Por James Cogan
05 de marzo 2014
http://www.wsws.org/en/articles/2014/03/05/chuk-m05.html
La respuesta de China al golpe respaldado por la Unión Europea y Estados Unidos en Ucrania, y la posterior intervención de Rusia para mantener el control sobre la península de Crimea, está siendo monitoreada de cerca por los líderes políticos y analistas estratégicos de todo el mundo. Toda decisión de Beijing que apoye abiertamente las acciones de Moscú escalaría dramáticamente las tensiones globales que ahora existen.
Para este punto, el gobierno chino se ha comprometido en un acto de equilibrio diplomático, negándose a condenar el golpe de Estado, ya sea el pro-occidental o la respuesta de Rusia. En una conferencia de prensa en Beijing el domingo, el portavoz de la cancillería china Qin Gang hizo hincapié en la "posición de larga data de China de no interferir en los asuntos internos de los demás", y expresó su apoyo a la "independencia, la soberanía y la integridad territorial" de Ucrania sin indicar si China creía que había sido violada. En una conferencia de prensa al día siguiente, Gang se negó a expresar su apoyo a las acciones de Rusia, pero igualmente se negó a declarar si China reconoció la legitimidad del gobierno golpista en Kiev o si condenaba la incursión rusa en Crimea.
En Rusia, el gobierno de Putin y de los medios de comunicación leales retrataron la posición de China como de apoyo. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia declaró hoy que Moscú y Beijing habían "visto coincidencias ... en relación con la situación en Ucrania y sus alrededores". En Estados Unidos, por el contrario, el Wall Street Journal destacó las "observaciones evasivas" procedentes del gobierno chino.
Las maniobras de China continuaron ayer en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Mientras los representantes estadounidenses y europeos emitieron denuncias belicosas sobre Rusia y amenazaron con represalias no especificadas, el embajador chino Liu Jieyi repitió la declaración pro forma de apoyo de China "el principio de la no injerencia en los asuntos internos de otro país" y "el respeto a la independencia de Ucrania, la soberanía y la integridad territorial".
Los inmensos intereses estratégicos y económicos de China están siendo amenazados por los acontecimientos de Ucrania. Durante más de una década y media, Beijing ha cultivado cuidadosamente los lazos económicos y las relaciones militares con Rusia, consagrados en la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), inicialmente para luchar contra las intervenciones de Estados Unidos en Asia Central. Además de Rusia, la OCS incluye las antiguas repúblicas soviéticas de Asia Central de Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán, y ha sido el vehículo para que China pueda perseguir el acceso a la energía transportada por tierra y las materias primas, independiente de las vías controladas por Estados Unidos al mar de Oriente Medio y África.
En los últimos años, China ha ampliado su acceso a los recursos más occidentales de Eurasia. Ha procurado, en particular, asegurar los productos agrícolas de Ucrania para reducir su dependencia de Estados Unidos y los aliados cercanos de Estados Unidos como Australia. En 2012, el Banco de Exportación e Importación de China prestó u$s 3 mil millones a Ucrania para el desarrollo agrícola, préstamo reembolsable con las exportaciones de maíz, en lugar de pagar en moneda. En junio de 2013, una importante corporación estatal china firmó un acuerdo por u$s 2,6 mil millones, monto estimado del contrato a 50 años para alquilar hasta tres millones de hectáreas cuadradas de Ucrania, el más grande acuerdo sobre tierras de cultivo extranjeras jamás realizado por las empresas chinas. La producción será vendida a los compradores chinos a precios fijos. Los primeros 100 mil hectáreas de tierras de cultivo, en la región central de Dnipropetrovsk, se encuentran bajo producción.
Al mismo tiempo, China ha realizado importantes compras de armas de Ucrania, incluyendo su primer portaaviones, ya en operaciones bajo el nombre de Liaoning.
Las relaciones económicas ucraniano-chinas parecieron pautarse para una expansión masiva después de que el gobierno de Víctor Yanukovich anunció el 21 de noviembre del año pasado que abandonaba una propuesta de "acuerdo de asociación" con la Unión Europea y en su lugar buscaría una cooperación más estrecha con Rusia.
