lunes, 27 de junio de 2016

AVALANCHA MIGRATORIA POR DEPORTACIONES MASIVAS EN ESTADOS UNIDOS?

La Corte Suprema de Estados Unidos puede traer problemas a Ciudad Juárez
Dr. Norberto Emmerich. IESAC – Ciudad Juárez

Tras un empate entre jueces conservadores y liberales la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos no pudo emitir un fallo ni a favor ni en contra de las medidas de alivio migratorio impulsadas por el presidente Barack Obama en diciembre de 2014, dando validez a la sentencia emitida en 2015 por la Corte de Apelaciones del 5° Circuito de Nueva Orleans (Louisiana).
Con un empate de 4 a 4, los magistrados de una recortada Corte Suprema (la nominación del 9° juez Merrick Garland está trabada en el Senado por la oposición republicana) no innovaron respecto a lo decidido en el tribunal inferior de Nueva Orleans sobre la extensión del programa DACA extendido (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia) que buscaba legalizar a 300.000 jóvenes inmigrantes no autorizados que llegaron a Estados Unidos siendo niños (700.000 ya estaban incorporados en la versión DACA de 2012, los llamados dreamers) y la aplicación del programa DAPA (Acción Diferida para Responsabilidad de los Padres) que contemplaba la entrega de permisos de trabajo renovable para 4 millones de indocumentados adultos. Con ambos programas la administración demócrata pretendía cancelar la deportación de casi 4.5 millones de padres que tienen hijos estadounidenses.
Los programas quedan suspendidos y el caso pasa a los tribunales inferiores hasta que eventualmente la Corte Suprema levante el bloqueo. La decisión ejecutiva presidencial (que hubiera sido válida sólo hasta el final del mandato de Barack Obama) fue demandada por Texas y otros 25 Estados (23 de ellos gobernados por republicanos) aunque dicha demanda no abarca el Plan DACA original de 2012, sino sólo la extensión de 2014. El argumento de la demanda se basó en un exceso de las atribuciones constitucionales del presidente Obama al firmar los decretos ejecutivos sin la participación del Congreso. Sin embargo, los congresistas republicamos que apoyan el rechazo a los alivios migratorios no han sometido a votación ni una sola alternativa legislativa para aliviar la situación migratoria.
En  un contexto polarizado, donde Texas (Greg Abbott) festeja y California (Jerry Brown) protesta, la decisión de la Corte dramatiza aún más la contienda electoral del 8 de noviembre y otorga relevancia central a los votos hispanos. Si gana el candidato republicano Donald Trump, la propuesta migratoria quedará desechada, en virtud del reiterado anuncio de que deportará a casi 11 millones de inmigrantes que residen ilegalmente en el país. En caso de que Hillary Clinton gane la presidencia intentará reanudar el programa o llegar a un acuerdo con el nuevo Congreso para establecer una reforma migratoria. Es probable que nuevamente Texas u otros Estados interpongan un recurso, devolviendo el caso a la Corte Suprema. Para entonces ya estará en funciones el noveno juez que sustituya al fallecido Antonin Scalia, cuyo voto será decisivo para resolver la situación.
Distintos grupos de inmigrantes y trabajadores de Florida y otros Estados ya señalaron que el fallo adverso del Tribunal Supremo es una convocatoria a los latinos para votar por candidatos que sean partidarios de una reforma migratoria. Con la renovación del Congreso y un nuevo presidente hay mejores posibilidades de que se apruebe una reforma migratoria que regularice la situación de 11 millones de indocumentados, la mayoría mexicanos.
La misma candidata Hillary Clinton dijo con claridad que "necesito que todos los hispanos elegibles se registren y salgan a votar. Esto hace que lo que está en juego en las elecciones sea aún mayor y lo que cualquiera que se interese en el tema de inmigración debe hacer es organizarse para elegir demócratas y votar por mí para que podamos trabajar juntos para conseguir reformas migratorias significativas”. Francisco Moreno, director ejecutivo del Consejo de Federaciones Mexicanas, dijo que seguirían adelante con el Plan B de la Acción Ejecutiva: elegir a un presidente que mantenga las intenciones de reforma migratoria del presidente Barack Obama. La idea es llevar a las urnas a la mayor cantidad de votantes latinos “para que sea nuestra comunidad la que decida quién será el sucesor del presidente Obama”. Es que la cuestión migratoria vuelve a manos del nuevo Congreso y de las medidas que tome el nuevo presidente y la cuestión de quién gobierne Estados Unidos es decisiva para las comunidades hispanas. Solo California tiene 6.9 millones de votantes hispanos habilitados, de los cuales 3.1 millones votaron en 2012. La intención es alcanzar en noviembre una participación hispana de 4 millones, cifra suficiente para castigar a los políticos antiinmigrantes.
