sábado, 15 de octubre de 2011

NI FINANCIERA NI ECONOMICA, ES UNA CRISIS DE LA ECONOMIA POLITICA

El profesor de la Universidad de Nueva York, Nouriel Roubini, llamó "tormenta perfecta" a la combinación explosiva de los déficit fiscales en Estados Unidos, la desaceleración en la economía china, el default de la deuda europea y el estancamiento de Japón.
36 meses después de la crisis financiera de septiembre de 2008 no se ha resuelto ninguno de los problemas que sumieron a la economía mundial en la más profunda recesión desde la década de 1930. Muy por el contrario la recuperación económica es anémica y está fallando, en todo el mundo están decayendo las tasas de crecimiento y el sistema financiero muestra claros síntomas de acercarse a una bancarrota. Ante la probabilidad más o menos inminente de una nueva recesión mundial un síntoma adicional de la crisis es el incremento de la aversión al riesgo. Los mercados accionarios registraron su peor trimestre desde la quiebra de Lehman Brothers en el tercer trimestre de 2008 (3 años exactos atrás).
En Estados Unidos no mejora la situación del desempleo y también hubo bajas en los precios de las viviendas y reducción en la producción fabril, tres nítidas expresiones visibles en la economía global. El Banco Mundial, en su informe del 7 de junio prevé tasas de crecimiento económico más lento en todas las regiones del mundo excepto en el África subsahariana, tanto para el 2011 como para el 2012. La economía mundial crecerá apenas un 3.2% en 2011, muy por debajo de la ya humilde tasa del 3.8% del 2010.
Por su parte la economía de Estados Unidos crecerá apenas un 2.6% este año y sus porcentajes permanecerán por debajo del 3% hasta el año 2013. La combinación de un desempleo creciente con tasas de crecimiento no sostenido inferiores al 3% no permite prever una reducción sustancial de la desocupación, que llega casi a los dos dígitos.
Es todavía más preocupante que las tasas de crecimiento de los países en desarrollo, China, India, Brasil, etc., se reducirán a 6.3% hasta el 2013, un punto menos que la tasa de 2010. Y se trata de los países que han justificado gran parte del crecimiento mundial acaecido desde la crisis financiera en los países avanzados.
Los paquetes de incentivo fiscal de Estados Unidos, imitados de distinta manera por todos los países, inauguraron una enorme transferencia de riqueza desde la base social a la cúspide financiera. Así se han agudizado las tensiones sociales y asistimos al comienzo de importantes levantamientos revolucionarios, cuyos indicios iniciales se han visto en Túnez y Egipto, en la resistencia en Grecia y en las protestas masivas en Wisconsin.
El rescate de los bancos se pagó con endeudamiento de los Estados y así se socavó aún más la solvencia de los bancos, ya que se llenaron de títulos de deuda cuyo valor se desploma.


Una crisis de la economía política
Los economistas políticos clásicos como Adam Smith o David Ricardo no utilizaban el término "economía" en sí mismo. Utilizaban siempre el término "economía política". Para los economistas clásicos era imposible entender la política sin la economía o la economía sin la política. Los dos campos son sin duda diferentes pero están ligados íntimamente. El uso del término "economía" por sí mismo comenzó a ser utilizado recién a finales del siglo 19. Smith entiende que las decisiones individuales surgen en un mercado eficiente, pero reconoce que las opciones fueron conformadas por el sistema político del cual nacen, al igual que el sistema político se forma por la realidad económica. Para los economistas clásicos los sistemas políticos y económicos se entrelazan, cada uno depende del otro para su existencia.
La crisis económica actual se entiende mejor como una crisis de la economía política. Por otra parte, tiene que ser entendida como una crisis global que envuelve a los Estados Unidos, Europa y China, que tiene varios detalles diferentes pero un tema central: la relación entre el orden político y la vida económica. En una escala global, o al menos para la mayoría de las economías más importantes del mundo, hay una crisis de la economía política.


