sábado, 1 de diciembre de 2012

VUELVE EL PRI. Publicado en el diario Tiempo Argentino

Algo debe cambiar para que todo siga igual
Dr. Norberto Emmerich
 

El retorno del PRI al gobierno de México responde a una necesaria puesta al día de la estrategia de acumulación diseñada por el presidente Salinas de Gortari. La guerra contra el narcotráfico, que busca garantizar la inserción de la economía mexicana en la economía mundial, es un esfuerzo tan insostenible como inútil en los actuales tiempos priístas.
El sexenio vio trepar la pobreza desde el 31.7% en 2006 al 46.2% en 2012; el país pasó del puesto 79 del Indice Global de Paz en el año 2007 al puesto 135 en el año 2012; en 2006 el 10% más rico tenía un ingreso 20 veces superior al 10% más pobre pero en 2011 la diferencia fue de 26 veces. México ocupó en el año 2010 el puesto 164 en el indicador de estabilidad política. Sin embargo, el PBI era de 1 billón de dólares en 2006 y superó el billón y medio de dólares en 2011. Pobreza, violencia, desigualdad e inestabilidad sirvieron muy eficazmente al crecimiento económico.
Este retorno priísta tiene características similares al recambio colombiano, cuando el actual presidente Juan Manuel Santos reemplazó el doble mandato de Alvaro Uribe Vélez. La Política de Seguridad Democrática de Uribe dejó a Colombia con una pobreza del 42%, un desempleo del 12.8%, casi 39.000 desaparecidos en el trienio 2008-2010 y la mayor desigualdad social del continente. Sin embargo el PBI colombiano pasó de 374.000 millones de dólares en 2006 a 471.000 millones en 2011. Sobre esa base, Juan Manuel Santos se presentó como el presidente de la legalidad y la transparencia, al igual que hará Enrique Peña Nieto.
Felipe Calderón contabiliza dos éxitos importantes en su gestión: mantuvo altos indicadores macroeconómicos y convirtió la guerra contra el narcotráfico, surgida como una política de gobierno ávida de gobernabilidad, en una política de Estado con virtudes estructurales. En esta lógica de acumulación 80 mil muertos son apenas una migaja.
La crisis económica mundial, con el encarecimiento relativo de la mano de obra china, volvió obsoletos algunos detalles de esta combinación de masacre organizada con indicadores macroeconómicos estables. El calentamiento de la disputa entre Brasil y México por ocupar la brecha china obligó a un replanteo del modelo.
Si antes la guerra contra el narcotráfico fue la clave del modelo de acumulación mexicano, ahora la reforma laboral recientemente aprobada por las Cámaras buscará abaratar la mano de obra, ya disciplinada por Calderón, a niveles globalmente competitivos. Los reajustes necesarios de los mecanismos de control y disciplina  buscarán un balance entre la eliminación de la mano de obra inviable, el mantenimiento sumiso de un ejército industrial de reserva y una violencia socialmente aceptable.
Los “guerra” de carteles se hará cargo de la limpieza social, la administración controlará al ejército industrial de reserva y la nueva Policía Militar estandarizará la violencia.
Con el retiro del Ejército, los carteles serán convidados a un repliegue a territorios consensuados, la violencia dejará de ser un  espectáculo y el narcotráfico recuperará su rol económico.
A este escenario se lo tildará de pacífico y productivo, pero Walter Benjamin seguirá teniendo razón cuando decía: “este huracán es lo que nosotros llamamos progreso”.

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