jueves, 24 de enero de 2013

PRONOSTICO DE LA SITUACION MUNDIAL 2013

Pronóstico de la situación mundial para el año 2013
07 de enero 2013

 

A principios de 2012 argumentamos que el sistema internacional está experimentando una transformación generacional, algo que ocurre cada 20 años más o menos. El ciclo en el que ahora nos encontramos comenzó en 2008-2009, cuando el contagio financiero global puso de manifiesto las debilidades subyacentes de Europa y finalmente agrietó el modelo económico orientado a la exportación en China. Medio Oriente comenzó a apartarse de su paradigma post-Segunda Guerra Mundial mediante un intento de resurgimiento por parte de Irán, el ascenso regional de los islamistas y el declive de los viejos regímenes autocráticos del mundo árabe.
Los cambios generacionales se desarrollan durante largo tiempo y a menudo comienzan con un período de negación en el que las fuerzas del sistema internacional luchan para preservar el viejo orden. En 2013, ese estado de negación persistirá en muchas áreas. Pero ya pasaron más de cuatro años de esta transformación cíclica, y el cambio es cada vez más palpable y mucho más difícil de negar mes a mes.
En Europa, los remedios a corto plazo que hasta el momento preservaron la integridad de la Unión Europea también están tapando los males profundos y estructurales del bloque. El aumento del desempleo, el creciente descontento social, la disminución de la competitividad y la tensión fundamental entre la integración y la soberanía en tiempos de austeridad se hará más visible, incluso cuando la eurozona y la Unión Europea sobrevivan un año más.
China no está en una situación de negar su status actual, ya que su capacidad para hacer frente a un cambio dramático desde un modelo de alto crecimiento orientado a la exportación hacia un desarrollo más sustentable de su mercado interior es limitada. La cronología abreviada de Beijing para hacer esta transición plantea la posibilidad de trastornos económicos y tensiones sociales que pueden poner al Partido Comunista chino en una postura peligrosamente reactiva. China todavía tiene las herramientas para gestionar estas amenazas durante este año, pero va a compensar sus deficiencias domésticas y el aumento de la focalización estadounidense sobre la región con una creciente autoafirmación sobre su exterior cercano.
La diseminación de la inversión más allá de las costas chinas creará oportunidades únicas para un conjunto de países del sudeste de Asia, África oriental y América Latina, con independencia de que estos países todavía no reconocen plenamente tal oportunidad. Llevará tiempo para que las economías emergentes del mundo post-China se desarrollen, pero 2013 será un año importante en la determinación de que están en mejor posición para llenar el creciente vacío dejado por China.
El cambio será sobretodo de naturaleza violenta, y por lo tanto más difícil de soslayar, en el Oriente Medio. Los islamistas llevarán adelante el impulso de la región, pero también tendrán que luchar para afirmar su poder contra de las fuerzas regionales que tratan de preservar el viejo orden. El desenlace de la situación de Siria y el Líbano detendrá el breve ascenso regional de Irán, relegando a Teherán al papel de un “alerón” en el Levante mientras éste dirige su atención a la defensa de sus intereses esenciales en Irak.
Estados Unidos tampoco es inmune al cambio. En este cambio generacional, con todo el tumulto que lo acompaña, Washington se verá obligado a aprender el valor de la moderación en el ejercicio de la política de equilibrio de poder, prefiriendo apoyarse en socios regionales y fomentando la competencia estratégica como una forma de preservar su propio poder.
Las reglas del juego están cambiando en el sistema internacional. En 2013, veremos que la negación del cambio se está desvaneciendo.

Medio Oriente
El mundo árabe se mueve incómodamente entre dos eras. Una era post-Segunda Guerra Mundial, en que las dictaduras y monarquías árabes suplantaron el dominio colonial, está ahora más o menos mezclada con -en algunos casos abiertamente en colisión con- un paisaje fracturado de fuerzas islamistas que sufren una fuerte represión. Este período de transición durará años y los actores regionales, entre ellos Estados Unidos, Turquía, Rusia y Francia, tendrán dificultades para navegar, mucho menos influir, sobre el paisaje cambiante.

El norte del Levante se desmorona
Esta dinámica será especialmente visible en el norte de la región de Levante este año a medida que Siria y Líbano se sigan desmoronando. Desde nuestra perspectiva, el régimen en Siria ya ha caído y está dando paso a una situación ya conocida de señores de la guerra, donde reinan las milicias y los intereses de cada clan. Ya no existe una entidad política capaz de ejercer el control sobre la totalidad del territorio sirio, ni existirá por algún tiempo. En cambio, el clan de Al Assad es el primus inter pares (primero entre iguales) en la conducción de las fuerzas alauitas contra sus rivales suníes. Las fuerzas rebeldes sunitas están  por ahora poco ligadas por una agenda común contra el clan Al Assad. Pero una vez que el presidente sirio, Bashar al Assad pierda el poder, ya sea a través de un acuerdo negociado o por la fuerza, las fuerzas suníes se fragmentarán a lo largo de líneas ideológicas, étnicas y geográficas, con las fuerzas salafista-yihadistas luchando contra la Hermandad Musulmana, que tiene una mayor visión política y contra los sunitas seculares. Los cristianos maronitas, drusos, kurdos, palestinos y otras minorías permanecerán en gran parte en el limbo, tratando de proteger a sus familias mediante la creación de milicias y manteniendo alianzas flexibles en un creciente estado de anarquía.
Mientras controlan las laderas de Aleppo, las fuerzas alauitas tratan  de sostener Damasco mientras preparan un retiro masivo hacia su enclave costero. La batalla por Damasco podría extenderse más allá del alcance de este pronóstico. Las fuerzas alauitas enfrentan una lucha cada vez mayor para mantener el control territorial más allá de la costa. Con el tiempo pasarán de una guerra convencional a tácticas insurgentes cuando quede claro que ya no pueden sostener Damasco y su atención se centre en preparar (con la ayuda de Irán) la consolidación de un gobierno post-Al Assad. Estados Unidos, Turquía, Francia y otros intentarán apuntalar un gobierno provisional post-Al Assad y preservar la mayor cantidad de maquinaria estatal posible para facilitar la transición, pero la autoridad de tal gobierno será débil y su sostenibilidad será cuestionable ya que el país seguirá fragmentado.
Una incuestionable pérdida alauita del control sobre Damasco será el desencadenante de importantes enfrentamientos sectarios en el Líbano, en particular en la frontera norte, porque los sunníes envalentonados intentarán desafiar a sus rivales chiíes mientras el grupo militante Hezbollah luchará para mantenerse firme. Los clanes libaneses se preparan para esta inevitabilidad, reforzando sus milicias y cambiando sus alianzas cuando sea necesario.
El uso potencial de armas químicas por parte de las fuerzas alauitas en un estado de desesperación podría acelerar la desintegración de la región y tendría que organizarse a toda prisa una coalición liderada por Estados Unidos para contener la amenaza de armas químicas. Para ser claros, Estados Unidos no está buscando un pretexto para intervenir militarmente en Siria. Por el contrario, Estados Unidos hará todo lo posible para evitar una nueva campaña militar en el mundo islámico este año.


