Libia no es una fiesta de la democracia sino un nuevo
dolor de cabeza para la OTAN
La mayor
parte de novedades que llegan de Libia describen las atrocidades cometidas por
los insurgentes que llegaron al poder.
Además de
la exhibición del cuerpo del dictador libio derrocado, Muamar Gadafi, en el
frigorífico de un supermercado en la ciudad de Misrata, salieron a la luz
pública otros detalles relacionados a la revolución en Libia.
Los
representantes de la organización internacional de derechos humanos Human
Rights Watch descubrieron cadáveres de 53 presuntos partidarios de Muamar
Gadafi ejecutados la semana pasada en la ciudad de Sirte por los rebeldes de
Misrata que hacen la vista gorda ante las ordenes del Consejo Nacional de Transición (CNT) de
Bengasi.
Algunos
de las víctimas tenían las manos atados detrás de la espalda cuando les
asesinaron.
Entretanto,
el presidente del CNT, Mustafá Abdel Jalil, declaró que de aquí en adelante
Libia vivirá de acuerdo con las normas de la ley islámica.
Pero parece aún más interesante observar cómo reaccionan a estas noticias los gobiernos de los países que participaron en la operación de la OTAN.
Pero parece aún más interesante observar cómo reaccionan a estas noticias los gobiernos de los países que participaron en la operación de la OTAN.
Hoy en
día, los medios noticiosos de estos países empiezan a manifestar menos
entusiasmo respecto a la situación en Libia.
Islamistas
de Bengasi
El
público general interpreta los últimos acontecimientos que sucedieron en Libia
a través del prisma del derrocamiento de un dictador por los revolucionarios.
Recordemos cómo reaccionaron la semana pasada a la muerte de Gadafi la Unión
Europea y EEUU.
"La muerte de Muamar Gadafi marca el fin de
una era de despotismo y represión durante la cual el pueblo libio sufrió mucho
tiempo", afirmaron los dirigentes europeos en un comunicado conjunto. Y el
presidente estadounidense, Barack Obama, afirmó que la muerte del dictador libio
pone fin a un capítulo largo y doloroso para Libia.
Pero los
expertos siempre calificaron como complicada la situación en Libia y creen que
hoy por hoy ya se ha agravado aún más.
Por ejemplo, el pasado 24 de octubre, ex ministro de Justicia durante el gobierno de Gadafi y actual presidente del CNT, Mustafá Abdel Jalil, declaró que Libia adoptará la Sharia y abolirá cualquier norma contraria a la ley islámica durante un acto celebrado por motivo del fin del régimen de Muamar Gadafi.
Por ejemplo, el pasado 24 de octubre, ex ministro de Justicia durante el gobierno de Gadafi y actual presidente del CNT, Mustafá Abdel Jalil, declaró que Libia adoptará la Sharia y abolirá cualquier norma contraria a la ley islámica durante un acto celebrado por motivo del fin del régimen de Muamar Gadafi.
Durante
los últimos meses, la revista Foreign Affairs, portavoz de la Comisión de
Relaciones Exteriores de EEUU, publicó una serie de artículos sobre el factor
islámico en Libia. Estos materiales hicieron recordar que Abdel Hakim Belhaj,
el jefe militar del CNT, fue emir del Grupo Islámico Combatiente Libio
establecido en Afganistán en la década de los 90.
Después
de los atentados del 11-S, varios compañeros de Belhaj fueron encerrados en la
cárcel de Guantánamo y otras prisiones ilegales para supuestos terroristas
donde asimismo estuvieron muchas personas inocentes. Hoy en día, este asunto
generó una polémica acalorada en EEUU.
Los
resultados preliminares de las elecciones a la Asamblea Constituyente de Túnez,
escenario de otra revolución en África del Norte, confirmaron una amplia victoria
de los islamistas moderados.
Las
revoluciones en el Oriente Próximo se convierten en una pesadilla para EEUU y
la UE que decidieron poner al mal tiempo buena cara y expresar verbalmente su
apoyo a los “luchadores contra las dictaduras”.
Pero tras
la muerte de Muamar Gadafi, el llamado “perro loco de Oriente Próximo”, empieza
un juego nuevo y por ahora es difícil pronosticar cómo será la reacción de los
países que participaron en la operación de la OTAN en Libia.
A juzgar
por todo, las declaraciones optimistas que se hacen para el público en las
capitales europeas no tienen nada que ver con la realidad, porque la noticia
sobre la implantación de la ley islámica en Libia es muy desagradable para los
que ayudaron al CNT a tomar el poder.
Operación de la OTAN sienta un precedente
Los
expertos analizaron minuciosamente las lecciones y consecuencias de la
operación militar en Libia, pero no está claro qué acciones se debe emprender
ahora.
Ex
embajador británico en Libia, Richard Dalton, opina que “el futuro de este país
árabe es incierto, pero esto no quiere decir que deberíamos preguntarnos si
tuvimos razón al hacer lo que hicimos”.
En otras
palabras, todos los pasos fueron correctos. Además, Richard Dalton determina
los principales criterios para la intervención de la OTAN en similares
conflictos hipotéticos en el futuro. Se trata de la “legalidad, apoyo regional
y posibilidad de lograr éxito”.
Asimismo
existen otro artículos que comparan las guerras libradas por EEUU y la OTAN en
Kosovo, Afganistán e Iraq.
Es
difícil calificar estas operaciones como brillantes, por varias razones. Pero
el problema principal no radica en la posibilidad de justificar la intervención
extranjera sino en la necesidad de gastar enormes recursos y fuerzas, incluidas
las militares, para reconstruir el país al término de la guerra.
Es
evidente que estos gastos superan los gastos en las propias operaciones de
combate.
Hoy en
día, la OTAN busca la solución oportuna eligiendo entre la posibilidad de dejar
a Libia en manos de los triunfantes, o sea el CNT y otros dos grupos de
insurgentes, o de participar en el restablecimiento del país. Las perspectivas
parecen negativas por ahora.
Los
expertos de la anunciada Comisión de Relaciones Exteriores analizaron la situación
en Libia tras la muerte de Muamar Gadafi y revelaron los principales problemas
en el país.
Se trata
de relaciones complicadas entre los ciudadanos de Trípoli, que creen que
desempeñaron el papel principal en la guerra contra Gadafi, y numerosas unidades
provenientes del desierto o provincias del país que afluyen a la capital libia.
Otro
problema consiste en una amenazante combinación de tres factores, es decir, las
fuerzas leales a Muamar Gadafi o su hijo, enormes reservas incontrolables de
armas y la postura más activa de los islamistas radicales dentro del CNT.
No se
debe forjarse ilusiones. La OTAN se verá obligada a involucrarse en varios
procesos en Libia, concluyeron los expertos.
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