viernes, 29 de marzo de 2013

¿LA GUERRA CONTRA LAS DROGAS AYUDA O PERJUDICA LA EXPANSIÓN DEL NARCOTRÁFICO EN MÉXICO?

El artículo que presentamos a continuación expresa una argumentación favorable a la continuación de la política de "guerra contra las drogas", antes con Calderón, ahora con Peña Nieto.
Para quienes quieren argumentar contra la política del PAN y del PRI es importante conocer cómo argumentan quienes la sostienen y defienden. Como verán, no es tan sencillo discutir con esta gente, sus mentiras están llenas de datos ciertos. Pero también están llenas de silencios y medias verdades.
En síntesis, el artículo afirma que el gobierno no es quien desencadena la violencia, sino los carteles. Nosotros, en este blog Ojos del Mundo, sostenemos que es todo lo contrario: los gobiernos son quienes convierten un problema de seguridad interior en un problema de supervivencia del Estado, presionando para que los carteles entren en un proceso de guerra abierta.
Que la disputa entre carteles se haya iniciado antes de la guerra de Calderón, no puede ocultar el hecho de que la guerra entre carteles se ha disparado desde el año 2006. Y que el narcotráfico mexicano es un negocio que prefiere desarrollarse sin entablar guerras en ninguna de las siguientes tres direcciones: contra otros carteles, contra el Estado y contra Estados Unidos.

México: la 'Nueva Narco-Realidad' ya está aquí
27 de marzo 2013 |
Por Scott Stewart y Reed Tristan
http://www.stratfor.com/weekly/mexico-new-narco-reality-already-here

La semana pasada un artículo presentaba la idea de que el presidente de México, Enrique Peña Nieto, sería capaz de crear una "nueva narco-realidad" en México. El artículo lanza la teoría de que si el gobierno mexicano suavizara la investigación de los delitos de drogas, la administración podría calmar la situación y por lo tanto la violencia disminuiría. El autor del artículo no está solo en la exploración de esta línea de razonamiento. En efecto, el artículo expresa un cambio en el enfoque teórico, del que hemos oído a menudo cuando se discute el problema de la violencia en México con los mexicanos y extranjeros interesados.
Por desgracia, la reducción de los niveles de violencia no es tan simple. La naturaleza y el origen de la violencia en México limitan severamente al gobierno mexicano. Debido a estas restricciones, con la simple reducción por parte del gobierno de la persecución de los delitos de drogas habrá poco impacto en el nivel de violencia. Por lo tanto, el argumento teórico seguirá siendo sólo teórico.

Naturaleza e Historia
Al analizar la violencia en México es de gran ayuda colocar los incidentes violentos en alguna de las tres siguientes categorías: incidentes que resultan de la acción del gobierno en contra de los criminales, incidentes que resultan del ataque de un grupo criminal contra otro y los incidentes que son el resultado del ataque de los grupos criminales a ciudadanos inocentes.
Al reducir el ritmo en el que se libra la guerra contra las drogas, el gobierno mexicano podría influir en la cantidad número de incidentes de la primera categoría, la acción del gobierno contra los líderes de los carteles. Es evidente que estos incidentes pueden provocar y de hecho provocan un porcentaje considerable de la violencia.
Tristán (Reed) visitó recientemente la esquina de la calle de Matamoros, donde Antonio Cárdenas Guillén, también conocido como "Tony Tormenta", fue asesinado por las tropas del gobierno en noviembre de 2010. A pesar de que el incidente se produjo hace más de dos años, el barrio sigue mostrando un daño significativo a partir del feroz tiroteo que se desató entre los militares y los guardias de Cárdenas Guillén. La escena era una reminiscencia de los daños que Tristan vio en Irak y Afganistán, y no es algo que normalmente se asocia con una operación de aplicación de la ley, especialmente dentro del rango de las armas pequeñas en Estados Unidos, como el tiroteo que obligó a la evacuación de la Universidad de Texas en el campus de Brownsville.
Pero, si bien son bastante dramáticas, tales operaciones son relativamente raras. El gobierno simplemente no es quien inicia la mayoría de los incidentes violentos en México y ni siquiera está involucrado fuertemente en la violencia. Muchos de los peores incidentes en México no cuentan con la participación del gobierno en absoluto, como la emboscada de mayo de 2011 en el estado de Nayarit en el que murieron 29 sicarios; la emboscada de julio de 2010 en Saric, Sonora, en la que más de 20 sicarios fueron asesinados; la de agosto de 2011, con el incendio provocado en el Casino de Monterrey en el que 52 personas perdieron la vida; la muerte de 72 inmigrantes en un autobús, en el Estado de Tamaulipas en agosto de 2010 y los cientos de víctimas que aparecieron en los vertederos de cadáveres como parte del enfrentamiento entre Los Zetas y el cártel de Sinaloa cada uno en el territorio del otro en 2011 y 2012. Incluso en los tiroteos prolongados en Reynosa en marzo de 2013, hay informes de que el gobierno permitió que los dos grupos delictivos beligerantes lucharan durante horas entre sí antes de participar en la refriega.
En efecto, mientras la narrativa popular es atribuir el comienzo de la guerra de carteles en México a una campaña lanzada por el ex presidente mexicano Felipe Calderón, simplemente no es el caso. La escalada comenzó mucho antes de que Calderón fuera elegido, y no fue por las acciones del gobierno, sino por un cambio en las rutas de contrabando de narcóticos hacia los Estados Unidos y por la competencia por las rutas entre los grupos criminales mexicanos lo que realmente desencadenó la escalada de la violencia.
Esta dinámica apareció por primera vez en la década de 1990 cuando Joaquín "El Chapo" Guzmán Loera y sus socios de la Federación de Sinaloa enviaron fuerzas desde Sinaloa a Tijuana, Estado de Baja California -controlada en ese momento por los hermanos Arellano Félix- para comprar casas-almacén y organizar la construcción de túneles para trasladar drogas a través de la frontera. En respuesta, los hermanos torturaron y asesinaron a los operativos de Sinaloa enviados a Tijuana y hasta intentaron asesinar a El Chapo. La guerra entre Sinaloa y los hermanos Arellano Félix provocó una prolongada temporada de violencia en Tijuana, que finalmente llevó a que el presidente de México en ese entonces, Ernesto Zedillo, enviara soldados mexicanos a la ciudad en el año 2000, en un intento de sofocar la violencia.
Una escalada similar ocurrió en el Estado de Tamaulipas, en 2003, a raíz de la detención del líder del cártel del Golfo, Osiel Cárdenas Guillén, cuando El Chapo de Sinaloa hizo un intento para hacerse con el control de la lucrativa plaza de Nuevo Laredo. Esta incursión provocó un contraataque poderoso de Los Zetas, y una lucha sangrienta y prolongada estalló en la ciudad. A mediados de 2005 la ley y el orden se habían roto por completo en Nuevo Laredo y el entonces presidente Vicente Fox desplegó el ejército en la ciudad para reafirmar el control del gobierno.
Actualmente en Tamaulipas, el control de seguridad de la policía federal, de la seguridad militar y de la policía local ha sido desarmado en algunas ciudades, como Reynosa. En un ambiente así, será imposible para el gobierno federal desengancharse sin antes reconstruir las fuerzas de policía locales y estatales para garantizar la seguridad.
La conclusión es que ya que el gobierno federal no ha puesto en marcha la mayor parte de la violencia en México, una decisión del gobierno de no seguir adelante con las investigaciones de drogas haría poco para sofocar la violencia.