La lucha de Irán
Un conflicto militar entre Estados Unidos e Irán sigue siendo poco probable en 2013. Irán puede sembrar inestabilidad en lugares como Siria, Líbano, Gaza y Afganistán, pero carece del grado de influencia política para obligar a Washington a una negociación estratégica más amplia dictada en sus propios términos. Estados Unidos es más propenso a que los efectos de las sanciones y un cambio en la suerte de Irán en Siria y el Líbano sigan su curso y continúen debilitando la posición de Irán hasta que acepte concesiones significativas para atenuar las tensiones en curso.
La creciente disparidad en las posiciones de negociación de Estados Unidos e Irán en gran medida relega a Irán al papel de alerón regional. Mientras Irán pueda crear dolor por sus adversarios regionales, puede retrasar su propio descenso. Irán lo gastará esfuerzo considerable en política, económica y militarmente sostener sus aliados sectarios en Siria y el Líbano para que pueda jugar un papel desestabilizador en un creciente clima de guerra civil y la insurgencia en el norte de Levante. Irán también utilizará las transferencias de armas como su principal medio de mantener una participación en los Territorios Palestinos.
Sin embargo Irak sigue siendo el imperativo regional más importante de Irán. El impulso a la acción de las fuerzas sunitas en Siria con el tiempo se derramará en Irak desafiando el dominio chií. Llevará un tiempo para que esta tendencia se desarrolle, pero en la preparación para tal eventualidad, Irán reforzará a sus aliados chiítas iraquíes y también explotará las crecientes divisiones entre los kurdos en un intento por mantener su posición en Irak contra la resistencia sunita y turca. Las crecientes tensiones entre el gobierno chiíta iraquí y los kurdos, así como con los suníes, facilitarán los esfuerzos de Teherán para influir en el gobierno en Bagdad dejando a los chiítas en Irak cada vez más aislados y por lo tanto dependientes de la ayuda exterior. El mantenimiento de la influencia en Irak, un canal importante para el contrabando iraní, también será crucial en los esfuerzos de Irán para resistir el endurecimiento de las sanciones de este año.
Los recursos financieros de Irán están siendo drenados por el régimen de sanciones dirigido por Estados Unidos, pero el poderoso control estatal sobre la economía y el tradicional aprovechamiento que hace Irán de los vacíos legales que tienen las sanciones, en alianza con los socios comerciales dispuestos, amortiguarán al régimen contra el colapso sistémico. La influencia política del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica iraní, que es tan crucial para la violación de las sanciones y para la gestión de la red de apoyo militante en el extranjero, como ya lo es en la prevención de disturbios contra el régimen dentro del país, crecerá este año. Las elecciones presidenciales iraníes en junio revelarán la relevancia decreciente de la elite clerical y de la facción populista encarnada por el saliente Presidente Mahmoud Ahmadinejad. Esto crea un vacío político que la Guardia Revolucionaria deberá llenar. El líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei, tratará de comprobar la influencia cada vez mayor de la Guardia mediante el fortalecimiento de los organismos militares y de seguridad (rivales entre sí) y respaldando para la presidencia a un aliado menos polémico y más maleable políticamente perteneciente al pragmático campo conservador.

El mundo árabe en transición
En Egipto los militares se adaptarán a un nuevo orden político islamista. Los militares serán el último árbitro de la situación y se basarán en una serie de factores -incluyendo un poder judicial fragmentado, el poder económico de los militares, un paisaje político islamista dividido y las relaciones exteriores de los militares- para enfrentar a la Hermandad Musulmana. Pero los militares y la Hermandad no estarán dispuestos a realizar movimientos audaces unos contra otros. Se necesitan mutuamente en este nuevo entorno político, por lo que ambas partes continuarán tratando de establecer límites y en última instancia, desarrollar un nuevo acuerdo de trabajo. Habrá obstáculos y ocasionales crisis políticas como resultado de ello, pero este año no va a haber una ruptura entre los Hermanos Musulmanes y los militares.
La Hermandad será capaz de mantener una gran presencia en el Parlamento, pero enfrentará la resistencia de los elementos del viejo orden cuando quiera afirmar el control sobre las instituciones estatales. La popularidad de la Hermandad entre el público se verá afectada ya que el movimiento adquiere un papel más importante en el gobierno bajo severas condiciones económicas. La ayuda externa de la que el Estado dependerá cada vez más estará condicionada a aplicar medidas de austeridad impopulares y potencialmente desestabilizadoras del Estado.
La consumación de la transición política de Egipto dejará oportunidades de brotes en la península del Sinaí y en Gaza, pero no esperamos una violación significativa del status entre Israel y Egipto este año. Después de haber demostrado sus capacidades militantes a finales de 2012, Hamas se centrará en 2013 en la construcción de su legitimidad política en la región, a expensas de sus rivales seculares de Fatah. Los esfuerzos de Hamas supondrán frenar a sus rivales potenciales dentro de Gaza, que podrían perturbar la trayectoria política del grupo, y tratará de expandir su influencia en la Ribera Occidental.
Jordania, la víctima de la Primavera Arabe que a menudo es pasada por alto, continuará desestabilizándose lenta y calmadamente en el 2013. La monarquía hachemita verá estrechar su margen de maniobra política, ya que se enfrenta a una oposición envalentonada dirigida por la Hermandad Musulmana jordana y reforzada por elementos tribales y por los jordanos palestinos. Un apoyo limitado de las monarquías árabes del Golfo se agregará a las presiones económicas y energéticas que exacerban las vulnerabilidades políticas hachemitas.

Las potencias reactivas
Israel y Turquía están muy afectados por las dinámicas políticas cambiantes del mundo árabe, pero ambos tienen pocos medios para influir en el cambio. Los dos antiguos aliados continuarán explorando las formas de restaurar una relación tranquila trabajando bajo estas nuevas tensiones regionales, pero es poco probable una restauración pública de las relaciones diplomáticas.
Israel tendrá que luchar internamente sobre cómo adaptarse a un nuevo marco regional en el que la fiabilidad de los viejos socios de trabajo es puesta en cuestión. En contraste, Turquía ve una oportunidad en el ascenso de las fuerzas islamistas en el mundo árabe, pero las influencias limitadas de Ankara restringen sus acciones más allá de las fronteras turcas. Por otra parte, las vulnerabilidades que surgen de un vacío de poder en Siria socavan los intentos de Turquía para ampliar su esfera de influencia. Dado que los kurdos sirios trabajan por un cierto grado de autonomía en el norte, los kurdos iraquíes utilizarán eso como palanca en sus relaciones con Ankara. Los esfuerzos de Irán para revertir la influencia turca en Irak y Siria a través del antagonismo kurdo también complican en gran medida la ya atribulada estrategia de contención de Ankara contra el separatismo kurdo. La creciente amenaza regional kurda en Turquía, por no hablar de la desaceleración de la economía, serán un factor en las escaramuzas políticas internas antes de la temporada electoral de 2014, pero la oposición turca todavía carece de la capacidad de socavar significativamente la popularidad del partido gobernante en el país.

Malestar en la Península Arábiga
Arabia Saudita también se enfrenta a opciones limitadas en la conformación de un escenario sirio post Al Assad. A la familia real saudita le complace ver la influencia iraní en la declinación del Levante, pero se resisten a tener la actividad iraní cerca de casa. Arabia Saudita también está muy preocupada por el ascenso regional de la Hermandad Musulmana y tratará de contrarrestar esta tendencia mediante el apoyo a los yihadistas salafistas en Siria y el Líbano. Un rol más agresivo de Arabia en Siria va a agravar la guerra civil y crear una competencia con otros actores regionales, como Turquía, Qatar y Jordania.
A los 88 años, el deterioro de la salud del rey saudí Abdullah y su probable muerte marcarán el final de la segunda generación de los príncipes saudíes. El príncipe heredero, Salman bin Abdulaziz Abdullah, tendrá éxito y hay altas probabilidades de que el sucesor de Salman vendrá de la tercera generación de príncipes, lo que le dará mayor participación en los asuntos del Estado. En la periferia Saudita, Bahrein mantendrá el malestar chiíta en un nivel manejable mediante la participación de la corriente principal chií, el movimiento Al Wefaq. En el talón del sur de la península, el intento del gobierno de Yemen para reestructurar las fuerzas armadas y las fuerzas de seguridad para administrar una venidera lucha política es probable que conduzca a una mayor inestabilidad en el país.

