viernes, 31 de enero de 2014

LAS AUTODEFENSAS DE MICHOACÁN: UN ANÁLISIS

Autodefensas, policías comunitarios, paramilitares: la confusión de Michoacán
Dr. Norberto Emmerich

El surgimiento de los grupos de autodefensa en el Estado de Michoacán, en febrero de 2013, complicó el paisaje habitual de los conflictos armados en la región. La violencia siempre había sido resultado de la competencia entre organizaciones criminales rivales. En cambio las milicias de autodefensa se expandieron hasta ser un cuerpo coordinado, operando en casi 25 localidades. Su principal objetivo (y su principal debilidad) era luchar contra los Caballeros Templarios haciéndose cargo de la seguridad pública en cada pueblo “recuperado”, a veces mediante el desarme de la policía local.
Esta expansión de las milicias, el aumento de la violencia vinculada a ellas y la actuación de los Caballeros Templarios provocaron el desplazamiento de tropas federales a un Estado económicamente importante, donde se aloja la estratégica ciudad portuaria de Lázaro Cárdenas, cercana al núcleo económico y político del país. Sin embargo el intento de contener a los grupos de autodefensa en Michoacán se superpone al esfuerzo por contener la violencia de los carteles en otras partes del país. El gobierno necesita limitar a las autodefensas y recuperar el control del país.
La dinámica del conflicto michoacano ha llevado a las autodefensas más allá de los que sus dirigentes manifestaban en el período superestructural previo. El programa político ha evolucionado desde la lucha contra el crimen organizado, el objetivo inicial declarado, hasta suplantar de hecho la autoridad del gobierno en materia de seguridad pública.
El auge de estos grupos refleja las consecuencias sociales de la violencia prolongada y la incapacidad del gobierno para hacer cumplir el estado de derecho en las regiones rurales, históricamente difíciles de controlar. El gobierno central ha estado siempre preocupado por la amenaza de insurrecciones en las regiones del interior, donde diversos grupos militantes han desafiado al gobierno en reiteradas oportunidades. Por eso la doctrina militar mexicana se enfoca en el interior del país. Incluso antes de la revolución mexicana el gobierno animó a las comunidades rurales a mantener el estado de derecho mediante la formación de las “guardias rurales”, las que operaron como auxiliares de las Fuerzas Armadas. En la década de 2000, los municipios de los actuales grupos de autodefensa eran sede de las guardias rurales que luchaban contra las incursiones de Los Zetas. Sin embargo, a diferencia de aquellas guardias rurales, las milicias actuales llegaron a manifestar que no estaban dispuestas a someterse a la autoridad del gobierno. 
Incluso tras la firma del acuerdo con el gobierno no todos se comportan sumisamente. “A nosotros no nos interesa convertirnos en parte de la policía municipal, estatal ni federal, lo que queremos es acabar con los criminales y regresar a nuestros trabajos en el campo”, respondió Estanislao Beltrán Torres, coordinador del Consejo de Autodefensas de Michoacán al ofrecimiento hecho por Enrique Peña Nieto en Davos, Suiza.
“No estamos pidiendo trabajo, estamos limpiando la casa y haciendo lo que le tocaba al gobierno desde hace por los menos 12 años”, señaló.
En un momento del conflicto parecía que las tropas federales debían librar al mismo tiempo un conflicto territorial con los grupos de autodefensa y también resolver la guerra intercartelaria entre los Caballeros Templarios y el Cartel de Jalisco Nueva Generación. Un escenario de estas dimensiones podría frenar la actividad económica en Michoacán, obstaculizando el flujo mercantil global desde el puerto de Lázaro Cárdenas.
Cuando en los últimos días de enero de 2014 los líderes de las autodefensas michoacanas firmaron un acuerdo con el gobierno mexicano muchos respiraron tranquilos mientras otros sostenían apesadumbrados que “al final no pasó nada”.
Ambos deberían tener en cuenta que el punto máximo de desarrollo de este conflicto será el punto mínimo de inicio del próximo. 
Hay cuatro factores explican el auge imprevisto de las autodefensas en Michoacán. 

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En primer lugar, el fuerte crecimiento reciente de la pobreza extrema.
Según la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) la pobreza extrema disminuyó 11 puntos porcentuales en todo el país, pero en Michoacán, a contramano del resto del país, subió un 9%. La situación es aún más grave en los municipios de Tierra Caliente, sumidos desde comienzos de 2013 en un conflicto armado.
Rosario Robles, titular de la Sedesol, advirtió que la pobreza extrema pudo haber aumentado en 29 municipios de Michoacán, la mitad de ellos ubicados en Tierra Caliente.
Las zonas urbanas de Apatzingán, Lázaro Cárdenas y Uruapan cuentan con la mayor cantidad de personas en situación de pobreza. En Aquila, Tumbiscatío, Churumuco, Parácuaro y Chinicuila, luego tomadas por grupos de autodefensa, se reportaron, entre 2011 y 2012, las mayores proporciones de personas en pobreza extrema.