Fractura
Más allá de esta historia general de la violencia iniciada y conducida por los carteles, está la misma naturaleza cambiante de los cárteles mexicanos. Quizás el más importante de estos cambios ha sido la fragmentación que se ha producido entre los carteles. Después de muchos años de relativa estasis, donde había un puñado de organizaciones de grandes carteles que controlaban áreas relativamente grandes, los grupos cartelarios y el territorio bajo su control han entrado en un período dinámico. En 2006 y 2007 fue posible hacer un informe anual que explicó las principales dinámicas de los cárteles mexicanos, pero debido a los rápidos cambios en el 2010 nos sentimos obligados a hacer una actualización semestral en mayo. En 2011, el paisaje cartelario cambió rápidamente exigiendo actualizaciones trimestrales ante el astillamiento de las grandes organizaciones y el surgimiento de nuevas organizaciones a partir de ellas. Este proceso no ha dado señales de detenerse.
La tendencia hacia la fragmentación es en parte una consecuencia de la política de los gobiernos de México y de Estados Unidos de tratar de decapitar a los grupos cartelarios, pero es demasiado simplista sugerir que la política mexicana es la única causa de esta fragmentación. En muchos casos, las razones son mucho más complicadas. Por ejemplo, el mayor de estos nuevos grupos fragmentados, Los Zetas, se separó del cártel del Golfo, casi siete años después de la captura del líder del cártel del Golfo Cárdenas y casi un año antes de la muerte de su sustituto -y hermano- Antonio Cárdenas Guillén.
Los Zetas se separaron del cartel del Golfo después de que protagonizaron lo que era esencialmente una fallida toma de posesión hostil de la organización, los otros líderes rechazaron el intento y resistieron su codicia y arrogancia. Esto dio lugar a la fricción entre el liderazgo tradicional del cartel del Golfo y Los Zetas, que luego dio lugar a una guerra entre las dos organizaciones, cuando sicarios del cartel del Golfo mataron a un miembro de Los Zetas.
Es cierto que la muerte de Antonio Cárdenas Guillén llevó a una fragmentación adicional del cartel del Golfo y a una amarga lucha por el control de la organización en 2011 y 2012, pero sin duda la organización se vio mucho más debilitada por la insurrección de Los Zetas de lo que lo fue por su muerte. Actualmente, el cartel del Golfo es muy débil y no parece ser una organización unificada, sino una colección dispersa de pequeños grupos que luchan por mantener el control de Matamoros y Reynosa.
La proliferación de estos grupos más pequeños del crimen organizado también se ha traducido en una mayor fricción, y el aumento de la violencia que hemos visto en los últimos años en lugares como Acapulco y Guadalajara es una consecuencia directa de esto. La violencia no sólo se produce en una o dos ciudades de la frontera, sino que se extiende sobre una gran parte del país y abarca a varios Estados.
También hay algunos que se aferran a la idea de que Peña Nieto puede forjar algún tipo de acuerdo con los carteles y volver al formato que sus predecesores en el Partido Revolucionario Institucional utilizaron para tratar y adaptarse a los carteles en el pasado. Sin embargo, dada la dinámica actual de los carteles, la situación en México es muy diferente de lo que era bajo presidentes anteriores, como Zedillo y Carlos Salinas de Gortari. Simplemente, son demasiadas partes móviles y demasiados grupos cartelarios a los que hacer frente.

