27 de marzo 2013
http://www.stratfor.com/analysis/mexico-new-manufacturing-heartland
El
sector manufacturero de México se ha vuelto más sofisticado en el marco del
Acuerdo de Libre Comercio de Norteamérica (NAFTA). Los
fabricantes ahora producen más productos con valor agregado, como los productos
automovilísticos, aeronáuticos y electrónicos, y lo hacen en las fábricas fuera
de la región de producción tradicional: la frontera México-Estados Unidos. Como
la economía del país ha crecido, un núcleo de fabricación secundaria ha surgido
en las tierras bajas centrales, también conocidas como el Bajío. Situado
cerca de la mayor parte de la fuerza de trabajo educada de México, el Bajío es
más seguro que muchas ciudades de la frontera y ahora está conectado de manera
más eficiente a los proveedores en Estados Unidos y Asia, y a los consumidores
de Estados Unidos y Canadá. El
sector manufacturero de esta región crecerá en importancia en los próximos
años, a pesar de que no reemplazará por completo a la región fronteriza.
Análisis
A finales de 1980 y principios de 1990, México experimentó una profunda reorganización económica y política. La economía liberalizada, que culminó en el TLCAN, y las grandes empresas estatales privatizadas, transformaron a México desde un sistema económica y políticamente cerrado, en una economía industrial orientada a la exportación.
Como resultado, el aumento del comercio entre México y Estados Unidos y un cinturón industrial surgido en la frontera compartida de ambos países. De 1990 a 2000, el comercio mexicano se hizo aún más estrechamente ligado a Estados Unidos. En 1990, los Estados Unidos representaron el 69 por ciento de todo el comercio mexicano. En 2000 representó casi el 80 por ciento. Fábricas de baja gama, conocidas como maquilas, surgieron en los estados fronterizos de Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas. Estos fabricantes proporcionan un suministro abundante de mano de obra barata, la mayoría de la cual provenía de otras partes de México.
Pero a la vuelta del siglo, las zonas económicas especiales de China se convirtieron en costos competitivos alternativos a las fábricas mexicanas. México respondió con la fabricación de productos más valiosos. Así que aunque las exportaciones de prendas de vestir disminuyó un 43 por ciento (de u$s 7,6 mil millones a u$s 4.3 mil millones) entre 2002 y 2012, las exportaciones de automóviles aumentaron un 152 por ciento (u$s 27.9 mil millones a u$s 70.3 mil millones) y las exportaciones electrónicas aumentaron un 73 por ciento (u$s 43.3 mil millones a 74.9 mil millones) en el mismo período. A pesar de las alternativas asiáticas, estos productos mexicanos se mantuvieron competitivos en costos debido al TLC.
Un Cambio Sistémico
Las tierras bajas del centro de México, que incluyen los Estados de Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro y San Luis Potosí, proporcionan un aislamiento relativo respecto de la violencia endémica de la frontera, una gran reserva de mano de obra calificada y esquemas de incentivos para atraer inversión extranjera directa.
Para atraer la inversión extranjera, los gobiernos estatales del Bajío comenzaron en 2006 la construcción de infraestructura y de servicios de formación, la venta de bienes raíces y ofreciendo una amplia gama de otros beneficios. Las empresas extranjeras multinacionales respondieron con entusiasmo. Nissan ha invertido cerca de u$s 2 mil millones para construir una nueva planta automotriz en el estado de Aguascalientes. Volkswagen, GM, Honda y Mazda han invertido u$s 550 millones, u$s 200 millones, u$s 800 millones y u$s 500 millones, respectivamente, en sus plantas en el Estado de Guanajuato. Bombardier ha invertido u$s 500 millones y Eurocopter ha prometido u$s 550 millones en operaciones en el estado de Querétaro.
Estas cifras representan un cambio sistémico. En Baja California, Coahuila, Chihuahua, Sonora, Nuevo León y Tamaulipas, había 4 por ciento menos de fábricas en 2011 de las que había en 2007. Más al sur, en Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro, San Luis Potosí y Jalisco, había alrededor de un 12 por ciento más de fábricas.
