Brasil, una batalla geopolítica histórica
Miguel Angel Barrios
El profesor Miguel Angel Barrios y el embajador Samuel Pinheiro Guimaraes
dictaron un seminario en el Instituto de Estudios Latinoamericanos de la
Universidad Federal de Brasilia, el 27 de setiembre de 2018.
El día 27 de
septiembre en el Instituto Latinoamericano de la Universidad de Brasilia hemos participado
de un conversatorio en el ciclo de Palestras de la citada alta casa de
estudios, con el Embajador Samuel Pinheiro Guimaraes. Coincidíamos en líneas
generales y con matices con Pinheiro Guimaraes respecto a que el día 7 de
octubre se define el destino del Brasil y sin ninguna dudas, por su carácter de
Estado semicontinental sudamericano (limita con todos los países de América del
sur excepto con Chile y Ecuador), el resultado impactará en América del sur y
América Latina.
Siempre reiteramos en
numerosas oportunidades, siguiendo las enseñanzas del filósofo y político
mexicano que la historia de América Latina es la tensión permanente de avances
y retrocesos del bolivarismo versus monroísmo. Como bien sabemos el bolivarismo
es entender que la única política estratégica posible es el continentalismo
sudamericano. En mi libro "El latinoamericanismo en el pensamiento
político de Manuel Ugarte. Biblos. Bs. As. 2007 desarrollo el itinerario
geopolítico de la Patria Grande.
Por otro lado la doctrina Monroe no es una doctrina, es una declaración
unilateral que lo hizo Monroe en 1817 y luego lo pronunció en 1823 en el
discurso de la Unión siendo presidente. Por supuesto la "doctrina"
Monroe estaba dirigida a Inglaterra, para luego convertirse en la
"doctrina" que considera geopolíticamente a América Latina en el
patio trasero de la República Imperial. Por eso el gran historiador mexicano
Carlos Pereyra escribe su famoso libro "El mito Monroe".
Tiene mucho simbolismo
puntualizar que la primera vez donde Estados Unidos viola su propia
"doctrina" de "América para los americanos " fue
bombardeando las islas Malvinas en 1831 con la fragata Lexington y
posteriormente en 1982, cuando el Imperio entierra para siempre la
"doctrina" Monroe en el Atlántico Sur aliándose a los ingleses en la
Guerra de Malvinas.
En su último discurso
en las Naciones Unidas, el presidente Donald Trump (en su lucha de patriotismo versus
globalismo (y aquí no debemos confundir patriotismo de expansión con
patriotismo de liberación, porque muchos se confunden) levantó como debe ser un
patriota pero de Estados Unidos, la "doctrina" Monroe manifestando
"América para los americanos" agregando que rechazará "la
interferencia de naciones extranjeras en este hemisferio y en nuestros asuntos".
Estados Unidos en
nuestra opinión reactualiza la "doctrina" Monroe en la necesidad de
mantener "tranquilo" el patio trasero en la visión geopolítica de
Mackinder de concentrarse en la lucha contra China y Rusia en la isla mundial o
sea Eurasia, donde se juega el poder mundial. Pero
esto vuelve más peligroso a Estados Unidos en América Latina donde la
reactualización de la "doctrina" Monroe tiene tres pilares:
· Militarización
de América del sur en función del nuevo "enemigo": El terrorismo y el
crimen organizado, que tiene como finalidad la policialización de las FFAA
· La guerra
judicial direccionada ante todo estorbo que alterara sus planes de control
hemisférico
· La lucha
comercial contra China en virtud de no perder el espacio geoeconómico y
geopolítico que le corresponde por el "destino manifiesto".
América del sur había
tenido en la primera década del siglo XXI una profundización del bolivarismo
que se materializó con UNASUR -primer órgano de cooperación política sin
injerencia de Estados Unidos- fuera de la OEA. Estos gobiernos son definidos o
autodefinidos como de "centro izquierda" o de "izquierda",
por lo que caracterizan a esta época como un avance de la "derecha".
Nada más alejado de la realidad, nunca sirvieron para nada sino para confundir
las categorías de "izquierda' o de "derecha", ambas coloniales.
La lucha central es
Liberación o Dependencia, Patria o Colonia, Estado Continental o la Nada,
Estado Continental o Narco-democracias. La lucha por lo tanto es como lo dijo
José Martí por la segunda independencia o independencia definitiva. Se trata de
la liberación social y nacional por y para la Patria Grande y de ninguna manera
la lucha por la reivindicación de minorías como el social-liberalismo europeo.
Los gobiernos de Unasur se destacaron, por supuestos algunos más, otros menos,
por tres puntos:
· Defensa de la soberanía estatal.
· Defensa de los sectores sociales más postergados.
· Política de integración.
Ratificamos una vez
más que nos quedamos a mitad de camino. Y posteriormente, errores propios,
personalismos y tareas pendientes empezaron a generar un retroceso de estos
gobiernos en Nuestra América. El triunfo de Macri en la Argentina fue un
laboratorio geopolítico para Estados Unidos y no dudamos que el golpe de estado
en Brasil era imposible sin Macri en Argentina. Hoy desapareció UNASUR.
Y por lo tanto, ¿que
se juega en Brasil en las elecciones? Un triunfo de Bolsonaro pone nockaut a nuestra América. Porque Bolsonaro
representa el patrioterismo lacayo hacia Estados Unidos.Y con una Argentina
gobernada por el FMI. Sin embargo, un triunfo del PT es el triunfo de UNASUR,
del Mercosur, de los BRICS, del Consejo Sudamericano de Defensa, de la defensa
de la Amazonía, etc. Es decir sería una oxigenación que nos pone en pie, lo
otro es un nockaut.
Y más allá de toda la
complejidad de la política brasileña, de la prisión a Lula, del papel dudoso
del juez Moro -por decir algo leve-, de lo que se trata es que se logra
oxigenar el bolivarismo, porque más allá de todo Lula es un mito político
verdadero. El lulismo es más grande que el PT. Y por lo tanto en ningún lugar
hay una figura como Lula (puede ser Mujica, desde otro contexto y cultura
política) y nadie más, o sea a no confundir. No es hora de repetir errores.
Estos movimientos nacionales post-consenso de Washington deben, para
nosotros tener tres prioridades:
· La única
política estratégica es la integración, por supuesto gradual. De la cooperación
a la integración. No será fácil, por la agresividad norteamericana.
·
Reconocer y
generar una política integral de seguridad.
·
Recuperar como
sostiene la Doctrina Social de la Iglesia una "dimensión ética de la
política".
Mientras tanto el gran
tornero en un aporte inconmensurable para la historia grande de Nuestra América
Latina nos pone en pie cuando estábamos nockaut. La historia
siempre nos brinda lindas sorpresas.
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