1. La crisis en Estados Unidos
Como todos sabemos, el origen de la actual crisis financiera fue la crisis de las hipotecas subprime en los Estados Unidos. Para ser más precisos, se originó en un sistema financiero de generación de activos en bonos, cuyo valor dependía del precio de la vivienda. Se supone que el precio de las casas siempre tiende a subir y aunque el precio de la vivienda fluctúe todavía el valor del bono puede determinarse. Esto tampoco resultó no ser cierto. El precio de la vivienda se redujo y, peor aún, el valor de los activos en bonos se volvió indefinido. Esto puso a todo el sistema financiero de Estados Unidos en un estado de estancamiento y la crisis se extendió a Europa, donde muchas instituciones financieras habían comprado esos bonos.
Desde el punto de vista de la economía, esta era esencialmente una crisis financiera: ¿quién ganó o perdió dinero y cuánto? Desde el punto de vista de la economía política se plantea una cuestión diferente: la legitimidad de la élite financiera. Hay que pensar al sistema nacional en primer lugar como una sumatoria de subsistemas - políticos, económicos, militares, etc. Luego podemos pensar al sistema económico como divisible a su vez en subsistemas - diversos mercados verticales corporativos con sus propias élites, con una de las verticales en el sistema financiero. Obviamente, esto simplifica en exceso la situación, pero hay que marcar un punto: uno de los sistemas, el sistema financiero, fracasó y su fracaso se debió a las decisiones tomadas por la élite financiera. Esto creó un enorme problema político centrado no tanto en la confianza en algún instrumento financiero en particular, sino en la competencia y la honradez de la élite financiera en sí misma. Emergió una idea de que la élite financiera era incapaz o deshonesta o ambas cosas. La idea era que la élite financiera violó todos los principios de la responsabilidad fiduciaria, social y moral en la búsqueda de su propia ganancia personal a expensas de las ganancias de la sociedad en su conjunto.
Justa o no, esta percepción ha originado una crisis política masiva. Esta fue la verdadera crisis sistémica, en comparación con la cual la crisis de las instituciones financieras es un hecho trivial. La pregunta consistía en saber si el sistema político fue capaz, no solamente de crear la crisis, sino también de apoyar a los autores responsables. Por otra parte ¿cómo el sistema político no ha creado leyes para hacer que estas acciones sean criminalizables? ¿Es que la élite política actuó en connivencia con la elite financiera?
Hubo una crisis de confianza en el sistema financiero que provocó una crisis de confianza en el sistema político. Las acciones del gobierno de los Estados Unidos en septiembre de 2008 se diseñaron para hacer frente a las fallas del sistema financiero. Muchos esperaban que se continuara enfrentando los fracasos de la elite financiera, pero esto no fue lo que ocurrió. De hecho, la percepción es que después de haber entregado grandes sumas de dinero para estabilizar el sistema financiero, la élite política permitió a la elite financiera administrar el sistema en su beneficio.
Esto generó la segunda crisis - la crisis de la élite política. El movimiento del Tea Party surgió en parte como crítica a la élite política, centrándose en la crítica a las medidas adoptadas para estabilizar el sistema y con el argumento de que se había creado una nueva crisis financiera, esta vez por el exceso de deuda soberana. La percepción de los Tea Party fue extrema, pero la idea era que la élite política había resuelto el problema financiero mediante la generación de deuda masiva y con la acumulación de excesivo poder en el Estado. Su argumento era que la élite política utilizó la crisis financiera para aumentar drásticamente el poder del Estado (la reforma del sistema de salud), mientras desgerenciaba el sistema financiero a través de una excesiva deuda soberana.