La inversión ha seguido una tendencia similar. El total de la inversión extranjera directa en el Bajío aumentó de u$s 7.2 mil millones en 1993-2002 a 16,3 mil millones de dólares en 2003-2012. En comparación, la inversión extranjera directa en los Estados fronterizos durante el mismo período aumentó de u$s 32.9 mil millones a 55.2 mil millones. Esto no quiere decir que las fábricas se trasladaron desde la frontera hasta el Bajío, porque no es un juego de suma cero. Por el contrario, las nuevas empresas que buscan entrar en el mercado norteamericano, especialmente europeos y los fabricantes de automóviles asiáticos, cada vez más se están configurando en el Bajío.
Cabe destacar que el monto total de las exportaciones de manufacturas de la región del Bajío es mucho menor que el de la frontera. Sin embargo, el número de empresas manufactureras y el monto de la inversión extranjera directa están aumentando a un ritmo más rápido en el Bajío que en los Estados fronterizos.
El desarrollo del Bajio
El Bajio sólo se convirtió en atractivo para los fabricantes después de que México renovó su infraestructura de transporte. Cada vez más y más materias primas provienen de Asia, y la mayoría de las exportaciones de automóviles se mueven por ferrocarril. Por lo tanto, México tuvo que ampliar sus puertos del Pacífico y su conexión por ferrocarril emparejándola con la base industrial y el mercado de consumo.
En consecuencia los puertos del Pacífico de Manzanillo y Lázaro Cárdenas están en auge. Lázaro Cárdenas, el único puerto de México con capacidad para buques post-Panamax, es el puerto de mayor crecimiento en América del Norte.
Además, las vías férreas que conectan estos puertos a los Estados Unidos se han vuelto mucho más eficientes desde que fueron privatizadas en 1995. La longitud total de la red ferroviaria del país se ha mantenido en alrededor de 26.700 kilómetros (16.600 millas), pero la cantidad de carga transportada se ha duplicado, pasando de 52,5 millones de toneladas a 108,8 millones de toneladas por año. Por otra parte, las empresas han movido más carga con muchos menos empleados.
A diferencia de los Estados fronterizos, la región central de las tierras bajas forma parte del corazón económico y político de México. Alberga una población grande, culta y su clima es el más templado del país. Tiene una ubicación céntrica, con acceso relativamente fácil a los puertos en ambas costas, los Estados Unidos hacia el norte y la ciudad de México en el sur.
La geografía ha beneficiado al Bajío, al igual que una mejor infraestructura de transporte, una seguridad comparativamente mejor y esfuerzos para atraer inversiones. Más inversión en manufactura y producción traerá el núcleo industrial de México más cerca de la ciudad de México y de las poblaciones necesitadas de puestos de trabajo. La producción del Bajío no sustituirá la actividad manufacturera en la frontera, sino que da a México una oportunidad de desarrollarse de manera más uniforme y sostenible.
Análisis
A finales de 1980 y principios de 1990, México experimentó una profunda reorganización económica y política. La economía liberalizada, que culminó en el TLCAN, y las grandes empresas estatales privatizadas, transformaron a México desde un sistema económica y políticamente cerrado, en una economía industrial orientada a la exportación.
Como resultado, el aumento del comercio entre México y Estados Unidos y un cinturón industrial surgido en la frontera compartida de ambos países. De 1990 a 2000, el comercio mexicano se hizo aún más estrechamente ligado a Estados Unidos. En 1990, los Estados Unidos representaron el 69 por ciento de todo el comercio mexicano. En 2000 representó casi el 80 por ciento. Fábricas de baja gama, conocidas como maquilas, surgieron en los estados fronterizos de Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas. Estos fabricantes proporcionan un suministro abundante de mano de obra barata, la mayoría de la cual provenía de otras partes de México.
Pero a la vuelta del siglo, las zonas económicas especiales de China se convirtieron en costos competitivos alternativos a las fábricas mexicanas. México respondió con la fabricación de productos más valiosos. Así que aunque las exportaciones de prendas de vestir disminuyó un 43 por ciento (de u$s 7,6 mil millones a u$s 4.3 mil millones) entre 2002 y 2012, las exportaciones de automóviles aumentaron un 152 por ciento (u$s 27.9 mil millones a u$s 70.3 mil millones) y las exportaciones electrónicas aumentaron un 73 por ciento (u$s 43.3 mil millones a 74.9 mil millones) en el mismo período. A pesar de las alternativas asiáticas, estos productos mexicanos se mantuvieron competitivos en costos debido al TLC.