2
En segundo lugar, el conflicto armado entre el Cartel de Jalisco Nueva Generación y Los Caballeros Templarios, una guerra que excede las fronteras de Michoacán y llega con fuerza al vecino Guerrero.
En Guerrero el grupo Los Granados, de Salvador El Chava Granados, se alió con el Cartel de Jalisco Nueva Generación para expulsar de la Costa Grande guerrerense a Los Caballeros Templarios. Para eso Los Granados pactaron una tregua en la larga confrontación que lleva adelante desde el año 2008 con Rogaciano Alba Alvarez, ex alcande priísta de Petatlán.
La tregua entre Los Granados y el Cartel de Jalisco Nueva Generación, que se pactó el 30 de septiembre 2013, pasó a llamarse Fuerza Guerrerense.
El gobierno de la entidad reforzó la frontera con Michoacán para evitar que el conflicto se traslade a sus sitios turísticos (Acapulco). Pero la parte serrano quedó librada a su suerte, donde se reportó falta de alimentos y medicinas ya que los grupos criminales cercaron la zona de combate.
Esta recomposición de los grupos narcos en Guerrero, al que no está ajeno el perredista Grupo Guerrero, busca asegurar el estratégico corredor de drogas de la Costa Grande.
Ambas organizaciones, el CJNG y Los Caballeros Templarios se disputan las zonas de producción y tráfico de estupefacientes y el monopolio de la elaboración de drogas sintéticas a partir de precursores químicos que llegan al puerto de Lázaro Cárdenas, Michoacán, limítrofe con Guerrero.

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En tercer lugar, la fluctuación insensata entre desinterés y complicidad de los líderes políticos mexicanos con el crimen organizado.
Mediante un escándalo que estalló en las redes sociales, se supo que Melissa Plancarte, la hija cantante del capo de los Caballeros Templarios, Enrique Plancarte, grabó uno de sus videos musicales en el Palacio de Justicia de Morelia, el mismo recinto donde asumió el actual gobernador de Michoacán, el priísta Fausto Vallejo.
José Manuel Mirelles, uno de los líderes de las autodefensas, declaró que el movimiento surgió debido al hartazgo de padecer las injusticias del crimen organizado, así como la complicidad o complacencia de las autoridades ante tales hechos.
Luego de la incursión de fuerzas federales en Michoacán, Luis Torres, presidente municipal de Buenavista Tomatlán, dijo que esperaba que con dicho operativo militar todo volviera a la normalidad; sin embargo, acusados por las autodefensas de nexos con el narco, él y otros dos presidentes municipales, siguen expulsados:
1. Guillermo Valencia, presidente de Tepalcatepec, expulsado por las autodefensas en mayo del 2013.
2. Jesús Cruz Valencia, municipal de Aguililla, atiende los asuntos del municipio desde Morelia.
3. Luis Torres tampoco despacha en el municipio.
Las autodefensas estaban poniendo en debate aspectos sustantivos de la gobernabilidad priísta: el monopolio de los medios de violencia, la legitimidad e intangibilidad de los cargos públicos electos, la capacidad de las autoridades de adoptar decisiones autoritativas obligatorias para todos, la reapropiación del concepto de “guerra justa”.

