleo del país. El mensaje fue claro: la UNITA será derrotada pronto y Lusaka será la próxima, a menos que cambie su conducta. Zambia rápidamente cambió su política y no ha amenazado al MPLA desde entonces.
La República Democrática del Congo -conocida como Zaire hasta el derrocamiento del ex presidente Mobutu Sese Seko en 1997- se extiende a lo largo de toda la frontera norte de Angola. La mayor parte de esta región está densamente cubierta de bosques, lo que facilitaba la operación de las fuerzas del FNLA desde su lugar de origen o permitía a las fuerzas de la UNITA que operaban desde las provincias de Lunda cruzar a territorio seguro y escapar de las fuerzas del MPLA. Hay aproximadamente tres veces más grupos étnicos Bakongo en la República Democrática del Congo que en Angola, lo que hace del país un refugio ideal para los ataques de retaguardia contra Angola. Al igual que Zambia, Zaire también sirvió como un eslabón clave en las operaciones de contrabando de la UNITA. El MPLA respondió a las provocaciones de Mobutu mediante el patrocinio de sus propios grupos en el Zaire. Cuando esto resultó insuficiente, en 1997 el MPLA apoyó abiertamente la invasión ruandesa de Zaire durante la Primera Guerra del Congo, dio apoyo a varios grupos insurgentes y lanzó breves ataques al territorio de Zaire para dividir sus fuerzas. Luego vinieron el derrocamiento de Mobutu y el exilio.
Angola también desplegó sus Ninjas en la República del Congo en 1997 para ayudar a facilitar el derrocamiento del ex presidente Lissouba Pascal y apoyar la instalación de la corriente Denis Sassou-Nguesso. Lissouba había apoyado a la UNITA durante la década de 1990 de manera similar al apoyo de retaguardia que el Zaire había proporcionado contra el MPLA. Luanda sigue preocupada por la persistente oposición de Bakongo en Cabinda, así como la posibilidad de que la República Democrática del Congo o la República del Congo interrumpa el control de Angola sobre el enclave. En consecuencia, la presencia de seguridad de Luanda en Cabinda no es sólo con la intención de controlar a los locales, sino también para intimidar a los extranjeros.

6: Prevenir el surgimiento de potencias regionales que podrían llegar a Angola
Controladas las amenazas planteadas por sus vecinos más cercanos, es imprescindible asegurar que los estados regionales más poderosos no pueden poner en peligro a Angola. Esto incluye a Nigeria, Ruanda y Sudáfrica.
Nigeria, que tiene más de ocho veces la población de Angola, es el estado más fuerte en el oeste de África. El creciente interés de Abuja en el Golfo de Guinea, rico en petróleo, preocupa a Luanda, pero la identidad étnica de Nigeria es más complicada que la de Angola, por lo que es difícil una estrategia de expansión nacionalista. La mayoría de la energía de Nigeria se dedica a la gestión de los complicados emparches del país por la competencia de los intereses tribales. Dada la vasta cuenca del Congo que separa Nigeria de Angola, el conflicto entre los dos estados es probable que se limite a discusiones diplomáticas sobre las fronteras marítimas diferentes en el golfo.
Ruanda, en cambio, tiene la mitad de la población de Angola, aunque también tiene un gobierno con estricto control. A diferencia de Luanda, que ha centrado sus esfuerzos en dominar su propio territorio, Kigali llevó regularmente la lucha contra enemigos en el extranjero. La más famosa sucedió en las guerras de Congo de 1996-2003, cuando las fuerzas ruandesas operaron regularmente a más de 1.000 kilómetros de su territorio nacional y reconfiguraron en repetidas ocasiones nuevas formas de gobierno de Zaire/República Democrática del Congo. Pero al igual que Nigeria, las preocupaciones centrales de Ruanda se encontraban en una región diferente -en el caso de Kigali en el Valle del Rift de África oriental. Los intereses de Ruanda y Angola sólo se solapan en la República Democrática del Congo, donde están interesados no tanto en la proyección del poder, sino en garantizar que ninguna entidad basada o albergada allí pueda amenazarlos. De hecho, Angola y Ruanda se opusieron a las fuerzas de Kinshasa durante la guerra de Congo. Así, aunque sin duda hay margen para malentendidos, y si bien las relaciones entre los Estados son poco cordiales, están demasiado alejados como para interactuar a menos que la República Democrática del Congo se convierta en hegemón de uno u otro.
La real -y presente- amenaza de Angola es Sudáfrica. Formalmente la relación entre ambos es cordial. De hecho, el MPLA ha proporcionado santuario a los elementos del actual gobierno del Congreso Nacional Africano, entre ellos al presidente sudafricano, Jacob Zuma, durante su lucha contra el apartheid. Sin embargo, Pretoria considera al gobierno del MPLA como la amenaza más creíble a su posición dominante en el sur de África y los dos países ya han estado bordeando una guerra fría.


