http://www.eltribuno.info/salta/267940-En-la-frontera-resiste-a-los-tiros-contra-los-narco-guerrilleros-.note.aspx
05.04.13 Juan Pablo Moscoso, el dueño de una finca que es objeto de deseo del narcotráfico, disparó dos veces contra los sicarios.
Escalofriante. Tuvo que defenderse de los narcos a los tiros. Un salteño está viviendo una pesadilla desde 2008, en Naranjitos, frontera con Bolivia, cerca de la localidad oranense de Aguas Blancas. Sus tierras limitan con uno de los mayores productores mundiales de cocaína y es objeto de deseo del narcotráfico, que las pretende para instalar nuevas rutas que mejoren su logística delictiva.En esta odisea, Juan Pablo Moscoso tuvo que ver tres veces su casa incendiada y disparar en dos ocasiones contra unos sicarios que buscaban desalojarlo, primero con machetes y después con armas largas. Ya envenenaron a sus animales y hasta le mataron sus gallinas, patos y chanchos; también sus cosechas de caña de azúcar fueron saqueadas. Pero el salteño, casado con una ciudadana boliviana, resiste a los tiros y denuncia indiferencia de las fuerzas de seguridad locales. En un impactante video se puede ver a un grupo guerrillero de narcotraficantes de ciudadanía argentina amenazando a Moscoso. Uno de los sicarios, que vestía ropa militar, dijo ser policía argentino.
“Le disparé en el estómago”, confesó Juan Pablo Moscoso al diario El País de Tarija, en Bolivia. Relataba el episodio ocurrido el último 10 de marzo en su finca de 150 hectáreas, justo en el difuso límite internacional entre Salta y Bolivia. Ese día tuvo que abrir fuego contra uno de los hombres que a viva voz amenazaban con matarlo. Pero esa no fue la primera vez que le disparó a un narco. En 2009 le metió un tiro en la pierna a otro sicario contratado para correrlo de la propiedad que defiende con uñas y dientes.
La pesadilla comenzó en 2008 y tuvo varios capítulos violentos. En sus últimas apariciones, los sicarios se presentaban como representantes de la firma Reforestadora Nacional SA, la misma que en octubre de 2010 denunció al ex coronel boliviano Willy Gareca por llevar adelante una incursión del Ejército del vecino país en territorio argentino, donde se habría robado también maquinarias que se llevaron a Bolivia.
Pero el episodio más impresionante, según relató el ciudadano salteño a El País de Tarija, ocurrió el 10 de marzo último. Juan Pablo Moscoso disparó en el estómago de uno de los sicarios cuando la patota de narcotraficantes entró en su propiedad al grito de: “Saquen las armas, hay que charquearlo”. Era un claro mensaje intimidatorio para que abandone su finca, establecida en un lugar estratégico de la frontera y deseada por el narcotráfico para agilizar la maquinaria de clanes criminales que llenó la zona de muerte y sangre, según viene denunciando El Tribuno.
“Mis terrenos lo quieren para ellos, pues muchas personas intentaron sacarme con una serie de argumentos y una de esas personas está en la cárcel en Buenos Aires por narcotráfico. Lo único que pido es que las autoridades me hagan justicia y que vengan a controlar estas rutas”, le dijo el valiente ciudadano argentino al diario El Nacional de Tarija.
Junto con su hermano, el corajudo salteño registró algunas de las amenazas con su teléfono celular, que fueron publicadas por el matutino tarijeño. Las imágenes son aterradoras. “Estas son tierras privadas”, dice uno a los gritos mostrando un rifle largo, tipo Mauser. Hay tres hombres con ropas militares, todos armados. Uno de ellos se acerca rápidamente y le ordena que deje de filmar. Otro de los sicarios parece esconder, colgada de su espalda, lo que sería una ametralladora. “No es normal que se permita que esta gente armada y peligrosa entre caminando como si nada por nuestra comunidad. ¿Quién los deja entrar?”, dice el salteño en el video.
La tensión aumenta cuando los delincuentes le presentan al legítimo dueño de la finca un propietario trucho. Este se muestra un poco nervioso. Está rodeado por los tres sicarios, que toman posiciones estratégicas y observan todo atentamente.
La amenaza: “Te van a agarrar de la cabeza”
“Yo construí esta casa y vengo a reclamarla”, dice el dueño trucho. El salteño le pregunta a continuación por su nombre, pero el hombre de estatura baja y tonada boliviana titubea atemorizado de revelar su identidad. El líder de los sicarios, con campera camuflada y un arma entre los brazos, se le acerca violentamente a Moscoso y le grita: “Ningún nombre, nada de nombres. Vos sos un usurpador. ¿Para qué querés saber su nombre si estás usurpando?”.
Según Juan Pablo Moscoso, nadie de la localidad de Naranjitos conoce al falso propietario. “Yo vivo acá hace más de 20 años y nunca lo había visto en mi vida”, dice en el video. “Dale el nombre”, le ordena el líder, eléctricamente exaltado. “Te lo doy yo”, agrega luego. “Es el puto de Luis María Gómez”, confirma el disfrazado de guerrillero. Luego, el hermano de Moscoso que filmaba el insólito operativo narco-militar parece reconocer a uno de los sicarios. “¿Usted es policía?”, le pregunta a uno. Como atontado contesta de manera afirmativa con la cabeza hasta que el líder de la cuadrilla guerrillera interrumpe abruptamente a su compañero. “El es seguridad papá, seguridad”, dice, y después remata en tono burlón: “Filmame todo lo que quieras papá (sic). Un saludo al pueblo boliviano de todo el pueblo argentino”. En imágenes registradas de una agresión anterior aparece el mismo líder que llevaba chaqueta camuflada, esta vez vestido como cazador de un safari africano, pero blandiendo un machete.
“A vos te van a agarrar de la cabeza”, dice y se ve una patota de al menos siete maleantes armados con machetes. Esta vez, el extraño guerrillero afirma que “las tierras son de Teodora”. Después se fugan en una camioneta blanca y sin patente.
Ruta del narcotráfico
Según el diario El Nacional de Tarija, “las comunidades de Arrozales, Naranjitos y Media Luna son las tres nuevas rutas utilizadas para el contrabando de vehículos robados y tráfico de droga, que ingresa o sale de Bolivia y Argentina”.
Roberto Maturana, cronista del diario digital Tribuna de Periodistas, consignó sobre la empresa Reforestadora Nacional S.A. que “tiene 15.000 hectáreas al este de Salvador Mazza con más de 20 kilómetros de límite fronterizo y otras 12.000 hectáreas al oeste de Tartagal”.
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