Las medidas impulsadas por el presidente Obama sólo eran un alivio; para un cambio efectivo de la situación es necesita una reforma migratoria permanente. Incluso en el caso de que la Suprema Corte hubiera aprobado las dos acciones diferidas, no hubiera sido una solución permanente porque otro presidente puede eliminar las acciones ejecutivas.
De todos modos, las medidas migratorias del presidente Obama dejaban sin resolver importantes temas de derechos. Para Human Rights Watch el plan no abordaba la deportación sumaria ni las disposiciones de detención obligatoria que penalizan a los inmigrantes condenados por delitos menores. Tampoco ofrecía protección contra la deportación ni aportaba ningún otro tipo de alivio a los padres de hijos que habían nacido en Estados Unidos o tenían la residencia permanente si eran aprehendidos en la frontera cuando trataban de reunirse con sus familias. Tampoco incluía modificaciones a las políticas del gobierno que permitían la deportación sumaria de solicitantes de asilo que llegaban a la frontera sin una evaluación adecuada de si eran devueltos a un lugar donde su vida correría peligro o que promovían la detención de familias recién llegadas.
La permanencia de la amenaza constante de deportación hace que los inmigrantes indocumentados sean excepcionalmente vulnerables a los abusos en el lugar de trabajo, el acoso sexual, la falta de protección policial y la separación de sus familias. La acción ejecutiva habría aliviado significativamente estos riesgos para millones de personas.
Aunque no se prevé un cambio drástico de la situación migratoria actual, se abre la posibilidad de un incremento de las deportaciones en virtud del limbo jurídico en el que cae la cuestión migratoria. Los Estados y gobiernos locales favorables a la expulsión de mano de obra migrante no documentada están ahora en mejores condiciones para implementar políticas de deportaciones sumarias masivas. En la frontera juarense, el gobernador Greg Abbott elogió abiertamente el fallo de la Corte de Apelaciones del 5° Circuito de Nueva Orleans.
Según el diario La Jornada, la cantidad de mexicanos deportados desciende año a año: 800.000 en 2002; 528.000 en 2007; 243.000 en 2014 y 200.000 en 2015. Sin embargo la cantidad total de mexicanos deportados en el primer mandato demócrata ascendió a 2.3 millones. La decisión de la Suprema Corte fue un duro golpe a la política migratoria de Obama. Durante años el presidente implementó medidas de control de migración, con mayor participación de la patrulla fronteriza, vigilancia aérea y tecnológica y expulsiones de inmigrantes como parte de una estrategia que buscaba negociar una reforma con los republicanos. Ante el fracaso de la estrategia el presidente se ganó el apodo de “deportador en jefe”.
Sin embargo, la investigadora Liliana Meza González, de la Universidad Iberoamericana, afirma que un análisis más detallado sugiere que la política migratoria demócrata se ha concentrado en evitar la entrada de inmigrantes indocumentados y en deportar personas con antecedentes criminales más que en deportar inmigrantes honorables, productivos y bien adaptados a su comunidad, algo que quizás esté por cambiar abruptamente.
Enrique Serrano Escobar, entonces presidente municipal de Ciudad Juárez, afirmó que 10.000 mexicanos fueron deportados desde Estados Unidos hacia Ciudad Juárez en el año 2014 frente a los 20.000 migrantes provenientes de otros estados del país, presionando sobre las finanzas locales por la provisión de servicios públicos, empleo y salud. Aunque Ciudad Juárez no es el punto por donde entra la mayoría de los deportados de Estados Unidos, el hecho de que el 61% de ellos tenga antecedentes criminales, en una situación que no es debidamente informada por las autoridades americanas, genera situaciones de violencia y delito en la ciudad.
El día 22 de junio una banda de narcos fue desmantelada en la ciudad de Socorro, Texas. Sus miembros forman parte de Barrio Azteca y seguramente serán deportados hacia Ciudad Juárez. Sea que suceda una todavía improbable avalancha migratoria o una política expandida de deportaciones selectivas, la problemática migratoria comienza a preocupar en la próspera Ciudad Juárez.

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