El 31 de diciembre, cerca de 5.000 soldados de la fuerza militar de Pancho Villa, la División del Norte, llevaron a cabo una ofensiva contra el Ejército Federal Mexicano atrincherado en Ojinaga, una ciudad situada frente a Presidio, Texas, cerca de la frontera con EE.UU.. Alrededor de 3,500 tropas federales, bajo el mando del general Mercado, apoyado por la oligarquía del Estado, se habían retirado hacia Ojinaga después de que Villa capturara Chihuahua a principios de diciembre. Elegido como gobernador provisional del Estado por los comandantes militares de la región, Villa ordenó a los generales Natera y Ortega que atacaran Ojinaga y destruyeran al ejército federal.
Villa fue uno de los líderes insurgentes del movimiento constitucionalista, que incluyeron a Emiliano Zapata, en el sur, y a Venustiano Carranza. El movimiento constitucionalista luchó por la reforma agraria prometida por el presidente Madero, que él no pudo concretar. Su objetivo era derrocar a la dictadura militar del general Victoriano Huerta, quien era apoyado por el ejército, las empresas y los inversionistas extranjeros, y los grandes terratenientes. Huerta, después de complotar con el embajador de EE.UU., había derrocado a Madero y lo había asesinado.
Los rebeldes de Villa hicieron repetidos intentos para tomar Ojinaga durante los primeros días de enero de 1914, y en un principio hicieron algo de terreno, pero fueron rechazados por la artillería de los federales. Tras retirarse durante seis días para obtener munición fresca, los rebeldes renovaron su ataque. Las tropas federales se vieron debilitadas por el gran número de heridos y deserciones. Para el 2 de enero el número de muertos era de más de 1.000 y muchos heridos estaba en el campo de batalla sin ayuda médica.
Villa fue uno de los líderes insurgentes del movimiento constitucionalista, que incluyeron a Emiliano Zapata, en el sur, y a Venustiano Carranza. El movimiento constitucionalista luchó por la reforma agraria prometida por el presidente Madero, que él no pudo concretar. Su objetivo era derrocar a la dictadura militar del general Victoriano Huerta, quien era apoyado por el ejército, las empresas y los inversionistas extranjeros, y los grandes terratenientes. Huerta, después de complotar con el embajador de EE.UU., había derrocado a Madero y lo había asesinado.
Los rebeldes de Villa hicieron repetidos intentos para tomar Ojinaga durante los primeros días de enero de 1914, y en un principio hicieron algo de terreno, pero fueron rechazados por la artillería de los federales. Tras retirarse durante seis días para obtener munición fresca, los rebeldes renovaron su ataque. Las tropas federales se vieron debilitadas por el gran número de heridos y deserciones. Para el 2 de enero el número de muertos era de más de 1.000 y muchos heridos estaba en el campo de batalla sin ayuda médica.
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