2. La crisis en Europa
La cuestión de la deuda soberana también ha creado una crisis financiera y una crisis política en Europa. Mientras la crisis financiera estadounidense sin duda afectó a Europa, la recesión resultante profundizó la crisis política europea. Desde hacía mucho tiempo una minoría en Europa consideraba que la Unión Europea se había construido para apoyar a la elite financiera a expensas de la población en general o para reforzar el norte de Europa, especialmente Francia y Alemania, a expensas de la periferia - o ambos. Lo que había sido un inicial punto de vista minoritario se vio reforzado por la recesión.
La crisis europea fue semejante a la crisis de Estados Unidos en el sentido de que las instituciones financieras europeas también fueron rescatadas con recursos estatales. Pero la crisis es más profunda en Europa porque no actuó unitariamente para rescatar a todos los bancos europeos, sino que cada país trabajó en su ámbito nacional, cada nación se centró en sus propios bancos y el Banco Central Europeo aparentó favorecer al norte de Europa en general y a Alemania en particular. Esto se convirtió en el tema central cuando la recesión generada provocó una crisis desproporcionada en los países periféricos, como Grecia.
Esta historia tiene dos relatos: uno de ellos es la versión alemana, que se ha convertido en la explicación común. Sostiene que Grecia terminó en una crisis de deuda soberana por la irresponsabilidad del gobierno griego en el mantenimiento de programas de bienestar social por encima de lo que podría financiar. Cuando estalló la crisis los griegos se quedaron a esperar que los demás países, especialmente los alemanes, los rescataran.
El relato griego, que es menos mencionado, fue que los alemanes aparejaron a la Unión Europea a su favor. Alemania es el tercer mayor exportador después de China y los Estados Unidos (acercándose rápidamente al segundo lugar). Formando una zona de libre comercio, los alemanes crearon mercados cautivos para sus productos. Durante la prosperidad de los primeros 20 años o menos, esto quedó escondido debajo del crecimiento general. Pero una vez que estalló la crisis, la imposibilidad de Grecia para devaluar su moneda -que, como el euro, estaba controlada por el Banco Central Europeo- y la capacidad de Alemania para seguir exportando sin ningún tipo de contra-capacidad de Grecia para controlar las exportaciones, agravaron la recesión de Grecia, dando lugar a una crisis de deuda soberana. Por otra parte, la normativa generada por Bruselas mejoró una posición alemana frente a la que Grecia no podía hacer nada.
Si estas narrativas son ciertas no es algo que interese mucho. El punto es que Europa se enfrenta a dos crisis política generadas por la economía. Una crisis es similar a la americana, que es la creencia de que la elite política de Europa ha protegido a la élite financiera. La otra es propiamente europea, una crisis regional en la que algunas partes de Europa han llegado a desconfiar abiertamente de las demás. Esto podría convertirse en una crisis existencial para la Unión Europea.


3. La crisis en China
En China la inflación de las materias primas industriales importadas reduce los beneficios de las empresas, mientras que la inflación de los precios agrícolas reduce el valor de los salarios. Esta inflación de los productos alimenticios crea un quiebre social peligroso e importantes revueltas. La dirigencia comunista comprende la necesidad de reorientar todo el proceso de acumulación, lo que no se puede hacer sin pasar por una crisis. Para evitarla China reduce su tasa de crecimiento económico, con lo cual entra en crisis pero mantiene el modelo. Por eso hay indicios de que la economía china se está desacelerando.
La OCDE corrigió su previsión de 9.7 % de crecimiento del PBI prevista para 2011en noviembre pasado y ahora proyecta un 9%, mientras el crecimiento de 2010 fue del 10,3%. La calificadora internacional Standard & Poor's dijo que las medidas anti-inflacionarias del gobierno chino, especialmente las de sujetar la oferta de crédito, podrían “dar lugar a un aumento en las pérdidas de crédito en los próximos dos o tres años. La rentabilidad de los bancos chinos podría caer en lo que resta del 2011 y producir una nueva caída en los próximos dos años".
El control de la inflación haría que los mercados de futuros se volcaran a la baja con una deflación en los precios de las materias primas, los productos alimenticios, los campos de trigo y el resto de los commodities. El peso de China en los precios y en los mercados de futuros de materias primas y productos alimenticios es tal que incluso una pequeña reducción en su tasa de crecimiento significa una fuerte disminución de los precios de los productos básicos.

La crisis de Estados Unidos y Europa golpeó con fuerza en China, que siendo la economía exportadora más grande del mundo, es un rehén de la demanda externa, particularmente de los Estados Unidos y Europa. Cuando los Estados Unidos y Europa entraron en recesión, el gobierno chino enfrentó una crisis de desempleo. Con las fábricas cerradas y los trabajadores en paro el desempleo en China podría conducir a una inestabilidad social en gran escala. El gobierno chino tuvo dos respuestas: la primera fue mantener las fábricas alentando la reducción de precios hasta el punto en que las limitaciones de beneficios sobre las exportaciones se evaporaron. La segunda fue proporcionar cantidades sin precedentes del crédito a las empresas que enfrentaban incumplimiento de las deudas con el fin de mantenerlas en el negocio.
La estrategia funcionó, por supuesto, pero sólo a costa de una inflación sustancial. Esto llevó a una segunda crisis, donde los trabajadores enfrentaron una contracción de los ya magros ingresos. La respuesta fue aumentar los ingresos, lo que a su vez aumentó el costo de los bienes exportados, una vez más, por lo que las tasas de los salarios de China resultaron menos competitivas, por ejemplo, que las de México.
China ya había alentado anteriormente a los empresarios. Esto fue fácil cuando Europa y Estados Unidos estaban en auge. Ahora, el movimiento racional de los empresarios era regresar a ultramar o despedir a los trabajadores, o ambas cosas. El gobierno chino no puede permitirse esto, así que comenzó a inmiscuirse cada vez más en la economía. La elite política trató de estabilizar la situación -y sus propias posiciones- al aumentar los controles sobre las élites corporativas financieras y otras.