4
Y en cuarto lugar, el factor más importante, el vuelco masivo e imprevisto de gran parte de la población michoacana a la simpatía y el apoyo abierto a las autodefensas.
Entre los pobladores rebelados ocupan un lugar relevante los pequeños empresarios como Hipólito Mora, dedicado a la producción de limón, uno de los más importantes negocios en la región de Tierra Caliente. En febrero del 2013 fundó en la comunidad de La Ruana el movimiento de las autodefensas, evento que estuvo preparando durante cuatro años, debido a los abusos que enfrentaban los residentes por parte de Los Caballeros Templarios.
Edgardo Buscaglia afirma que en Michoacán hay una mezcla de las distintas variantes de paramilitarismo, ya que hay grupos legalmente constituidos para la defensa de su población, otros que reciben apoyo logístico de empresarios, o bien de grupos criminales, y uno más cuenta con el apoyo del Estado.
Dice que los civiles armados que aparecieron en febrero del 2013 no son auténticas autodefensas sino paramilitares. Algunos son financiados por el Estado, otros por empresarios hartos de las extorsiones y secuestros y otros por grupos criminales que buscan mantener el control en ciertos territorios.
Es diferente a los grupos de civiles armados en el municipio de Cherán donde sí existe una auténtica y real autodefensa de control social, ya que el pueblo elige legítimamente a quienes lo van a defender, no con tácticas ofensivas, como lo están haciendo los denominados autodefensas en municipios como Tepalcatepec, Coalcomán, Aguililla, Churumuco, entre otros.
“Un grupo de autodefensa es socialmente legítimo cuando el pueblo le pide que se organice o el pueblo mismo participa en la defensa. No toma un carácter ofensivo, es decir, no comienzan a rastrillar y a limpiar regiones de grupos adversarios, como sí hacen muchos de los grupos que ves en Michoacán recientemente”.
“Esa es la gran tragedia de Michoacán, que hay más paramilitarismo que autodefensas, sí hay, pero minoría y justamente son las autodefensas las que están siendo aniquiladas”.
Por su parte John Ackerman afirma que “algunos descalifican a los nuevos alzados como una supuesta creación de EPN y de su asesor Óscar Naranjo en su afán por reproducir el ‘modelo colombiano’ en nuestro país… El apoyo que el pueblo humilde ha dado a los nuevos grupos armados demuestra que no son simples “guardias blancas” al servicio del poder y el dinero… Los vaivenes entre negociación, represión, auspicio y amonestación del gobierno hacia las “autodefensas” demuestran que el levantamiento ha puesto en jaque al régimen… La novedad en Michoacán no es el lamentable nivel de violencia ni la inaceptable cantidad de muertos en la entidad… Lo que marca la diferencia hoy es el surgimiento de una sinergia positiva entre la sociedad civil y las autodefensas que abona el terreno para el fortalecimiento del poder popular”.
En este sentido no habría una brecha tan amplia entre las nuevas autodefensas y otros grupos comunitarios, como los comuneros purépechas de Cherán y los nahuas de la sierra de Manantlán. Si bien muchos líderes de las “autodefensas” efectivamente han expresado una incuestionable confianza hacia los gobernantes estatales y federales corruptos e inútiles, los dos tipos de movimientos comparten la misma base social de mexicanos dignos dispuestos a defender su patrimonio y su patria. Por ejemplo, la reciente devolución a sus verdaderos dueños de tierras que habían sido expropiadas por los narcotraficantes constituye una señal muy positiva de las autodefensas al expandir su intervención más allá de temas exclusivamente de seguridad pública.
Para Ackerman era real la posibilidad de un levantamiento social general en Michoacán, contagiando a otras regiones del país. Por eso el Ejército mató a tres personas, incluyendo una niña de 11 años, en su acción inicial. Los ciudadanos caídos no eran autodefensas y no portaban armas. Eran civiles pacíficos solidarizándose con el grupo de ciudadanos. “Las autodefensas y sus líderes serán tolerados siempre y cuando no movilicen o empoderen a la ciudadanía en general. Es la típica lógica del poder autoritario que busca cooptar a los líderes y separarlos de sus bases”.
Mientras los civiles armados de Cherán no plantean amenazas a la gobernabilidad nacional, las autodefensas michoacanas alertaron al mismo Departamento de Estado. El entusiasmo social no hizo mucho hincapié en las limitaciones del programa de las autodefensas, que solo querían luchar contra Los Caballeros Templarios, ni en los mezquinos intereses de sectores burgueses marginados, ni en los arreglos de sus líderes con el gobierno nacional. Por momentos pareció que el proyecto superestructural del colombiano general de Policía Óscar Naranjo sería un fiasco, porque las autodefensas michoacanas, llenas de limitaciones, se volvieron masivas. El gobierno permitió la conformación y la operación de algunos de los grupos de autodefensa en Michoacán (y presumiblemente también en Guerrero), pero el fenómeno se extendió hasta abarcar toda la región de Tierra Caliente, agrupado en el Consejo General de Autodefensas y Comunitarios de Michoacán. La simpatía social hacia esta iniciativa creció rápidamente y rebasó cualquier pretensión de control o manipulación gubernamental, a tal punto que el ejecutivo debió intervenir nuevamente en la entidad.
El apoyo de amplios segmentos de la sociedad hacia el movimiento era innegable, no obstante las suspicacias que generó en algunos analistas y observadores políticos. La gente seguirá defendiéndose como pueda, y lo que resuelvan las comunidades locales hacer para defenderse de la violencia promovida, tolerada y generada desde Estado es una decisión de las comunidades, cuyos grados de autonomía son variables como lo es todo en la vida social.
Las autodefensas no son sólo personas que enfrentan al crimen organizado, a la policía federal o al Ejército. Potencialmente representan una nueva forma de auto-organización social. Es aquí cuando Estados Unidos y el gobierno mexicano decidieron intervenir. Lo que había sido una inteligente jugada política en un laboratorio de políticas públicas amenazaba con desatar una guerra. Y el Ejército, enviado a pacificar, entregó con claridad el mensaje: protestar sí, organizarse no.

