El pasado domingo 16 de junio pasado ocurrió, como es de público conocimiento, un apagón sin precedentes, que provocó cortes en la red eléctrica en Argentina (en todo el país excepto en Tierra del Fuego, que no está integrada al sistema de interconexión eléctrico nacional), Uruguay, Brasil, Chile y Paraguay.
Más allá de que el Secretario de Energía, Gustavo Lopetegui, descarta la hipótesis del ciberataque, no ha surgido ninguna explicación seria con posterioridad a lo sucedido.
La Administración Nacional de Electricidad de Paraguay dijo que la falla comenzó con un suceso aun inexplicable en la red eléctrica de Argentina. El corte puso en relieve la vulnerabilidad de las redes transfronterizas a averías locales y como sabemos interrumpió el suministro eléctrico a millones de personas en la segunda mayor economía de América del Sur. Debido a la naturaleza integrada de la red regional, los trastornos también afectaron a Brasil, Uruguay, Chile y Paraguay.
La agencia estadounidense Bloomberg no descarta que la verdadera causa de lo acontecido haya sido un ataque cibernético y al hecho gravísimo debemos enmarcarlo en las nuevas guerras que se van configurando en el sistema mundo.
Estados Unidos está intensificando las incursiones digitales en la red eléctrica de Rusia, en una estrategia de utilizar agresivamente las ciber herramientas y lo realiza bajo el argumento nunca demostrado del Departamento de Seguridad Nacional y del FBI de que Rusia ha insertado programas maliciosos que podrían sabotear las centrales eléctricas, los oleoductos y gasoductos o los suministros de agua de Estados Unidos en cualquier conflicto futuro con ese país.
Es decir que estamos en un momento de una especie de “guerra fría digital” entre Washington y Moscú, las redes eléctricas y su hackeo parecen convertirse en un nuevo campo de batalla de la política internacional. En el lejano 2009 (lejano por la dinámica de la política mundial) advertíamos con anticipación en nuestro "Diccionario Latinoamericano de Seguridad y Geopolítica" que las nuevas guerras del futuro, que ya son hoy, eran dos:
A- Las guerras por los recursos naturales
B- Las Guerras cibernéticas
Esto nos exige replantearnos desde la geopolítica en América del Sur las tradicionales dimensiones de la misma, de acuerdo a los desafíos de la cuarta revolución industrial en función de generar políticas estratégicas de fortalecimiento ante la vulnerabilidad en la que nos encontramos.
Podemos decir muy rápidamente que la geopolítica trata fundamentalmente del territorio y poder con una comprensión histórica. Y como la Geopolítica trata de la historia, debemos darle una secuencia en el análisis de los dominios geopolíticos de acuerdo a su aparición histórica:
- Tierra: es el espacio terrestre, el lugar primigenio donde la humanidad nace y se desarrolló. Los humanos somos seres terrestres, nacemos y vivimos en la tierra. En los entornos urbanos nacieron las unidades políticas territoriales alrededor de los cultivos y el pasto para el ganado que sostienen la vida humana. En la tierra también se explotan los recursos minerales y energéticos ysus recursos de agua dulce.
- Mar: el desarrollo y expansión de las comunidades humanas convirtió al espacio marítimo en un lugar de tránsito y de explotación pesquera. Pero también mediante flotas mercantes y de guerra se crearon y se expandieron los territorios europeos en todo el mundo desde el siglo XVI al XX, así como en la actualidad sigue sucediendo con el poder de los Estados Unidos.
- Aire: continuando el desarrollo tecnológico llegó la navegación aérea y podemos afirmar que la tecnología aérea es un requisito obligatorio para hacer uso de este dominio. Actualmente es un requisito imprescindible para las Fuerzas Armadas de cualquier Estado y por supuesto para la aviación civil comercial, ya que constituye el medio de transporte más rápido del mundo capaz de realizar vuelos interoceánicos.
- Cosmos: como colofón al desarrollo tecnológico de la navegación aérea a mediados del siglo XX se abrió un nuevo dominio, el espacio ultraterrestre o cosmos. Si el espacio aéreo necesitaba obligatoriamente un importante desarrollo tecnológico, el cosmos representa un escalón superior. A pesar de que a excepción de los astronautas pocos humanos han estado en el cosmos, su gran impacto actual radica en los satélites que orbitan, lo que permite un modelo de comunicación y vigilancia nunca vista en la historia, como lo menciona Enrique Refoyo en su trabajo aún inédito "Cibergeopolitica, el quinto elemento del nuevo mundo". En síntesis, si no se comprende el tablero completo con todas sus condiciones, no se puede llegar a comprender la realidad.
En el sistema mundo del siglo XXI como ya lo sufrió la Argentina, y primeramente Venezuela en América del sur en la primera guerra híbrida de nuestro sub continente, el ciberespacio aparece como la quinta dimensión de la geopolítica, es decir surge como una nueva rama de la geopolítica, la cibergeopolítica.