Más allá del tráfico
Otro obstáculo que impide que el gobierno de México adopte un enfoque de no intervención en los carteles criminales es que ya no son simples organizaciones de tráfico de drogas. Se han convertido en algo más.
En la década de 1990 los carteles se han centrado sobre todo en el tráfico de cocaína colombiana a Estados Unidos y en producir su propia marihuana, heroína de alquitrán negro (black tar heroin) y drogas sintéticas que luego transportaban a Estados Unidos. Sin embargo, durante la última década, los costos de las prolongadas guerras entre los carteles y el impacto que estas guerras han tenido sobre la capacidad de algunos grupos de producir o traficar drogas han llevado a muchos grupos a diversificar su actividad a otros delitos.
Esta diversificación incluye otros crímenes como el secuestro, la extorsión, el tráfico de personas y el robo de carga. Los Zetas también ganan una cantidad considerable de dinero robando petróleo de la compañía estatal petrolera de México y la piratería de CD y DVD. Este comportamiento criminal es lo que provoca muchas peleas territoriales en las áreas que están fuera de las zonas tradicionales de producción de drogas y cruces fronterizos.
No es necesario controlar totalmente una carretera o un centro de transporte para circular las drogas por ellas. Tanto las fuerzas de aplicación de la ley de Estados Unidos como las de México luchan incluso para frenar levemente el flujo de drogas en general, y una banda de mexicanos no tendrá más éxito que ellos. Pero cuando dos grupos opuestos están utilizando el mismo territorio y están vendiendo drogas en las calles, extorsionando negocios o dirigiendo bandas de secuestradores, entonces es crucial mantener a los competidores fuera para que no se perjudiquen las ganancias. Este creciente interés en las ventas locales de drogas también significa que las drogas son cada vez más un agudo problema de México y no sólo un problema de los estadounidenses.
Esta derivación hacia el crimen localizado y la distribución de drogas es una de las principales causas de la violencia actual en Estados como Morelos, México, Jalisco, Guanajuato y Quintana Roo. Este cambio se ha reflejado en las siglas de la ley. Los cárteles mexicanos ya no son referidos como DTOs, u organizaciones de tráfico de drogas, sino más bien como TCOs, u organizaciones criminales transnacionales, en reconocimiento de los otros crímenes que están involucrados dentro de sus actividades.
Una "nueva narco-realidad" ya ha amanecido en México. El escenario es muy diferente de lo que era en la década de 1990, y no hay vuelta atrás. Los cambios que se han producido desde y entre los carteles mexicanos y la cantidad de violencia de las organizaciones que se precipita sin la intervención del gobierno, significa que va a ser muy difícil para el gobierno de Peña Nieto ignorar las actividades de los cárteles y adoptar este enfoque teórico de no intervención.

MÉXICO: LAS MAQUILAS CRECEN MÁS ALLÁ DE LA FRONTERA CON ESTADOS UNIDOS

¿Un nuevo corazón manufacturero en México?
27 de marzo 2013
http://www.stratfor.com/analysis/mexico-new-manufacturing-heartland

El sector manufacturero de México se ha vuelto más sofisticado en el marco del Acuerdo de Libre Comercio de Norteamérica (NAFTA). Los fabricantes ahora producen más productos con valor agregado, como los productos automovilísticos, aeronáuticos y electrónicos, y lo hacen en las fábricas fuera de la región de producción tradicional: la frontera México-Estados Unidos. Como la economía del país ha crecido, un núcleo de fabricación secundaria ha surgido en las tierras bajas centrales, también conocidas como el Bajío. Situado cerca de la mayor parte de la fuerza de trabajo educada de México, el Bajío es más seguro que muchas ciudades de la frontera y ahora está conectado de manera más eficiente a los proveedores en Estados Unidos y Asia, y a los consumidores de Estados Unidos y Canadá. El sector manufacturero de esta región crecerá en importancia en los próximos años, a pesar de que no reemplazará por completo a la región fronteriza.

Análisis
A finales de 1980 y principios de 1990, México experimentó una profunda reorganización económica y política.
La economía liberalizada, que culminó en el TLCAN, y las grandes empresas estatales privatizadas, transformaron a México desde un sistema económica y políticamente cerrado, en una economía industrial orientada a la exportación.
Como resultado, el aumento del comercio entre México y Estados Unidos y un cinturón industrial surgido en la frontera compartida de ambos países. De 1990 a 2000, el comercio mexicano se hizo aún más estrechamente ligado a Estados Unidos. En 1990, los Estados Unidos representaron el 69 por ciento de todo el comercio mexicano. En 2000 representó casi el 80 por ciento. Fábricas de baja gama, conocidas como maquilas, surgieron en los estados fronterizos de Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas.
Estos fabricantes proporcionan un suministro abundante de mano de obra barata, la mayoría de la cual provenía de otras partes de México.
Pero a la vuelta del siglo, las zonas económicas especiales de China se convirtieron en costos competitivos alternativos a las fábricas mexicanas. México respondió con la fabricación de productos más valiosos. Así que aunque las exportaciones de prendas de vestir disminuyó un 43 por ciento (de u$s 7,6 mil millones a u$s 4.3 mil millones) entre 2002 y 2012, las exportaciones de automóviles aumentaron un 152 por ciento (u$s 27.9 mil millones a u$s 70.3 mil millones) y las exportaciones electrónicas aumentaron un 73 por ciento (u$s 43.3 mil millones a 74.9 mil millones) en el mismo período.
A pesar de las alternativas asiáticas, estos productos mexicanos se mantuvieron competitivos en costos debido al TLC.

