lunes, 3 de diciembre de 2012

TRAS LA IMPOSICIÓN REPRESIVA, EL ACUERDO MAFIOSO

México firma su versión de los Pactos de la Moncloa
Luis Prados / Salvador Camarena
3 de diciembre de 2012
 
México ha hecho este domingo una demostración histórica, por inédita, de consenso nacional y unidad de propósito. Las principales fuerzas políticas del país han firmado en el Castillo de Chapultepec de la capital el Pacto por México, un acuerdo nacional para el crecimiento económico, el empleo, la competitividad y la inclusión social. Esta versión mexicana de los Pactos de la Moncloa de la transición española, que marcará el sexenio que ahora empieza, incluye casi un centenar de medidas, entre las que destacan la reforma educativa, el visto bueno a la inversión privada en Pemex, la apertura a la competencia del sector de las telecomunicaciones, una ley que pone coto a la deuda de los Estados y el comienzo de la implantación de un sistema de seguridad social universal cuyo primer paso será garantizar una pensión a los mayores de 65 años.
El flamante presidente de México, Enrique Peña Nieto, no esperó ni 24 horas para empezar a trabajar en la agenda de transformación del país que anunció la víspera durante su primer mensaje a la nación. El líder del Partido Revolucionario Institucional (PRI) firmó junto con los presidentes de las principales fuerzas políticas mexicanas, Gustavo Madero, del Partido Acción Nacional (conservador) y Jesús Zambrano, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), izquierda, un acuerdo trascendental para la gobernación y prosperidad de la nación.
Da la novedad de este pacto, un viejo anhelo de la mayoría de los mexicanos, da idea el hecho de que se había visto frustrado por intereses de partido desde los tiempos del presidente Ernesto Zedillo (1994-2000). Tampoco fue posible en los años siguientes durante las presidencias panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón (2000-2012).
“Es hora del encuentro y del acuerdo”. Con estas palabras comenzó Peña Nieto su intervención durante la ceremonia de la firma. “Se necesita que la pluralidad y la diferencia de visiones, en lugar de obstaculizar el ascenso de México enriquezcan el proyecto de nación que queremos para el siglo XXI”, continuó. “Es un pacto que le da estabilidad, certeza y rumbo a México, que blinda de coyunturas político-electorales los asuntos esenciales. Por primera vez se logra un acuerdo que no surge de la necesidad de enfrentar una emergencia, sino de la voluntad explícita de transformar el país. El Pacto por México es el proyecto de país que compartimos”, concluyó.
El presidente del PAN, Gustavo Madero, señaló que México es la 13ª economía por tamaño del mundo y, sin embargo, ocupa el lugar 57 en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU y el 51 en el Índice de Competitividad internacional. Explicó que “la razón de esta brecha” se debe a no contar “con un sistema político eficaz, que permita aprovechar las oportunidades de desarrollo”. “Esta debilidad institucional afecta a los más necesitados y beneficia a los poderes fácticos”, añadió. El pacto por México, en su opinión, es “una oportunidad nacional”, que pone remedio a esta situación, fortaleciendo al Estado y garantizando una convivencia civilizada.
El jefe del PRD, Jesús Zambrano, subrayó que “México necesita un cambio profundo”, que acabe con “la desigualdad, la injusticia, la concentración de riqueza y el atraso educativo”, y que el acuerdo es resultado de la constatación de que ninguna fuerza política puede hacerlo por sí sola. Zambrano envió un claro y rotundo mensaje al conjunto de las fuerzas progresistas mexicanas: “Nos dicen que nos estamos entregando, nos advierten de que este acuerdo no se va a cumplir, que nos estamos desdibujando como izquierda. Pero es un riesgo que merece la pena asumir. El PRD está decidido a ser un partido responsable, no apostamos al desastre de este país”.
El acuerdo, que sufrió modificaciones hasta la pasada madrugada, había sido anunciado el jueves, pero estuvo a punto de naufragar por disensiones internas del PRD, pese a que Andrés Manuel López Obrador ya no pertenezca ni sea el líder del partido de la izquierda.
El primer día de trabajo del nuevo presidente de México se vio empañado por los violentos enfrentamientos entre jóvenes opositores al PRI y la policía durante la jornada de toma de posesión de Peña Nieto. Las protestas estuvieron acompañadas por actos de vandalismo contra comercios y bancos en el centro histórico de la capital mexicana. Hubo 92 detenidos, incluyendo 11 menores, y casi un centenar de heridos. Uno de ellos, un maestro de 67 años y veterano activista, se debatía el domingo entre la vida y la muerte.

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