Problemas en el Magreb
Mientras que los gobiernos débiles de Libia y Túnez siguen luchando para institucionalizar el poder a lo largo de la costa del Mediterráneo, el Magreb inferior y las regiones del Sahel se encuentran en riesgo de desestabilizarse aún más a medida que las fuerzas regionales de Al Qaeda que emanan de Malí se preparan contra una intervención respaldada por Occidente. Libia, Túnez y Egipto permanecen encerrados en la agitación interna, mientras que Argelia, que ya ha pasado por una guerra civil en su historia reciente y está dotada de recursos energéticos sustanciales, se perfila como el líder regional del Magreb. La clave para la continua estabilidad de Argelia es su capacidad de mantener una cuidadosa estrategia de contención contra los militantes islamistas. Esta estrategia está en riesgo de desbaratarse si las fuerzas occidentales tratan de perseguir y desplazar a las fuerzas locales yihadistas. Argelia tratará de dar forma a la participación internacional en Malí de acuerdo con sus propios términos y tratará de utilizar sus capacidades de seguridad y la relación energética con Occidente para lograr el reconocimiento de su creciente estatus regional y el agendamiento de sus necesidades de seguridad.

Europa
En 2012 la Unión Europea tomó numerosas medidas para mitigar el impacto financiero de la crisis en curso. Una de esas medidas fue la creación del Mecanismo Europeo de Estabilidad, un fondo de rescate permanente para los miembros que lo necesiten. Otra medida importante fue la que otorga al Banco Central Europeo más poder para intervenir en los mercados de bonos para ayudar a los países en dificultades. Estas acciones, que ayudaron a mantener a flote la zona del euro en 2012, seguirán en vigencia en 2013, por lo que es muy probable que la eurozona sobreviva un año más. Pero estas herramientas no resuelven tres aspectos fundamentales de la crisis europea:
En primer lugar, la crisis europea es fundamentalmente una crisis de competitividad. Las economías del sur de la eurozona, que se consideraban solventes antes de la crisis, no son tan dinámicas y competitivas como las economías del norte y las bases de producción que surgieron en Asia durante la última década. En el pasado, las economías periféricas podrían poner en práctica una política monetaria para hacer frente a su falta de competitividad, pero esa opción ya no está disponible desde la introducción del euro. En consecuencia, la única alternativa para estas economías periféricas es la política fiscal, que en los últimos años ha tomado la forma de dolorosas medidas de austeridad y represión salarial.
En segundo lugar, la crisis tiene un aspecto político. La Unión Europea no es una federación sino una colección de estados-nación unida por tratados internacionales. Esto significa que la toma de decisiones en la Unión Europea es siempre un delicado equilibrio entre la integración y la soberanía. Todas las políticas que emanan de Bruselas para mitigar los efectos de la crisis implican la transferencia de la soberanía a una entidad supranacional, ya sea para proporcionar asistencia financiera a los países en peligro o para colocar los presupuestos nacionales bajo la supervisión de instituciones supranacionales. Debido a su carácter supranacional, estas políticas suelen generar tensiones políticas entre los países (en su intento de proteger sus intereses nacionales) y dentro de los países (dentro de los gobiernos nacionales o de la población).
En tercer lugar, la crisis europea está amenazando la estabilidad social en algunos países, sobre todo en la periferia de la eurozona. Las medidas de austeridad que Bruselas ha solicitado están generando un descontento social creciente que amenaza la larga permanencia en el poder de los partidos políticos tradicionales y que fortalece a los partidos extremistas de la izquierda y la derecha.
Esta triple dimensión de la crisis europea, que se intensificó en 2012, influirá en el próximo año.

La crisis llega al núcleo

En 2012, las economías del norte de la eurozona (especialmente Alemania, Francia, Países Bajos, Austria y Finlandia) se vieron menos afectados por la crisis que sus vecinos del sur. Experimentaron niveles relativamente bajos de desempleo y algunos de ellos asistieron incluso a un crecimiento modesto. En este sentido, la crisis económica se ha centrado en gran medida en la periferia de la eurozona. En 2013, las dos mayores economías de la zona euro (Alemania y Francia) se enfrentarán a un crecimiento bajo o incluso el estancamiento. Esto tendrá efectos negativos en toda Europa.
París va a reaccionar a la crisis mediante el diseño de las reformas estructurales en un esfuerzo por mejorar la competitividad de la economía francesa y para impulsar la actividad económica. Estas medidas, que incluirán las reformas del mercado laboral, no agradarán a los sindicatos franceses. El descontento de los sindicatos y la desaceleración de la economía francesa en 2013 darán lugar a las mayores protestas en Francia desde el comienzo de la crisis.
El estancamiento económico en Alemania es poco probable que conduzca a cambios radicales en la política nacional, ya que la desaceleración será gradual y el desempleo aumentará lentamente desde un nivel relativamente bajo. Por otra parte, las elecciones parlamentarias -que se espera que sean en septiembre u octubre- ralentizarán sustancialmente el proceso de toma de decisiones en Alemania, por lo que no habrá cambios fundamentales en la política exterior antes de las elecciones.
A su vez las elecciones en Alemania retrasarán el proceso de toma de decisiones a nivel europeo. Es probable que los líderes de la UE discutan varias reformas institucionales -incluyendo una modificación de los Tratados de la UE y algunas políticas cruciales, como la creación de eurobonos- pero no habrá reformas institucionales sustanciales en 2013. Los acuerdos sobre otras cuestiones menores, como los aspectos técnicos del sindicato bancario y las reformas del presupuesto de la UE, probablemente se hagan en 2013.
Al mismo tiempo, la desaceleración económica en el norte de Europa hará que estos países sean más reacios a proporcionar ayuda financiera a la periferia. Pero esperamos que la Unión Europea continúe ayudando a las economías en problemas cuando sea necesario.

Empeoramiento de las condiciones económicas en la periferia de la eurozona
En 2013 la crisis va a seguir dañando las condiciones económicas en la periferia de la eurozona. Grecia, España, Portugal e Italia verán contraerse sus economías y se elevarán las tasas de desempleo. En todos estos países, el malestar social crecerá y el año estará marcado por las protestas y huelgas permanentes.
La brecha notoria entre la elite gobernante y las poblaciones de la periferia será un elemento clave en el 2013, y algunos gobiernos podrían caer. Pero incluso si los partidos de la oposición toman el poder, se enfrentarán a las mismas restricciones que los gobiernos que los precedieron. En otras palabras, un cambio en los políticos no traerá un cambio sustancial en las políticas relativas a la Unión Europea. En gran parte, estos países seguirán aplicando medidas de austeridad el próximo año, aunque esperamos que estos países sean más expresivos en sus solicitudes de concesiones por parte de sus prestamistas. Bajo la amenaza de una escalada de la crisis, las instituciones europeas tienden a aceptar tales concesiones.
Aunque los partidos extremistas o anti-stablishment ganarán influencia en el debate político, no serán lo suficientemente fuertes para tomar el poder en algún país de la eurozona. Cada ciclo electoral debilita el apoyo popular a los partidos mayoritarios en Europa, pero las élites tradicionales se las arreglarán para permanecer en el cargo en 2013.
La inestabilidad política y social será especialmente grave en Grecia, pero el país se las arreglará para permanecer en la eurozona en 2013. El Gobierno griego continuará recibiendo la ayuda financiera europea, algo que va a impedir que el país salga de la eurozona. Además, es probable que Atenas reciba concesiones de la Unión Europea (probablemente una renegociación o el ablandamiento de los objetivos fiscales y económicos del país) si es necesario. Durante 2013, España necesitará probablemente más asistencia financiera de la Unión Europea; Madrid llegará a un acuerdo con sus acreedores, ya que Bruselas está interesada en la contención de los efectos de la crisis económica española y evitar que se propague al resto de la eurozona.
El único país de la periferia de la eurozona que ha programado las elecciones es Italia (en febrero). Si el próximo gobierno italiano no logra alcanzar la estabilidad política y aplicar las reformas económicas, el aumento de la presión del mercado en Italia, hará más probable que Roma necesite ayuda financiera de Bruselas. Si eso sucede, es muy probable que Italia y la Unión Europea lleguen a un acuerdo.

El aumento de la fragmentación política
Debido a las contradicciones fundamentales en los intereses nacionales y las estrategias de política exterior de los Estados miembros de la UE, la crisis europea continuará generando divisiones políticas y económicas en el continente en 2013.
Además de las diferencias existentes entre los países de la eurozona y no eurozona, la fragmentación política ocurrirá dentro de la eurozona. Francia será más expresa en sus demandas de una mayor solidaridad económica en Europa a través de eurobonos o mecanismos análogos, algo que va a generar tensiones con Alemania. Durante un año electoral, no es probable que París y Berlín lleguen a un acuerdo sobre estas cuestiones.
Fuera de la eurozona, el Reino Unido tratará de proteger su soberanía y renegociar su estatus dentro de la Unión Europea. Pero Londres no va a salirse de la Unión Europea en 2013. A medida que los países de la eurozona aumenten su colaboración para superar las deficiencias estructurales de la unión monetaria, Europa Oriental y los países de Europa central que están fuera de la eurozona van a equilibrar su deseo de una mayor participación en la toma de decisiones con las ventajas de no ser parte de la moneda común.
En 2013, Europa podrá disfrutar de los beneficios de las herramientas que se crearon en 2012, y la integridad de la Unión Europea se conservará. Pero Europa también va a sufrir las consecuencias de los aspectos más políticos y sociales de la crisis que aún no han sido abordados.

La ex Unión Soviética
Cuestiones nacionales

Después del tumulto político de 2012, Rusia se enfrentará a otro año de protestas contra el Kremlin, tensiones entre las diversas facciones políticas y grupos étnicos, represión y remodelaciones gubernamentales. En general, las tensiones políticas seguirán siendo manejables y no representarán un serio desafío para el control de Moscú. Un vigorizado Kremlin que se centró en acabar con la corrupción tratará de purgar las partes más disfuncionales y económicamente costosas de las empresas del gobierno y del Estado. La represión a las autoridades estatales y las empresas podría ser similar a las purgas a los negocios no estatales y los oligarcas en la década de 2000.

Midiendo el progreso de Rusia en el exterior cercano
Rusia ha hecho recientemente progresos significativos en el restablecimiento de la influencia en su periferia soviética. Dado el replanteo de su posición como potencia regional a partir de la guerra ruso-georgiana de 2008, Moscú ha ayudado a derrocar a los gobiernos de Ucrania, Georgia y Kirguistán, que fueron barridos del poder en la ola de revoluciones de colores. Rusia también se ha integrado más profundamente con Bielorrusia y Kazajstán, a través de la formación de una unión aduanera, una institución que Rusia continuará construyendo en alcance y calidad de miembro hasta que el bloque se convierta en 2015 en la Unión Euroasiática.
Pero el ascenso de Rusia no ha sido uniforme en todo el espacio post-soviético. Rusia tiene que lidiar con las dinámicas políticas internas propias de cada Estado y con las potencias extranjeras compitiendo contra la posición de Moscú en cada país. Así, en 2013 Rusia continuará ganando impulso en algunas zonas de la periferia, mientras que su posición se enfrentará a más retos en otros.
En los estados más integrados del Oeste, los países bálticos continuarán sus esfuerzos en la diversificación energética de Rusia en 2013 e incrementarán la cooperación económica y de seguridad con la Unión Europea y la OTAN en general y con los países nórdicos.
La relación de Rusia con Ucrania podría ser su relación más importante en 2013. Rusia ha estado buscando la integración con Ucrania, sobre todo al hacerse cargo de su infraestructura de tránsito de gas natural, y pidiendo a Kiev unirse a la Unión Aduanera. Ucrania fue capaz de resistir la presión de Rusia en 2012 reduciendo sustancialmente sus importaciones de gas natural ruso. Sin embargo, este corte fue posible en gran parte por la oferta de almacenamiento y un invierno cálido y no por algún progreso importante en la diversificación de la energía (por ejemplo, en Polonia y los países bálticos) o una mayor integración con la Unión Europea. Por lo tanto, es probable una especie de compromiso entre Rusia y Ucrania sobre estos temas en 2013.
Georgia será la preocupación principal de Rusia en el Cáucaso en 2013. Con el surgimiento político del multimillonario magnate Ivanishvili Bidzina y su movimiento “Sueño de Georgia”, la posición de Rusia en el país se fortaleció a expensas del campo anti-ruso del presidente georgiano Saakashvili Mikhail. Las elecciones presidenciales de octubre y el cambio constitucional que le acompaña darán a Ivanishvili la oportunidad de consolidar el poder este año. Si bien los puntos importantes de la política exterior, como el alejamiento de Occidente y la OTAN o la completa normalización con Rusia, no son del agrado de Georgia en 2013, esta nueva realidad política podría crear tensiones con los actores regionales que están nerviosos acerca de la intromisión de Rusia más allá, sobre todo en Azerbaiyán.
Kirguistán y Tayikistán buscan una cooperación económica y de seguridad más estrecha con Rusia y seguirán adelante con sus planes de incorporarse a la Unión Aduanera en 2014. Uzbekistán seguirá resistiendo los esfuerzos de integración de Rusia, a pesar de que no vaya a hacer ningún progreso significativo hacia una cooperación de mayor seguridad con Occidente o China.

Rusia y Occidente
El año pasado, Rusia ha cambiado sus tácticas hacia Europa para preservar su presencia e influencia en el futuro. El eslabón primario que une a Rusia con Europa es la dependencia de Europa respecto a los grandes suministros energéticos de Rusia, que Moscú sabe que se verá amenazada cuando ya no haya más suministros rusos disponibles. En 2012, Rusia comenzó a moverse lejos de su postura agresiva en materia de energía -especialmente los altos precios- para lograr acuerdos a largo plazo que permitan mantener una cuota de mercado de Rusia con sus principales clientes estratégicos, tales como Alemania, Italia y Turquía. Rusia continuará su estrategia en 2013 a medida que continúa la construcción de nueva infraestructura para vincular directamente sus suministros con Europa. Rusia también tratará de reducir su dependencia del mercado europeo con el lanzamiento de grandes proyectos energéticos en el este de Siberia con el objeto de proporcionar en el futuro más suministros a los mercados asiáticos.
El objetivo último de Rusia en Europa es utilizar sus relaciones energéticas para construir alianzas estratégicas -especialmente con Alemania- con el fin de influir en la región. Sin embargo, los esfuerzos de Rusia con este fin serán limitados en 2013: en primer lugar, Rusia todavía está tratando de asegurar su influencia energética y de seguridad en Europa, y en segundo lugar, Alemania está preocupada por los problemas nacionales más inmediatos.
A medida que Rusia trata de gestionar las relaciones con sus clientes energéticos europeos más importantes, es probable que evite la conducta agresiva en otras cuestiones, como la reacción frente a los planes estadounidenses de defensa antimisiles balísticos en Europa. Estados Unidos y Rusia seguirán discutiendo sobre asuntos de comercio, las negociaciones para un nuevo tratado de armas nucleares y el papel de Rusia en Irán y Siria. No se esperan grandes cambios por parte de Washington o Moscú que rompan el estancamiento en las negociaciones sobre estos temas.