Del 3 al 6 de diciembre mientras las organizaciones fascistas y derechistas realizaron las protestas pro-estadounidenses y pro-UE contra el gobierno en Kiev, Yanukovich viajó a Pekín para firmar más de 20 acuerdos que acercarían decenas de miles de millones de dólares de inversión china en Ucrania.
Ya en 2015, los bancos estatales chinos empezarán a prestar 15 mil millones e dólares para la construcción de viviendas. Unos 13 mil millones de dólares serían invertidos en la construcción de un nuevo puerto de aguas profundas, las terminales de exportación de granos y un parque industrial asociado en Crimea. El Banco Nacional de Ucrania sería abastecido con 5 mil millones en renminbi chino, por lo que el comercio podría llevarse a cabo directamente en la moneda china. Otros proyectos incluyen la construcción de una planta de gas de refinación y otras inversiones agrícolas. A cambio, Ucrania se ha comprometido a utilizar las empresas chinas de construcción, equipos, materiales de construcción y las exportaciones agrícolas de manera cada vez más significativas con destino a China.
Los acuerdos firmados con China habrían sido un factor importante en las decisiones tomadas por el gobierno de Obama y sus aliados europeos para intensificar su apoyo a sus fuerzas aliadas en Ucrania que buscaban derrocar al gobierno de Yanukovich.
La estrategia de Estados Unidos desde la disolución de la Unión Soviética en 1991, ha tenido como objetivo la aplicación de la dominación estadounidense sobre la vasta masa continental euroasiática. Esta agenda se ha perseguido a través de una sucesión de guerras, guerras de poder e intervenciones, sobre todo en Irak (1991), los Balcanes (1994-1996), Serbia (1999), Afganistán (2001), Iraq (2003), la "Orange Revolution" en Ucrania (2004) y la crisis de Georgia (2008), así como la amenaza de guerra en la península coreana e Irán.
Como parte de una agenda para debilitar a Rusia, Estados Unidos ha buscado activamente la instalación de un gobierno de Ucrania orientado hacia la Unión Europea que pudiera potencialmente ser incorporado en la OTAN.
En Asia, el gobierno de Obama está llevando a cabo una política desnuda de socavar los intereses chinos en toda la región. Ha alentado provocativamente a Filipinas y Japón para hacer valer las reclamaciones sobre los territorios en disputa en los mares del sur y el este de China, hasta el punto de que la perspectiva de una guerra entre Japón y China se está discutiendo abiertamente por ambos lados. El "eje" de Estados Unidos en Asia incluye la concentración del 60 por ciento de las fuerzas navales y aéreas estadounidenses en Asia y el fortalecimiento de sus alianzas militares con Japón y Australia más sus relaciones con la India, en preparación de la guerra total.
Todos los dilemas que enfrenta la elite gobernante china se ubican en el enfoque marcado por la crisis de Ucrania. Sus intereses y ambiciones están siendo bloqueados y frustrados por el imperialismo de Estados Unidos en todas las partes del mundo.
El régimen de Pekín se ha opuesto históricamente al desmembramiento de los estados nacionales existentes, debido a sus preocupaciones de que el separatismo entre sus propias minorías étnicas podría ser alimentado por Estados Unidos para provocar inestabilidad interna o incluso romper quebrar porciones enteras del territorio chino. En el mismo centro de su política exterior está la insistencia en que, independientemente de las opiniones de la población de Taiwán, la isla es una parte inseparable de China que debe ser reunificada con el continente.
Beijing es muy consciente de que si da algún tipo de apoyo a los referendos sobre la separación de Crimea y otras zonas controladas por Rusia en Ucrania, proporcionaría agua al molino de la agitación que
en Taiwan, el Tíbet, la provincia occidental con población uigur de Xinjiang y potencialmente incluso en Hong Kong postulan votaciones sobre la independencia.También garantizaría efectivamente que el nuevo régimen instalado en Kiev podría repudiar los acuerdos que China firmó con Yanukovich hace sólo tres meses.