Un Cambio Sistémico
Las tierras bajas del centro de México, que incluyen los Estados de Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro y San Luis Potosí, proporcionan un aislamiento relativo respecto de la violencia endémica de la frontera, una gran reserva de mano de obra calificada y esquemas de incentivos para atraer inversión extranjera directa.
Para atraer la inversión extranjera, los gobiernos estatales del Bajío comenzaron en 2006 la construcción de infraestructura y de servicios de formación, la venta de bienes raíces y ofreciendo una amplia gama de otros beneficios. Las empresas extranjeras multinacionales respondieron con entusiasmo. Nissan ha invertido cerca de u$s 2 mil millones para construir una nueva planta automotriz en el estado de Aguascalientes. Volkswagen, GM, Honda y Mazda han invertido u$s 550 millones, u$s 200 millones, u$s 800 millones y u$s 500 millones, respectivamente, en sus plantas en el Estado de Guanajuato.
Bombardier ha invertido u$s 500 millones y Eurocopter ha prometido u$s 550 millones en operaciones en el estado de Querétaro.
Estas cifras representan un cambio sistémico. En Baja California, Coahuila, Chihuahua, Sonora, Nuevo León y Tamaulipas, había 4 por ciento menos de fábricas en 2011 de las que había en 2007.
Más al sur, en Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro, San Luis Potosí y Jalisco, había alrededor de un 12 por ciento más de fábricas.
La inversión ha seguido una tendencia similar. El total de la inversión extranjera directa en el Bajío aumentó de u$s 7.2 mil millones en 1993-2002 a 16,3 mil millones de dólares en 2003-2012. En comparación, la inversión extranjera directa en los Estados fronterizos durante el mismo período aumentó de u$s 32.9 mil millones a 55.2 mil millones. Esto no quiere decir que las fábricas se trasladaron desde la frontera hasta el Bajío, porque no es un juego de suma cero.
Por el contrario, las nuevas empresas que buscan entrar en el mercado norteamericano, especialmente europeos y los fabricantes de automóviles asiáticos, cada vez más se están configurando en el Bajío.
Cabe destacar que el monto total de las exportaciones de manufacturas de la región del Bajío es mucho menor que el de la frontera.
Sin embargo, el número de empresas manufactureras y el monto de la inversión extranjera directa están aumentando a un ritmo más rápido en el Bajío que en los Estados fronterizos.

El desarrollo del Bajio
El Bajio sólo se convirtió en atractivo para los fabricantes después de que México renovó su infraestructura de transporte. Cada vez más y más materias primas provienen de Asia, y la mayoría de las exportaciones de automóviles se mueven por ferrocarril.
Por lo tanto, México tuvo que ampliar sus puertos del Pacífico y su conexión por ferrocarril emparejándola con la base industrial y el mercado de consumo.
En consecuencia los puertos del Pacífico de Manzanillo y Lázaro Cárdenas están en auge.
Lázaro Cárdenas, el único puerto de México con capacidad para buques post-Panamax, es el puerto de mayor crecimiento en América del Norte.
Además, las vías férreas que conectan estos puertos a los Estados Unidos se han vuelto mucho más eficientes desde que fueron privatizadas en 1995. La longitud total de la red ferroviaria del país se ha mantenido en alrededor de 26.700 kilómetros (16.600 millas), pero la cantidad de carga transportada se ha duplicado, pasando de 52,5 millones de toneladas a 108,8 millones de toneladas por año.
Por otra parte, las empresas han movido más carga con muchos menos empleados.
A diferencia de los Estados fronterizos, la región central de las tierras bajas forma parte del corazón económico y político de México. Alberga una población grande, culta y su clima es el más templado del país.
Tiene una ubicación céntrica, con acceso relativamente fácil a los puertos en ambas costas, los Estados Unidos hacia el norte y la ciudad de México en el sur.
La geografía ha beneficiado al Bajío, al igual que una mejor infraestructura de transporte, una seguridad comparativamente mejor y esfuerzos para atraer inversiones. Más inversión en manufactura y producción traerá el núcleo industrial de México más cerca de la ciudad de México y de las poblaciones necesitadas de puestos de trabajo. La producción del Bajío no sustituirá la actividad manufacturera en la frontera, sino que da a México una oportunidad de desarrollarse de manera más uniforme y sostenible.