Un poco de historia: ¿qué pasó en el año 2013?
Las autodefensas michoacanas nacen el 24 de febrero de 2013 en un movimiento casi simultáneo en los poblados de La Ruana y Tepalcatepec (zona de la Tierra Caliente), tomando el ejemplo del también michoacano municipio de Cherán (zona de la Meseta Purépecha). 
Dos meses más tarde, el punto central era el conflicto de los maestros agrupados en el SNTE, que lanzaron el 22 de abril de 2013 una medida de paro por tiempo indeterminado.
Michoacán, junto con Guerrero y Oaxaca, ocupaban los últimos lugares en aprovechamiento de la educación a nivel nacional. Y fue en estos Estados donde la lucha de los maestros se hizo más fuerte.
El sindicato magisterial democrático agrupado en el ala disidente del SNTE recurrió a plantones, marchas, bloqueos carreteros, toma de casetas y dependencias e incluso al decomiso de las pruebas para docentes con el fin de impedir la aplicación de las evaluaciones.
En este contexto de lucha contra la reforma educativa, los medios de comunicación hablaban de que Michoacán era uno de los Estados de la República mexicana donde había recrudecido la violencia, sosteniendo que no quedaba claro qué es lo que realmente estaba sucediendo.
Varios episodios sucedían al mismo tiempo:
· Toque de queda impuesto por Los Caballeros Templarios
· Suspensión de autobuses con dirección a los municipios de Tierra Caliente por la circulación de volantes en los que el crimen organizado amenazaba con quemar las unidades de transporte y productos.
· Amenazas de bombas a las autoridades de una veintena de municipios michoacanos.
· Protestas en contra del surgimiento de guardias comunitarias
· El 20 de abril maestros, estudiantes, comerciantes, organizaciones sociales y transportistas paralizaron durante varias horas las regiones michoacanas de Centro, Norte y Tierra Caliente.
· Al menos en 29 alcaldías se cancelaron actividades administrativas y se evacuaron escuelas en todos los niveles. 
· Las principales manifestaciones se produjeron en Morelia, donde choferes del servicio público cerraron las salidas hacia los cuatro puntos cardinales, para exigir incremento en las tarifas.
· Estudiantes normalistas bloquearon la Avenida Madero, la principal avenida de Morelia, y otros lugares de la ciudad en reclamo de 1.200 plazas automáticas y contra la reforma curricular. La lucha se desarrolló durante toda la última semana de abril de 2013.
· La Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) hizo un llamado al gobierno estatal para que aplique la ley en contra de los normalistas, que “toda la semana han protagonizado desmanes en la ciudad” y advirtió que no estaban dispuestos a tolerar más afectaciones al sector económico y empresarial.
· En Apatzingán hombres y mujeres portando camisetas con la leyenda “Soy Comunitario. Muera el mal gobierno” y pancartas con los grupos de autodefensa de Buenavista Tomatlán y Tepalcatepec, bloquearon la carretera a Cuatro Caminos. El Gobierno de Michoacán afirmó que no se trataba de grupos aislados o con demandas sociales, sino vinculados al crimen organizado. 
· Por su parte el gobierno de Michoacán aseguró que los manifestantes fueron obligados a asistir a los bloqueos. Textualmente el gobierno dijo: “se identifica con toda claridad que la mayor parte de los manifestantes no están ahí por su propia voluntad, sino que en diversos puntos acudieron ante el temor de represalias por parte de grupos delictivos”. Aunque el gobierno también sostuvo que el cierre de presidencias municipales fue como medida de precaución y no por amenazas
· Hernández Granados, vocero del Gobierno de Michoacán, precisó que no se había registrado ningún incidente violento durante las movilizaciones y tampoco hubo lesionados.
· En cambio el dirigente estatal del PRD, Víctor Manuel Báez Ceja, dijo que los bloqueos y sicosis de la población michoacana son una muestra de ingobernabilidad y vacío de poder ante la ausencia del gobernador Fausto Vallejo Figueroa y por la pugna entre los distintos grupos priístas por quedarse con la gubernatura interina.
· Luisa María Calderón, ex candidata panista al gobierno de Michoacán y luego senadora, aseveró que Los Caballeros Templarios pagaron hasta 200 pesos por salir a manifestarse ayer en distintos puntos de la entidad, además de que colocaron mantas para obligar a la gente.
· De acuerdo con reportes de medios, transportistas y organizaciones civiles se movilizaron en demanda a una solución real a la inseguridad y en rechazo a la presencia de elementos federales.
El Congreso del Estado dio entrada a la solicitud de licencia hecha por el gobernador Fausto Vallejo Figueroa, que pidió ausentarse durante 90 días para atender su salud.
El 10 de abril de 2013 se informó de enfrentamientos entre grupos armados y policías que custodiaban a trabajadores agrícolas que habían protestado ante autoridades estatales. Como resultado del ataque 8 trabajadores perdieron la vida. El ataque tuvo lugar a la entrada de la ciudad de Apatzingán, frente a la colonia Los Girasoles, cuando un grupo armado atacó al convoy de trabajadores agrícolas a pesar de la custodia policial.
El 28 de abril murieron 10 personas en un enfrentamiento entre guardias comunitarios y sicarios del narcotráfico en la zona de Tierra Caliente.