Conclusiones
De diferentes maneras, esto es lo que sucedió en los tres lugares - los Estados Unidos, Europa y China - por lo menos en sus primeros momentos: aumentar el control político sobre la economía.
1.      En los Estados Unidos el primer impulso fue el de regular el sector financiero, estimular la economía y aumentar el control sobre los sectores de la economía.
2.      En Europa, donde ya había controles importantes sobre la economía, la élite política comenzó a analizar cómo funcionarían los controles y quiénes se beneficiarían más.
3.      En China, donde la elite política siempre mantuvo el poder implícito de la economía, el poder se incrementó.
En los tres casos, el primer impulso fue el de usar los controles políticos.
En los tres casos se generó una gran resistencia. En los Estados Unidos, el Tea Party es simplemente la manifestación más activa y efectiva de esa resistencia. Pero la resistencia fue más allá de ellos. En Europa, la resistencia proviene de los anti-europeístas (y de los anti-inmigrantes que culparon a las fuerzas políticas de la apertura de las fronteras de la Unión Europea a la inmigración no controlada). También procedía de las elites políticas de países como Irlanda, que se enfrentaban a las élites políticas de otros países. En China, la resistencia ha venido de aquellos que están siendo afectados por la inflación, los consumidores y los intereses de las empresas cuyas exportaciones sean menos competitivas y rentables.
Pero no todas las economías importantes están atrapadas en esta crisis. Rusia pasó a través de esta crisis hace años y ya se inclinó en su momento por el control de la élite política sobre la economía. Brasil e India no han experimentado los extremos de China, pero tampoco han tenido las tasas de crecimiento extremas de China. Sin embargo, cuando los Estados Unidos, Europa y China entran en una crisis de este tipo, razonablemente se puede decir que el centro de gravedad de la economía mundial y la mayor parte de su poder militar se encuentra en crisis. No es un momento trivial.
Crisis no significa colapso. Los Estados Unidos tienen una legitimidad política sustancial para aprovechar. Europa tiene menos poderío, pero sus naciones constituyentes son fuertes. El Partido Comunista de China es una entidad formidable, pero ya no se trata de hacer frente a una crisis financiera. Se trata de una crisis política por la manera en que la elite política ha logrado la crisis financiera. La crisis política es más peligrosa porque a medida que la élite política se debilita pierde la capacidad de gestión y control de otras élites.
Es vital entender que este no es un desafío ideológico. Los de izquierda que se oponen a la globalización y los derechistas que se oponen a los inmigrantes están inmersos en el mismo proceso, cuestionando la legitimidad de las élites. Tampoco es simplemente una cuestión de clase. El desafío proviene de muchas áreas. Los desafíos no son todavía enormes pero no están tan lejos como para descartarlos. El verdadero problema es que, mientras que la crisis de las elites continúa, las profundas diferencias existentes entre los desafiantes hacen difícil imaginar una élite política alternativa.


La crisis de legitimidad
Esta, entonces, es la tercera crisis que puede surgir: que las élites se deslegitimen y todos los que se proponen reemplazarlas están profundamente divididos y constituyen solo una fuerza hostil, unidos en la hostilidad a las elites, pero sin ninguna ideología coherente en sí misma. En Estados Unidos esto conduciría a la parálisis. En Europa, daría lugar a una transferencia de competencias al Estado-nación. En China llevaría a la fragmentación nacional y al conflicto.
Estos son resultados extremos pero no podemos entender lo que está pasando sin entender dos cosas:
1.      La primera es que la crisis político-económica, si no es mundial es por lo menos generalizada y todos los procesos nacionales tienden a estar vinculados de alguna manera a esta crisis.
2.      La segunda es que la crisis es un problema económico que ha generado un problema político, que a su vez está haciendo empeorar el problema económico
Los seguidores de Adam Smith pueden creer en una esfera económica autónoma, desvinculada de la política, pero Adam Smith era mucho más sutil. Por eso llamó a su libro más importante Riqueza de las naciones. Trataba sobre la riqueza pero también sobre las naciones. Porque en definitiva los políticos tienen la última palabra.

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