El ciber espacio es un nuevo mundo donde la tecnología informática necesaria para conectarse a internet es cada vez más barata y accesible. En décadas pasadas el desarrollo tecnológico solo permitía la conexión mediante computadoras, pero el desarrollo actual permite conectarse a internet desde múltiples dispositivos informáticos como ordenadores portátiles, tabletas, telefonías móviles o los últimos electrodomésticos, (el internet de las cosas). La desaparición de las distancias en el ciberespacio crea un desvanecimiento de las fronteras y este nuevo mundo es plenamente humano, puesto que su existencia depende de la tecnología desarrollada por los propios humanos. Si se quita el factor humano o se elimina la tecnología que los sustenta el ciberespacio quedará destruido.
La cibergeopolítica es básicamente la geopolítica que tiene lugar en el ciberespacio donde las condiciones como hemos visto son muy distintas en relación con la geografía real. Aquí nada de lo conocido es igual, ni la distancia ni los tiempos ni la frontera ni la identidad, todo cambia. Si dos países o gobiernos son rivales o enemigos, se verá reflejado en el ciberespacio y se pueden dar choques tan serios en el ciberespacio como en el mundo real.
Nace una nueva forma de dependencia, que es la dependencia cibernética en el caso de que nuestros países no desarrollen un proyecto estratégico de soberanía en el ciberespacio, lo que resulta imposible sin un Proyecto Nacional-Continental.
En la cibergeopolítica se podrá ver con mayor profundidad las posibilidades de acciones de inteligencia y sabotaje, campañas de información y desinformación.
Un ciberataque se define como la intrusión en un sistema o dispositivo para destruirlo o manejarlo, un ataque a los servicios públicos o incluso a la seguridad de un país. Por ejemplo, si en un ciber ataque se ven comprometida la seguridad de la infraestructura crítica se puede ver afectada la red eléctrica, como ocurrió en la Argentina.
Podemos encontrar 5 motivos de un ataque por ahora:
1- Ciberespionaje: robo de información
2- Ciberdelito: beneficio económico
3- Ciberterrorismo: provocación de daños
4- Ciberactivismo: reivindicación social o política
5- Ciberdefensa: superioridad en el ciberespacio.
Debemos señalar que cuanta mayor ciberdependencia exista mayor efecto devastador puede tener un ataque contra un objetivo. En el caso de la Argentina la ausencia de una política de Defensa Nacional por la ausencia mayor de un proyecto nacional vuelve más que preocupante al tema, que en verdad por consenso nacional debe formar parte de la agenda estratégica del país.
En síntesis, en forma didáctica iremos armando un pequeño glosario estratégico para ir internalizando a la cibergeopolítica:
El CIBERESPACIO es un lugar creado a través de la interconexión de sistema de ordenadores mediante internet. Es un espacio global dentro del entorno del Sistema Mundo que consiste en una red interdependiente de infraestructura de información, incluyendo internet, redes de telecomunicaciones, sistemas informáticos, procesadores y controladores.
La CIBERSEGURIDAD es la protección de los activos de la información a través del tratamiento de las amenazas que ponen en riesgo la información. Es un conjunto de herramientas políticas, salvaguarda de seguridad, directrices y métodos de gestión de riesgos, acciones, formación, practicas idóneas, seguros y tecnologías, que pueden utilizarse para proteger los activos de un Estado u organización y los usuarios en el ciberentorno.
La CIBERDEFENSA es el conjunto de capacidades de defensa, explotación y ataque que permiten llevar a cabo operaciones en el ciberespacio con la finalidad de preservar o ganar la libertad de acción en el ciberespacio de interés militar, impedir o dificultar su uso por parte del adversario y contribuir a alcanzar la superioridad.
Las CIBERAMENAZAS son todas aquellas disrupciones o manipulaciones maliciosas que afectan a elementos tecnológicos y abarcan un amplio abanico de acciones. Se caracterizan por su diversidad afectando casi la totalidad de los ámbitos de la Seguridad Nacional, como la Defensa Nacional, la Seguridad Económica o la Protección de las Infraestructuras Críticas y no distinguen fronteras.
La CIBERCRIMINALIDAD es un conjunto de actividades ilícitas cometidas en el ciberespacio que tiene por objeto los elementos y sistemas informáticos u otros bienes jurídicos, siempre que en su planificación, desarrollo o ejecución resulte determinante la utilización de herramientas tecnológicas.
El CIBERESPIONAJE es un método relativamente económico, rápido y con menos riesgos que el espionaje tradicional dada la dificultad de la atribución de la autoría.
Las tendencias que advertimos en la política mundial en los próximos años son:
- Aumentarán los ciberataques patrocinados por Estados
- Aumentará la cibercriminalidad
- El objetivo estratégico es dominar la nube
- Habrá ciberataques dirigidos a la infraestructura de un Estado u organización.
Por todo lo expuesto, consideramos que en Nuestra America, retomando la geopolítica siempre vigente del continentalismo, ya no se puede prescindir de incorporar a la cibergeopolítica como la dimensión tal vez más estratégica de la geopolítica. Lo ocurrido con la interrupción eléctrica en la Argentina y a nivel global con actores de poder mundial nos indican ese camino.