viernes, 22 de marzo de 2013

MÉXICO: DE LA GUERRA CONTRA EL NARCOTRÁFICO A LA GUERRA CONTRAINSURGENTE

El gobierno mexicano prepara una guerra sucia
Por Rafael Azul
25 de febrero 2013
 
A medida que la administración del presidente de México, Enrique Peña Nieto se acerca a su tercer mes en el poder, hay una rápida escalada de la militarización de la sociedad mexicana. Una combinación de fuerzas de comando de operaciones especiales y escuadrones de la muerte paramilitares, ambos equipados por y en estrecho contacto con los militares de EE.UU., se está poniendo al servicio del gran capital mexicano y de las corporaciones transnacionales. Cada vez más México está operando bajo un estado de sitio no oficial.
Desde que Peña y el Partido Revolucionario Institucional (Partido Revolucionario Institucional, PRI) reemplazara en el cargo al presidente Felipe Calderón y al Partido Acción Nacional (Partido Acción Nacional, PAN) el 1º de diciembre de 2012, se ha intensificado una relación de larga data entre el Pentágono y el mexicano
Gobierno.
El 17 de enero, la Associated Press informó que los militares de EE.UU. abrieron un nuevo centro de operaciones en Colorado para entrenar al personal de seguridad mexicano que enfrentará al crimen de drogas y los carteles de contrabando, utilizando los mismos métodos de contrainsurgencia que los militares de EE.UU. utilizan en la lucha contra Al Qaeda y los talibanes .
El anuncio se produjo tras la noticia de que las fuerzas estadounidenses de operaciones especiales han ayudado al gobierno mexicano a establecer su propia agencia de la CIA, el Centro Nacional de Inteligencia (Centro Nacional de Inteligencia, CNI), en la Ciudad de México.
El centro de formación militar estará bajo el mando del NORTHCOM, la división del Pentágono para operaciones en Norteamérica. Además de otras tareas, los funcionarios mexicanos de la policía y del ejército serán capacitados en la creación de una red de agencias de inteligencia, similar a las que llevan a cabo las guerras criminales en Afganistán e Irak.
El entonces secretario de Defensa, Leon Panetta estableció el programa el 31 de diciembre.
Tanto los funcionarios mexicanos como los estadounidenses se esforzaron por presentar el programa como algo habitual, sólo que a partir de ahora el comandante de EE.UU. del programa tendrá el rango de general.
En una declaración escrita, el capitán de navío Jeff Davis declaró: "Estamos simplemente colocando a un comandante a cargo de las cosas que ya estamos haciendo."
La formación actual en la estación NORTCHOM de Colorado es parte de un acuerdo militar -ejército a ejército- del año 2008.
Ese programa ahora será ampliado y actualizado para dar cabida a un máximo de 150 estudiantes a la vez; en la actualidad está formando a 30.
Bajo la Iniciativa Mérida, que aportó $ 2 mil millones en recursos militares a México, el gobierno de Felipe Calderón dio rienda suelta a las agencias estadounidenses como la CIA, la DEA, el FBI, ATF (Oficina de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego) y a los contratistas privados bajo
su supervisión.
Sus agentes rutinariamente no solo llevan a cabo actividades prohibidas en los Estados Unidos, tales como el lavado de dinero y entrenamiento para torturar, sino que además abastecieron a los carteles criminales de drogas con armas.
En 2011, había cientos de agentes estadounidenses dentro de México.
También está operando en México la USAID (Agencia para el Desarrollo Internacional). Esta última agencia fue instrumento para la creación y apoyo de los regímenes militares fascistas en Uruguay, Chile, Argentina y Brasil en la década de 1970.
La agencia supuestamente se encuentra en México por otras razones, como la reforma judicial penal y la mitigación de la delincuencia y la violencia.
Aunque Calderón ya no está en la oficina, esta estrecha relación con el Departamento de Estado de EE.UU. y el Pentágono está aumentando bajo el gobierno del PRI.
Cuenta con el apoyo de todos los partidos en la legislatura que firmaron el Acuerdo de Pro México (Pacto por México, en español), el PRD (Partido Revolucionario Democrático), el Partido Verde (Partido Verde Ecologista Mexicano, PVEM) el PAN y el PRI.
En agosto de 2012, un cable de WikiLeaks reveló que un acuerdo secreto ha existido entre el Pentágono y la Armada de México (Secretaría de Marina, SEMAR).
El acuerdo especifica que todos los intercambios de información de "seguridad nacional" entre ambos organismos se mantendría confidencial, sin que ninguna autoridad del gobierno, empresa, institución u organización tenga acceso.
Bautizado como el Acuerdo General de Seguridad de Información Militar (GSOMIA), el pacto fue firmado en septiembre de 2008. El Almirante Francisco Saynez, quien encabezó la SEMAR bajo Calderón, lo firmó a espaldas del pueblo mexicano.
Una vez que el cable de WikiLeaks lo hizo público, la versión oficial sostenía que este pacto secreto tenía como objetivo proteger a las fronteras mexicanas contra el contrabando de drogas.