El narcotráfico 
El ex presidente Felipe Calderón Hinojosa es originario de Michoacán y el 11 de diciembre de 2006 lanzó la Operación Conjunta Michoacán, la que marcó el inicio de la guerra contra el narcotráfico.
La PGR junto con la SEDENA y la Segob dieron cuenta a comienzos de marzo de 2013 de la detención de 34 miembros de uno de los llamados Grupos de Autodefensa en Michoacán. De acuerdo con las autoridades, los detenidos tenían vínculos con el Cartel de Jalisco Nueva Generación, el cual está ligado al Chapo Guzmán. Por lo tanto se presumía que todo el arsenal confiscado fue abastecido por el Cartel de Jalisco Nueva Generación.
Con esta afirmación concuerda La Tuta, Servando Gómez Martínez, líder de Los Caballeros Templarios, quien también es maestro afiliado al SNTE con una plaza como maestro de la Escuela Melchor Ocampo, en Arteaga, Michoacán. Respecto a las guardias comunitarias que han aparecido en Buena Vista Tomatlán dice que están apoyadas por el Cartel de Jalisco Nueva Generación, sus enemigos.
El cartel de la Tuta, Los Caballeros Templarios, era en 2013 más poderoso que en el pasado. A fines de noviembre de 2012 varias narcomantas dirigidas al presidente saliente, Felipe Calderón Hinojosa, aparecieron en Morelia, Michoacán. Los banners estaban firmados por el Cartel del Golfo, Los Caballeros Templarios y La Familia Michoacana y enfatizaban el rol de los Caballeros Templarios en su propaganda. La inclusión de la Familia Michoacana indicaría que ambas organizaciones están nuevamente juntas, después de la separación de 2010. El mensaje llama la atención aunque las estrategias de desinformación son comunes en las narcomantas. 
Los Caballeros Templarios están desarrollando una ofensiva en Jalisco y defendiendo su fortaleza en Michoacán, donde el Cartel de Jalisco Nueva Generación lidera un violento asalto contra las rutas que van desde Jalisco hacia Apatzingán, en Michoacán. Este asalto incrementó la violencia intercartelaria en la frontera entre los dos Estados.
En medio del territorio disputado entre ambos carteles, estaban los ciudadanos del municipio de Buenavista Tomatlán, quienes crearon una policía comunitaria contra las operaciones de los Caballeros Templarios. Como en otras áreas de México, esta fuerza policial comunitaria es un grupo de voluntarios que asume las responsabilidades policiales independientemente del gobierno mexicano. Esta policía, pensada para frustrar a los Caballeros Templarios, creó tensiones entre las comunidades de Buenavista Tomatlán y el gobierno estatal y federal. El 8 de marzo de 2013 el ejército mexicano detuvo a 34 miembros de la fuerza de policía comunitaria de Buenavista Tomatlán.
Estos arrestos ocurrieron después de que la policía comunitaria se hiciera cargo de la comisaría municipal el 4 de marzo y detuviera al jefe de la policía municipal, al que luego los militares mexicanos liberaron. El gobierno mexicano declaró que al menos 30 de los policías comunitarios detenidos pertenecían al Cartel de Jalisco Nueva Generación lo que haría suponer que el cartel ha hecho conquistas territoriales hasta el punto de infiltrarse en la policía comunitaria. Pero no hay confirmación de que estas acusaciones sean ciertas. Pero es un hecho que el objetivo de la policía comunitaria de Buenavista Tomatlán de detener las operaciones de los Caballeros Templarios en la zona beneficia al Cartel de Jalisco Nueva Generación. 
Los carteles del narcotráfico actúan de varias maneras:
1. Haciendo inteligencia dentro de la lucha social, al enfrentar a la Policía Comunitaria contra un cartel para favorecer a otro.
2. Haciendo tareas de limpieza social, en beneficio del gobierno o de las Fuerzas Armadas
3. Legitimando la represión de las Fuerzas Armadas y avalando las políticas de mano dura, como es el caso de la consigna de Mando Unico.
4. Provocando temor y confusión mediante la sumatoria de hechos de “violencia”, que desmerecen la movilización, los reclamos sociales y la lucha política.
Michoacán es el primer Estado donde se aplicará la estrategia de seguridad de EPN, conocida como Mando Unico. El 1º de abril el gobernador Vallejo Figueroa aseguró que ésta podría concretarse dentro de un año, o sea en abril de 2014.
Mientras tanto se siguieron desarticulando grupos de autodefensa. Tras la aprehensión de los 34 miembros de la policía comunitaria que vigilaban la zona de La Ruana, el Ejército informó sobre la detención de más integrantes de estos grupos.
Otros integrantes del grupo de autodefensa realizaron un plantón en las oficinas del ayuntamiento de Buenavista exigiendo la liberación de los ya 51 detenidos.

