La transformación del modelo maquilador en Ciudad Juárez
Yesenia Torres Curiel
La industria
maquiladora ha representado para Ciudad Juárez un motor económico en términos
de empleo (6 de cada 10 empleados de la ciudad trabaja en maquila). Esta
industria presenta un crecimiento sostenido del empleo en los últimos años y
actualmente cuenta con más de 250,000 empleados en 315 establecimientos.
Desde que las primeras
maquilas se establecieron en Juárez, el gobierno y los empresarios locales
visualizaron la necesidad de aprovechar e integrarse con este nuevo y dinámico
agente. Se diseñaron estrategias para que las empresas locales pudieran ser
proveedoras de insumos y servicios a la industria maquiladora, una iniciativa
con resultados limitados por la disparidad económica y competitiva entre los
dos tipos de industrias y las diferencias de escala. Se fomentó la vinculación
entre las instituciones educativas y la industria para proveerlas de capital
humano para lo cual se crearon universidades tecnológicas para la formación de
técnicos con opción a la formación universitaria y se incluyeron programas
educativos de ingeniería en mecatrónica, aeroespacial y sistemas automotrices.
Además se promovió y consolidó la creación de centros de diseño y parques
industriales especializados.
La maquiladora
significó una opción de empleo, donde el trabajador recibió servicios de
alimentos, transporte, educación, capacitación in situ, incentivos económicos y
no económicos, contratos formales de trabajo, acceso a servicios (crédito,
salud, vivienda, descuentos) y una jornada laboral en tres turnos rotativos.
Como organización se compone de un 9% (23,124) de empleados administrativos y
un 91% de operadores y técnicos (230,204), con un salario promedio aproximado por
operador de $ 4,680 (250 dólares mensuales).
La industria tuvo una
evolución de largo plazo en la complejidad de sus procesos. El gobierno impulsó
la atracción de inversiones que derivaran en mayor valor agregado. Se transitó
desde la operación inicial basada en el sorteo de cupones / data processing a
las confecciones textiles y los dispositivos médicos para pasar posteriormente
a la rama eléctrica/electrodomésticos, la electrónica y sumar la producción de arneses
para la industria automotriz y aeroespacial. En la última etapa se agregaron procesos
complejos, 6T – insumos, servicios de exportación (Centros de Diseño e
Ingeniería) y Black Box.
El modelo ha
funcionado con la lógica de competitividad mediante el aporte de mano de obra
barata, aunque atraviesa ahora una nueva transformación coyuntural.
Con el cambio en los
productos maquilados ha evolucionado la tecnología y el valor agregado lo que ha
permitido incrementar el salario real de técnicos y especialistas aunque no
sucedió lo mismo en forma significativa para los operarios.
Juárez se convirtió en
uno de los centros industriales más importantes de Norteamérica, donde se
manufacturan los productos más avanzados e innovadores de los ramos
electrónicos, automotrices y electrodomésticos. Un ejemplo de esto es el caso
de Activ, empresa orientada a diseñar autos sin chofer, antes llamada Delphi.
Como consecuencia de
la evolución en la complejidad de los procesos, el empleado maquilador fue
adquiriendo una lógica incremental. Lo que en un principio implicaba la
adquisición de rangos diferenciales dejó de ser un incentivo y se convirtió en
una rutina establecida. Una estructura organizacional pensada para sostener
establemente una masa de operadores (91%) dificulta la movilidad hacia puestos superiores
de trabajo con capacidad de mando y toma de decisiones, en un contexto
tendiente a la alta tecnificación. El ascenso de un operario requiere mayores
estudios y suficiente tiempo y dinero para aspirar a ser técnico, el agregado
de cierta experiencia o la formalización
de estudios de ingeniería fuera de la planta si pretende ser supervisor de
producción. Todo ello en un contexto donde el salario real es bajo y la
estructura rotativa de la jornada laboral no favorece la combinación de trabajo
con estudio.
Nuevas generaciones
más especializadas se integraron a la oferta de capital humano para las cuales el
trabajo rutinario, los horarios rotativos y los salarios reales carecen de
atractivo.
Alrededor de la
dinámica maquiladora la ciudad experimentó un desarrollo comercial y de
servicios anárquico y asimétrico generando una competencia de mano de obra con
la maquiladora, situación que provoca problemas de rotación y costos de
atracción de candidatos, llegando a pagar un bono a los operadores por cambiar
de empresa.
Además la región del
Bajío ofrece mejores salarios y condiciones para que los trabajadores que
llegan a Juárez desde el sur de México se estacionen en esa región.
La permanencia de la
violencia ahuyenta la llegada de nuevos candidatos y complica la interacción de
los trabajadores que ven amenazada su seguridad fuera de la empresa mientras
que dentro de la planta las maquilas se dotan de seguridad privada y de estrategias
crecientes para mantener a salvo instalaciones y empleados.
Los acuerdos firmados
por México con Estados Unidos en el marco del USMCA obligan a que por las
reglas de origen alrededor del 45% de la producción regional provenga de
plantas con salarios de 16 dólares ($ 304) la hora, un valor aproximadamente 15
veces superior al actual.
El nuevo gobierno
nacional y el gobierno local deberán resolver el desequilibrio propio del modelo
maquilador actual y diseñar estrategias que permitan la alineación delos objetivos
industriales como la productividad con calidad, los procesos complejos y especializados
y la integración tecnológica con un nivel superior de ingresos reales (con
conocimiento incorporado) para los trabajadores. El cumplimiento de las
obligaciones democráticas del Estado mexicano en Ciudad Juárez tiene gran parte
de la responsabilidad en el logro de dicho equilibrio.
Las etapas por las que
transitó la industria maquiladora en Ciudad Juárez le permitieron generar una nueva
forma de trabajo, sin que la industria mexicana haya podido aportar los apoyos suficientes para equilibrar exitosamente el
modelo, debiendo en muchos casos pagar las carencias de inversión del Estado en
términos de servicios.
En un escenario juarense
donde conviven la maquila, el desierto, la frontera, el tránsito comercial, la migración
y la violencia es muy probable que la maquila pueda mejorar los salarios reales
si el costo del salario social se compartiera con el Estado mexicano, para la
mejora de la calidad de vida del trabajador y aspirar al aumento de la
productividad vía el conocimiento y ya no por medio del abaratamiento del costo
de la mano de obra.
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