El acuerdo dio lugar a un intercambio de información sin precedentes entre NORTHCOM y SEMAR en la guerra contra las drogas y en la guerra contra el terrorismo.
El gobierno de Obama define los carteles de la droga como ejemplos de "narco-terrorismo", y al hacerlo, coloca a México en el marco de la doctrina de guerra preventiva de Bush.
La intervención militar de Estados Unidos en México es parte de una política más amplia de intervención militar en la región. En un momento dado, unos 4.000 militares estadounidenses operaban en América Central y el Caribe, supuestamente para frenar el flujo de drogas hacia los EE.UU..
Tan sólo en México, más de 2.000 efectivos estadounidenses participaron en la capacitación de las fuerzas militares mexicanas.
La guerra contra el crimen organizado ofrece un pretexto para expandir el rol policial de los militares, aunque el uso de las fuerzas armadas como instrumento represivo contra la clase obrera no es algo nuevo en México.
Fue una característica de 12 años de gobierno del PAN (con Vicente Fox en el 2000 y Calderón en 2006).
Para ello, el gobierno contó con la colaboración tanto del PRI, PRD, así como la FTM-CT (Federación de Trabajo de México, Congreso de Trabajadores) en contra de los maestros de Oaxaca y los empleados públicos, en 2006 y 2011, así como contra los mineros en huelga y trabajadores del acero en Michoacán en 2006.
En Michoacán, una fuerza combinada federal y estatal de 1000 miembros atacó a trabajadores en huelga en la planta de acero Lázaro Cárdenas, acusando a los trabajadores de "terrorismo". Dos jóvenes trabajadores murieron y otros 30 resultaron heridos.
Durante la presidencia de Calderón la guerra contra las drogas fue siempre la razón dada para institucionalizar aún más al ejército como una fuerza represiva, para aprobar una ley que prohibió las protestas sociales y legitimó la violación de los derechos humanos, y para llevar a cabo, con total impunidad legal, la desaparición, la tortura y la muerte de miles de ciudadanos inocentes.
Las denuncias de tortura se quintuplicaron entre 2006 y 2012.
En mayo de 2012 dos documentos de Amnistía Internacional y el Departamento de Estado de EE.UU. citaron "múltiples informes de desapariciones forzadas por parte del Ejército, la Armada y la policía".
Peña ha nombrado a Ardelio Vargas Fosado para dirigir el Instituto Nacional de Migración (Instituto Nacional de Migración, en español, el INM), un hombre con una reputación claramente establecida de represor violento de la clase obrera. El INM trata con los cientos de miles de inmigrantes centroamericanos que cada año viajan al norte por México en su camino a los Estados Unidos y que habitualmente caen presa de las bandas criminales y los funcionarios de policía corruptos.
Como Jefe de la Policía Federal Preventiva, Vargas había llevado, bajo las órdenes de Peña- salvajes ataques contra el pueblo de San Salvador Atenco en 2006, además de la represión a los maestros de Oaxaca el mismo año.
Según Vargas, el movimiento de los centroamericanos a través de México se ha convertido en un "problema de seguridad nacional", que debe ser manejado "con precisión".
Además de las fuerzas militares especiales y regulares, Peña propone la creación de escuadrones paramilitares formados por ex soldados y oficiales de policía con el fin de llevar a cabo más campañas "quirúrgicas".
Frases como "campañas quirúrgicas" y "con precisión" son eco del lenguaje utilizado por las dictaduras latinoamericanas de la década de 1970 para describir el secuestro, tortura y desaparición de opositores políticos y la supresión de la lucha de clases.
El homólogo colombiano de Vargas, el jefe de la policía Oscar Naranjo, él mismo un notorio violador de los derechos humanos, ha sido nombrado por el presidente de Peña para ayudar a establecer las fuerzas paramilitares.
Como jefe de la policía en Cali y como jefe de la Policía Nacional, Naranjo jugó un papel decisivo en la creación de los escuadrones paramilitares de la muerte que aterrorizaban a los trabajadores y campesinos colombianos.
Haciendo un recuento de las relaciones íntimas de Naranjo con la DEA y con otras agencias de policía de Estados Unidos, un artículo de investigación realizado por el diario mexicano La Jornada describió al ex jefe de la policía colombiana como alguien que se había convertido en "producto de exportación de Washington en el subcontinente", trayendo consigo la experiencia en la
organización y encubrimiento de las guerras sucias.
Cuando el candidato Peña ofreció a Naranjo servir como "asesor", lo hizo para dar respuesta a las presiones de Washington para que diera garantías de que el PRI -fuera del poder durante una docena de años después de su ininterrumpida duración de 71 años de gobierno- escalaría la militarización de México ejercida con el PAN y Calderón.

