La importancia de Cuba en la geopolítica de Estados
Unidos
Dr. Norberto
Emmerich, Instituto de Altos Estudios Nacionales, Quito, Ecuador.
Durante el siglo
XIX la geopolítica del Atlántico fue un problema para Estados Unidos. Muchos
imperios europeos estaban firmemente atrincherados cerca de las costas
estadounidenses. Los británicos tenían bases marítimas en Canadá y las Bahamas.
Varias potencias europeas tenían colonias en el Caribe, las que mantuvieron un
fuerte intercambio comercial con la Confederación durante la Guerra Civil. Aunque
expulsados de la península, los españoles seguían firmes en Cuba, Puerto Rico y
la mitad oriental de isla La Española (República Dominicana).
Todos ellos
significaron un desafío para Estados Unidos, pero Cuba fue el tema más molesto.
Si Nueva Orleans es fundamental, porque es el eje de toda la cuenca del
Mississippi, Cuba lo es porque supervisa el acceso de Nueva Orleans al resto
del mundo desde su posición en el canal de Yucatán y el Estrecho de la Florida.
Por supuesto que no es lo suficientemente fuerte como para amenazar a Estados
Unidos directamente, pero Cuba podría ser la cabecera de playa de cualquier
expedición extra-continental.
En su momento de
mayor poderío España controlaba Florida, la península de Yucatán y Cuba, los
territorios necesarios para neutralizar a Nueva Orleans. A finales del siglo 19
solo quedaba Cuba. En ese momento España había sido aplastada en las guerras
europeas, reducida a una potencia regional de segunda categoría al suroeste de
Europa. Fue cuando Washington decidió abordar la cuestión de Cuba.
En 1898 Estados
Unidos lanzó su primera guerra expedicionaria, con asaltos anfibios, largas
filas de suministro y apoyo naval, un modelo de combate que luego será famoso.
En una guerra breve, Estados Unidos capturó todos los territorios insulares extranjeros
de España, incluyendo a Cuba. Había varias potencias europeas con bases en el
hemisferio occidental que podrían amenazar el territorio continental de Estados
Unidos, pero con Cuba en manos de los americanos no era fácil asaltar Nueva
Orleans, el sitio que podría hacer peligrar la posición de Estados Unidos. Cuba
siguió siendo un territorio de facto
de Estados Unidos hasta la Revolución Cubana de 1959. Allí Cuba volvió a ser una
base para una potencia extra-continental, la Unión Soviética. En 1963 Estados
Unidos estuvo a punto de entrar en una guerra nuclear, con esa gravedad manejó Washington
la cuestión cubana. En la postguerra fría Cuba ya no tenía un patrocinador
externo y ya no fue un riesgo de seguridad. ¿Este es el motivo por el que Estados Unidos rehace relaciones con Cuba?
El valor estratégico de Cuba
En 1803
el presidente Thomas Jefferson compra Louisiana. Española durante la mayor
parte de su historia, Louisiana había sido cedida a Francia hasta que Napoleón la
vendió a Estados Unidos para financiar sus guerras europeas. Con lucidez Jefferson
vio que Louisiana era esencial para la seguridad nacional de Estados Unidos por
dos motivos.
En primer
lugar porque la población de Estados Unidos se asienta principalmente al este
de los Apalaches en una larga franja que va desde Nueva Inglaterra hasta el
límite entre Georgia y Florida. Como lo demostró la guerra de 1812 es una
geografía muy vulnerable a una invasión con poco espacio para retirarse. En
segundo lugar, Jefferson entendía que la prosperidad estadounidense debía
basarse en agricultores dueños de su tierra, que fueran empresarios y no campesinos. Las
ricas tierras de Luisiana, en manos de inmigrantes propietarios, podrían
generar suficiente capital como para construir el país y además proporcionar la
profundidad estratégica necesaria para tornarlo seguro. Allí en Louisiana, en
ese momento y con esas decisiones Jefferson creó Estados Unidos.
Louisiana
era valiosa por su estructura fluvial, que permitía a los agricultores del
Medio Oeste transportar sus productos en barcazas hasta el río Mississippi y luego
a Nueva Orleans, donde se embarcaba a Europa. Esta estructura de tráfico
comercial hizo posible la Revolución Industrial en Gran Bretaña, porque la
importación masiva de alimentos convertía a los agricultores británicos en
trabajadores libres, listos para convertirse en obreros de las industrias
urbanas.