Un Cambio Sistémico
Las tierras bajas del centro de México, que incluyen los Estados de Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro y San Luis Potosí, proporcionan un aislamiento relativo respecto de la violencia endémica de la frontera, una gran reserva de mano de obra calificada y esquemas de incentivos para atraer inversión extranjera directa.
Para atraer la inversión extranjera, los gobiernos estatales del Bajío comenzaron en 2006 la construcción de infraestructura y de servicios de formación, la venta de bienes raíces y ofreciendo una amplia gama de otros beneficios. Las empresas extranjeras multinacionales respondieron con entusiasmo. Nissan ha invertido cerca de u$s 2 mil millones para construir una nueva planta automotriz en el estado de Aguascalientes. Volkswagen, GM, Honda y Mazda han invertido u$s 550 millones, u$s 200 millones, u$s 800 millones y u$s 500 millones, respectivamente, en sus plantas en el Estado de Guanajuato. Bombardier ha invertido u$s 500 millones y Eurocopter ha prometido u$s 550 millones en operaciones en el estado de Querétaro.
Estas cifras representan un cambio sistémico. En Baja California, Coahuila, Chihuahua, Sonora, Nuevo León y Tamaulipas, había 4 por ciento menos de fábricas en 2011 de las que había en 2007. Más al sur, en Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro, San Luis Potosí y Jalisco, había alrededor de un 12 por ciento más de fábricas.
La inversión ha seguido una tendencia similar. El total de la inversión extranjera directa en el Bajío aumentó de u$s 7.2 mil millones en 1993-2002 a 16,3 mil millones de dólares en 2003-2012. En comparación, la inversión extranjera directa en los Estados fronterizos durante el mismo período aumentó de u$s 32.9 mil millones a 55.2 mil millones. Esto no quiere decir que las fábricas se trasladaron desde la frontera hasta el Bajío, porque no es un juego de suma cero. Por el contrario, las nuevas empresas que buscan entrar en el mercado norteamericano, especialmente europeos y los fabricantes de automóviles asiáticos, cada vez más se están configurando en el Bajío.
Cabe destacar que el monto total de las exportaciones de manufacturas de la región del Bajío es mucho menor que el de la frontera. Sin embargo, el número de empresas manufactureras y el monto de la inversión extranjera directa están aumentando a un ritmo más rápido en el Bajío que en los Estados fronterizos.
El desarrollo del Bajio
El Bajio sólo se convirtió en atractivo para los fabricantes después de que México renovó su infraestructura de transporte. Cada vez más y más materias primas provienen de Asia, y la mayoría de las exportaciones de automóviles se mueven por ferrocarril. Por lo tanto, México tuvo que ampliar sus puertos del Pacífico y su conexión por ferrocarril emparejándola con la base industrial y el mercado de consumo.
En consecuencia los puertos del Pacífico de Manzanillo y Lázaro Cárdenas están en auge. Lázaro Cárdenas, el único puerto de México con capacidad para buques post-Panamax, es el puerto de mayor crecimiento en América del Norte.
Además, las vías férreas que conectan estos puertos a los Estados Unidos se han vuelto mucho más eficientes desde que fueron privatizadas en 1995. La longitud total de la red ferroviaria del país se ha mantenido en alrededor de 26.700 kilómetros (16.600 millas), pero la cantidad de carga transportada se ha duplicado, pasando de 52,5 millones de toneladas a 108,8 millones de toneladas por año. Por otra parte, las empresas han movido más carga con muchos menos empleados.
A diferencia de los Estados fronterizos, la región central de las tierras bajas forma parte del corazón económico y político de México. Alberga una población grande, culta y su clima es el más templado del país. Tiene una ubicación céntrica, con acceso relativamente fácil a los puertos en ambas costas, los Estados Unidos hacia el norte y la ciudad de México en el sur.
La geografía ha beneficiado al Bajío, al igual que una mejor infraestructura de transporte, una seguridad comparativamente mejor y esfuerzos para atraer inversiones. Más inversión en manufactura y producción traerá el núcleo industrial de México más cerca de la ciudad de México y de las poblaciones necesitadas de puestos de trabajo. La producción del Bajío no sustituirá la actividad manufacturera en la frontera, sino que da a México una oportunidad de desarrollarse de manera más uniforme y sostenible.
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