miércoles, 31 de octubre de 2012

LA NEGOCIACIÓN CON LOS NARCOS YA EMPEZÓ

La negociación con el narcotráfico mexicano ya comenzó: testigos protegidos
Norberto Emmerich

Primero, el 7 de octubre, fue la muerte de “El Lazca” Lazcano Lazcano, a la salida de un partido de béisbol en Progreso, la localidad donde vivía, en el Estado de Coahuila. El traslado de su cadáver a una funeraria en Sabinas, sin custodia ni protección, permitió su posterior robo y total desaparición. Los marinos que lo habían abatido desconocían de quién se trataba y apenas tomaron sus huellas dactilares y unas fotos, antes de despacharlo a la funeraria. Rápidamente comenzaron a crecer las especulaciones, alimentadas por algunas contradicciones e inconsistencias de los datos aportados por la Procuración General de la República.
Luego fue la muerte de “El Ondeado”, Manuel Torres Félix, miembro de la Federación de Sinaloa, el 13 de octubre, en el poblado de Oso Viejo, departamento de Quila, Culiacán. El Procurador de Justicia sinaloense, Marco Antonio Higuera Gómez, confirmó a los medios la muerte de "El Ondeado", pero con información basada en fuentes del propio Ejército Mexicano. “No hay parte oficial ni periciales que nos confirmen que se trata de esta persona, me estoy basando en lo que nos ha dicho el propio Ejército”, dijo Helguera.
Y finalmente el 23 de octubre aconteció la muerte en Guadalupe, Estado de Zacatecas, de Abel Isaac Aquiahuatl García, alias "El Comandante King Kong", jefe de plaza de Los Zetas en Ojacaliente, Estado de Zacatecas. A pesar de que la Semar (Marina de Guerra) aseguraba que Aquiahuatl era el hombre que habían abatido, las autoridades no dieron a conocer ninguna información adicional que permitiera para identificar el cadáver.
Entre el aumento de las operaciones militares, la acción creciente de los grupos rivales en el área y la distancia entre la localidad zacatecana y la base tradicional de Los Zetas en Nuevo Laredo, en el noreste de México, un líder de los Zetas en un poblado como Guadalupe sería muy vulnerable a los ataques rivales o a la acción militar. Por lo tanto, probablemente no desempeñaba un papel imprescindible dentro del grupo. En cambio un líder de alto nivel que quisiera minimizar el riesgo probablemente enviaría a alguno de sus subordinados a Zacatecas para que lo represente.
El presidente de la Comisión de Seguridad Pública del Senado, Omar Fayad, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), lamentó que "un gran acierto de las autoridades responsables del combate al crimen organizado y el narcotráfico" haya sido presentado "de esa manera".
"Lejos de ser entonces el gran golpe del gobierno al cartel de Los Zetas, se queda en una serie de especulaciones. Hubo una desprolijidad en el manejo informativo, y ya corre una hipótesis de que Lazcano es un testigo protegido y, por eso, el cuerpo desaparece en condiciones tan singulares. No veo cómo lo van a justificar. Es el criminal más buscado en este país, ofrecen una gran recompensa millonaria, pero no tuvieron la capacidad para someter al cuerpo a todo tipo de medidas de seguridad", criticó el legislador adelantando la hipótesis que preocupa a todos los investigadores.
Lo mismo afirmó el senador del Partido de la Revolución Democrática (PRD) Armando Ríos al considerar que la pérdida del cadáver "deja una suerte de historia tenebrosa que esperamos no se convierta después, como ha ocurrido, en una telenovela en la que [Lazcano] aparezca o pueda ser que termine siendo un testigo protegido".
En la página 21 del Nº 1878 de la Revista Proceso se dice que “es posible que el capo [El Lazca] esté vivo, tal vez como testigo protegido de Estados Unidos, y que su presunto fallecimiento no sea más que el montaje de un gobierno al que le urge cerrar ese capítulo”.
En el caso de “El Ondeado” y de “King Kong”, el escenario es aún más claro: la información de su muerte solo se basa en datos militares, sin ninguna contrapartida civil.

¿Por qué una negociación?
El cambio de gobierno en México obliga a un cambio o por lo menos una puesta al día de la estrategia de guerra contra el narcotráfico implementada a través de la Iniciativa Mérida.
Uno de los grandes éxitos de la administración del presidente Felipe Calderón Hinojosa es haber logrado convertir una política de gobierno surgida por urgencias de gobernabilidad, en una política de Estado al servicio del modelo de acumulación de los sectores más concentrados y atrasados del capital mexicano, dependientes del Departamento de Estado.
Tras seis años de una masacre continua y el consiguiente disciplinamiento casi absoluto de la mano de obra, los indicadores macroeconómicos se mostraron estables pero el reguero de sangre se volvió socialmente difícil de sostener. La crisis económica mundial no ingresó a México, pero sí provocó un encarecimiento relativo de la mano de obra china y un calentamiento de la disputa entre Brasil y México por ocupar un lugar más relevante como fábrica del mundo.
La reforma laboral que México está impulsando en estos días es la llave más importante del modelo de acumulación vigente. Se requiere un reajuste de los mecanismos de control y disciplina para balancear entre la necesaria eliminación de la mano de obra inviable, el abaratamiento y reserva del resto y una cuota de violencia socialmente aceptable.
Los carteles se encargarán de la limpieza social, la administración se encargará del ejército industrial de reserva y la Policía Militar se encargará de administrar la violencia.
El Ejército se retirará del centro de la escena, los carteles serán convidados a un lento retorno a territorios controlables y cercanos, la violencia será eliminada como espectáculo y el narcotráfico volverá a su aspecto estrictamente económico.

El narcotráfico mexicano en el futuro
Solo la Federación de Sinaloa podrá seguir operando como cartel nacional, en términos geográficamente estables y con estándares de violencia aceptables. Los líderes de Los Zetas, dado su origen estatal militar, se convertirán en testigos protegidos del gobierno estadounidense, mientras su base militante y armada será eliminada.
Algunos indicadores marcan el hecho de que el acuerdo se estableció con cierta demora, a raíz de los errores cometidos por Enrique Peña Nieto durante la campaña electoral, el surgimiento del movimiento #Yo soy 132 y la discutida trasparencia de las elecciones. El Cartel de Jalisco Nueva Generación, con un vasto alcance geográfico y con centro en el tradicional bastión narcotraficante del país, Guadalajara, no parece formar parte de ningún acuerdo previamente pactado. Y la ruptura de Iván “El Talibán” Velázquez Caballero con Los Zetas y su pase al Cartel del Golfo indica que algunos líderes narcos ya han tomado nota de los reacomodos, comprenden la situación y se ubican en un nuevo contexto, buscando alineamientos con Sinaloa que no parezcan una sumisión. Algo distinto sucede con “Los Legionarios”, grupo escindido de Los Zetas, sin afiliación aparente, que protesta contra la “traición” del Z-40. En este caso se verá si son capaces de reaccionar a tiempo y buscar un socio en el cual apoyarse.

No hay comentarios: