Transcripción del video:
Resulta que México no es del todo independiente de energía. El país produce suficiente crudo para satisfacer su consumo interno, pero México importa una gran cantidad de productos refinados de los Estados Unidos, principalmente de Texas. Así que México en este momento se está acercando, básicamente, a un punto de inflexión en su política energética. El país se encuentra en medio de un debate con el fin de determinar qué pasará en la industria de la energía.
Lo más probable es que en un futuro próximo veamos una disminución en la producción, también en la exploración, sobre todo porque México no ha invertido lo suficiente durante mucho tiempo en su infraestructura energética. Así que obtenemos producción energética en el mar adyacente –en los campos como el Cantarell Camp- donde la producción está disminuyendo a un ritmo que parece ser bastante empinado para el gobierno en el futuro. Y esto realmente le importa al gobierno, porque la mayor parte, el 30 a 40 por ciento de los ingresos del gobierno en un año determinado, provienen de la energía que produce. Por lo tanto una disminución en la producción de energía significa una disminución de los ingresos públicos, lo que significa una crisis presupuestaria en el horizonte de México a menos que aumente la producción.
Entonces, lo que vemos en México en este momento es básicamente una cuestión doble: en primer lugar - ¿cómo puede el país adoptar una perspectiva que logre que las empresas extranjeras vengan, inviertan capital, y también tecnología en los recursos energéticos que casi con seguridad México tiene, sobre todo en el Golfo de México, en alta mar. Y entonces la segunda cuestión –si el país reforma o no a PEMEX- para que la compañía petrolera nacional sea un poco más eficiente, un poco más productiva, capaz de adaptarse mejor a las nuevas tecnologías.
La primera pregunta –abrir o no abrir el sector petrolero a la inversión extranjera- están tornándose en una pregunta acerca de la constitucionalidad. En este momento la Constitución mexicana afirma que los minerales del subsuelo pertenecen al Estado y al pueblo. Si México quiere obtener la inversión extranjera, va a tener que cambiar esa parte de la Constitución con el fin de permitir que las compañías petroleras extranjeras se apropien del petróleo que hay que perforar. Así que eso va a tener que suceder antes de que haya novedades con la inversión extranjera.
Cuando se trata de si van o no a hacer que PEMEX sea más eficiente, estamos hablando acerca de si van a ser capaces o no de hacer frente a años y años de corrupción acumulada, ineficiencias burocráticas e intereses políticos creados que van a hacer muy difícil cambiar la forma en que se maneja Pemex, cómo está estructurada, etc, y el gobierno ya ha prometido definitivamente no privatizar Pemex, pero es posible que tenga que haber algún tipo de cambio en el funcionamiento de PEMEX a fin de hacerla un socio viable para las empresas extranjeras que entran y también para que pueda incrementar su eficiencia y la competencia en el corto y mediano plazo.
Así que en este punto creemos que el gobierno de México va a cumplir sus promesas de comenzar la presentación de un paquete energético a finales de este año, tal vez agosto, tal vez una vez que la sesión legislativa de septiembre empiece a rodar. Esperamos que haya un gran impulso a los cambios, pero no va a haber un montón de compromisos. La suerte de las mejores prácticas para la solución de la industria energética implicaría una muy amplia apertura de la industria energética mexicana. Probablemente sea algo menos que eso, algo que permita la inversión extranjera de una forma más liberal de la que hemos visto hasta el momento en que las empresas se ven obligadas a depender de los contactos para obtener acceso a los campos petroleros de México basados en honorarios, porque México va a tener que incentivar a las empresas para venir e invertir tecnología bastante pesada a muy altos niveles de capital para llegar a los depósitos de petróleo en alta mar que todo el mundo asegura que están ahí.
Resulta que México no es del todo independiente de energía. El país produce suficiente crudo para satisfacer su consumo interno, pero México importa una gran cantidad de productos refinados de los Estados Unidos, principalmente de Texas. Así que México en este momento se está acercando, básicamente, a un punto de inflexión en su política energética. El país se encuentra en medio de un debate con el fin de determinar qué pasará en la industria de la energía.
Lo más probable es que en un futuro próximo veamos una disminución en la producción, también en la exploración, sobre todo porque México no ha invertido lo suficiente durante mucho tiempo en su infraestructura energética. Así que obtenemos producción energética en el mar adyacente –en los campos como el Cantarell Camp- donde la producción está disminuyendo a un ritmo que parece ser bastante empinado para el gobierno en el futuro. Y esto realmente le importa al gobierno, porque la mayor parte, el 30 a 40 por ciento de los ingresos del gobierno en un año determinado, provienen de la energía que produce. Por lo tanto una disminución en la producción de energía significa una disminución de los ingresos públicos, lo que significa una crisis presupuestaria en el horizonte de México a menos que aumente la producción.
Entonces, lo que vemos en México en este momento es básicamente una cuestión doble: en primer lugar - ¿cómo puede el país adoptar una perspectiva que logre que las empresas extranjeras vengan, inviertan capital, y también tecnología en los recursos energéticos que casi con seguridad México tiene, sobre todo en el Golfo de México, en alta mar. Y entonces la segunda cuestión –si el país reforma o no a PEMEX- para que la compañía petrolera nacional sea un poco más eficiente, un poco más productiva, capaz de adaptarse mejor a las nuevas tecnologías.
La primera pregunta –abrir o no abrir el sector petrolero a la inversión extranjera- están tornándose en una pregunta acerca de la constitucionalidad. En este momento la Constitución mexicana afirma que los minerales del subsuelo pertenecen al Estado y al pueblo. Si México quiere obtener la inversión extranjera, va a tener que cambiar esa parte de la Constitución con el fin de permitir que las compañías petroleras extranjeras se apropien del petróleo que hay que perforar. Así que eso va a tener que suceder antes de que haya novedades con la inversión extranjera.
Cuando se trata de si van o no a hacer que PEMEX sea más eficiente, estamos hablando acerca de si van a ser capaces o no de hacer frente a años y años de corrupción acumulada, ineficiencias burocráticas e intereses políticos creados que van a hacer muy difícil cambiar la forma en que se maneja Pemex, cómo está estructurada, etc, y el gobierno ya ha prometido definitivamente no privatizar Pemex, pero es posible que tenga que haber algún tipo de cambio en el funcionamiento de PEMEX a fin de hacerla un socio viable para las empresas extranjeras que entran y también para que pueda incrementar su eficiencia y la competencia en el corto y mediano plazo.
Así que en este punto creemos que el gobierno de México va a cumplir sus promesas de comenzar la presentación de un paquete energético a finales de este año, tal vez agosto, tal vez una vez que la sesión legislativa de septiembre empiece a rodar. Esperamos que haya un gran impulso a los cambios, pero no va a haber un montón de compromisos. La suerte de las mejores prácticas para la solución de la industria energética implicaría una muy amplia apertura de la industria energética mexicana. Probablemente sea algo menos que eso, algo que permita la inversión extranjera de una forma más liberal de la que hemos visto hasta el momento en que las empresas se ven obligadas a depender de los contactos para obtener acceso a los campos petroleros de México basados en honorarios, porque México va a tener que incentivar a las empresas para venir e invertir tecnología bastante pesada a muy altos niveles de capital para llegar a los depósitos de petróleo en alta mar que todo el mundo asegura que están ahí.
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