El fenómeno se extiende geográficamente y políticamente
También aparecieron grupos de autodefensa en Puebla. Francisco Alfaro Rodríguez, vocero del Frente Común de Resistencia Civil Pacífica (FCRCP), denunció hace unos días que hartos de la pobreza y de los fraudes de los partidos de izquierda que tienen ya 20 años gobernando el municipio, un grupo de pobladores decidió levantarse en armas y tomar los cuatro módulos de Seguridad Pública de la localidad para impedir que tome posesión el nuevo Alcalde del Partido del Trabajo (PT), Rigoberto David Martínez, el 14 de febrero. A diferencia de las autodefensas de Michoacán y de Guerrero, los habitantes del pequeño poblado de San Gabriel no buscan combatir al crimen organizado por cobro de cuotas por derecho de piso o violación a sus mujeres. Los poblanos quieren combatir a sus políticos que acusan de corruptos y de fraude electoral. El programa de las autodefensas rápidamente se politiza.
Cada grupo adopta las características de su lugar de origen. En Michoacán no es lo mismo Apatzingán que Cherán, en Guerrero no es lo mismo la montaña que la costa. Y ni hablar de los caracoles zapatistas en Chiapas. En la entidad michoacana predominan las autodefensas integradas por agricultores, ganaderos, comerciantes, profesionistas, trabajadores y gente común. En Guerrero y Chiapas están íntimamente vinculadas a los usos y costumbres de los pueblos originarios existentes.

El involucramiento del gobierno con las autodefensas
Hay tres características que diferencian la actual intervención gubernamental de las anteriores. Primero, la presión de los inversionistas extranjeros para resolver el problema de la inseguridad pública. Segundo, la guerra de las autodefensas contra los templarios, expresión del descontento ciudadano y crítica al gobierno. Y tercero, la intervención del grupo mexiquense en la vida política de Michoacán, al margen del pacto federal.
Los inversores internacionales mostraron preocupación por lo que sucedí en Michoacán. Una nota de Reuters lo dijo con claridad, hablando de la narcominería: “el futuro es incierto, a menos que el gobierno mexicano pueda restaurar el orden y ganar la batalla contra los Caballeros Templarios”.
Pero fue el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, quien despejó las dudas. Cuando se accidentó la avioneta en que viajaba José Manuel Mireles, el responsable de la política interna declaró: “Sí (lo) cuidamos porque es una persona que ha venido lastimando a los grupos de los carteles, particularmente a los templarios”.
A confesión de parte, relevo de pruebas. Muchos afectados por los Templarios forman parte de las autodefensas, hay allí un malestar social genuino, una expresión del hartazgo ciudadano. Pero también se ve la huella del gobierno federal en su nacimiento, armamento y en la permisividad de sus operaciones. Se trata de una huella tenue, condicionada y contradictoria, al contrario de lo que muchos afirman. Su existencia es parte de una arriesgada política de cooptación ensayada por el Estado y aconsejada por Naranjo. El accidente de Mireles transparentó esa estrategia y obligó al gobierno federal a dar un viraje, tomando nota de que el apadrinamiento de grupos paramilitares no es bien visto internacionalmente, más por lo políticamente peligroso que por lo jurídicamente criminal.

La producción y transporte de droga en Michoacán
Los tres centros geográficos del conflicto son la Tierra Caliente michoacana, el puerto de Lázaro Cárdenas y la Sierra Madre del Sur que separa a una ciudad de la otra.
La ciudad de Apatzingán y su valle son el epicentro de la vida económica y política de Tierra Caliente. Allí se concentran las sedes de las instituciones y los poderes formales. También está la poco eficaz Zona Militar 43. Los Templarios establecieron en Apatzingán su centro financiero, desde donde controlan la recaudación de los demás municipios. Su cuartel general se encuentra en Tumbiscatio.
Si Apatzingán es el centro de operaciones de Los Caballeros Templarios, fue evidente a quién protegió el gobierno. Las Autodefensas procedentes de Tecalpatepec cercaron Apatzingán desde Tomatlán, Parácuaro y Nueva Italia y en pocos días entrarían a Apatzingán. El gobierno federal, el gobierno local y el Ejército, en lugar de entrar al locus de poder de los Caballeros Templarios, se dedicaron a desarmar y asesinar a los pobladores.
La escasez de agua es evidente en la Sierra de Coalcomán y una red de mangueras negras la trasladan desde los ojos de agua originarios hasta los productivos sembradíos de mariguana, a través de 60 mil kilómetros cuadrados de duro terreno. 
La sierra michoacana ocupa el segundo lugar nacional en la producción de amapola y mariguana. Pero el narcotráfico también opera en los 217 kilómetros del litoral Pacífico, donde llegan lanchas rápidas que transportan la cocaína proveniente de Colombia hacia Estados Unidos. Al puerto de contenedores de Lázaro Cárdenas, en rápida expansión, llegan desde Asia los precursores químicos necesarios para fabricar metanfetaminas en los laboratorios clandestinos. Y desde allí salen cargamentos de todo tipo de drogas.
Sobre esta base de acumulación, los Templarios han construido una industria integrada también por otras actividades ilícitas, como la venta de protección a agricultores y empresarios, la extorsión, el cobro de “peaje” y la venta de productos falsos en el comercio ambulante. Las ganancias se blanquean en empresas lícitas, como las exportadoras de hierro a China.