Al mismo tiempo, la agresiva postura de Estados Unidos en Asia ha hecho que la elite gobernante china sea aún más dependiente de Rusia como su único aliado potencial y proveedor de energía y materias primas, en caso de conflicto. Los dirigentes chinos se enfrentan ahora a un esfuerzo concertado de Estados Unidos y la Unión Europea para que no sólo se instale un gobierno títere en Kiev, sino también para aislar, debilitar y finalmente provocar el colapso del régimen de Putin y reducir a Rusia a un status de semi-colonia. China, es muy conscientes que sería el próximo.
La incesante presión, imprudente y despiadada, que está siendo ejercida por el imperialismo de Estados Unidos y sus aliados sobre las cada vez más desesperadas elites gobernantes de Rusia y China corre el riesgo de provocar enfrentamientos militares que degeneren en una guerra nuclear.
En Rusia, el gobierno de Putin y de los medios de comunicación leales retrataron la posición de China como de apoyo. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia declaró hoy que Moscú y Beijing habían "visto coincidencias ... en relación con la situación en Ucrania y sus alrededores". En Estados Unidos, por el contrario, el Wall Street Journal destacó las "observaciones evasivas" procedentes del gobierno chino.
Las maniobras de China continuaron ayer en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Mientras los representantes estadounidenses y europeos emitieron denuncias belicosas sobre Rusia y amenazaron con represalias no especificadas, el embajador chino Liu Jieyi repitió la declaración pro forma de apoyo de China "el principio de la no injerencia en los asuntos internos de otro país" y "el respeto a la independencia de Ucrania, la soberanía y la integridad territorial".
Los inmensos intereses estratégicos y económicos de China están siendo amenazados por los acontecimientos de Ucrania. Durante más de una década y media, Beijing ha cultivado cuidadosamente los lazos económicos y las relaciones militares con Rusia, consagrados en la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), inicialmente para luchar contra las intervenciones de Estados Unidos en Asia Central. Además de Rusia, la OCS incluye las antiguas repúblicas soviéticas de Asia Central de Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán, y ha sido el vehículo para que China pueda perseguir el acceso a la energía transportada por tierra y las materias primas, independiente de las vías controladas por Estados Unidos al mar de Oriente Medio y África.
En los últimos años, China ha ampliado su acceso a los recursos más occidentales de Eurasia. Ha procurado, en particular, asegurar los productos agrícolas de Ucrania para reducir su dependencia de Estados Unidos y los aliados cercanos de Estados Unidos como Australia. En 2012, el Banco de Exportación e Importación de China prestó u$s 3 mil millones a Ucrania para el desarrollo agrícola, préstamo reembolsable con las exportaciones de maíz, en lugar de pagar en moneda. En junio de 2013, una importante corporación estatal china firmó un acuerdo por u$s 2,6 mil millones, monto estimado del contrato a 50 años para alquilar hasta tres millones de hectáreas cuadradas de Ucrania, el más grande acuerdo sobre tierras de cultivo extranjeras jamás realizado por las empresas chinas. La producción será vendida a los compradores chinos a precios fijos. Los primeros 100 mil hectáreas de tierras de cultivo, en la región central de Dnipropetrovsk, se encuentran bajo producción.
Al mismo tiempo, China ha realizado importantes compras de armas de Ucrania, incluyendo su primer portaaviones, ya en operaciones bajo el nombre de Liaoning.
Las relaciones económicas ucraniano-chinas parecieron pautarse para una expansión masiva después de que el gobierno de Víctor Yanukovich anunció el 21 de noviembre del año pasado que abandonaba una propuesta de "acuerdo de asociación" con la Unión Europea y en su lugar buscaría una cooperación más estrecha con Rusia.
Del 3 al 6 de diciembre mientras las organizaciones fascistas y derechistas realizaron las protestas pro-estadounidenses y pro-UE contra el gobierno en Kiev, Yanukovich viajó a Pekín para firmar más de 20 acuerdos que acercarían decenas de miles de millones de dólares de inversión china en Ucrania.