Estados
Unidos necesitaba controlar el complejo fluvial Ohio-Missouri-Mississippi, la
desembocadura del Mississippi, el Golfo de México y las salidas al Atlántico
que transcurrían entre Cuba y Florida y entre Cuba y México. Una ruptura
en esta cadena de suministro tendría consecuencias –globales y nacionales- sustantivas. Aún
hoy Nueva Orleans sigue
siendo el mayor puerto agrícola de Estados Unidos, por donde salen los cereales
a Europa y por donde entra el acero para la industria estadounidense.
Con Louisiana,
España frenaba las incursiones de Estados Unidos en México y en sus minas de
plata, parte sustancial de la riqueza española, amenazadas cuando Louisiana pasó
a manos estadounidenses. Para Estados Unidos, España era una interferencia
comercial. Si Florida, Cuba y la península de Yucatán permanecían en manos
españolas, el tránsito por el Mississippi estaba en discusión.
El rol
del ex presidente Andrew Jackson fue clave en la estrategia jeffersoniana. Había
guerreado contra los Seminole en Florida y le arrebató el territorio a los españoles
y a los indios, por supuesto. En 1814 defendió Nueva Orleans del ataque
británico. Siendo presidente vio que México independiente era la principal
amenaza para las pretensiones americanas. La frontera de México con Texas era
el río Sabine, a sólo 193 kilómetros (120 millas) del río Mississippi. Jackson
alentó la aversión de Texas contra los mexicanos y preparó el escenario para la
anexión.
Pero la
española isla de Cuba seguía siendo la gran molestia de Estados
Unidos. Los pasos de Florida y Yucatán eran muy estrechos y los españoles,
incluso debilitados, podrían bloquear las rutas comerciales, aunque los
británicos eran la principal preocupación. Con su base en las Bahamas podrían
tomar Cuba e imponer un bloqueo perdurable, paralizando la economía de Estados
Unidos. Ya que los ingleses dependían del grano estadounidense buscarían
controlar las exportaciones de la región central para garantizar su propia
seguridad económica. Ese temor al poder británico definió la Guerra Civil
y los sucesos de las décadas posteriores.
En manos
de una potencia enemiga Cuba era tanto un tapón para el Mississippi como un
punto de lanzamiento para la toma de Nueva Orleans. La extrema debilidad
de los españoles preocupó a los americanos. Cualquier potencia europea -los
británicos o los alemanes después de la guerra franco-prusiana- podría golpear fácilmente
a los españoles en la isla y Estados Unidos no podría resolver la situación, en
virtud de carecer de una armada poderosa. Allí Cuba se convirtió en un
imperativo estratégico para Estados Unidos. Theodore Roosevelt se encargó de
convertir a Estados Unidos en una potencia naval importante. Dentro de esa
estrategia se aseguró la construcción del Canal de Panamá, como instrumento de una
marina de guerra bioceánica y fue el símbolo de la conquista estadounidense de
Cuba en la guerra de 1898-1900.
Con la
incautación de la isla quedó asegurado el tránsito atlántico de Nueva Orleans.
El control efectivo se mantuvo hasta la revolución de 1959, aunque siguió
manifestando una preocupación de seguridad por la isla. Cuba no ponía en
peligro las líneas de suministro, pero en manos de un enemigo significativo
podría convertirse en una avanzada para hostilizar a Estados Unidos.
Antes de
la Segunda Guerra Mundial, ante rumores de una probable influencia alemana en
Cuba, Estados Unidos alentó el ascenso de Fulgencio Batista. Siempre que
una potencia extranjera mostró interés en Cuba, Estados Unidos reaccionó, hasta
que Castro tomó el poder en 1959.
La Cuba postsoviética
Con la
disolución de la Unión Soviética, Cuba perdió su garante estratégico y dejó de estar
amenazada por Estados Unidos. De allí surgió un compromiso implícito: dado
que Cuba ya no era una amenaza para Estados Unidos, Washington no ponía fin a las
hostilidades pero no alentaría el derrocamiento del régimen. El
gobierno cubano se comprometía a no convertirse en una amenaza estratégica para
Estados Unidos. Seguía siendo una molestia pero ya no sería una cabecera
de playa.
En un
momento en que ninguna potencia puede aprovechar la ubicación geográfica de la
isla, Cuba necesita mejores relaciones con Estados Unidos, sobre todo si la
situación en Venezuela produjera un corte en la cadena de aprovisionamiento de
petróleo. Estados Unidos insiste en un cambio de régimen, lo cual no implica
necesariamente un cambio de gobierno ni implica tampoco una crisis política.
Los hermanos Castro están viejos y no han logrado armar liderazgos
alternativos. La construcción de un sistema de partidos, la convocatoria a
elecciones generales y la legitimación liberal de la conducción comunista,
sería un formato de cambio de régimen que dejaría satisfecho a ambas partes.