La complejidad de las autodefensas
Como en todo movimiento de masas, no hay instituciones cuya estrategia tenga capacidad de cooptar multitudes movilizadas y armadas. La multivariada escenografía organizativa de las autodefensas implicaba que el Consejo de Autodefensas de Michoacán estuviera integrado por 32 coordinadores, tres de ellos mediáticamente visibles: José Manuel Mireles, Estanislao Beltrán e Hipólito Mora. Aunque las discrepancias e intereses encontrados fueron importantes a la hora de establecer procedimientos de coordinación, esta caleidoscópica confederación se enfrentó con relativa cohesión al cartel de Los Caballeros Templarios, que a su vez movilizan a ciertos grupos ciudadanos para protestar contra la presencia de las autodefensas. 
Resumidamente, se pueden agrupar a los protagonistas en dos grandes bloques: los que son afines al poder, y los que desafían el poder. 
Las autodefensas, aunque varios de sus líderes digan expresamente lo contrario, desafían el monopolio legítimo de la violencia pública que corresponde al Estado. Algunos con la intención de devolver al Estado el control perdido, otros para avanzar luego contra la corrupción política. Por lo tanto hay quienes salvaguardan el monopolio, y los que se alzan contra este monopolio armado que garantiza la concurrencia del Estado, los carteles de la droga y las explotaciones empresarias ilegales.
Las autodefensas parecieron concentrarse exclusivamente en el enfrentamiento con los narcotraficantes, dejando de lado la defensa de los recursos naturales y otras demandas. Esta agenda reducida facilita la postura del Estado mexicano de apoyo condicionado a los grupos civiles armados, útiles para simular la derrota de la delincuencia organizada. Algunos lucharon de buena fe, otros responden a intereses de carteles rivales, caciques locales y autoridades. La intervención del Ejército garantizó el éxito del bloque “legal”

¿Autodefensas de masas?
En los últimos seis meses se registró la presencia de grupos de autodefensa o de policías comunitarias en al menos 106 municipios, los cuales ocupan el 5.11% del área total de México. De estos municipios aproximadamente el 77% se encuentra en tres entidades, Michoacán, Guerrero y Chiapas, mientras que el resto de los casos se distribuyen en una frecuencia muy baja entre Colima, Chihuahua, Estado de México, Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, Morelos, Oaxaca, Puebla, Tabasco, Tlaxcala y Veracruz.
Víctor Manuel Sánchez Valdés alerta que estos datos pueden causar la falsa impresión de que las autodefensas ocupan un espacio mayor al que en realidad tienen. ¿Por qué las autodefensas se desarrollan con tanta fuerza en estas tres entidades?
Un factor es que la presencia de los grupos de autodefensa responde a la existencia en estos municipios de grupos criminales que han cometido abusos de forma reiterada en contra de la población, lo cual llevó a estos últimos a organizarse para garantizar su seguridad. Este factor no es suficiente para contestar la interrogante planteada, porque en el país existen otras zonas en donde también operan grupos criminales que comenten abusos contra la sociedad y en ellos no han surgido grupos de autodefensa como es el caso de la Laguna, Tamaulipas o el norte de Chihuahua.
En consecuencia podemos decir que el surgimiento y el crecimiento de las autodefensas en una zona no sólo se explican por la existencia de un grupo criminal que comete abusos recurrentes contra la sociedad. También se requiere de una actitud permisiva o negligente de los gobiernos de los estados con respecto a estos grupos.
En Guerrero, el Gobernador Ángel Aguirre promovió la creación de policías comunitarias a través de financiamiento y de reconocimiento legal, tal y como lo ha expresado la Comisión Nacional de Derechos Humanos. En Michoacán el gobierno del Estado no se movió para proteger a la población de los abusos que cometían los grupos criminales y el gobernador Fausto Vallejo tampoco detuvo la expansión de las autodefensas.
La acción o la omisión de los gobiernos de los Estados es fundamental para explicar la expansión o la contención de los grupos de autodefensa.