domingo, 17 de marzo de 2013

UN SOCIALISMO MUY CAPITALISTA

Hugo Chávez y el socialismo
Por Bill Van Auken
15 Marzo 2013
http://www.wsws.org/es/articles/2013/mar2013/span-m18.shtml

Cientos de miles de venezolanos llenaron las calles de Caracas para acompañar el ataúd del Presidente Hugo Chávez en camino a la academia militar donde comenzó su carrera y sus restos yacían.
El ex teniente coronel paracaidista había gobernado la país por 14 años. La lluvia de simpatía expresó el apoyo popular por la mejoría de las condiciones sociales de los sectores más pobres del país que ocurrió bajo su mando. Aunque limitada, esta mejoría resultó en la reducción de la tasa de pobreza en un 50 por ciento, cifra que todavía supera el promedio de pobreza de Latinoamérica en general.
En Washington, el gobierno de Obama emitió una cautelosa declaración en la se refiera a la desaparición de Chávez como “época difícil” y expresa esperanzas que el cambio de mandatario promueva “una relación constructiva con el gobierno venezolano”.
Líderes Republicanos festejaron en público la muerte del líder venezolano. Típica fue la reacción de Ed Royce, presidente del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados, al expresar que la muerte de “este dictador es un alivio”.
Chávez, por su retórica nacionalista, por canalizar los ingresos del gobierno (procedentes de la riqueza petrolífera) para pagar por programas de a asistencia social y forjar extensos vínculos económicos con China, se ganó el odio de Washington y de los sectores gobernantes fascistas del país. No obstante, estos factores, a pesar de lo que él y sus partidarios pseudo izquierdistas hayan afirmado, no representan ningún camino hacia el socialismo.
Chávez fue un nacionalista burgués cuyo gobierno se basó firmemente en los militares que lo crearon y que siguen funcionando como árbitros decisivos en los asuntos del estado venezolano.
Aunque la reaccionaria oligarquía venezolana, cuyo método preferido de lidiar con las pobres masas es el asesinato y la tortura, lo resentía ferozmente, las misiones de Chávez (programas para mejoras las normas de vida, la vivienda, la atención médica y la educación) de ninguna manera representan una violación de los intereses capitalistas.
Tanto la porción de la economía del país controlada por el sector privado como la porción de los ingresos nacionales dirigida a manos de la patronal—y no a los trabajadores—fueron mayores bajo Chávez que antes de éste asumir las riendas del poder. El chavismo engendró todo un sector nuevo de la clase reinante llamado boliburguesía, el cual se hizo rico por medio de contratos con el gobierno, la corrupción y la especulación financiera.
Por otra parte, la “revolución bolivariana” no ha hecho nada para cambiar la situación de Venezuela como nación que depende del imperialismo y es oprimida por él. La economía del país depende totalmente de la exportación del petróleo (cuya mayor porción va dirigida a Estados Unidos ) y la importación de capital y productos para consumidores.
En las elecciones presidenciales del noviembre pasado, Chávez públicamente recurrió al apoyo de los ricos y privilegiados e insistió que su política fomentaba la paz y la estabilidad social y prevenía la amenaza de una guerra civil.
Chávez tenía suficiente razón para promover su política con la retórica izquierdista de un “Socialismo del Siglo XXI”, pero sin definirlo muy bien. Su primer objetivo ha sido desviar y descabezar la militancia de los trabajadores venezolanos, llamándolos “contrarrevolucionarios” cuando sus luchas han escapado las garras del partido gobernante (Partido Socialista Unido de Venezuela) y de la federación sindical bolivariana.
Sin embargo, toda una capa de la pseudo izquierda internacional—inclusive varias organizaciones e individuos que se habían auto denominado “trotskistas”—trataron de pintar a esta retórica con colores “socialistas”. Esto llegó a un extremo ridículo cuando Chávez lanzó su llamado a una “Quinta Internacional”, que anunció en un discurso incoherente pronunciado en noviembre, 2009, ante una reunión de partidos “izquierdistas” en la que participaron Partido Comunista de China, el Partido Obrero de Brasil, el Partido Justicialista (peronista) de Argentina y el PRI de México.
La reacción de François Sabado, miembro dirigente de la internacional pablista y del Nuevo Partido Anticapitalista francés, fue típica. Describió a esta reunión de partidos gobernantes derechistas y anti obreros como “instrumento importante para luchar contra las clases dominantes, no sólo en América Latina, sino en todo el mundo”. Siguió con que las “divergencias” se podían superar y que no era necesario “debatir el balance histórico de las diferentes tendencias políticas¨.
Lo único bueno de estos “balances históricos” es que destacan la larga y trágica experiencia—sobre todo en Latinoamérica—y los intentos de charlatanes políticos como Sabado para pintar a regímenes nacionalistas burgueses como “revolucionarios” y “socialistas”. Así subordinan las luchas de la clase obrera a ellos.
Durante la década de los 1970, esto se reflejó en la tendencia política de Nahuel Moreno, quien laboró para subordinar a la clase obrera argentina al peronismo y al castrismo, lo cual la dejó desarmada ante el salvaje golpe de estado militar de 1976. El partido de Guillermo Lora jugó un papel similar en Bolivia en 1971 en relación al general “izquierdista” J.J. Torres, cuya presidencia fue arrasada por el golpe de estado militar derechista del General. Hugo Banzer.
Adaptaciones similares a los regímenes del General Velasco Alvarado en Perú y el General Omar Torrijos en Panamá terminaron en traiciones y derrotas de la clase obrera en esos países, igual como había sucedido con el fomento del castrismo y guevarismo en todo el continente.
Que la pseudo izquierda pinte al chavismo con colores socialistas no significa simplemente el fracaso en aprender las lecciones históricas. Más bien es cuestión de intereses clasistas bien arraigados. El “Socialismo del Siglo XXI” de Chávez los atrae precisamente porque detestan el concepto marxista de que la transformación socialista sólo puede llevarse a cabo por medio de la lucha consciente e independiente de la clase obrera para ponerle fin al capitalismo y tomar las riendas del poder en sus manos. A estos elementos políticos pequeño-burgueses más bien los atrae la política diseñada para salvar al capitalismo de la revolución, la cual sería impuesta desde arriba por un comandante carismático. Estos sectores se han ido lejos a la derecha desde los “mejores” días de su adaptación al castrismo durante las décadas de los 1960 y 1970. De hecho, antes de Chávez morir, varios de ellos, que antes lo habían elogiado, se volvieron contra él cuando se opuso a las guerras de Estados Unidos para cambiar los regímenes en Libia y Siria; guerras imperialistas que ellos mismos acogieron.
No importa cuál sea el destino inmediato de los intentos que ahora se desplazan para formar un nuevo chavismo sin Chávez, la lucha de clases en Venezuela y toda Latino América ha de intensificarse bajo el impacto de la crisis capitalista mundial que se extiende. La cuestión primordial es el establecimiento de nuevos partidos revolucionarios independientes—secciones del Comité Internacional de la Cuarta Internacional—para luchar por la movilización política independiente de la clase trabajadora como parte de la lucha internacional contra el capitalismo.

jueves, 7 de marzo de 2013

MÉXICO: EL DISCURSO SOBRE LA VIOLENCIA Y UNA REALIDAD QUE NO HACE CASO

Un discurso contra la violencia
http://www.reporteindigo.com/reporte/mexico/un-discurso-contra-la-violencia

La estrategia de seguridad cambió y se ve reflejada en las palabras presidenciales. Sin embargo los muertos, las balaceras y el comportamiento del crimen organizado, siguen su misma agenda. Después de sus primeros 100 días, ¿cuáles son los focos rojos que enfrenta la nueva administración?
Por Rodrigo Villegas -Jueves 7 de marzo de 2013