Sudáfrica es el estado más rico en capital en el continente; sólo Angola se jacta de tener recursos similares. Sudáfrica es rica en yacimientos de oro y diamantes y cuenta con incomparables ventajas industriales y con más población que todos los demás países de la región. Además, Sudáfrica ha ampliado su alcance en gran parte del sur y África Central, utilizando su posición superior de capital para financiar proyectos de carreteras y ferrocarriles que unen la región con los centros de población y los puertos del sur de África.
Los intereses económicos han llevado a esta expansión, incluyendo el deseo de adquirir el control sobre los recursos minerales de la región, para aprovechar una mano de obra pan-regional y para garantizar que la libre circulación de personas mantenga a Sudáfrica como centro de gran parte de la actividad económica del continente. La asistencia financiera y de ingeniería sudafricana ha contribuido al desarrollo de gran parte de la minería de la región y de la infraestructura de transporte. Mientras que los países vecinos pueden preferir los mercados de fuera del África, tratar con el resto del mundo todavía significa en términos prácticos tratar con Sudáfrica, sobre todo a través del puerto de Durban. Una franja de territorio que se extiende desde Zimbabwe y Botswana a través de Zambia y tan lejos al norte como la región de Katanga, rica en minerales de la RDC, está conectada a una red de transporte y suministro que se basa en Sudáfrica como eje de tránsito y un "valor añadido".
Angola no es parte de esta red por tres razones: en primer lugar, Angola tiene sus propias posibilidades en los puertos de Luanda, Lobito y Benguela. En segundo lugar, las mismas barreras geográficas que permiten a Angola unirse internamente, obstaculizan la integración económica con sus vecinos. Y en tercer lugar, Pretoria ve el crecimiento económico de Angola como una amenaza potencial al poder de Sudáfrica.
Pero Angola es el único entre los países de la región que está separado de la red de Sudáfrica. Cada uno de sus vecinos del este y del sur, incluyendo las regiones ricas en minerales del sureste de la República Democrática del Congo se integran plenamente en el sistema sudafricano. Esta red de subsidios de Pretoria le garantiza una posición de privilegio en toda la periferia de Angola.
La necesidad de proteger esa posición -no la política del apartheid- es lo que colocó a Sudáfrica y a los Mbundu en lados opuestos durante la guerra civil de Angola.
La intrincada naturaleza de esta red es el mayor desafío de Angola. Con recursos de capital mucho más bajos, Angola actualmente no puede competir contra el Sur de la región de África, centrada en la infraestructura. El país cuenta con planes de $ 100 mil millones de inversión en infraestructura, no tanto para orientados a cambiar esta realidad, sino como un proyecto que tardará décadas en completarse. La idea es transformar la región de la costa alrededor de las ciudades de Lobito y Benguela en un centro comercial nuevo, con un puerto de aguas profundas y una refinería de petróleo en Lobito, que se uniría a un ferrocarril que se extiende por Angola hacia Zambia. Este ferrocarril fue intentado, aunque nunca se completó, durante la época colonial portuguesa. Si Angola fuera capaz de construir esta infraestructura, dividiría en dos la red de Sudáfrica, haciendo de Lobito el lugar lógico para exportar los minerales valiosos de Zambia y la República Democrática del Congo.
Pero Angola está comenzando desde cero después de su larga y demoledora la guerra civil. Además de Luanda, la infraestructura del país está en gran parte en mal estado, incluso 10 años después de la derrota de la UNITA. Junto con la falta de recursos nacionales de construcción y mano de obra calificada, este subdesarrollo limita en gran medida la capacidad de Luanda para competir con Sudáfrica. Las ineficiencias institucionalizadas en el gobierno y la corrupción masiva tampoco ayudan. Así que, aunque la distancia al puerto de Sudáfrica sería de aproximadamente el 30% a 50% mayor que la de Lobito, el costo de hacer negocios a través de Angola impide en la actualidad que el país se convierta en un socio económico viable en la región.
Sudáfrica también ha demostrado su capacidad para intervenir militarmente en Angola en el pasado. A pesar de la desmovilización general militar desde el final del apartheid, Pretoria mantiene las herramientas industriales necesarias para rearmarse en caso de que lo elija, así como las herramientas paramilitares para interferir mientras tanto en los asuntos de Angola. Sudáfrica también enfrenta pocas amenazas reales de seguridad nacional. Sus retos están confinados dentro de sus fronteras, principalmente a un crimen endémico, el desempleo por las nubes y el malestar social en relación con las disparidades de riqueza. A pesar de todo esto, Sudáfrica nunca ha enfrentado una insurgencia tan fuerte como la UNITA o incluso más pequeña como el Frente para la Liberación del Enclave de Cabinda.
En la actualidad, Sudáfrica y Angola son competidores desiguales. El MPLA todavía no posee los recursos, ya sea mano de obra, militar o económica, para desafiar a Pretoria directamente. Pero Angola dispone de herramientas: la primera, simplemente, es el soborno, que utiliza para reducir las tensiones bilaterales. Angola ha ofrecido a las empresas de Sudáfrica acceso a su diamante y a sus recursos petroleros. El petróleo, como único recurso del que Sudáfrica carece, es particularmente atractivo para Pretoria. Los sobornos también pueden ser utilizados para debilitar la lealtad a los intereses de Sudáfrica en lugares clave. La segunda herramienta es el aparato de inteligencia de Angola, que Luanda puede utilizar para dar forma a las posiciones políticas en toda la región.
Ya ambos poderes ven a Namibia, Zambia y Zimbabwe como los primeros escenarios de la naciente guerra fría. Sudáfrica tiene ventaja en los tres teatros, simplemente porque goza de fácil acceso físico a cada uno de ellos en virtud de la infraestructura que Pretoria ha construido en los últimos años. Pero la influencia de Angola está en constante empuje hacia el exterior.

No hay comentarios: