Pronóstico de la situación mundial para el año 2013
07 de enero 2013
A principios de 2012 argumentamos que el sistema internacional está
experimentando una transformación generacional, algo que ocurre cada 20 años
más o menos. El ciclo en el que ahora nos encontramos comenzó en 2008-2009,
cuando el contagio financiero global puso de manifiesto las debilidades
subyacentes de Europa y finalmente agrietó el modelo económico orientado a la
exportación en China. Medio Oriente comenzó a apartarse de su paradigma
post-Segunda Guerra Mundial mediante un intento de resurgimiento por parte de Irán,
el ascenso regional de los islamistas y el declive de los viejos regímenes
autocráticos del mundo árabe.
Los cambios generacionales se desarrollan durante largo tiempo y a menudo
comienzan con un período de negación en el que las fuerzas del sistema
internacional luchan para preservar el viejo orden. En 2013, ese estado de
negación persistirá en muchas áreas. Pero ya pasaron más de cuatro años de esta
transformación cíclica, y el cambio es cada vez más palpable y mucho más
difícil de negar mes a mes.
En Europa, los remedios a corto plazo que hasta el momento preservaron la
integridad de la Unión Europea también están tapando los males profundos y
estructurales del bloque. El aumento del desempleo, el creciente descontento
social, la disminución de la competitividad y la tensión fundamental entre la
integración y la soberanía en tiempos de austeridad se hará más visible,
incluso cuando la eurozona y la Unión Europea sobrevivan un año más.
China no está en una situación de negar su status actual, ya que su capacidad para
hacer frente a un cambio dramático desde un modelo de alto crecimiento
orientado a la exportación hacia un desarrollo más sustentable de su mercado interior
es limitada. La cronología abreviada de Beijing para hacer esta transición
plantea la posibilidad de trastornos económicos y tensiones sociales que pueden
poner al Partido Comunista chino en una postura peligrosamente reactiva. China
todavía tiene las herramientas para gestionar estas amenazas durante este año,
pero va a compensar sus deficiencias domésticas y el aumento de la focalización
estadounidense sobre la región con una creciente autoafirmación sobre su
exterior cercano.
La diseminación de la inversión más allá de las costas chinas creará
oportunidades únicas para un conjunto de países del sudeste de Asia, África
oriental y América Latina, con independencia de que estos países todavía no
reconocen plenamente tal oportunidad. Llevará tiempo para que las economías
emergentes del mundo post-China se desarrollen, pero 2013 será un año
importante en la determinación de que están en mejor posición para llenar el
creciente vacío dejado por China.
El cambio será sobretodo de naturaleza violenta, y por lo tanto más difícil de
soslayar, en el Oriente Medio. Los islamistas llevarán adelante el impulso de
la región, pero también tendrán que luchar para afirmar su poder contra de las
fuerzas regionales que tratan de preservar el viejo orden. El desenlace de la
situación de Siria y el Líbano detendrá el breve ascenso regional de Irán,
relegando a Teherán al papel de un “alerón” en el Levante mientras éste dirige
su atención a la defensa de sus intereses esenciales en Irak.
Estados Unidos tampoco es inmune al cambio. En este cambio generacional, con todo
el tumulto que lo acompaña, Washington se verá obligado a aprender el valor de
la moderación en el ejercicio de la política de equilibrio de poder,
prefiriendo apoyarse en socios regionales y fomentando la competencia
estratégica como una forma de preservar su propio poder.
Las reglas del juego están cambiando en el sistema internacional. En 2013, veremos
que la negación del cambio se está desvaneciendo.
Medio Oriente
El mundo árabe se mueve incómodamente entre dos eras. Una era post-Segunda
Guerra Mundial, en que las dictaduras y monarquías árabes suplantaron el
dominio colonial, está ahora más o menos mezclada con -en algunos casos
abiertamente en colisión con- un paisaje fracturado de fuerzas islamistas que
sufren una fuerte represión. Este período de transición durará años y los
actores regionales, entre ellos Estados Unidos, Turquía, Rusia y Francia,
tendrán dificultades para navegar, mucho menos influir, sobre el paisaje cambiante.
El norte del Levante se desmorona
Esta dinámica será especialmente visible en el norte de la región de Levante
este año a medida que Siria y Líbano se sigan desmoronando. Desde nuestra perspectiva,
el régimen en Siria ya ha caído y está dando paso a una situación ya conocida de
señores de la guerra, donde reinan las milicias y los intereses de cada clan.
Ya no existe una entidad política capaz de ejercer el control sobre la
totalidad del territorio sirio, ni existirá por algún tiempo. En cambio, el
clan de Al Assad es el primus inter pares
(primero entre iguales) en la conducción de las fuerzas alauitas contra sus
rivales suníes. Las fuerzas rebeldes sunitas están por ahora poco ligadas por una agenda común
contra el clan Al Assad. Pero una vez que el presidente sirio, Bashar al Assad pierda
el poder, ya sea a través de un acuerdo negociado o por la fuerza, las fuerzas
suníes se fragmentarán a lo largo de líneas ideológicas, étnicas y geográficas,
con las fuerzas salafista-yihadistas luchando contra la Hermandad Musulmana,
que tiene una mayor visión política y contra los sunitas seculares. Los cristianos
maronitas, drusos, kurdos, palestinos y otras minorías permanecerán en gran
parte en el limbo, tratando de proteger a sus familias mediante la creación de
milicias y manteniendo alianzas flexibles en un creciente estado de anarquía.
Mientras controlan las laderas de Aleppo, las fuerzas alauitas tratan de sostener Damasco mientras preparan un
retiro masivo hacia su enclave costero. La batalla por Damasco podría
extenderse más allá del alcance de este pronóstico. Las fuerzas alauitas enfrentan
una lucha cada vez mayor para mantener el control territorial más allá de la
costa. Con el tiempo pasarán de una guerra convencional a tácticas insurgentes cuando
quede claro que ya no pueden sostener Damasco y su atención se centre en preparar
(con la ayuda de Irán) la consolidación de un gobierno post-Al Assad. Estados
Unidos, Turquía, Francia y otros intentarán apuntalar un gobierno provisional post-Al
Assad y preservar la mayor cantidad de maquinaria estatal posible para
facilitar la transición, pero la autoridad de tal gobierno será débil y su
sostenibilidad será cuestionable ya que el país seguirá fragmentado.
Una incuestionable pérdida alauita del control sobre Damasco será el
desencadenante de importantes enfrentamientos sectarios en el Líbano, en
particular en la frontera norte, porque los sunníes envalentonados intentarán
desafiar a sus rivales chiíes mientras el grupo militante Hezbollah luchará
para mantenerse firme. Los clanes libaneses se preparan para esta
inevitabilidad, reforzando sus milicias y cambiando sus alianzas cuando sea
necesario.
El uso potencial de armas químicas por parte de las fuerzas alauitas en un
estado de desesperación podría acelerar la desintegración de la región y
tendría que organizarse a toda prisa una coalición liderada por Estados Unidos
para contener la amenaza de armas químicas. Para ser claros, Estados Unidos no
está buscando un pretexto para intervenir militarmente en Siria. Por el
contrario, Estados Unidos hará todo lo posible para evitar una nueva campaña
militar en el mundo islámico este año.
La lucha de Irán
Un conflicto
militar entre Estados Unidos e Irán sigue siendo poco probable en 2013. Irán
puede sembrar inestabilidad en lugares como Siria, Líbano, Gaza y Afganistán,
pero carece del grado de influencia política para obligar a Washington a una
negociación estratégica más amplia dictada en sus propios términos. Estados
Unidos es más propenso a que los efectos de las sanciones y un cambio en la
suerte de Irán en Siria y el Líbano sigan su curso y continúen debilitando la
posición de Irán hasta que acepte concesiones significativas para atenuar las
tensiones en curso.
La creciente disparidad en las posiciones de negociación de Estados Unidos e
Irán en gran medida relega a Irán al papel de alerón regional. Mientras Irán
pueda crear dolor por sus adversarios regionales, puede retrasar su propio
descenso. Irán lo gastará esfuerzo considerable en política, económica y
militarmente sostener sus aliados sectarios en Siria y el Líbano para que pueda
jugar un papel desestabilizador en un creciente clima de guerra civil y la
insurgencia en el norte de Levante. Irán también utilizará las transferencias
de armas como su principal medio de mantener una participación en los
Territorios Palestinos.
Sin embargo Irak sigue siendo el imperativo regional más importante de Irán. El
impulso a la acción de las fuerzas sunitas en Siria con el tiempo se derramará
en Irak desafiando el dominio chií. Llevará un tiempo para que esta tendencia se
desarrolle, pero en la preparación para tal eventualidad, Irán reforzará a sus
aliados chiítas iraquíes y también explotará las crecientes divisiones entre
los kurdos en un intento por mantener su posición en Irak contra la resistencia
sunita y turca. Las crecientes tensiones entre el gobierno chiíta iraquí y los
kurdos, así como con los suníes, facilitarán los esfuerzos de Teherán para
influir en el gobierno en Bagdad dejando a los chiítas en Irak cada vez más
aislados y por lo tanto dependientes de la ayuda exterior. El mantenimiento de
la influencia en Irak, un canal importante para el contrabando iraní, también
será crucial en los esfuerzos de Irán para resistir el endurecimiento de las
sanciones de este año.
Los recursos financieros de Irán están siendo drenados por el régimen de
sanciones dirigido por Estados Unidos, pero el poderoso control estatal sobre
la economía y el tradicional aprovechamiento que hace Irán de los vacíos legales
que tienen las sanciones, en alianza con los socios comerciales dispuestos,
amortiguarán al régimen contra el colapso sistémico. La influencia política del
Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica iraní, que es tan crucial para la
violación de las sanciones y para la gestión de la red de apoyo militante en el
extranjero, como ya lo es en la prevención de disturbios contra el régimen
dentro del país, crecerá este año. Las elecciones presidenciales iraníes en
junio revelarán la relevancia decreciente de la elite clerical y de la facción
populista encarnada por el saliente Presidente Mahmoud Ahmadinejad. Esto crea
un vacío político que la Guardia Revolucionaria deberá llenar. El líder
supremo, el ayatolá Ali Jamenei, tratará de comprobar la influencia cada vez
mayor de la Guardia mediante el fortalecimiento de los organismos militares y de
seguridad (rivales entre sí) y respaldando para la presidencia a un aliado
menos polémico y más maleable políticamente perteneciente al pragmático campo
conservador.
El mundo árabe en transición
En Egipto los militares se adaptarán a un nuevo orden político islamista. Los
militares serán el último árbitro de la situación y se basarán en una serie de
factores -incluyendo un poder judicial fragmentado, el poder económico de los
militares, un paisaje político islamista dividido y las relaciones exteriores
de los militares- para enfrentar a la Hermandad Musulmana. Pero los militares y
la Hermandad no estarán dispuestos a realizar movimientos audaces unos contra
otros. Se necesitan mutuamente en este nuevo entorno político, por lo que ambas
partes continuarán tratando de establecer límites y en última instancia,
desarrollar un nuevo acuerdo de trabajo. Habrá obstáculos y ocasionales crisis
políticas como resultado de ello, pero este año no va a haber una ruptura entre
los Hermanos Musulmanes y los militares.
La Hermandad será capaz de mantener una gran presencia en el Parlamento, pero
enfrentará la resistencia de los elementos del viejo orden cuando quiera afirmar
el control sobre las instituciones estatales. La popularidad de la Hermandad
entre el público se verá afectada ya que el movimiento adquiere un papel más
importante en el gobierno bajo severas condiciones económicas. La ayuda externa
de la que el Estado dependerá cada vez más estará condicionada a aplicar
medidas de austeridad impopulares y potencialmente desestabilizadoras del Estado.
La consumación de la transición política de Egipto dejará oportunidades de brotes
en la península del Sinaí y en Gaza, pero no esperamos una violación
significativa del status entre Israel y Egipto este año. Después de haber
demostrado sus capacidades militantes a finales de 2012, Hamas se centrará en
2013 en la construcción de su legitimidad política en la región, a expensas de
sus rivales seculares de Fatah. Los esfuerzos de Hamas supondrán frenar a sus
rivales potenciales dentro de Gaza, que podrían perturbar la trayectoria
política del grupo, y tratará de expandir su influencia en la Ribera
Occidental.
Jordania, la víctima de la Primavera Arabe que a menudo es pasada por alto,
continuará desestabilizándose lenta y calmadamente en el 2013. La monarquía
hachemita verá estrechar su margen de maniobra política, ya que se enfrenta a una
oposición envalentonada dirigida por la Hermandad Musulmana jordana y reforzada
por elementos tribales y por los jordanos palestinos. Un apoyo limitado de las
monarquías árabes del Golfo se agregará a las presiones económicas y energéticas
que exacerban las vulnerabilidades políticas hachemitas.
Las potencias reactivas
Israel y Turquía están muy afectados por las dinámicas políticas cambiantes
del mundo árabe, pero ambos tienen pocos medios para influir en el cambio. Los
dos antiguos aliados continuarán explorando las formas de restaurar una
relación tranquila trabajando bajo estas nuevas tensiones regionales, pero es
poco probable una restauración pública de las relaciones diplomáticas.
Israel tendrá que luchar internamente sobre cómo adaptarse a un nuevo marco
regional en el que la fiabilidad de los viejos socios de trabajo es puesta en
cuestión. En contraste, Turquía ve una oportunidad en el ascenso de las fuerzas
islamistas en el mundo árabe, pero las influencias limitadas de Ankara restringen
sus acciones más allá de las fronteras turcas. Por otra parte, las
vulnerabilidades que surgen de un vacío de poder en Siria socavan los intentos
de Turquía para ampliar su esfera de influencia. Dado que los kurdos sirios
trabajan por un cierto grado de autonomía en el norte, los kurdos iraquíes
utilizarán eso como palanca en sus relaciones con Ankara. Los esfuerzos de Irán
para revertir la influencia turca en Irak y Siria a través del antagonismo
kurdo también complican en gran medida la ya atribulada estrategia de
contención de Ankara contra el separatismo kurdo. La creciente amenaza regional
kurda en Turquía, por no hablar de la desaceleración de la economía, serán un
factor en las escaramuzas políticas internas antes de la temporada electoral de
2014, pero la oposición turca todavía carece de la capacidad de socavar
significativamente la popularidad del partido gobernante en el país.
Malestar en la Península Arábiga
Arabia Saudita también se enfrenta a opciones limitadas en la conformación de
un escenario sirio post Al Assad. A la familia real saudita le complace ver la
influencia iraní en la declinación del Levante, pero se resisten a tener la
actividad iraní cerca de casa. Arabia Saudita también está muy preocupada por
el ascenso regional de la Hermandad Musulmana y tratará de contrarrestar esta
tendencia mediante el apoyo a los yihadistas salafistas en Siria y el Líbano.
Un rol más agresivo de Arabia en Siria va a agravar la guerra civil y crear una
competencia con otros actores regionales, como Turquía, Qatar y Jordania.
A los 88 años, el deterioro de la salud del rey saudí Abdullah y su probable
muerte marcarán el final de la segunda generación de los príncipes saudíes. El
príncipe heredero, Salman bin Abdulaziz Abdullah, tendrá éxito y hay altas probabilidades
de que el sucesor de Salman vendrá de la tercera generación de príncipes, lo
que le dará mayor participación en los asuntos del Estado. En la periferia
Saudita, Bahrein mantendrá el malestar chiíta en un nivel manejable mediante la
participación de la corriente principal chií, el movimiento Al Wefaq. En el
talón del sur de la península, el intento del gobierno de Yemen para
reestructurar las fuerzas armadas y las fuerzas de seguridad para administrar
una venidera lucha política es probable que conduzca a una mayor inestabilidad
en el país.
Problemas en el Magreb
Mientras que los gobiernos débiles de Libia y Túnez siguen luchando para
institucionalizar el poder a lo largo de la costa del Mediterráneo, el Magreb
inferior y las regiones del Sahel se encuentran en riesgo de desestabilizarse
aún más a medida que las fuerzas regionales de Al Qaeda que emanan de Malí se
preparan contra una intervención respaldada por Occidente. Libia, Túnez y
Egipto permanecen encerrados en la agitación interna, mientras que Argelia, que
ya ha pasado por una guerra civil en su historia reciente y está dotada de
recursos energéticos sustanciales, se perfila como el líder regional del
Magreb. La clave para la continua estabilidad de Argelia es su capacidad de
mantener una cuidadosa estrategia de contención contra los militantes
islamistas. Esta estrategia está en riesgo de desbaratarse si las fuerzas
occidentales tratan de perseguir y desplazar a las fuerzas locales yihadistas.
Argelia tratará de dar forma a la participación internacional en Malí de
acuerdo con sus propios términos y tratará de utilizar sus capacidades de
seguridad y la relación energética con Occidente para lograr el reconocimiento
de su creciente estatus regional y el agendamiento de sus necesidades de
seguridad.
Europa
En 2012 la Unión Europea tomó numerosas medidas para mitigar el impacto
financiero de la crisis en curso. Una de esas medidas fue la creación del
Mecanismo Europeo de Estabilidad, un fondo de rescate permanente para los
miembros que lo necesiten. Otra medida importante fue la que otorga al Banco
Central Europeo más poder para intervenir en los mercados de bonos para ayudar
a los países en dificultades. Estas acciones, que ayudaron a mantener a flote
la zona del euro en 2012, seguirán en vigencia en 2013, por lo que es muy
probable que la eurozona sobreviva un año más. Pero estas herramientas no
resuelven tres aspectos fundamentales de la crisis europea:
En primer lugar, la crisis europea es fundamentalmente una crisis de
competitividad. Las economías del sur de la eurozona, que se consideraban
solventes antes de la crisis, no son tan dinámicas y competitivas como las
economías del norte y las bases de producción que surgieron en Asia durante la
última década. En el pasado, las economías periféricas podrían poner en
práctica una política monetaria para hacer frente a su falta de competitividad,
pero esa opción ya no está disponible desde la introducción del euro. En
consecuencia, la única alternativa para estas economías periféricas es la
política fiscal, que en los últimos años ha tomado la forma de dolorosas
medidas de austeridad y represión salarial.
En segundo lugar, la crisis tiene un aspecto político. La Unión Europea no es
una federación sino una colección de estados-nación unida por tratados internacionales.
Esto significa que la toma de decisiones en la Unión Europea es siempre un
delicado equilibrio entre la integración y la soberanía. Todas las políticas
que emanan de Bruselas para mitigar los efectos de la crisis implican la
transferencia de la soberanía a una entidad supranacional, ya sea para
proporcionar asistencia financiera a los países en peligro o para colocar los
presupuestos nacionales bajo la supervisión de instituciones supranacionales.
Debido a su carácter supranacional, estas políticas suelen generar tensiones
políticas entre los países (en su intento de proteger sus intereses nacionales)
y dentro de los países (dentro de los gobiernos nacionales o de la población).
En tercer lugar, la crisis europea está amenazando la estabilidad social en
algunos países, sobre todo en la periferia de la eurozona. Las medidas de
austeridad que Bruselas ha solicitado están generando un descontento social
creciente que amenaza la larga permanencia en el poder de los partidos
políticos tradicionales y que fortalece a los partidos extremistas de la
izquierda y la derecha.
Esta triple dimensión de la crisis europea, que se intensificó en 2012,
influirá en el próximo año.
La crisis llega al núcleo
En 2012, las economías del norte de la eurozona (especialmente Alemania,
Francia, Países Bajos, Austria y Finlandia) se vieron menos afectados por la
crisis que sus vecinos del sur. Experimentaron niveles relativamente bajos de
desempleo y algunos de ellos asistieron incluso a un crecimiento modesto. En
este sentido, la crisis económica se ha centrado en gran medida en la periferia
de la eurozona. En 2013, las dos mayores economías de la zona euro (Alemania y
Francia) se enfrentarán a un crecimiento bajo o incluso el estancamiento. Esto
tendrá efectos negativos en toda Europa.
París va a reaccionar a la crisis mediante el diseño de las reformas
estructurales en un esfuerzo por mejorar la competitividad de la economía
francesa y para impulsar la actividad económica. Estas medidas, que incluirán
las reformas del mercado laboral, no agradarán a los sindicatos franceses. El
descontento de los sindicatos y la desaceleración de la economía francesa en
2013 darán lugar a las mayores protestas en Francia desde el comienzo de la
crisis.
El estancamiento económico en Alemania es poco probable que conduzca a cambios
radicales en la política nacional, ya que la desaceleración será gradual y el
desempleo aumentará lentamente desde un nivel relativamente bajo. Por otra
parte, las elecciones parlamentarias -que se espera que sean en septiembre u
octubre- ralentizarán sustancialmente el proceso de toma de decisiones en
Alemania, por lo que no habrá cambios fundamentales en la política exterior
antes de las elecciones.
A su vez las elecciones en Alemania retrasarán el proceso de toma de decisiones
a nivel europeo. Es probable que los líderes de la UE discutan varias reformas
institucionales -incluyendo una modificación de los Tratados de la UE y algunas
políticas cruciales, como la creación de eurobonos- pero no habrá reformas
institucionales sustanciales en 2013. Los acuerdos sobre otras cuestiones
menores, como los aspectos técnicos del sindicato bancario y las reformas del
presupuesto de la UE, probablemente se hagan en 2013.
Al mismo tiempo, la desaceleración económica en el norte de Europa hará que
estos países sean más reacios a proporcionar ayuda financiera a la periferia.
Pero esperamos que la Unión Europea continúe ayudando a las economías en
problemas cuando sea necesario.
Empeoramiento de las condiciones
económicas en la periferia de la eurozona
En 2013 la crisis va a seguir dañando las condiciones económicas en la
periferia de la eurozona. Grecia, España, Portugal e Italia verán contraerse sus
economías y se elevarán las tasas de desempleo. En todos estos países, el
malestar social crecerá y el año estará marcado por las protestas y huelgas
permanentes.
La brecha notoria entre la elite gobernante y las poblaciones de la periferia
será un elemento clave en el 2013, y algunos gobiernos podrían caer. Pero
incluso si los partidos de la oposición toman el poder, se enfrentarán a las
mismas restricciones que los gobiernos que los precedieron. En otras palabras,
un cambio en los políticos no traerá un cambio sustancial en las políticas
relativas a la Unión Europea. En gran parte, estos países seguirán aplicando
medidas de austeridad el próximo año, aunque esperamos que estos países sean
más expresivos en sus solicitudes de concesiones por parte de sus prestamistas.
Bajo la amenaza de una escalada de la crisis, las instituciones europeas
tienden a aceptar tales concesiones.
Aunque los partidos extremistas o anti-stablishment ganarán influencia en el
debate político, no serán lo suficientemente fuertes para tomar el poder en algún
país de la eurozona. Cada ciclo electoral debilita el apoyo popular a los
partidos mayoritarios en Europa, pero las élites tradicionales se las arreglarán
para permanecer en el cargo en 2013.
La inestabilidad política y social será especialmente grave en Grecia, pero el
país se las arreglará para permanecer en la eurozona en 2013. El Gobierno
griego continuará recibiendo la ayuda financiera europea, algo que va a impedir
que el país salga de la eurozona. Además, es probable que Atenas reciba
concesiones de la Unión Europea (probablemente una renegociación o el ablandamiento
de los objetivos fiscales y económicos del país) si es necesario. Durante 2013,
España necesitará probablemente más asistencia financiera de la Unión Europea;
Madrid llegará a un acuerdo con sus acreedores, ya que Bruselas está interesada
en la contención de los efectos de la crisis económica española y evitar que se
propague al resto de la eurozona.
El único país de la periferia de la eurozona que ha programado las elecciones
es Italia (en febrero). Si el próximo gobierno italiano no logra alcanzar la
estabilidad política y aplicar las reformas económicas, el aumento de la
presión del mercado en Italia, hará más probable que Roma necesite ayuda
financiera de Bruselas. Si eso sucede, es muy probable que Italia y la Unión
Europea lleguen a un acuerdo.
El aumento de la fragmentación política
Debido a las contradicciones fundamentales en los intereses nacionales y las
estrategias de política exterior de los Estados miembros de la UE, la crisis
europea continuará generando divisiones políticas y económicas en el continente
en 2013.
Además de las diferencias existentes entre los países de la eurozona y no
eurozona, la fragmentación política ocurrirá dentro de la eurozona. Francia
será más expresa en sus demandas de una mayor solidaridad económica en Europa a
través de eurobonos o mecanismos análogos, algo que va a generar tensiones con
Alemania. Durante un año electoral, no es probable que París y Berlín lleguen a
un acuerdo sobre estas cuestiones.
Fuera de la eurozona, el Reino Unido tratará de proteger su soberanía y
renegociar su estatus dentro de la Unión Europea. Pero Londres no va a salirse
de la Unión Europea en 2013. A medida que los países de la eurozona aumenten su
colaboración para superar las deficiencias estructurales de la unión monetaria,
Europa Oriental y los países de Europa central que están fuera de la eurozona
van a equilibrar su deseo de una mayor participación en la toma de decisiones
con las ventajas de no ser parte de la moneda común.
En 2013, Europa podrá disfrutar de los beneficios de las herramientas que se
crearon en 2012, y la integridad de la Unión Europea se conservará. Pero Europa
también va a sufrir las consecuencias de los aspectos más políticos y sociales
de la crisis que aún no han sido abordados.
La ex Unión Soviética
Cuestiones nacionales
Después del tumulto político de 2012, Rusia se enfrentará a otro año de
protestas contra el Kremlin, tensiones entre las diversas facciones políticas y
grupos étnicos, represión y remodelaciones gubernamentales. En general, las
tensiones políticas seguirán siendo manejables y no representarán un serio
desafío para el control de Moscú. Un vigorizado Kremlin que se centró en acabar
con la corrupción tratará de purgar las partes más disfuncionales y económicamente
costosas de las empresas del gobierno y del Estado. La represión a las
autoridades estatales y las empresas podría ser similar a las purgas a los
negocios no estatales y los oligarcas en la década de 2000.
Midiendo el progreso de Rusia en el
exterior cercano
Rusia ha hecho recientemente progresos significativos en el restablecimiento de
la influencia en su periferia soviética. Dado el replanteo de su posición como
potencia regional a partir de la guerra ruso-georgiana de 2008, Moscú ha
ayudado a derrocar a los gobiernos de Ucrania, Georgia y Kirguistán, que fueron
barridos del poder en la ola de revoluciones de colores. Rusia también se ha
integrado más profundamente con Bielorrusia y Kazajstán, a través de la
formación de una unión aduanera, una institución que Rusia continuará construyendo
en alcance y calidad de miembro hasta que el bloque se convierta en 2015 en la
Unión Euroasiática.
Pero el ascenso de Rusia no ha sido uniforme en todo el espacio post-soviético.
Rusia tiene que lidiar con las dinámicas políticas internas propias de cada
Estado y con las potencias extranjeras compitiendo contra la posición de Moscú
en cada país. Así, en 2013 Rusia continuará ganando impulso en algunas zonas de
la periferia, mientras que su posición se enfrentará a más retos en otros.
En los estados más integrados del Oeste, los países bálticos continuarán sus
esfuerzos en la diversificación energética de Rusia en 2013 e incrementarán la
cooperación económica y de seguridad con la Unión Europea y la OTAN en general
y con los países nórdicos.
La relación de Rusia con Ucrania podría ser su relación más importante en 2013.
Rusia ha estado buscando la integración con Ucrania, sobre todo al hacerse
cargo de su infraestructura de tránsito de gas natural, y pidiendo a Kiev
unirse a la Unión Aduanera. Ucrania fue capaz de resistir la presión de Rusia
en 2012 reduciendo sustancialmente sus importaciones de gas natural ruso. Sin
embargo, este corte fue posible en gran parte por la oferta de almacenamiento y
un invierno cálido y no por algún progreso importante en la diversificación de
la energía (por ejemplo, en Polonia y los países bálticos) o una mayor
integración con la Unión Europea. Por lo tanto, es probable una especie de
compromiso entre Rusia y Ucrania sobre estos temas en 2013.
Georgia será la preocupación principal de Rusia en el Cáucaso en 2013. Con el
surgimiento político del multimillonario magnate Ivanishvili Bidzina y su
movimiento “Sueño de Georgia”, la posición de Rusia en el país se fortaleció a
expensas del campo anti-ruso del presidente georgiano Saakashvili Mikhail. Las
elecciones presidenciales de octubre y el cambio constitucional que le acompaña
darán a Ivanishvili la oportunidad de consolidar el poder este año. Si bien los
puntos importantes de la política exterior, como el alejamiento de Occidente y
la OTAN o la completa normalización con Rusia, no son del agrado de Georgia en
2013, esta nueva realidad política podría crear tensiones con los actores
regionales que están nerviosos acerca de la intromisión de Rusia más allá,
sobre todo en Azerbaiyán.
Kirguistán y Tayikistán buscan una cooperación económica y de seguridad más
estrecha con Rusia y seguirán adelante con sus planes de incorporarse a la
Unión Aduanera en 2014. Uzbekistán seguirá resistiendo los esfuerzos de integración
de Rusia, a pesar de que no vaya a hacer ningún progreso significativo hacia
una cooperación de mayor seguridad con Occidente o China.
Rusia y Occidente
El año pasado, Rusia ha cambiado sus tácticas hacia Europa para preservar su
presencia e influencia en el futuro. El eslabón primario que une a Rusia con
Europa es la dependencia de Europa respecto a los grandes suministros
energéticos de Rusia, que Moscú sabe que se verá amenazada cuando ya no haya más
suministros rusos disponibles. En 2012, Rusia comenzó a moverse lejos de su
postura agresiva en materia de energía -especialmente los altos precios- para
lograr acuerdos a largo plazo que permitan mantener una cuota de mercado de
Rusia con sus principales clientes estratégicos, tales como Alemania, Italia y
Turquía. Rusia continuará su estrategia en 2013 a medida que continúa la
construcción de nueva infraestructura para vincular directamente sus
suministros con Europa. Rusia también tratará de reducir su dependencia del
mercado europeo con el lanzamiento de grandes proyectos energéticos en el este
de Siberia con el objeto de proporcionar en el futuro más suministros a los
mercados asiáticos.
El objetivo último de Rusia en Europa es utilizar sus relaciones energéticas
para construir alianzas estratégicas -especialmente con Alemania- con el fin de
influir en la región. Sin embargo, los esfuerzos de Rusia con este fin serán
limitados en 2013: en primer lugar, Rusia todavía está tratando de asegurar su influencia
energética y de seguridad en Europa, y en segundo lugar, Alemania está
preocupada por los problemas nacionales más inmediatos.
A medida que Rusia trata de gestionar las relaciones con sus clientes energéticos
europeos más importantes, es probable que evite la conducta agresiva en otras
cuestiones, como la reacción frente a los planes estadounidenses de defensa
antimisiles balísticos en Europa. Estados Unidos y Rusia seguirán discutiendo
sobre asuntos de comercio, las negociaciones para un nuevo tratado de armas
nucleares y el papel de Rusia en Irán y Siria. No se esperan grandes cambios por
parte de Washington o Moscú que rompan el estancamiento en las negociaciones
sobre estos temas.
La seguridad en Asia Central
La violencia de bajo nivel y la inestabilidad que se produjo en toda Asia
Central en 2012 continuarán en 2013. Gran parte de la violencia y la militancia
en la región seguirán siendo una motivación política, sobre todo en Kazajstán,
donde se acerca la cuestión de quién será el sucesor del veterano presidente
Nursultan Nazarbayev. Uzbekistán y Kirguistán seguirán encontrando amenazas a
su estabilidad, tales como protestas, violencia y escaramuzas transfronterizas.
Tayikistán estará especialmente en riesgo, ya que llevará a cabo su elección
presidencial en noviembre, y el entorno político volátil podría reabrir las
fisuras remanentes de la guerra civil en Tayikistán de 1990.
Las pre-existentes tensiones regionales entre estos países (centradas alrededor
del conflictivo Valle de Fergana) podrían producir que cualquier inquietud se
derrame a través de las fronteras nacionales. Por otra parte, la prevista
retirada de Estados Unidos y la OTAN de Afganistán en 2014 va a crear problemas
adicionales en el entorno de seguridad de Asia Central.
Asia del Este
Hay tres cosas que dan forma a los acontecimientos en el Este de Asia en 2013:
1.
la lucha de Pekín para mantener la estabilidad social y
política en medio de bajas tasas de crecimiento económico,
2.
a necesidad de acelerar la modernización militar china y los
movimientos cada vez más agresivos para asegurar sus intereses territoriales y
económicos en la región,
3.
y los variados esfuerzos de otros actores regionales,
incluyendo a Estados Unidos, para adaptarse a los cambios de China.
En 2013, la economía china continuará el
proceso gradual y doloroso de alejarse del alto crecimiento impulsado por las
exportaciones hacia un modelo más sostenible en el largo plazo. El crecimiento
de las exportaciones no mejorará sustancialmente, afectado en parte por el continuo
malestar económico en Europa. Los efectos del aumento de los salarios y los
costos de los insumos en las tradicionales potencias manufactureras costeras
chinas orientadas a la exportación sobre la competitividad global china en
relación con las economías emergentes de la región como Indonesia, Filipinas y
Vietnam también dificultarán las exportaciones.
Pero salvo otra crisis financiera global en la escala de la acontecida en 2008-2009,
la economía de fabricación costera de China no se derrumbará por completo. El
descenso será gradual. En 2013, más fábricas -en particular los fabricantes de baja
gama con márgenes lucrativos más delgados- se trasladarán al exterior. Muchos
otros, atraídos por el alto transporte de China y la infraestructura en la
cadena de suministro, así como su creciente mercado de consumo, se quedarán quietos
o se trasladarán tierra adentro, donde el trabajo es abundante y los salarios
son más bajos. El eclipse continuo y gradual de la costa china como centro de
manufactura global dará lugar en los próximos años a un aumento del desempleo y
la dislocación social, ya que más de 250 millones de trabajadores inmigrantes
chinos retorna al interior en busca de trabajo.
Por lo tanto Beijing continuará equilibrando las necesidades internas en
conflicto. Debe mantener un alto nivel de actividad industrial y empleo, sobre
todo a medida que más fábricas costeras despiden trabajadores o cierran por
completo. Pero el Partido Comunista no puede permitirse los efectos
potencialmente desestabilizadores -desde una alta inflación a un estallido de
la burbuja inmobiliaria- de otra ronda de estímulo, tal como la observada en
2009-2011. El empleo total se mantendrá mediante una combinación de inversiones
en proyectos de infraestructura a gran escala (especialmente el transporte y el
desarrollo urbano de infraestructura en las provincias del interior) y ciclos
de blanqueo o relajación temporal de los controles en el mercado de bienes
raíces. Beijing continuará con el reequilibrio económico en sentido amplio,
alentando una mayor actividad económica en el interior de China, especialmente
en las provincias lo largo del río Yangtze y en las provincias limítrofes
costeras.
En un esfuerzo por acelerar la urbanización del interior, el gobierno podría
introducir reformas limitadas al hukou, o sistema de registro de hogares. Pero
la prima de permanencia en el empleo limitará cualquier esfuerzo por
reestructurar la economía genuinamente hacia una mayor eficiencia,
productividad y rentabilidad. Un gobierno liderado por la inversión y la deuda
seguirá apuntalando la economía china en 2013.
A medida que chisporrotea la economía de exportación de China y el gobierno
intenta redirigir la inversión fuera de la propiedad y hacia proyectos más
sostenibles, tendrá que protegerse contra las posibles amenazas a su sistema
financiero, especialmente por la creciente importancia del sector de préstamos
alternativos. Los préstamos alternativos son algo nuevo en China. Sin embargo,
han crecido significativamente en los últimos años en los mercados de préstamos
informales geográficamente aislados de las ciudades costeras a través de una
compleja red de entidades semilegales que proporcionan entre 12 y 30 billones
de yuanes (entre 1,9 billones de dólares y 4.8 billones de dólares) en créditos
-a tasas de interés del 20-36%- a miles de pequeñas empresas de todo el país.
Estos préstamos alternativos no son de por sí problemáticos. De hecho, son
necesarios en una economía en la que a menudo la financiación se limita a las
empresas estatales bien conectadas. Pero el crecimiento de las exportaciones se
está desacelerando y el gasto ilimitado del fondo de estímulos (gran parte del
cual se ha dirigido hacia la construcción, impulsando a las nubes la demanda china
de acero, cemento, carbón y otros materiales entre 2009 y 2011) llega a su fin.
Esto significa que por lógica consecuencia haya cada vez más destinatarios de
préstamos alternativos. Beijing tiene capacidad de compensar las consecuencias
financieras a corto plazo si la crisis de la banca alternativa se produce en
2013. Sin embargo, los efectos residuales de la inflación –desde el desempleo hasta
las protestas por parte de inversionistas bancarios en productos de banca alternativa
(incluyendo a millones de ciudadanos chinos)- podría desafiar
significativamente la estabilidad social y política.
El Grupo de Tareas del Partido
En 2013, el Partido Comunista de China tendrá que gestionar un enorme cambio
social y económico, incluso a medida que completa la transición generacional de
su propio liderazgo y trabaja para reconstruir y reformar la imagen del partido
y sus prácticas reales. Los escándalos políticos de 2012 en gran medida perjudicaron
la imagen pública del partido, pero el sistema sobrevivió. La transferencia
generacional del poder puede dar al Partido la oportunidad de reconsolidar sus
filas y controlar la amplia seguridad nacional, la censura y los aparatos
militares, pero el partido aún no está en terreno seguro. La creciente
sensación de inseguridad -tanto interna como con respecto a las consecuencias
sociales de la transición económica de China- es probable que se refleje en la
censura continua de plataformas sociales online como Weibo, la represión a los
grupos religiosos o de otra índole percibidos como una amenaza y la creciente firmeza
militar sobre los intereses de los mares de China meridional y oriental y el
Sudeste Asiático.
Efectos de las variaciones regionales de
China
Los efectos de la lenta transición de China después de sus dos décadas de
reinado como proveedor clave a nivel mundial de productos de bajo costo se harán
sentir con más fuerza en el Este de Asia en 2013, pero no se harán sentir de
manera uniforme. El declive de la producción de baja gama costera en China
presentará enormes oportunidades para los países del sudeste asiático como
Indonesia, Vietnam, Filipinas y Myanmar, todos los cuales seguirán presionando
fuertemente para atrapar la inversión extranjera no sólo en recursos naturales e
industrias de materias primas sino también en el desarrollo de mejoras urbanas,
el transporte, la generación de energía y materiales para la infraestructura.
Al mismo tiempo, el reajuste de China para reducir las tasas generales de
crecimiento planteará retos a corto plazo, ya que el consumo chino de materias
primas -del que gran parte del sudeste asiático ha llegado a depender- se estabiliza
a partir de los máximos insostenibles de 2010-2011. Las economías más
desarrolladas, como Corea del Sur, Singapur y Australia, que también dependen
en gran medida de la demanda de China, pero no están tan bien posicionadas para
beneficiarse de la difusión de la inversión extranjera fuera de la costa de
China, tendrán cada vez más dificultades para mantener el crecimiento y el empleo.
Incluso mientras la región se reposiciona en relación a la transición económica
de China -y frente a cualquier inestabilidad económica resultante a nivel regional
o global- las crecientes capacidades militares de Beijing y la asertividad
presionarán a otros países de Asia oriental. En el noreste de Asia, la
modernización militar china echará más leña al proceso de normalización militar
de Japón, incluidos los esfuerzos renovados para derogar las limitaciones
constitucionales sobre el uso de las fuerzas armadas japonesas. También podría
acelerar la transferencia de los negocios y la inversión japonesa hacia los socios
emergentes del sudeste asiático en la medida que las tensiones diplomáticas y las
disputas territoriales amenazan la producción japonesa y sus intereses
empresariales en China. La península de Corea, atrapada entre la modernización
militar china y la posible normalización japonesa, puede presionar para un
mayor acercamiento, sobre todo en virtud de los intentos del Norte por reducir
gradualmente su dependencia del apoyo chino.
Mientras tanto, Vietnam y Filipinas –los opositores más expresos de China en el
sudeste de Asia- seguirán presionando para una mayor integración entre los
miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático y por un mayor compromiso
de Estados Unidos en los negocios y en su participación militar en la región.
2013 será un año crítico para Myanmar, ya que trabajará para consolidar su
apertura democrática, y también en reducir su fuerte dependencia de la
inversión china. Beijing, reconociendo la amenaza que la mayor inversión
occidental y su influencia en Myanmar representan para sus propios intereses
estratégicos y energéticos en el sudeste de Asia y en la cuenca del Océano
Índico, podría socavar la apertura de Myanmar, ya sea a través de un mayor
apoyo económico o agitando las tensiones étnicas a lo largo de la frontera
entre China y Myanmar. Lo que suceda en Myanmar en 2013 dará forma al
desarrollo político y económico de la Asociación de Naciones del Sudeste
Asiático de cara al futuro, así como potenciará la profundización de las
relaciones entre Estados Unidos y la Asociación de Naciones del Sudeste
Asiático.
Asia del Sur
La retirada de Estados Unidos de Afganistán
Antes del retiro en 2014 de las tropas estadounidenses de Afganistán, se
intensificarán los esfuerzos para negociar un acuerdo que dé a los talibanes un
lugar en un nuevo gobierno. Los talibanes podrían hacer cambios organizativos para
poner de relieve su papel político. En función de los progresos realizados en
las negociaciones, la organización podría establecer un brazo político formal
para representar a los talibanes conducidos por el liderazgo del Mullah Omar en
las futuras negociaciones para compartir el poder. Estados Unidos podría
ofrecer algún reconocimiento a la condición política de los talibanes y
aprovechar el creciente interés de los talibanes en la inversión extranjera
para lograr las garantías del grupo en la neutralización de la actividad yihadista
transnacional. Al mismo tiempo, Estados Unidos se concentrarán en gran medida
en tratar de encontrar sucesores al presidente afgano Hamid Karzai para
mantener un control sobre el poder talibán.
Las negociaciones enfrentan numerosos obstáculos este año. Habrá un aumento de
la violencia, tanto en términos de ataques oficiales diseñados para obtener una
ventaja en la mesa de negociaciones y ataques por parte de elementos talibanes
aliados a Al Qaeda en ambos lados de la frontera afgano-paquistaní. Por otra
parte, Pakistán se enfrenta a un año políticamente molesto. Las elecciones
parlamentarias están previstas para 2013, siendo la primera vez que un gobierno
debidamente electo democráticamente complete su término y transferirá sin
interferencias el poder a un nuevo gobierno civil. A finales de año, la cúpula
militar también se remodeló. Es probable que el equilibrio de poder dentro de
las fuerzas civiles y militares se mantenga en la transición y por lo tanto no se
espera que haya grandes divergencias en la política interior o exterior. El
liderazgo militar emergente ya está comprometido con Estados Unidos en las
negociaciones para un arreglo en Afganistán. Pero la complejidad de las
negociaciones y las sensibilidades políticas en torno al periodo electoral dan
a Islamabad una justificación para resistir los puntos más polémicos de las
negociaciones, especialmente en la medida que Pakistán lucha por manejar la reacción
interna militante en contra de las negociaciones.
La intención de Washington de reducir su presencia en la región impulsará a los
actores regionales para llenar ese vacío. Pakistán aumentará sus interacciones
con Rusia, Asia Central e Irán para preparar un Afganistán post Estados Unidos.
India, compartiendo las preocupaciones regionales sobre la propagación de la militancia
islamista afgana, también se comprometerá más con estos actores regionales para
preservar su aún limitada presencia económica y diplomática en la región y lograr
apoyo contra el inevitable aumento de la inestabilidad que emana desde el
suroeste de Asia. India y Pakistán seguirán siendo cuidadosos de las
intenciones mutuas, pero utilizarán un proceso de normalización de movimiento
lento para estar al tanto de los planes del otro respecto a Afganistán y prevenir
una erupción de las tensiones.
La ley de equilibrio de la India
India también dirigirá su atención hacia el este, donde Estados Unidos está en
silencio tratando de forjar una coalición de socios regionales para mantener el
control sobre China en la cuenca del Indo-Pacífico. Myanmar, en particular,
será un campo de batalla activo por lograr influencia. India evitará las
alineaciones oficiales, pero hará causa común con Japón, Australia y las
naciones del sudeste de Asia que permitirán a Japón ampliar su política
económica y las relaciones de seguridad en la zona. India no quiere una
confrontación con China ni se ve a sí mismo anudando su política exterior en la
región con la de Estados Unidos cuando se trata de asuntos como China o Irán.
Al igual que con Pakistán, India gastará un poco de energía en el frente
diplomático para normalizar sus relaciones con Beijing y ayudar a mitigar las
tensiones que surgen de esta competencia regional subyacente.
Para la población de la India, la desaceleración económica del país y el
aumento de las necesidades de energía son una prioridad más alta que sus
preocupaciones de política exterior. Mientras la oposición intenta unirse bajo
un nuevo liderazgo a la vista de las elecciones de 2014, disputará con la
gobernante y minoritaria Alianza Progresista Unida a nivel regional preparando
las elecciones.
América Latina
Preparación para una Venezuela post-Chávez
Después de un año de una exitosa campaña para la reelección, el presidente
venezolano Hugo Chávez tiene una salud cuestionable. Aunque el resultado final
del tratamiento médico de diciembre enfermo es impredecible, la decisión de
Chávez de nombrar vicepresidente Nicolás Maduro como sucesor político a finales
del año 2012 indica que existe una preocupación importante por su capacidad de
permanecer en el poder. Chávez generó un gran impulso gracias a su victoria
electoral el 7 de octubre y obtuvo emociones favorables como resultado de su
recaída. Si Chávez renuncia o se encuentra incapacitado, los mandatos de la
Constitución venezolana indican elecciones dentro de 30 días. Si Chávez cede el
poder voluntariamente, tiene una posibilidad de gobernar detrás de escena en
apoyo de Maduro, lo que facilita un modelo de transición política muy similar a
la de los hermanos Castro en Cuba.
A pesar de que sigue siendo posible que Chávez se mantenga en el poder durante el
año, para que Maduro pueda obtener provecho de los recientes avances políticos
de Chávez quizás sea necesario convocar a elecciones más temprano que tarde,
sin importar el estado de salud inmediata de Chávez. Por lo tanto, Venezuela
probablemente llevará a cabo una nueva ronda de las elecciones presidenciales
en 2013. Aunque en desventaja, la oposición se ha unido en torno al gobernador
del Estado de Miranda, Henrique Capriles Radonski. Si gana Maduro, se enfrenta
a un enorme desafío para consolidar el control del Estado y tendrá que
centrarse especialmente en los pilares del país - los militares, con la que el
líder de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, tiene influencia y el sector
energético, que es administrado en gran parte por el ministro de Energía,
Rafael Ramírez.
El desafío más grande de Venezuela se refiere a la economía. Aunque la
inflación era manejable hasta el año 2012, el bolívar se encuentra bajo una
creciente presión y el gobierno tendrá que considerar una nueva devaluación de
su moneda y recortes al gasto público. Si Caracas no devalúa o reduce
significativamente el gasto social, el gobierno tendrá dificultades para
financiar sus obligaciones.
La posibilidad de elecciones en 2013 complicaría el proceso de toma de
decisiones de los líderes políticos. Si bien el gasto social disminuyó después
de las elecciones de octubre, una nueva votación requeriría un gasto adicional
que provendría del desarrollo y directamente de los copiosos fondos de la
compañía petrolera nacional, Petróleos de Venezuela. Esta dependencia de
Petróleos de Venezuela tensiona aún más a la empresa que ya está sobrecargada,
y los desafíos relacionados generarán inestabilidad social en todo el año. En
general, existe una alta probabilidad de deterioro económico, pero el gobierno
será capaz de manejar estos desafíos.
Las conversaciones de paz con los
rebeldes colombianos
A lo largo de 2013 Colombia continuará el proceso gradual de negociar un fin al
conflicto con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, conocidas como
FARC por sus siglas en español. Con las elecciones presidenciales y
parlamentarias previstas para el primer semestre de 2014, esa casi seguro que el
gobierno quiera tener una conclusión positiva de las negociaciones para la
fecha límite de noviembre de 2013, y tiene una buena oportunidad de lograr ese
objetivo.
Mientras tanto, el gobierno ha dejado clara su intención de seguir adelante con
su campaña militar contra las FARC y una serie de grupos delictivos
organizados. Un alto el fuego unilateral por parte de las FARC venció en
febrero, y su renovación dependerá de la situación de las negociaciones. El
grupo podría reanudar los ataques contra la infraestructura energética dirigida
por el gobierno como una manera de aumentar las apuestas en las negociaciones y
demostrar su mando operativo. Fuera del ámbito de las negociaciones, la
violencia y la criminalidad generada por otros grupos criminales y militantes
continuarán en toda Colombia. Al mismo tiempo, el gobierno puede esperar que
continúen los esfuerzos para mejorar la infraestructura y atraer la inversión
extranjera, especialmente en la extracción de minerales.
El cambio de régimen mexicano
Este será un año de transición importante para México. Algunas cuestiones
políticas que fueron reprimidas por la competencia intrapartidaria de los
últimos años de gobierno del Partido Acción Nacional han comenzado a llegar a
un primer plano y dominarán este año 2013. Se incluyen temas sociopolíticos
como la reforma de la educación, impuestos y pensiones. Se espera que muchas de
estas reformas generen una gran controversia y descontento disperso y la
implementación de los cambios prometidos en los primeros meses de la
administración del presidente Enrique Peña Nieto tomará años.
El problema más importante que enfrenta México en el 2013 será la política
energética. En el transcurso del año, los detalles sobre los planes de México
para alentar inversiones adicionales en el sector de la energía que se necesita
para reactivar la producción pabellón surgirán. Si la decisión final es tomada
en el año 2013, será hacia el final del año, ya que tendrán que llevarse a cabo
negociaciones significativas dentro del partido de gobierno y entre el partido
gobernante y los partidos políticos en competencia. Existe un apoyo suficiente
para que el gobernante Partido Revolucionario Institucional a nivel estatal
permita a Peña Nieto considerar seriamente la posibilidad de una reforma
constitucional que permita al país adoptar acuerdos de producción compartida,
que son un estándar en los mercados energéticos de extracción, pero son
ilegales en México.
Mientras tanto, el gobierno continuará con la lucha militar contra los carteles.
El gobierno de Peña Nieto ha dejado claro que el gobierno mexicano hará cambios
organizativos, incluyendo el fortalecimiento del control federal sobre los
organismos estatales encargados de hacer cumplir la ley y la creación de una Gendarmería
diseñada para combinar los puntos fuertes tanto de la policía como del
ejército.
Pero en el corto plazo, hay pocas opciones para alterar significativamente el curso
o cambiar la naturaleza del conflicto, que se define en primer lugar por la
competencia entre los grupos criminales. No hay indicios todavía de que una
especie de tregua entre estos grupos sea posible en el próximo año, y se puede
esperar que la violencia continúe como lo ha hecho en los últimos años -sobre
una base geográfica cambiante a medida que cada grupo compite por la cadena de
suministros y el acceso al mercado a expensas de los otros. Los intentos del
gobierno para mediar en una tregua se llevarán a cabo en la más estricta
confidencialidad para evitar una reacción negativa del público.
El bloque comercial se expande
El Mercado Común del Sur o Mercosur, se expandirá para incluir a Bolivia y
Ecuador en 2013, en un proceso que consolide los países de izquierda de América
Latina bajo un mismo paraguas económico y político dominado por Brasil. La
expansión fortalecerá la capacidad a largo plazo de Brasil para expandir su
influencia y consolidar una división ideológica en la región.
La readmisión de Paraguay al Mercosur como miembro votante jugará un papel político
clave en ese momento de expansión del Mercosur. Si las elecciones de abril en Paraguay
se consideran lo suficientemente democráticas por los observadores regionales
multilaterales, Paraguay será readmitido en el bloque. Debido a que Paraguay no
ha ocultado su oposición a la expansión del bloque, la aprobación parlamentaria
de la ampliación del Mercosur tendrá que resolverse entre Venezuela, Argentina,
Brasil y Uruguay antes que Paraguay vuelve a unirse al bloque.
A lo largo de 2013, Brasil continuará sus intentos de utilizar la reforma
impulsada por los gobiernos para adaptarse a los desafíos del mercado con un
éxito desigual. Un impulso significativo en 2012 para aumentar la inversión y
la mejora de las grandes infraestructuras -como carreteras, aeropuertos y
puertos marítimos- comenzará a realizarse en 2013, pero será más lento en
virtud de los procesos burocráticos. Aunque el gasto público probablemente
apoyará el crecimiento, podría aumentar la inflación. A pesar de los ajustes realizados
por el gobierno a una serie de regulaciones en un esfuerzo para responder
eficazmente a las demandas de los fabricantes, existe una oposición política a
la fuerte participación del Estado en la gestión económica. Sin embargo, la
presidente de Brasil, Dilma Rousseff sigue siendo muy popular, al igual que su
administración. Ya que la elección presidencial se acerca en 2014, la oposición
política encabezada por el Partido Social Democracia Brasileño intentará
erosionar esa popularidad a lo largo del año. Sin embargo, en ausencia de un
choque externo mayor, este será un proceso gradual.
Sólo hay un shock externo potencial al sur de Brasil, en Argentina. Aunque pueda
mantener su actual sistema social y económico en 2013, Argentina vive una
creciente incertidumbre. Los preparativos para las elecciones legislativas de
octubre y los esfuerzos para manejar el sector energético van a dominar el
panorama político de la Argentina. Debido a la procuración por parte de la
administración presidencial de un resultado favorable al gobierno en las
elecciones legislativas, habrá una gran tensión entre los gobiernos central y
regional. Para la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, una mayoría de
apoyo en la legislatura planteará la posibilidad de reformas constitucionales,
incluyendo cambios para permitir su reelección para un tercer mandato. En el
sector energético, la Argentina continuará presionando a los potenciales inversionistas,
incluyendo al gigante energético estadounidense Chevron, para una fuerte
inversión en los prometedores depósitos geológicos de Argentina con algunos -aunque
limitados- éxitos. El gobierno también tratará de utilizar los recursos del
Estado para gestionar el aumento de las fallas en la infraestructura eléctrica.
El año se caracterizó por la inestabilidad social y la fricción política. Los fuertes
controles comerciales que ayudaron a que la Argentina manejara su delicada balanza
comercial continuarán en una u otra forma ya que el gobierno utiliza los
controles para asegurar su control sobre las divisas. El impacto de estos
controles comerciales requerirá de cuidadosas negociaciones con Brasil durante
el año.
El África subsahariana
África del Sur
La consolidación del poder político zulú en Sudáfrica con la re-elección de
Jacob Zuma como presidente del Congreso Nacional Africano a finales de 2012
permitirá a Sudáfrica adoptar un papel más activo en la región este año.
Sudáfrica hará uso de sus empresas estatales para expandir y profundizar su
influencia política en el continente. Esto incluirá el puerto, el ferrocarril,
las líneas aéreas y las inversiones de producción energética para anudar el
desarrollo de las economías del sur de África dentro del eje sudafricano de actividad
económica. El aumento de la capacidad vial, ferroviaria y portuaria facilitará
la circulación de bienes y servicios en los mercados africanos y el movimiento
de los productos minerales desde el sur de África hacia los mercados
internacionales. Esto se volverá más importante a medida que las economías
vecinas a Sudáfrica se desarrollen y sus recursos naturales reciban intereses
económicos de los extranjeros, entre ellos China, India y Europa.
Mozambique tendrá como objetivo finalizar los planes para que los
inversionistas de Estados Unidos, Europa y Asia se comprometan con el
desarrollo de su gas natural licuado y sectores del carbón. Maputo también
trabajará en la construcción de su infraestructura vial, ferroviaria, portuaria
y energética por dos motivos: en primer lugar, para asegurar las inversiones
extranjeras en el gas natural y el carbón, y segundo, para permitir que el gobernante
Frente de Liberación de Mozambique se asegure el control político sobre las provincias
amigables opositoras de cara a las elecciones nacionales de 2014.
Sudáfrica apoyará a Maputo con inversiones técnicas y económicas para ayudar a
desarrollar la infraestructura de Mozambique, incluidos las plantas
termoeléctricas a gas natural en Mozambique y Sudáfrica para desarrollar la
industria del gas natural de Mozambique. Estos esfuerzos refuerzan los lazos de
Pretoria con Maputo y el control de Maputo sobre las partes más remotas del
centro y norte de Mozambique, donde quiere asegurarse el control político y negar
a los partidos de oposición cualquier aumento de la ayuda.
Zimbabwe verá intereses pendientes de inversión para sus productos agrícolas y sus
commodities minerales potencialmente extensos. Pero 2013 no traerá una
liberalización de la economía política de Zimbabwe, que dificultará la
inversión que podría venir a Harare. La decisión de la gobernante Unión
Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico de celebrar elecciones a
mediados de 2013 puede producir una intimidación significativa a los ciudadanos
de Zimbabue y al opositor Movimiento para el Cambio Democrático. Como
resultado, el gobierno encabezado por el presidente Robert Mugabe retendrá su
estatus como una especie de paria. Sudáfrica mediará en Harare para tratar de
facilitar la transición hacia un gobierno más cooperativo con Pretoria, pero
estos esfuerzos enfrentarán una exitosa resistencia hasta que Mugabe ya no lidere
Zimbabwe.
África del Este
Habrá un progreso incremental durante 2013 hacia la integración regional en el
este de África, con el objetivo último de conseguir una carretera integrada por
ferrocarril e infraestructura portuaria más la combinación de mercados de la
región en una economía capaz de sostener el crecimiento y la inversión
extranjera. Los países de la sub-región, liderados por Kenia, Tanzania y
Uganda, trabajarán por el desarrollo de una unión monetaria, la reducción de
las barreras comerciales y el desarrollo de proyectos comunes de
infraestructura, aunque la materialización de estos proyectos, así como los
relacionados con el gas natural y los sectores del petróleo crudo, se extenderán
más allá del año.
El intento de Kenia para afianzar su posición como centro comercial de la
región a través del desarrollo económico y la cooperación regional será
interrumpido brevemente a principios de 2013. Las elecciones nacionales en
marzo dispararán un corto período de violencia interétnica que paralizará el
país. La región de África Oriental y la comunidad internacional presionará a la
élite política de Kenia para que acepte otro gobierno de coalición que comparta
el poder y el clientelismo con el fin de mantener la brevedad del intenso
conflicto civil. Una vez que las elecciones se hayan completado, Nairobi reanudará
los esfuerzos para asegurarse el apoyo a sus planes regionales de
infraestructura, especialmente la rehabilitación de las redes de carreteras y
ferrocarriles hacia Etiopía, Sudán del Sur y los Grandes Lagos y la ampliación
de los puertos de Mombasa y Lamu.
África Occidental
Nigeria se enfrentará a un año de creciente inseguridad hasta 2014. Las
elecciones de dirigentes del partido a finales de 2014 obligarán a los grupos
regionales y políticos en todo el país a montar campañas a través de los grupos
armados y la violencia. El grupo militante islámico Boko Haram mantendrá un
alto ritmo de ataques contra blancos civiles del gobierno nigeriano y en el
noreste de Nigeria y tratará de expandirse a la región noroeste del país. Sin
embargo, su ámbito de ataques no se extenderá hacia el sur de Nigeria,
amenazando la capital comercial de Lagos o la región productora de petróleo del
Delta del Níger.
La elite política del Delta del Níger, incluido el presidente Goodluck
Jonathan, consolidará una campaña electoral que dará lugar a actividades que
desestabilizarán el sector energético. Los grupos del Delta del Níger cada vez
más secuestrarán trabajadores, para el rescate y también para demostrar su
capacidad de perturbar la actividad económica y manipularán los oleoductos de
la región para robar o retener el petróleo crudo.
Otra consecuencia de la campaña de Jonathan será que no habrá interrupciones de
los programas políticos y de gobierno. Por ejemplo, las reformas económicas que
el gobierno ha propuesto, como el Proyecto para la Industria Petrolera tuvo
como objetivo introducir reformas de mercado en el sector de la energía, no se
sancionaron porque Jonathan debe evitar que se genere oposición política y se dañen
prematuramente sus posibilidades de reelección. La falta de una reforma frenará
las nuevas inversiones en petróleo y el desarrollo del gas natural, pero los
campos existentes costa afuera -más inmunes que los campos terrestres a las
luchas políticas y la inseguridad militante- se seguirán desarrollando.
Malí atraerá el interés de seguridad de Occidente, motivado por el deseo de negarle
a Al Qaeda un santuario en el Magreb Islámico. El ejército de Malí y los
gobiernos africanos vecinos, encabezarán una fuerza respaldada por la
intervención militar de Occidente que buscará recuperar el control del
gobierno, con los vecinos africanos apoyando el esfuerzo con el fin de evitar
que Al Qaeda amplíe su alcance al Magreb Islámico. La intervención militar se
producirá gradualmente como resultado de las limitaciones e intereses
estratégicos en conflicto con Argelia, una potencia regional emergente. La
intervención podría comenzar en el tercer trimestre de 2013, después de varios
meses de diplomacia y formación para señalar a los vecinos y las partes
interesadas que la estrategia tiene salvaguardias amplias.