La seguridad en Asia Central
La violencia de bajo nivel y la inestabilidad que se produjo en toda Asia Central en 2012 continuarán en 2013. Gran parte de la violencia y la militancia en la región seguirán siendo una motivación política, sobre todo en Kazajstán, donde se acerca la cuestión de quién será el sucesor del veterano presidente Nursultan Nazarbayev. Uzbekistán y Kirguistán seguirán encontrando amenazas a su estabilidad, tales como protestas, violencia y escaramuzas transfronterizas. Tayikistán estará especialmente en riesgo, ya que llevará a cabo su elección presidencial en noviembre, y el entorno político volátil podría reabrir las fisuras remanentes de la guerra civil en Tayikistán de 1990.
Las pre-existentes tensiones regionales entre estos países (centradas alrededor del conflictivo Valle de Fergana) podrían producir que cualquier inquietud se derrame a través de las fronteras nacionales. Por otra parte, la prevista retirada de Estados Unidos y la OTAN de Afganistán en 2014 va a crear problemas adicionales en el entorno de seguridad de Asia Central.

 

Asia del Este
Hay tres cosas que dan forma a los acontecimientos en el Este de Asia en 2013:

1.      la lucha de Pekín para mantener la estabilidad social y política en medio de bajas tasas de crecimiento económico,

2.      a necesidad de acelerar la modernización militar china y los movimientos cada vez más agresivos para asegurar sus intereses territoriales y económicos en la región,

3.      y los variados esfuerzos de otros actores regionales, incluyendo a Estados Unidos, para adaptarse a los cambios de China.

En 2013, la economía china continuará el proceso gradual y doloroso de alejarse del alto crecimiento impulsado por las exportaciones hacia un modelo más sostenible en el largo plazo. El crecimiento de las exportaciones no mejorará sustancialmente, afectado en parte por el continuo malestar económico en Europa. Los efectos del aumento de los salarios y los costos de los insumos en las tradicionales potencias manufactureras costeras chinas orientadas a la exportación sobre la competitividad global china en relación con las economías emergentes de la región como Indonesia, Filipinas y Vietnam también dificultarán las exportaciones.
Pero salvo otra crisis financiera global en la escala de la acontecida en 2008-2009, la economía de fabricación costera de China no se derrumbará por completo. El descenso será gradual. En 2013, más fábricas -en particular los fabricantes de baja gama con márgenes lucrativos más delgados- se trasladarán al exterior. Muchos otros, atraídos por el alto transporte de China y la infraestructura en la cadena de suministro, así como su creciente mercado de consumo, se quedarán quietos o se trasladarán tierra adentro, donde el trabajo es abundante y los salarios son más bajos. El eclipse continuo y gradual de la costa china como centro de manufactura global dará lugar en los próximos años a un aumento del desempleo y la dislocación social, ya que más de 250 millones de trabajadores inmigrantes chinos retorna al interior en busca de trabajo.
Por lo tanto Beijing continuará equilibrando las necesidades internas en conflicto. Debe mantener un alto nivel de actividad industrial y empleo, sobre todo a medida que más fábricas costeras despiden trabajadores o cierran por completo. Pero el Partido Comunista no puede permitirse los efectos potencialmente desestabilizadores -desde una alta inflación a un estallido de la burbuja inmobiliaria- de otra ronda de estímulo, tal como la observada en 2009-2011. El empleo total se mantendrá mediante una combinación de inversiones en proyectos de infraestructura a gran escala (especialmente el transporte y el desarrollo urbano de infraestructura en las provincias del interior) y ciclos de blanqueo o relajación temporal de los controles en el mercado de bienes raíces. Beijing continuará con el reequilibrio económico en sentido amplio, alentando una mayor actividad económica en el interior de China, especialmente en las provincias lo largo del río Yangtze y en las provincias limítrofes costeras.
En un esfuerzo por acelerar la urbanización del interior, el gobierno podría introducir reformas limitadas al hukou, o sistema de registro de hogares. Pero la prima de permanencia en el empleo limitará cualquier esfuerzo por reestructurar la economía genuinamente hacia una mayor eficiencia, productividad y rentabilidad. Un gobierno liderado por la inversión y la deuda seguirá apuntalando la economía china en 2013.
A medida que chisporrotea la economía de exportación de China y el gobierno intenta redirigir la inversión fuera de la propiedad y hacia proyectos más sostenibles, tendrá que protegerse contra las posibles amenazas a su sistema financiero, especialmente por la creciente importancia del sector de préstamos alternativos. Los préstamos alternativos son algo nuevo en China. Sin embargo, han crecido significativamente en los últimos años en los mercados de préstamos informales geográficamente aislados de las ciudades costeras a través de una compleja red de entidades semilegales que proporcionan entre 12 y 30 billones de yuanes (entre 1,9 billones de dólares y 4.8 billones de dólares) en créditos -a tasas de interés del 20-36%- a miles de pequeñas empresas de todo el país.
Estos préstamos alternativos no son de por sí problemáticos. De hecho, son necesarios en una economía en la que a menudo la financiación se limita a las empresas estatales bien conectadas. Pero el crecimiento de las exportaciones se está desacelerando y el gasto ilimitado del fondo de estímulos (gran parte del cual se ha dirigido hacia la construcción, impulsando a las nubes la demanda china de acero, cemento, carbón y otros materiales entre 2009 y 2011) llega a su fin. Esto significa que por lógica consecuencia haya cada vez más destinatarios de préstamos alternativos. Beijing tiene capacidad de compensar las consecuencias financieras a corto plazo si la crisis de la banca alternativa se produce en 2013. Sin embargo, los efectos residuales de la inflación –desde el desempleo hasta las protestas por parte de inversionistas bancarios en productos de banca alternativa (incluyendo a millones de ciudadanos chinos)- podría desafiar significativamente la estabilidad social y política.

El Grupo de Tareas del Partido
En 2013, el Partido Comunista de China tendrá que gestionar un enorme cambio social y económico, incluso a medida que completa la transición generacional de su propio liderazgo y trabaja para reconstruir y reformar la imagen del partido y sus prácticas reales. Los escándalos políticos de 2012 en gran medida perjudicaron la imagen pública del partido, pero el sistema sobrevivió. La transferencia generacional del poder puede dar al Partido la oportunidad de reconsolidar sus filas y controlar la amplia seguridad nacional, la censura y los aparatos militares, pero el partido aún no está en terreno seguro. La creciente sensación de inseguridad -tanto interna como con respecto a las consecuencias sociales de la transición económica de China- es probable que se refleje en la censura continua de plataformas sociales online como Weibo, la represión a los grupos religiosos o de otra índole percibidos como una amenaza y la creciente firmeza militar sobre los intereses de los mares de China meridional y oriental y el Sudeste Asiático.