Ya en 2015, los bancos estatales chinos empezarán a prestar 15 mil millones e dólares para la construcción de viviendas. Unos 13 mil millones de dólares serían invertidos en la construcción de un nuevo puerto de aguas profundas, las terminales de exportación de granos y un parque industrial asociado en Crimea. El Banco Nacional de Ucrania sería abastecido con 5 mil millones en renminbi chino, por lo que el comercio podría llevarse a cabo directamente en la moneda china. Otros proyectos incluyen la construcción de una planta de gas de refinación y otras inversiones agrícolas. A cambio, Ucrania se ha comprometido a utilizar las empresas chinas de construcción, equipos, materiales de construcción y las exportaciones agrícolas de manera cada vez más significativas con destino a China.
Los acuerdos firmados con China habrían sido un factor importante en las decisiones tomadas por el gobierno de Obama y sus aliados europeos para intensificar su apoyo a sus fuerzas aliadas en Ucrania que buscaban derrocar al gobierno de Yanukovich.
La estrategia de Estados Unidos desde la disolución de la Unión Soviética en 1991, ha tenido como objetivo la aplicación de la dominación estadounidense sobre la vasta masa continental euroasiática. Esta agenda se ha perseguido a través de una sucesión de guerras, guerras de poder e intervenciones, sobre todo en Irak (1991), los Balcanes (1994-1996), Serbia (1999), Afganistán (2001), Iraq (2003), la "Orange Revolution" en Ucrania (2004) y la crisis de Georgia (2008), así como la amenaza de guerra en la península coreana e Irán.
Como parte de una agenda para debilitar a Rusia, Estados Unidos ha buscado activamente la instalación de un gobierno de Ucrania orientado hacia la Unión Europea que pudiera potencialmente ser incorporado en la OTAN.
En Asia, el gobierno de Obama está llevando a cabo una política desnuda de socavar los intereses chinos en toda la región. Ha alentado provocativamente a Filipinas y Japón para hacer valer las reclamaciones sobre los territorios en disputa en los mares del sur y el este de China, hasta el punto de que la perspectiva de una guerra entre Japón y China se está discutiendo abiertamente por ambos lados. El "eje" de Estados Unidos en Asia incluye la concentración del 60 por ciento de las fuerzas navales y aéreas estadounidenses en Asia y el fortalecimiento de sus alianzas militares con Japón y Australia más sus relaciones con la India, en preparación de la guerra total.
Todos los dilemas que enfrenta la elite gobernante china se ubican en el enfoque marcado por la crisis de Ucrania. Sus intereses y ambiciones están siendo bloqueados y frustrados por el imperialismo de Estados Unidos en todas las partes del mundo.
El régimen de Pekín se ha opuesto históricamente al desmembramiento de los estados nacionales existentes, debido a sus preocupaciones de que el separatismo entre sus propias minorías étnicas podría ser alimentado por Estados Unidos para provocar inestabilidad interna o incluso romper quebrar porciones enteras del territorio chino. En el mismo centro de su política exterior está la insistencia en que, independientemente de las opiniones de la población de Taiwán, la isla es una parte inseparable de China que debe ser reunificada con el continente.
Beijing es muy consciente de que si da algún tipo de apoyo a los referendos sobre la separación de Crimea y otras zonas controladas por Rusia en Ucrania, proporcionaría agua al molino de la agitación que
en Taiwan, el Tíbet, la provincia occidental con población uigur de Xinjiang y potencialmente incluso en Hong Kong postulan votaciones sobre la independencia.También garantizaría efectivamente que el nuevo régimen instalado en Kiev podría repudiar los acuerdos que China firmó con Yanukovich hace sólo tres meses.
Al mismo tiempo, la agresiva postura de Estados Unidos en Asia ha hecho que la elite gobernante china sea aún más dependiente de Rusia como su único aliado potencial y proveedor de energía y materias primas, en caso de conflicto. Los dirigentes chinos se enfrentan ahora a un esfuerzo concertado de Estados Unidos y la Unión Europea para que no sólo se instale un gobierno títere en Kiev, sino también para aislar, debilitar y finalmente provocar el colapso del régimen de Putin y reducir a Rusia a un status de semi-colonia. China, es muy conscientes que sería el próximo.
La incesante presión, imprudente y despiadada, que está siendo ejercida por el imperialismo de Estados Unidos y sus aliados sobre las cada vez más desesperadas elites gobernantes de Rusia y China corre el riesgo de provocar enfrentamientos militares que degeneren en una guerra nuclear.
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