Todos los boletines anteriores a la toma de posesión de Peña Nieto fueron eliminados del portal de internet y ya no pueden ser consultados
Ante la realidad devastadora que dejó el sexenio del presidente Felipe Calderón en seguridad, con cifras de muertos y desaparecidos que según unas fuentes superan los 80 mil, al sexenio de Peña Nieto le urgía un cambio drástico esa área.
Era necesario, además, cambiar la percepción de seguridad entre los mexicanos, y al menos en el discurso, arrancó determinado a dar un golpe de timón a la ineficiente táctica de seguridad de su predecesor.
Cambió el mensaje del negativo al positivo, dio un vuelco a la estrategia de comunicación y sus asesores siguieron, como si fuera un libro, una sucesión de mensajes positivos y la eliminación de palabras que reflejaran terror, o miedo, en el discurso.
No se volvió a hablar de guerra, ni se volvió a mencionar en boletines los grandes golpes al narcotráfico, ni tampoco se hizo énfasis en los más buscados ni en los capturados.
Se trasmitió un mensaje contrario al sexenio anterior y pareciera que el objetivo es dar una percepción de paz, futuro promisorio, tranquilidad y un México caminando hacia adelante sin que nada le pudiera estorbar.
Pero, en poco más de tres meses de gobierno, las cifras de muertos en el combate al crimen organizado, y la agenda del narcotráfico, no han cambiado.
Las percepciones sí. Y si pensamos que percepción es realidad, encontramos que este gobierno está vendiendo una realidad del país que no se apega totalmente a lo real.
En la nueva táctica sexenal de seguridad se modificó el enfoque, la evaluación, la planeación y la operación. También cambiaron los actores clave.
Súbitamente la administración se deshizo de las formas y protocolos que caracterizaron al gobierno de Calderón.
El eje rector de la estrategia de seguridad de la nueva administración no está en la confrontación fuego a fuego del crimen organizado, pero sí lo está en la prevención del delito.
También lo está en el énfasis al uso adecuado y eficaz de la información de inteligencia y a la recolección, diseminación, generación e intercambio de inteligencia por parte de las instancias de seguridad.
También ha cambiado en la coordinación y colaboración entre dependencias, y el aparato entero de seguridad pública pasó a la estructura orgánica de la Secretaría de Gobernación.
Se crearon dos nuevas figuras: la del Comisionado Nacional de Seguridad y la del secretario ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Ambas sujetas a ratificación del senado.
También se propuso la creación de una gendarmería, que inicialmente contara con 10 mil efectivos para finales de 2013.
De esta forma, el ex gobernador de Hidalgo, Miguel Osorio Chong, estaría al frente de una súper secretaria.
No obstante que el reto para la nueva administración es mayúsculo y seria ingenuo pensar que todo se solucionará en el primer año de gobierno, es preciso decir que la maquinaria en torno a la nueva estrategia de seguridad debe iniciar sus primeras marchas.

El narco se fragmenta
La evolución de la narcografía en México en los últimos meses no ha permitido que se detenga el “ejecutómetro”. ¿Las causas? La continua atomización de los cárteles y el efecto embudo.
Felipe Calderón llevó a cabo una campaña de decapitación de los altos mandos del crimen organizado a los largo de su sexenio.
Sin embargo, en el último año de su gobierno, el número de detenciones de “objetivos de alto valor” aumentó.
Y la renuencia del ahora residente de Harvard para ajustar la estrategia, hizo que los grupos del crimen organizado, se empezaran a multiplicar.
El gobierno del presidente Enrique Peña Nieto recibió una papa caliente, misma que día con día podría arder más.
El fenómeno de atomización del crimen organizado contiúua evolucionando. Es decir, cada vez nacen más células delictivas.
Ante la falta de liderazgo y de una estructura sólida, las pugnas al interior de los cárteles se recrudecieron. Y con el conocimiento, las conexiones y el poder de fuego, facciones pequeñas de distintos cárteles se han independizado para buscar el dominio de las plazas y rutas de trasiego.
Grupos como La Corona, Los Pelones, Los Mazatlecos, Sangre Zeta, Los Metros, Los Rojos, El Cartel del Golfo Nueva Generación, Guerreros Unidos, la organización de Meza Flores, Pueblos Unidos Contra la Delincuencia, han protagonizado la mayor parte de los episodios de violencia en lo que va de la administración.
Aunado a esto se ha presenciado en el país un fenómeno nunca antes visto. La aparición grupos de autodefensa, policías comunitarias o vigilantes.
Esto ha tenido cierto impacto en el comportamiento de geográfico del crimen organizado.
En los últimos 10 meses la intensa actividad del crimen organizado se ha desconcentrado del norte del país, para de manera extraordinaria ocupar decenas de localidades en el centro del país.
Principalmente en Estado de México, Distrito Federal, Morelos y Guanajuato se han encendido focos rojos de violencia.
Fue desde el primer mes de la administración de Peña Nieto en el que la zona limítrofe entre Estado de México y Distrito Federal ha sido escenario de decenas de enfrentamientos y ejecuciones. Situación que se debe a la rivalidad entre la organizaciones huérfanas que han intentado abrirse paso en la zona metropolitana del valle de México y los grupos que solían dominar esas plazas, como Los Zetas, La Familia Michoacana, La Mano con Ojos y los Beltrán Leyva.
Es entonces como en esta zona y en la región de La Laguna, en Coahuila, se observan como los dos principales focos rojos de violencia en el país. Lugares en donde se libra una guerra colectiva, trivial y multidimensional en donde la concentración de tantos grupos en un área delimitada continuará dejando decenas de muertos si no se implementan las buenas ideas que han sido redactadas.
Y aún con los mensajes positivos, las cifras saldrán a los medios y la percepción no podrá ser tan positiva como el mensaje.