Efectos de las variaciones regionales de China
Los efectos de la lenta transición de China después de sus dos décadas de reinado como proveedor clave a nivel mundial de productos de bajo costo se harán sentir con más fuerza en el Este de Asia en 2013, pero no se harán sentir de manera uniforme. El declive de la producción de baja gama costera en China presentará enormes oportunidades para los países del sudeste asiático como Indonesia, Vietnam, Filipinas y Myanmar, todos los cuales seguirán presionando fuertemente para atrapar la inversión extranjera no sólo en recursos naturales e industrias de materias primas sino también en el desarrollo de mejoras urbanas, el transporte, la generación de energía y materiales para la infraestructura. Al mismo tiempo, el reajuste de China para reducir las tasas generales de crecimiento planteará retos a corto plazo, ya que el consumo chino de materias primas -del que gran parte del sudeste asiático ha llegado a depender- se estabiliza a partir de los máximos insostenibles de 2010-2011. Las economías más desarrolladas, como Corea del Sur, Singapur y Australia, que también dependen en gran medida de la demanda de China, pero no están tan bien posicionadas para beneficiarse de la difusión de la inversión extranjera fuera de la costa de China, tendrán cada vez más dificultades para mantener el crecimiento y el empleo.
Incluso mientras la región se reposiciona en relación a la transición económica de China -y frente a cualquier inestabilidad económica resultante a nivel regional o global- las crecientes capacidades militares de Beijing y la asertividad presionarán a otros países de Asia oriental. En el noreste de Asia, la modernización militar china echará más leña al proceso de normalización militar de Japón, incluidos los esfuerzos renovados para derogar las limitaciones constitucionales sobre el uso de las fuerzas armadas japonesas. También podría acelerar la transferencia de los negocios y la inversión japonesa hacia los socios emergentes del sudeste asiático en la medida que las tensiones diplomáticas y las disputas territoriales amenazan la producción japonesa y sus intereses empresariales en China. La península de Corea, atrapada entre la modernización militar china y la posible normalización japonesa, puede presionar para un mayor acercamiento, sobre todo en virtud de los intentos del Norte por reducir gradualmente su dependencia del apoyo chino.
Mientras tanto, Vietnam y Filipinas –los opositores más expresos de China en el sudeste de Asia- seguirán presionando para una mayor integración entre los miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático y por un mayor compromiso de Estados Unidos en los negocios y en su participación militar en la región. 2013 será un año crítico para Myanmar, ya que trabajará para consolidar su apertura democrática, y también en reducir su fuerte dependencia de la inversión china. Beijing, reconociendo la amenaza que la mayor inversión occidental y su influencia en Myanmar representan para sus propios intereses estratégicos y energéticos en el sudeste de Asia y en la cuenca del Océano Índico, podría socavar la apertura de Myanmar, ya sea a través de un mayor apoyo económico o agitando las tensiones étnicas a lo largo de la frontera entre China y Myanmar. Lo que suceda en Myanmar en 2013 dará forma al desarrollo político y económico de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático de cara al futuro, así como potenciará la profundización de las relaciones entre Estados Unidos y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático.

Asia del Sur
La retirada de Estados Unidos de Afganistán

Antes del retiro en 2014 de las tropas estadounidenses de Afganistán, se intensificarán los esfuerzos para negociar un acuerdo que dé a los talibanes un lugar en un nuevo gobierno. Los talibanes podrían hacer cambios organizativos para poner de relieve su papel político. En función de los progresos realizados en las negociaciones, la organización podría establecer un brazo político formal para representar a los talibanes conducidos por el liderazgo del Mullah Omar en las futuras negociaciones para compartir el poder. Estados Unidos podría ofrecer algún reconocimiento a la condición política de los talibanes y aprovechar el creciente interés de los talibanes en la inversión extranjera para lograr las garantías del grupo en la neutralización de la actividad yihadista transnacional. Al mismo tiempo, Estados Unidos se concentrarán en gran medida en tratar de encontrar sucesores al presidente afgano Hamid Karzai para mantener un control sobre el poder talibán.
Las negociaciones enfrentan numerosos obstáculos este año. Habrá un aumento de la violencia, tanto en términos de ataques oficiales diseñados para obtener una ventaja en la mesa de negociaciones y ataques por parte de elementos talibanes aliados a Al Qaeda en ambos lados de la frontera afgano-paquistaní. Por otra parte, Pakistán se enfrenta a un año políticamente molesto. Las elecciones parlamentarias están previstas para 2013, siendo la primera vez que un gobierno debidamente electo democráticamente complete su término y transferirá sin interferencias el poder a un nuevo gobierno civil. A finales de año, la cúpula militar también se remodeló. Es probable que el equilibrio de poder dentro de las fuerzas civiles y militares se mantenga en la transición y por lo tanto no se espera que haya grandes divergencias en la política interior o exterior. El liderazgo militar emergente ya está comprometido con Estados Unidos en las negociaciones para un arreglo en Afganistán. Pero la complejidad de las negociaciones y las sensibilidades políticas en torno al periodo electoral dan a Islamabad una justificación para resistir los puntos más polémicos de las negociaciones, especialmente en la medida que Pakistán lucha por manejar la reacción interna militante en contra de las negociaciones.
La intención de Washington de reducir su presencia en la región impulsará a los actores regionales para llenar ese vacío. Pakistán aumentará sus interacciones con Rusia, Asia Central e Irán para preparar un Afganistán post Estados Unidos. India, compartiendo las preocupaciones regionales sobre la propagación de la militancia islamista afgana, también se comprometerá más con estos actores regionales para preservar su aún limitada presencia económica y diplomática en la región y lograr apoyo contra el inevitable aumento de la inestabilidad que emana desde el suroeste de Asia. India y Pakistán seguirán siendo cuidadosos de las intenciones mutuas, pero utilizarán un proceso de normalización de movimiento lento para estar al tanto de los planes del otro respecto a Afganistán y prevenir una erupción de las tensiones.

La ley de equilibrio de la India
India también dirigirá su atención hacia el este, donde Estados Unidos está en silencio tratando de forjar una coalición de socios regionales para mantener el control sobre China en la cuenca del Indo-Pacífico. Myanmar, en particular, será un campo de batalla activo por lograr influencia. India evitará las alineaciones oficiales, pero hará causa común con Japón, Australia y las naciones del sudeste de Asia que permitirán a Japón ampliar su política económica y las relaciones de seguridad en la zona. India no quiere una confrontación con China ni se ve a sí mismo anudando su política exterior en la región con la de Estados Unidos cuando se trata de asuntos como China o Irán. Al igual que con Pakistán, India gastará un poco de energía en el frente diplomático para normalizar sus relaciones con Beijing y ayudar a mitigar las tensiones que surgen de esta competencia regional subyacente.
Para la población de la India, la desaceleración económica del país y el aumento de las necesidades de energía son una prioridad más alta que sus preocupaciones de política exterior. Mientras la oposición intenta unirse bajo un nuevo liderazgo a la vista de las elecciones de 2014, disputará con la gobernante y minoritaria Alianza Progresista Unida a nivel regional preparando las elecciones.