Tierra Caliente y la Meseta Purépecha: historias distintas que se volvieron similares
Los poblados de Tierra Caliente presentan diferencias respecto a los de la Meseta Purépecha, lo que otorga características particulares a sus historias que corren de forma paralela y estén envueltas en problemáticas similares.
La población en la Tierra Caliente es de mayoría mestiza. Se trata de campesinos sin tierra, propietarios más o menos prósperos de huertos de aguacate y limón, ganaderos, transportistas y comerciantes. Buena parte de la actividad económica de la región está orientada a la exportación. Por todo ello la diferenciación social es mucho más marcada, aunque que en el movimiento participaron personas de todas las clases sociales, afectadas en mayor o menor medida por los abusos de los grupos criminales.
Como los carteles persiguen el dinero, la segunda diferencia es que en Cherán pretendieron adueñarse de los aserraderos, buscando acceder ilegalmente a maderas preciosas. En Tierra Caliente invadió una multiplicidad de actividades productivas, mientras desarrollaba un sistema de gestión y ajuste de cuentas que fue corrompiendo y desplazando a la administración pública. La dimensión y diversificación de la actividad económica en Michoacán diseñó el alcance y la complejidad del accionar de las redes criminales, que cooptaron todas las actividades que producían ganancia y donde se ejercía el poder.
En Cherán el pueblo logró modificar su forma de gobierno siéndole reconocido a nivel estatal y federal. Sus instancias de decisión, al estar más sujetas al sentir de la comunidad, no pudieron ser corroídas por el poder y el dinero de las mafias, haciéndoles frente con la organización comunitaria de tradición indígena. 
En Tierra Caliente, la resistencia se alejó del discurso tradicionalista y se basó en las necesidades de la situación presente. No buscaron cambiar de gobierno, sino hacer que éste cumpliera sus funciones. 
El carácter omnicomprensivo de la lucha en la Meseta Purépecha versus el carácter contingente del proceso en la Tierra Caliente, volvió legal e inofensivo al primero y sumamente peligroso al segundo. El Estado legitimó el gobierno de Cherán y envió al Ejército a Michoacán, comprendiendo cabalmente la dialéctica que encerraba la falta de respuesta al “programa mínimo” michoacano.

Autodefensas y policías comunitarios
Francisco López Bárcenas dijo con claridad que “las policías comunitarias forman parte de las estructuras de gobierno de los pueblos y obedecen a ellos, quienes son los responsables de su funcionamiento. Su existencia y funcionamiento forman parte de los derechos de los pueblos indígenas. Las autodefensas, en cambio, son grupos de ciudadanos que se organizan y arman para procurarse seguridad, y cuando lo logran desaparecen. Pero esto último no es fácil, porque nada asegura que la causa que los llevó a armarse desaparezca del todo; además, no tienen más control que el que sus miembros se procuren. Y si no desaparecen pueden convertirse en un problema. O ser utilizados por el gobierno para controlar el descontento social”.
López Bárcenas se pregunta si las policías comunitarias sólo aparecen en comunidades indígenas ¿Podrían las autodefensas evolucionar al grado de constituirse como tales, es decir, como parte de organismos de gobierno que respondan a los dictados de sus comunidades? ¿Les queda otra alternativa ante la facilidad para corromperse que han mostrado una y otra vez las estructuras de gobierno municipales, estatales y federales?
Todos los temores acerca de que los grupos de autodefensa puedan ser manipulados y supeditados a la agenda de políticos corruptos, carteles, caciques, empresas, etc., ya se cumplieron holgadamente en varias corporaciones del Estado como las policías municipales, algunos sectores de la Federal y otros más del Ejército.
La sospecha de que estos grupos fueron alentados o tolerados por el Estado o por sectores del mismo desconfía de la capacidad de la gente para rebelarse ante un estado insostenible de cosas. La supuesta tolerancia gubernamental ha incluido varios operativos de desarme contra los “comunitarios” y no contra los carteles. Muchos de sus miembros han sido detenidos, encarcelados y asesinados por soldados del Ejército mexicano.
Todos los actores políticos que enarbolan un proyecto que implica la gestión y el control de las vidas ajenas por parte de una élite, apostaron por el fracaso de las autodefensas, porque su éxito puede originar autonomías en ámbitos más allá de la seguridad. El temor de los defensores del “monopolio de la violencia” estatal no es producido por los grupos criminales sino por la posibilidad de organizaciones comunitarias autónomas y armadas. 
Las autodefensas de Tierra Caliente se llaman a sí mismos “comunitarios”, han constituido un Consejo Ciudadano, lo han hecho luego de que los gobiernos estatal y federal desarmaran y encarcelaran a decenas de miembros de la autodefensa de Aquila, allí la población indígena se organizó contra los abusos de una minera. Son hechos que apuntan a que las distintas formas de organización civil frente al crimen y la inacción del Estado, sea en la Meseta Purépecha o en Tierra Caliente, pueden confluir.
Por supuesto que la urgencia nacional por encontrar liderazgos populares, la toma de armas en autodefensa y una nueva conciencia y organización de base, hicieron surgir expectativas emancipadoras respecto de los grupos de autodefensa. 
Los cuerpos oficiales a los que ahora servirán las autodefensas están penetrados a nivel nacional y regional por los intereses de la delincuencia organizada, sean los actuales o los que están por venir.
El acuerdo implica también una estigmatización de todas aquellas expresiones de protesta social que empuñen las armas para suplantar las deficiencias de las autoridades. Los insurrectos tendrán que dar sus nombres y domicilios a los mandos militares, registrando los datos de sus armas y amparándose con una credencial oficial. Quienes no acepten esas reglas de sujeción serán combatidos abiertamente por las mismas autoridades antes complacientes. 
Toda una cadena de acontecimientos que más parece una capitulación deshonrosa que un acuerdo político.

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