América Latina
Preparación para una Venezuela post-Chávez

Después de un año de una exitosa campaña para la reelección, el presidente venezolano Hugo Chávez tiene una salud cuestionable. Aunque el resultado final del tratamiento médico de diciembre enfermo es impredecible, la decisión de Chávez de nombrar vicepresidente Nicolás Maduro como sucesor político a finales del año 2012 indica que existe una preocupación importante por su capacidad de permanecer en el poder. Chávez generó un gran impulso gracias a su victoria electoral el 7 de octubre y obtuvo emociones favorables como resultado de su recaída. Si Chávez renuncia o se encuentra incapacitado, los mandatos de la Constitución venezolana indican elecciones dentro de 30 días. Si Chávez cede el poder voluntariamente, tiene una posibilidad de gobernar detrás de escena en apoyo de Maduro, lo que facilita un modelo de transición política muy similar a la de los hermanos Castro en Cuba.
A pesar de que sigue siendo posible que Chávez se mantenga en el poder durante el año, para que Maduro pueda obtener provecho de los recientes avances políticos de Chávez quizás sea necesario convocar a elecciones más temprano que tarde, sin importar el estado de salud inmediata de Chávez. Por lo tanto, Venezuela probablemente llevará a cabo una nueva ronda de las elecciones presidenciales en 2013. Aunque en desventaja, la oposición se ha unido en torno al gobernador del Estado de Miranda, Henrique Capriles Radonski. Si gana Maduro, se enfrenta a un enorme desafío para consolidar el control del Estado y tendrá que centrarse especialmente en los pilares del país - los militares, con la que el líder de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, tiene influencia y el sector energético, que es administrado en gran parte por el ministro de Energía, Rafael Ramírez.
El desafío más grande de Venezuela se refiere a la economía. Aunque la inflación era manejable hasta el año 2012, el bolívar se encuentra bajo una creciente presión y el gobierno tendrá que considerar una nueva devaluación de su moneda y recortes al gasto público. Si Caracas no devalúa o reduce significativamente el gasto social, el gobierno tendrá dificultades para financiar sus obligaciones.
La posibilidad de elecciones en 2013 complicaría el proceso de toma de decisiones de los líderes políticos. Si bien el gasto social disminuyó después de las elecciones de octubre, una nueva votación requeriría un gasto adicional que provendría del desarrollo y directamente de los copiosos fondos de la compañía petrolera nacional, Petróleos de Venezuela. Esta dependencia de Petróleos de Venezuela tensiona aún más a la empresa que ya está sobrecargada, y los desafíos relacionados generarán inestabilidad social en todo el año. En general, existe una alta probabilidad de deterioro económico, pero el gobierno será capaz de manejar estos desafíos.

Las conversaciones de paz con los rebeldes colombianos
A lo largo de 2013 Colombia continuará el proceso gradual de negociar un fin al conflicto con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, conocidas como FARC por sus siglas en español. Con las elecciones presidenciales y parlamentarias previstas para el primer semestre de 2014, esa casi seguro que el gobierno quiera tener una conclusión positiva de las negociaciones para la fecha límite de noviembre de 2013, y tiene una buena oportunidad de lograr ese objetivo.
Mientras tanto, el gobierno ha dejado clara su intención de seguir adelante con su campaña militar contra las FARC y una serie de grupos delictivos organizados. Un alto el fuego unilateral por parte de las FARC venció en febrero, y su renovación dependerá de la situación de las negociaciones. El grupo podría reanudar los ataques contra la infraestructura energética dirigida por el gobierno como una manera de aumentar las apuestas en las negociaciones y demostrar su mando operativo. Fuera del ámbito de las negociaciones, la violencia y la criminalidad generada por otros grupos criminales y militantes continuarán en toda Colombia. Al mismo tiempo, el gobierno puede esperar que continúen los esfuerzos para mejorar la infraestructura y atraer la inversión extranjera, especialmente en la extracción de minerales.

El cambio de régimen mexicano
Este será un año de transición importante para México. Algunas cuestiones políticas que fueron reprimidas por la competencia intrapartidaria de los últimos años de gobierno del Partido Acción Nacional han comenzado a llegar a un primer plano y dominarán este año 2013. Se incluyen temas sociopolíticos como la reforma de la educación, impuestos y pensiones. Se espera que muchas de estas reformas generen una gran controversia y descontento disperso y la implementación de los cambios prometidos en los primeros meses de la administración del presidente Enrique Peña Nieto tomará años.
El problema más importante que enfrenta México en el 2013 será la política energética. En el transcurso del año, los detalles sobre los planes de México para alentar inversiones adicionales en el sector de la energía que se necesita para reactivar la producción pabellón surgirán. Si la decisión final es tomada en el año 2013, será hacia el final del año, ya que tendrán que llevarse a cabo negociaciones significativas dentro del partido de gobierno y entre el partido gobernante y los partidos políticos en competencia. Existe un apoyo suficiente para que el gobernante Partido Revolucionario Institucional a nivel estatal permita a Peña Nieto considerar seriamente la posibilidad de una reforma constitucional que permita al país adoptar acuerdos de producción compartida, que son un estándar en los mercados energéticos de extracción, pero son ilegales en México.
Mientras tanto, el gobierno continuará con la lucha militar contra los carteles. El gobierno de Peña Nieto ha dejado claro que el gobierno mexicano hará cambios organizativos, incluyendo el fortalecimiento del control federal sobre los organismos estatales encargados de hacer cumplir la ley y la creación de una Gendarmería diseñada para combinar los puntos fuertes tanto de la policía como del ejército.
Pero en el corto plazo, hay pocas opciones para alterar significativamente el curso o cambiar la naturaleza del conflicto, que se define en primer lugar por la competencia entre los grupos criminales. No hay indicios todavía de que una especie de tregua entre estos grupos sea posible en el próximo año, y se puede esperar que la violencia continúe como lo ha hecho en los últimos años -sobre una base geográfica cambiante a medida que cada grupo compite por la cadena de suministros y el acceso al mercado a expensas de los otros. Los intentos del gobierno para mediar en una tregua se llevarán a cabo en la más estricta confidencialidad para evitar una reacción negativa del público.

El bloque comercial se expande
El Mercado Común del Sur o Mercosur, se expandirá para incluir a Bolivia y Ecuador en 2013, en un proceso que consolide los países de izquierda de América Latina bajo un mismo paraguas económico y político dominado por Brasil. La expansión fortalecerá la capacidad a largo plazo de Brasil para expandir su influencia y consolidar una división ideológica en la región.
La readmisión de Paraguay al Mercosur como miembro votante jugará un papel político clave en ese momento de expansión del Mercosur. Si las elecciones de abril en Paraguay se consideran lo suficientemente democráticas por los observadores regionales multilaterales, Paraguay será readmitido en el bloque. Debido a que Paraguay no ha ocultado su oposición a la expansión del bloque, la aprobación parlamentaria de la ampliación del Mercosur tendrá que resolverse entre Venezuela, Argentina, Brasil y Uruguay antes que Paraguay vuelve a unirse al bloque.
A lo largo de 2013, Brasil continuará sus intentos de utilizar la reforma impulsada por los gobiernos para adaptarse a los desafíos del mercado con un éxito desigual. Un impulso significativo en 2012 para aumentar la inversión y la mejora de las grandes infraestructuras -como carreteras, aeropuertos y puertos marítimos- comenzará a realizarse en 2013, pero será más lento en virtud de los procesos burocráticos. Aunque el gasto público probablemente apoyará el crecimiento, podría aumentar la inflación. A pesar de los ajustes realizados por el gobierno a una serie de regulaciones en un esfuerzo para responder eficazmente a las demandas de los fabricantes, existe una oposición política a la fuerte participación del Estado en la gestión económica. Sin embargo, la presidente de Brasil, Dilma Rousseff sigue siendo muy popular, al igual que su administración. Ya que la elección presidencial se acerca en 2014, la oposición política encabezada por el Partido Social Democracia Brasileño intentará erosionar esa popularidad a lo largo del año. Sin embargo, en ausencia de un choque externo mayor, este será un proceso gradual.
Sólo hay un shock externo potencial al sur de Brasil, en Argentina. Aunque pueda mantener su actual sistema social y económico en 2013, Argentina vive una creciente incertidumbre. Los preparativos para las elecciones legislativas de octubre y los esfuerzos para manejar el sector energético van a dominar el panorama político de la Argentina. Debido a la procuración por parte de la administración presidencial de un resultado favorable al gobierno en las elecciones legislativas, habrá una gran tensión entre los gobiernos central y regional. Para la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, una mayoría de apoyo en la legislatura planteará la posibilidad de reformas constitucionales, incluyendo cambios para permitir su reelección para un tercer mandato. En el sector energético, la Argentina continuará presionando a los potenciales inversionistas, incluyendo al gigante energético estadounidense Chevron, para una fuerte inversión en los prometedores depósitos geológicos de Argentina con algunos -aunque limitados- éxitos. El gobierno también tratará de utilizar los recursos del Estado para gestionar el aumento de las fallas en la infraestructura eléctrica.
El año se caracterizó por la inestabilidad social y la fricción política. Los fuertes controles comerciales que ayudaron a que la Argentina manejara su delicada balanza comercial continuarán en una u otra forma ya que el gobierno utiliza los controles para asegurar su control sobre las divisas. El impacto de estos controles comerciales requerirá de cuidadosas negociaciones con Brasil durante el año.

El África subsahariana
África del Sur

La consolidación del poder político zulú en Sudáfrica con la re-elección de Jacob Zuma como presidente del Congreso Nacional Africano a finales de 2012 permitirá a Sudáfrica adoptar un papel más activo en la región este año. Sudáfrica hará uso de sus empresas estatales para expandir y profundizar su influencia política en el continente. Esto incluirá el puerto, el ferrocarril, las líneas aéreas y las inversiones de producción energética para anudar el desarrollo de las economías del sur de África dentro del eje sudafricano de actividad económica. El aumento de la capacidad vial, ferroviaria y portuaria facilitará la circulación de bienes y servicios en los mercados africanos y el movimiento de los productos minerales desde el sur de África hacia los mercados internacionales. Esto se volverá más importante a medida que las economías vecinas a Sudáfrica se desarrollen y sus recursos naturales reciban intereses económicos de los extranjeros, entre ellos China, India y Europa.
Mozambique tendrá como objetivo finalizar los planes para que los inversionistas de Estados Unidos, Europa y Asia se comprometan con el desarrollo de su gas natural licuado y sectores del carbón. Maputo también trabajará en la construcción de su infraestructura vial, ferroviaria, portuaria y energética por dos motivos: en primer lugar, para asegurar las inversiones extranjeras en el gas natural y el carbón, y segundo, para permitir que el gobernante Frente de Liberación de Mozambique se asegure el control político sobre las provincias amigables opositoras de cara a las elecciones nacionales de 2014.
Sudáfrica apoyará a Maputo con inversiones técnicas y económicas para ayudar a desarrollar la infraestructura de Mozambique, incluidos las plantas termoeléctricas a gas natural en Mozambique y Sudáfrica para desarrollar la industria del gas natural de Mozambique. Estos esfuerzos refuerzan los lazos de Pretoria con Maputo y el control de Maputo sobre las partes más remotas del centro y norte de Mozambique, donde quiere asegurarse el control político y negar a los partidos de oposición cualquier aumento de la ayuda.
Zimbabwe verá intereses pendientes de inversión para sus productos agrícolas y sus commodities minerales potencialmente extensos. Pero 2013 no traerá una liberalización de la economía política de Zimbabwe, que dificultará la inversión que podría venir a Harare. La decisión de la gobernante Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico de celebrar elecciones a mediados de 2013 puede producir una intimidación significativa a los ciudadanos de Zimbabue y al opositor Movimiento para el Cambio Democrático. Como resultado, el gobierno encabezado por el presidente Robert Mugabe retendrá su estatus como una especie de paria. Sudáfrica mediará en Harare para tratar de facilitar la transición hacia un gobierno más cooperativo con Pretoria, pero estos esfuerzos enfrentarán una exitosa resistencia hasta que Mugabe ya no lidere Zimbabwe.

África del Este
Habrá un progreso incremental durante 2013 hacia la integración regional en el este de África, con el objetivo último de conseguir una carretera integrada por ferrocarril e infraestructura portuaria más la combinación de mercados de la región en una economía capaz de sostener el crecimiento y la inversión extranjera. Los países de la sub-región, liderados por Kenia, Tanzania y Uganda, trabajarán por el desarrollo de una unión monetaria, la reducción de las barreras comerciales y el desarrollo de proyectos comunes de infraestructura, aunque la materialización de estos proyectos, así como los relacionados con el gas natural y los sectores del petróleo crudo, se extenderán más allá del año.
El intento de Kenia para afianzar su posición como centro comercial de la región a través del desarrollo económico y la cooperación regional será interrumpido brevemente a principios de 2013. Las elecciones nacionales en marzo dispararán un corto período de violencia interétnica que paralizará el país. La región de África Oriental y la comunidad internacional presionará a la élite política de Kenia para que acepte otro gobierno de coalición que comparta el poder y el clientelismo con el fin de mantener la brevedad del intenso conflicto civil. Una vez que las elecciones se hayan completado, Nairobi reanudará los esfuerzos para asegurarse el apoyo a sus planes regionales de infraestructura, especialmente la rehabilitación de las redes de carreteras y ferrocarriles hacia Etiopía, Sudán del Sur y los Grandes Lagos y la ampliación de los puertos de Mombasa y Lamu.

África Occidental
Nigeria se enfrentará a un año de creciente inseguridad hasta 2014. Las elecciones de dirigentes del partido a finales de 2014 obligarán a los grupos regionales y políticos en todo el país a montar campañas a través de los grupos armados y la violencia. El grupo militante islámico Boko Haram mantendrá un alto ritmo de ataques contra blancos civiles del gobierno nigeriano y en el noreste de Nigeria y tratará de expandirse a la región noroeste del país. Sin embargo, su ámbito de ataques no se extenderá hacia el sur de Nigeria, amenazando la capital comercial de Lagos o la región productora de petróleo del Delta del Níger.
La elite política del Delta del Níger, incluido el presidente Goodluck Jonathan, consolidará una campaña electoral que dará lugar a actividades que desestabilizarán el sector energético. Los grupos del Delta del Níger cada vez más secuestrarán trabajadores, para el rescate y también para demostrar su capacidad de perturbar la actividad económica y manipularán los oleoductos de la región para robar o retener el petróleo crudo.
Otra consecuencia de la campaña de Jonathan será que no habrá interrupciones de los programas políticos y de gobierno. Por ejemplo, las reformas económicas que el gobierno ha propuesto, como el Proyecto para la Industria Petrolera tuvo como objetivo introducir reformas de mercado en el sector de la energía, no se sancionaron porque Jonathan debe evitar que se genere oposición política y se dañen prematuramente sus posibilidades de reelección. La falta de una reforma frenará las nuevas inversiones en petróleo y el desarrollo del gas natural, pero los campos existentes costa afuera -más inmunes que los campos terrestres a las luchas políticas y la inseguridad militante- se seguirán desarrollando.
Malí atraerá el interés de seguridad de Occidente, motivado por el deseo de negarle a Al Qaeda un santuario en el Magreb Islámico. El ejército de Malí y los gobiernos africanos vecinos, encabezarán una fuerza respaldada por la intervención militar de Occidente que buscará recuperar el control del gobierno, con los vecinos africanos apoyando el esfuerzo con el fin de evitar que Al Qaeda amplíe su alcance al Magreb Islámico. La intervención militar se producirá gradualmente como resultado de las limitaciones e intereses estratégicos en conflicto con Argelia, una potencia regional emergente. La intervención podría comenzar en el tercer trimestre de 2013, después de varios meses de diplomacia y formación para señalar a los vecinos y las partes interesadas que la estrategia tiene salvaguardias amplias.

 

 

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